Capítulo 23: Culpas

Sentado en uno de los asientos del solitario pasillo, con una mano envolviendo su puño y apoyado sobre su frente, Bakugo se mordía el labio con impotencia y frustración. Su compañero estaba allí dentro, en el quirófano, debatiéndose entre la vida y la muerte por algún motivo que él todavía desconocía. Estaba enfadado... enfadado con Shoto por no haber visto el peligro a tiempo, por ser descuidado, enfadado con Kirishima porque le pidió que lo vigilase, enfadado con Inasa al que sentía responsable de alguna forma aunque no podía probarlo, enfadado... consigo mismo, porque él era su compañero, porque debió estar ahí para cubrirle la espalda y no lo estuvo.

— ¡Maldición! – susurró al borde de las lágrimas.

¡No podía perder a su compañero aquí! ¡No de esta forma tan absurda! Ni siquiera había sido peleando, no había sido en una misión sino... en su propia casa. Le habían atacado en su propia casa. ¿Cómo pudo Shoto bajar tanto la guardia? Era imposible... imposible... a menos que no fuera un enemigo y esa idea no paraba de darle vueltas a la cabeza.

Estaba convencido de que Inasa era el responsable. Shoto no atacaría a su nuevo compañero creyendo que era un aliado, Inasa tenía todas las papeletas para ser el culpable y quería creer eso, pero demostrarlo sería otra historia.

El primero en llegar al silencioso pasillo fue Endeavor. Bakugo pudo escuchar su voz al fondo, gritando el nombre de su hijo y pidiendo explicaciones de dónde se encontraba y lo que había ocurrido. Los médicos acababan de llamarle y él había venido incluso con su traje de héroe. Estaba de servicio pero lo había dejado todo por venir en cuanto se enteró. Burnin venía tras él intentando calmarle ligeramente al estar en un hospital con más enfermos, pero era difícil calmar a ese héroe cuando se trataba de algo sobre sus hijos.

Los gritos cesaron en cuanto obtuvo la información y al dar la vuelta a la esquina, Endeavor miró directamente hacia Bakugo. También venía con su traje de héroe y aunque le miraba con cierto enfado en sus ojos, pudo ver la tristeza y culpabilidad en él. Estaba al borde de las lágrimas y jamás había visto a Bakugo Katsuki llorar. Estaba intentando aguantarlas como podía, pero al ver a Endeavor al otro lado del pasillo, pareció agrandar su estado emocional. Bakugo se levantó de golpe e hizo una reverencia en su dirección.

— Lo... siento – susurró Bakugo – no sé lo que ha pasado. Sé que debía protegerle... es mi compañero pero...

Endeavor se había quedado paralizado al ver a Bakugo de esa forma. Nunca antes le vio así. Desde que esos dos chicos fueron sus pasantes a ahora, había pasado mucho tiempo. Esos dos llevaban juntos desde la academia y porque Shoto se lo pidió, aceptó a Bakugo como pasante y ahora... eran compañeros, llevaban desde siempre trabajando juntos, así que entendía el sufrimiento de Bakugo al ver a su compañero herido. Nunca lo había estado a esta magnitud porque ellos se cubrían las espaldas mutuamente.

Con decisión, Endeavor caminó hacia Bakugo y al llegar a él, le obligó a erguirse y le abrazó. Era lo único que podía hacer por él, intentar calmar esa culpa que sentía como compañero por haberle fallado. Bakugo se quedó sin palabras y rodeado por aquellos brazos, fue la primera vez en mucho tiempo que dejó salir las lágrimas ocultando su rostro contra el pecho de Endeavor en un intento para que nadie le viera así.

— Él estará bien. Es fuerte, saldrá de ésta – intentó ser optimista Endeavor – voy a necesitar que me cuentes lo que sepas.

— No sé demasiado. Inasa entró por el hospital con la ropa llena de sangre, creo que de Shoto porque él no parecía herido. Dijo que lo encontró así en su casa, en un charco de sangre pero... no sé, no me fío. Si fuera un enemigo, Shoto habría reaccionado.

— Mandaré que vayan a su casa e investiguen.

— Prefiero ir yo si es posible. Seguramente tardarán aquí, me dará tiempo a revisar la escena y volver, pero si lo sacasen antes del quirófano...

— Te llamaría.

— ¿Puedes vigilar a Midoriya por mí mientras tanto? Está en el quirófano con Shoto.

— Sí. Avísame con cualquier cosa que encuentres de su casa.

***

¡Sangre! Fue lo primero que Bakugo vio en la puerta abierta de la casa de Shoto. La policía estaba allí, había acordonado la zona y aunque a él le habían autorizado el paso, no había podido entrar todavía en la casa. Se había quedado absorto mirando la puerta blanca llena de sangre. Shoto había caído contra ella. La puerta todavía tenía algún agujero de bala y la policía encontró tanto casquillos como alguna bala que falló incrustada en la madera de la puerta.

El suelo, se mezclaba entre agua y sangre. Eso captó la atención de Bakugo que se agachó para observarlo mejor. ¡Agua! Ese bastardo había tratado de cubrirse cuando vio las armas, estaba seguro de que intentó crear hielo y lo debió conseguir. Quizá desvió alguna de las balas, de esas que ahora sacaban de la puerta pero... no pudo desviarlas todas. Era tarde para crear hielo y era tarde... porque él no se esperaba el ataque.

— Intentaste defenderte – susurró Bakugo todavía absorto en toda esa sangre.

Por cómo estaba la colocación, el charco al lado de la puerta y la propia puerta manchada, supuso que cuando dispararon a Shoto su cuerpo cayó hacia atrás golpeándose contra la puerta y quedando sentado en el rellano. Sin poder moverse, desmayado o inconsciente... nadie le ayudó. Inasa dijo que le encontró en un charco de sangre, en su casa, en la puerta.

Unos botes de comida para llevar estaban tirados dentro de una bolsa de papel a no mucha distancia, en el jardín delantero, frente a la puerta. Miró a través de la puerta, un bote de soba frío preparado, de esos poco caseros que se pueden comprar en cualquier tienda reposando encima de la mesa. Shoto no sabía cocinar, así que el muy idiota seguramente seguía comiendo esa comida basura de cualquier tienda. Iba a cenar cuando llamaron a su puerta.

— ¡Tú! – gritó Bakugo al ver aparecer a Inasa en la escena. Seguramente también tenía autorización de su agencia –. ¡LÁRGATE DE AQUÍ! – le gritó aunque agarró con fuerza el cuello de la camisa de Inasa para acercarle a su rostro y poder gritarle a gusto sin que se fuera a ningún lado. Inasa agarró las muñecas de Bakugo como si quisiera intentar soltarse de su agarre.

— ¡NO PIENSO IRME! – gritó también Inasa, frustrado e impotente ante la situación –. VOY A DESCUBRIR QUÉ HA OCURRIDO.

— YO TE DIRÉ LO QUE HA OCURRIDO, LE HAS DISPARADO A QUEMARROPA.

— YO NO HE HECHO NADA. TRAÍA LA CENA.

— MIENTES.

— ¡SHOTO NUNCA CENA BIEN, NI COME, SIEMPRE COME COMIDA BASURA PORQUE NO SABE COCINAR! ¿TAN DIFÍCIL TE SUPONE CREER QUE SÓLO LE TRAÍA COMIDA PORQUE QUERÍA QUE SE ALIMENTASE BIEN? ¡TAMBIÉN ERA MI COMPAÑERO!

— ¿ENTONCES DÓNDE COÑO ESTABAS?

Aquella pregunta hizo que Inasa se sintiera todavía peor. Apenas dejaba solo a Shoto, sólo había ido un momento a comprar esa comida a un restaurante cercano, algo de comida casera que no saliera de un maldito bote prefabricado de un supermercado y... había ocurrido eso.

— SI TÚ ERAS SU COMPAÑERO... ¿POR QUÉ NARICES NO LE CUBRÍAS LA ESPALDA? – se enfadó Bakugo.

— Sólo fueron dos minutos – dijo Inasa esta vez bajando el volumen al borde de las lágrimas al empezar a entender que quizá... Shoto no sobreviviera porque él había ido dos minutos a comprar algo.

Bakugo soltó el agarre del cuello de la camisa de Inasa al verle en ese estado.

— No pensé que en dos minutos pudiera suceder algo así. Hablamos de Shoto Todoroki, ¡joder! – se quejó Inasa – él... es el mejor héroe que conozco, no pensé que alguien pudiera llevarle a ese estado en dos putos minutos. Sabe defenderse, él me ha defendido a mí muchas más veces que yo a él. No creí... que pudieran hacerle algo así...

Bakugo observó de nuevo la bolsa del restaurante cercano con la comida dentro. Posiblemente, Inasa al regresar, había visto el cuerpo de Shoto en la puerta y había lanzado todo para ir a socorrerlo. Por un momento, Bakugo trató de imaginar lo que había ocurrido...

***

Abriendo el armario de la cocina, Shoto sacó uno de los tantos botes precocinados de soba frío que a él tanto le gustaban. Su cocina siempre estaba limpia e impoluta, lo que significaba lo poco que la usaba. Abrió el bote y sacando unos palillos del cajón, se sentó en la mesa del comedor dispuesto a cenar.

Durante ese rato, Inasa, que acababa de dejarle en su casa sano y salvo, pensó que Shoto volvería a cenar una de sus tantas comidas precocinadas que, en su opinión, no eran demasiado nutritivas, así que caminó hasta el restaurante de la esquina dispuesto a comprar algo de cena para ambos y pasar un rato más junto a Shoto.

Shoto estaba a punto de dar el primer bocado a sus fideos cuando sonó el timbre. Algo sorprendido por la hora que era, dejó los palillos apoyados sobre el cuenco de cartón donde estaban los fideos y se dirigió a la puerta. Había alguien tras la puerta, alguien que Shoto conocía y, por tanto, abrió la puerta sin imaginarse lo que ocurriría.

Los disparos debieron producirse al instante. Shoto vio las armas, abrió algo más los ojos y trató de bloquear los impactos creando hielo frente a él. Tres disparos impactaron en su cuerpo y éste cayó contra la puerta quedando sentado inconsciente. No se esperaba aquel ataque.

Cuando Inasa regresó, feliz por su compra y pensando que pasaría un rato junto a Shoto, observó la luz que provenía del interior de la casa y salía hacia el jardín. La puerta estaba abierta y Shoto... en un charco de sangre junto a ella completamente inconsciente. Inasa soltó la bolsa en el jardín despreocupándose de la cena y corrió a auxiliarle. En su intento por taponar las heridas, entró en la casa buscando unas toallas o algo, lo que provocó esas gotas de sangre en el parqué en dirección al baño. Mientras llamaba a una ambulancia, buscaba las toallas y volvió junto al cuerpo de Shoto para tratar de taponar las heridas hasta que llegase la ayuda.

***

— Es alguien que conocía – dijo Bakugo – si tú dices que no fuiste tú quien le disparó, ¿se te ocurre alguien que quisiera hacerle daño? Un aliado.

Inasa se tensó. ¡De una broma pesada a casi matarlo había un trecho muy grande! Pero... eran los únicos que se le venían a la cabeza.

— Sí, creo que tengo algún sospechoso en mente.

— ¿Quién? – preguntó Bakugo más cabreado todavía.

— Unos compañeros míos pero... no puedo decirte más. Déjame a mí hablar con ellos y veré si mis suposiciones son ciertas.

— ¡Ni hablar! Yo iré a interrogarles, les sacaré la información a golpes si es necesario.

— Sé que estás preocupado por Shoto, yo también, pero por favor, así no solucionaremos nada. Mis compañeros odian a Shoto Todoroki, querían gastarle una broma pesada, es todo lo que sé, pero de ahí a dispararle... es demasiado. Hablamos de héroes, una broma pesada les daría una bronca, un par de días de sanción... pero estamos hablando de matar a un héroe, les expulsarían, no creo que llegasen tan lejos. Dame un par de horas para que hable con ellos. Si no saco nada en claro, te avisaré.

El teléfono de Bakugo sonó en ese momento y con el temblor de sus manos, viendo que era Izuku, contestó al instante. Había salido del quirófano, por eso podía llamarle ya y, por tanto, tendría noticias de Shoto.

— Deku...

— Iré al grano, está en la UCI – dijo Izuku intentando dar la noticia lo más rápido posible – estable por ahora pero... tiene tres disparos de bala. No te mentiré, está crítico, quizá no sobreviva pese a que hemos hecho todo lo posible por él. De todas formas, quería comentarte... que Shoto se defendió, había rasguños en alguna de las balas, creo que puso una pared de hielo delante, alguna bala lo atravesó, pero por suerte, la pared ralentizó la bala y el impacto no llegó a profundizar en él tanto como esperábamos, al menos es la hipótesis que tengo pero que no puedo confirmar. Tiene dañado algún órgano vital pero no perforó, así que... aunque está crítico, somos optimistas todavía de que quizá... pueda sobrevivir, pero va a estar monitorizado veinticuatro horas al día. Un enfermero le vigilará constantemente por si sufre alguna recaída. Si quieres verle... vente ahora aunque no podrás pasar a su habitación. Tendrá que ser a través del cristal.

— Voy para allí ahora mismo.

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