Capítulo 7: Kacchan

Los rayos del sol iluminaron sutilmente el salón. Sus párpados se apretaron más instintivamente para evitar la luz, pero no fue suficiente. Con pereza, abrió los ojos. Bakugo miró a su alrededor. ¡Un desastre!

La bolsa de plástico donde trajo la comida y el alcohol estaba en el suelo. Las botellas y latas seguían sobre la mesa y no habían recogido los contenedores de cartón donde vino la comida. Los palillos seguían en el interior de los botes, pero eso no era lo peor, sino ver su antifaz en el suelo.

Con rapidez, llevó sus manos a su rostro para tocar el contorno de sus ojos antes de girarse con rapidez hacia el bulto a su lado del sofá. ¡El sin quirk le miraba atónito! Sus ojos estaban muy abiertos y sus labios ligeramente entreabiertos demostraban su asombro.

El enfado llegó como un huracán. Bakugo no podía creerse que hubiera ocurrido nada de aquello. Se había acostado con un sin quirk y peor aún, le había dejado ver su rostro. ¿Podía ir la cosa a peor?

— Lo siento mucho — intentó disculparse Izuku incorporándose en el sofá hasta quedar sentado al ver el rostro de su héroe favorito enrojecer de la ira — no he visto nada — cerró los párpados con fuerza, agachó el rostro hacia el respaldo del sofá y colocó sus manos frente a su rostro a modo de protección y súplica para que no la tomase con él.

Bakugo resopló al ver su cuerpo temblar. Parecía un chico miedoso o al menos, alguien que intentaba no importunar a los demás. Seguramente, casi todo el mundo le había echado a un lado por ser alguien sin importancia, alguien que no tenía un quirk.

— No puedo creer que alguien como tú haya descubierto mi identidad tan rápido. He sido descuidado — se quejó Bakugo al darse cuenta de que el alcohol no le había sentado nada bien. Debía prometerse a sí mismo no volver a beber mientras estuviera vestido con su traje de héroe — Prepararé algo para desayunar.

Al escuchar esas palabras, Izuku abrió los ojos nuevamente. Ground Zero estaba desnudo o eso parecía. Podía ver su torso desnudo, pero la pequeña manta que él usaba cuando se quedaba dormido en el sofá cubría de su cintura hacia abajo. Se miró a sí mismo. ¡Estaba desnudo! Y entonces, como si de un lejano recuerdo se tratase, fragmentos de lo sucedido la noche anterior llegaron a su mente. Su rostro enrojeció al instante y sus manos agarraron un pedazo de la manta que cubría a su compañero para elevarla hacia su rostro y taparse lo que pudo.

— No hace falta que te cubras demasiado, te vi entero anoche.

Pese a la vergüenza momentánea, Izuku se quedó perplejo en el rostro del chico. Se acababa de poner en pie para terminar de subir el pantalón de su traje. ¡Era todo un héroe! Su cuerpo bien entrenado no tenía comparación al suyo. Tampoco es que fuera un endeble, hacía abdominales y flexiones en casa cuando tenía tiempo, incluso cuando estudiaba, colocaba el libro en el suelo y hacía flexiones mientras leía el temario, pero... desde luego, no se comparaba al héroe. Aun así, Izuku se fijó en el rostro del chico. Hasta ese momento, lo único que vio de él fue su cabello rubio y sus ojos extrañamente rojos, pero ahora que le observaba sin el antifaz, vislumbraba mejor su facción varonil. Su rostro angulado y sereno le hizo quedarse atónito mirándolo.

— ¿Se puede saber por qué me miras así? Me vas a desgastar.

— Lo siento — se apresuró a disculparse Izuku — es que... tu rostro... — susurró Izuku — es hermoso.

— CÁLLATE — se enfadó Bakugo — nunca debiste haberlo visto.

— Pero... no se lo diré a nadie — intentó mitigar la frustración del héroe — te lo prometo.

— ¡MUÉRETE! — se quejó Bakugo una vez más al verse completamente descubierto. ¡Todo era culpa de Todoroki y su alcohol! Iba a hacérselo saber, claro que sí.

Bakugo se levantó con rapidez buscando la parte de arriba de su traje para ponérselo y una vez hecho, buscó la cocina. Necesitaba urgentemente comer algo y marcharse enseguida. Tenía mucho trabajo que hacer, aunque el médico le había ordenado estar unos días de reposo. Suspiró. No quería descansar, quería derrotar villanos. Su camino a ser número uno no se crearía descansando, sino trabajando duro.

En la cocina todo era un desastre, excepto las tazas. Era lo único ordenado allí. Tomó una del armario de arriba y sonrió. Era una taza de All Might, su predecesor, el que fue el héroe número uno. Bakugo siempre le admiró hasta el punto de que por él quiso convertirse en héroe.

Colocó la leche en ambas tazas y las metió al microondas. Mientras esperaba a que se calentase, pensaba en cómo había caído ante un chico sin quirk. Ni siquiera entendía cómo podía haber llegado a pensar en ese chico de una manera sexual, pero... ahí estaba, en su casa, preparando un desayuno y pensando cómo iba a conseguir mantener su identidad en secreto ahora.

El ruido del microondas le sacó de sus pensamientos. Para cuando llegó al salón, Deku estaba terminando de ponerse la camiseta. Aún pudo ver los moratones de su espalda por culpa del accidente. La gente le pisó en su huida. Miró su brazo. No se había recuperado todavía, pero él intentaba moverlo con normalidad pese a que debía dolerle demasiado.

— Toma — susurró Bakugo.

— Gracias.

La sonrisa de ese chico provocó que Bakugo se quedase hipnotizado. ¡Era atractivo! Un sin quirk inútil, pero atractivo. Empezaba a entender cómo había acabado en esa situación.

— Veo que te gustaba All Might.

— Sí, siempre ha sido mi héroe favorito, hasta que se jubiló. De niño quise ser como él, pero supongo que era algo imposible para mí.

— Estudié con él en la academia, bueno, más bien fue mi profesor, uno de tantos.

— ¿En serio? ¿Y cómo era? — preguntó emocionado Deku.

— Era un héroe de primera, pero yo seré quien le supere.

— Espero que sea así, Ground Zero — le animó Deku.

— Bakugo — susurró — mi nombre es Bakugo Katsuki.

— Kat...suki — susurró Deku su nombre y por extraño que pareciera, Bakugo observó el movimiento de sus labios al decirlo antes de ser testigo de su sonrisa — Kacchan — pronunció la abreviación de su nombre seguido por el sufijo honorífico común en Japón.

"Chan", ese chico había usado el sufijo "chan" con él, lo cual le causó una gran sorpresa. En su trabajo todos usaban "san", algo con lo que se sentía cómodo al no ser una connotación que demostrase demasiada confianza, sin embargo, la que Deku usó era claramente un sufijo que denotaba un gran afecto y que suele usarse para llamar a niños pequeños, a animales o incluso a las chicas. Si bien era un sufijo muy utilizado, a Bakugo no terminó de gustarle esa cercanía que pretendía demostrar.

Quiso decírselo, pero al ver la sonrisa del chico y cómo tomaba un sorbo de leche de su taza favorita de All Might, se contuvo. Seguramente sería imposible quitarle ese apodo igual que Izuku no conseguiría que él dejase de llamarle Deku.

— ¿He dicho algo malo? — preguntó Izuku al ver el rostro de Bakugo lleno de dudas.

— Es que el "chan" que has usado suena mono y cursi. No creo que nos conozcamos tanto como para referirte a mí con algo tan afectivo.

— ¿Tú crees? — miró Izuku la manta revuelta en el sofá, dando a intuir que acababan de acostarse.

— Da igual. No me importa demasiado.

Con aquella frase, no quiso dar a entender que no le importaba, sino más bien, hacerse el indiferente para ver si Deku cambiaba de opinión y dejaba de llamarle así. No funcionó.

— Vale, Kacchan — sonrió Deku para frustración de Bakugo — Gracias por el desayuno, pero tengo que irme a trabajar.

— Creía que hoy tenías el día libre.

— Llamada urgente — sonrió Deku antes de enseñarle el teléfono. Su pantalla estaba apagada, pero él parecía creer que si enseñaba su teléfono, demostraría que le habían llamado.

Bakugo no negaba que fuera real. Era médico y en esa ciudad casi siempre había algún accidente o atentado de un villano.

— Pero, tenemos que hablar sobre...

— ¿Te importa que lo hablemos luego? Tengo que acudir rápido. Aún están tratando de frenar al villano y cada vez hay más heridos. Necesitan a todo el personal disponible.

— ¿Un villano? — preguntó Bakugo. Nadie le había avisado a él, así que corrió hacia el mando de la televisión y la encendió cambiando de canal hasta encontrar las noticias. Shoto estaba allí. — Serás cabrón — se quejó. Evidentemente no le habían llamado porque los médicos le habían mandado reposo, pero él no pensaba quedarse quieto cuando había villanos a los que derrotar.

Buscó su antifaz con rapidez y salió al mismo tiempo que Izuku. Fue en la calle donde se separaron sin decirse ni una sola palabra. Ground Zero fue al norte, disparando sus explosiones para elevarse hacia el cielo y llegar lo antes posible. Izuku corrió hacia el sur en dirección al hospital.

***

El lugar era un completo desastre. Todoroki y Ground Zero acudían al hospital a llevar a algunas víctimas tras haber derrotado al villano, sin embargo, la escena era desoladora. La gente se agolpaba en los pasillos y las salas esperando a ser atendidos. Los médicos, completamente desbordados de trabajo, corrían de un lado a otro atendiendo según las prioridades.

Bakugo miró a su compañero. Se sostenía la muñeca, por lo que intuyó que su herida no se había curado del todo o se le había abierto de nuevo. Aun así, Shoto no dijo nada. No quería ser atendido viendo que otros pacientes necesitaban más ayuda que él.

— Tendrías que revisarte esa mano — sugirió Bakugo en un susurro.

— Y tú la herida del costado. No deberías haber acudido a la batalla. Te ordenaron reposo.

— Ya, bueno, el reposo no es para mí, ya lo sabes.

Un grupo de niños apareció en el campo de visión de ambos héroes. Los recordaban. El villano apareció en una zona cercana a un orfanato y éste había quedado hecho añicos. Un par de los pequeños tenían heridas, otros lloraban y algunos se agarraban a sus cuidadoras en busca de refugio y seguridad, pero los médicos pasaban a su lado sin hacerles el menor caso. Shoto fue el primero en dar un paso hacia delante, siendo detenido por el brazo de Bakugo.

Al ser consciente de que Bakugo nunca hacía las cosas sin un motivo, observó a su alrededor. Izuku estaba allí discutiendo con otro de los médicos de urgencias. Hablaban sobre los niños. No les parecían un caso urgente, pero seguramente, debía ser motivado por el exceso de casos que tenían y los pocos recursos que disponía el orfanato para pagar los servicios médicos. Los estaban dejando los últimos.

— Midoriya, no te necesitamos ahora mismo aquí, sólo eres un sin quirk, no puedes curar con rapidez a los pacientes, así que si quieres hacerte cargo de los niños, tú mismo — sentenció el médico antes de darse la vuelta y seguir con su trabajo.

— Maldita sea — se quejó Izuku al quedarse a solas.

Sentía impotencia cuando sus superiores decían esas verdades, porque doliera o no, Midoriya reconocía que era la pura verdad. Muchos de los médicos allí tenían quirks impresionantes que curaban en un instante. ¿Qué tenía él? Sólo sus conocimientos y una recuperación más lenta que la que podían proporcionar otros de sus compañeros.

Se giró hacia los niños. Él, que al recibir la alerta había acudido como voluntario para ayudar, no quería quedarse de brazos cruzados porque el resto de médicos tuviera esos quirks. Se había hecho médico para ayudar y era lo que iba a hacer. Con decisión, caminó hacia los niños y las cuidadoras del orfanato ofreciendo su mejor y más tranquilizadora sonrisa antes de escuchar lo sucedido y poder ayudarles con las heridas.

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