Capítulo 21: Callejones
Izuku observaba en silencio todo aquel jaleo que había montado sólo por haber salido a por un café. Él nunca había tenido que preocuparse de cosas semejantes. No era importante, no tenía un quirk, no era nada importante y, por tanto, nadie le perseguía, no le seguían, no necesitaba guardaespaldas ni cosas similares. Su vida era de lo más normal y rutinaria y, ahora, pensar en los desastres que podía crear sólo por salir de su casa, hasta le asustaba un poco.
— ¿Estás enfadado? – preguntó Izuku hacia Ground Zero.
Bakugo, que era caluroso para dormir, se fue a la cama con un pantalón corto de deporte y una camiseta de manga corta y así precisamente había salido para ayudarle en cuanto se dio cuenta de que no estaba en la casa. Por suerte, llevaba el antifaz esta vez.
— No – dijo Bakugo pese a que seguía con la mirada fija en Inasa y Shoto que terminaban de reducir a los villanos para llevárselos y ver si podían sacarles algo de información.
— Hacen un buen dúo – dijo Izuku creyendo que era eso lo que preocupaba a Bakugo.
— Se complementan bien sus quirks pero... ya sabía que congeniarían en cuanto a poder, me preocupa otra cosa.
— ¿Otra cosa?
— No se llevaban nada bien antes de trabajar juntos. De hecho, trabajaban fatal juntos, en un examen estuvieron entorpeciéndose el uno al otro hasta que, al final, consiguieron trabajar juntos unos segundos para arreglar la situación.
— Ahora parece que se llevan algo mejor. O esa impresión me da.
— Ya... no termino de fiarme de él – dijo Bakugo con franqueza hacia Izuku. No quería hablar demasiado alto y que otros pudieran escuchar sus preocupaciones – noto que hay algo extraño, una sensación, no sé. Da igual, Kirishima me dirá qué ocurre.
— ¿Le has mandado espiar? – preguntó Izuku con una sonrisa inocente pero algo incrédula.
— Claro que no, espiar no... sólo vigilar un poco a Shoto.
— Eso es espiar, es como ponerle un niñero.
— ¿Y?
— Que Shoto ya es mayorcito, ¿no crees? Sabe defenderse solo, es un gran héroe.
— Ya... es mayor para algunas cosas, y un crío para muchas otras – sonrió Bakugo sabiendo de la inocencia que tenía Shoto para muchas cosas – a veces es demasiado confiado, me recuerda un poco a ti. Quiere ver a todos como si tuvieran una bondad que muchos no tienen.
— Quizá tú eres demasiado desconfiado.
Aquello borró la sonrisa de Bakugo. En parte, sintió que Izuku tenía algo de razón. Él nunca veía nada bueno en nadie, siempre se esperaba lo peor de las personas y estaba listo para enfrentarse a todo y a todos en cualquier momento, todo lo contrario a Shoto. Eran radicalmente opuestos y los extremos a veces no eran buenos. Ni podía ser un inocentón como Shoto ni un paranoico como él lo estaba siendo, sin embargo, no pensaba aceptar algo así frente a Izuku.
— ¡A casa! – se quejó Bakugo ordenando a Izuku que empezase a caminar de nuevo al apartamento donde podría mantenerle a salvo.
— Voy – sonrió Izuku antes de levantarse con rapidez de la silla donde estaba y caminar fuera de la tienda para regresar a casa.
¿Por qué seguía teniendo esa extraña sensación con Inasa? No estaba seguro, pero había algo en todo aquello que a Bakugo le olía demasiado mal. Quizá se estaba pasando de exagerado y aunque no le había contado sus preocupaciones a Shoto por no ponerle en alerta de algo que quizá sólo estaba en su imaginación, sentía que algo no iba del todo bien. Sin embargo, cuando veía a Shoto y a Inasa sonreírse mientras arrestaban a los villanos, se dio cuenta de que podría ser que sí tuvieran cierta complicidad. No quería meterse en medio si es que empezaban a llevarse mejor.
Miró hacia Izuku que ya llegaba al mostrador y vio con asombro cómo tomaba los vasos de cartón de café explotando uno por la fuerza repentina del One for All. Bakugo sonrió inevitablemente antes de caminar a paso ligero hacia él y quitarle los vasos de la mano frente a su asombro.
— Vale... esto mejor lo voy a llevar yo – dijo Bakugo viendo la mano de Izuku llena del café que le había explotado.
— Esto es un asco – susurró Izuku buscando algo para limpiarse el café.
— Toma – le acercó Bakugo unas servillas que vio en la mesa de la recepción –. Vamos a casa, anda.
— ¿Vas a venir luego a interrogarles?
Bakugo se giró al escuchar la voz de su compañero. Shoto parecía seguir contando con él pese a que ahora debían trabajar por separado. Inasa se encontraba a su lado en completo silencio pero no parecía importarle demasiado que le invitase a participar en aquella operación.
— Quizá me pase más tarde – susurró Bakugo – si consigo que alguien mantenga vigilado al nerd.
— Vigilado... qué mal suena eso – sonrió Inasa.
— Intenta estar tú con él cuando se activa el One for All sin previo aviso – remarcó Bakugo. Shoto simplemente sonrió.
***
El día se estaba nublando y, por un instante, Shoto miró al cielo. Le gustaban esos días donde en breve llovería. Eran refrescantes y dejaban tras ellos un aroma a limpio que le encantaba y le relajaba. Miró un momento cómo su compañero ayudaba al resto de la policía a meter al villano recién capturado en el vehículo.
En cuanto el villano estuvo retenido en el vehículo y listo para llevarlo al calabozo, Inasa se giró para mirar a su compañero. Estaba centrado en el clima como si fuera lo más interesante del mundo.
— Va a llover.
— Puede, en algún momento – dijo Shoto – espero que pronto.
— ¿Te gusta la lluvia? Eres más raro de lo que creía.
— Es posible.
— Nuestro turno acaba aquí y parece que estás cansado.
— Estoy entre cansado y hambriento – especificó Shoto.
— Te invito a... – Inasa miró cómo amanecía y pese a que iba a decirle alguna comida más fuerte, se dio cuenta de que no era la más adecuada – a desayunar, supongo. Te invitaría a cenar pero el sol ya está saliendo.
Shoto sonrió.
— Supongo que no tendré entonces soba frío.
— Sé un buen sitio donde sirven unos desayunos estupendos.
— ¿Seguro que invitas tú? – preguntó Shoto con una sonrisa inocente.
— Sí, invito yo. Así que andando.
Con una sonrisa y colocándose mejor el cinturón, Shoto inició la caminata. En esa zona de la ciudad, los callejones era algo habitual, sin embargo, eran grandes atajos para llegar a cualquier lugar.
Cuando Shoto fue a pillar uno de esos callejones, algo pareció encajar en la mente de Inasa. Corrió hacia Shoto y agarró su brazo frente al asombro de su compañero. No entendía por qué le impedía ir por los callejones que él siempre solía recorrer.
— Vamos a dar un rodeo – sugirió.
— ¿Por qué? Por aquí es mucho más rápido.
— Ya... pero prefiero dar un paseo contigo. Demos una vuelta.
Inasa elevó el rostro en cuanto Shoto alzó los hombros ante su duda pero accedió a ir por el camino largo. Al otro lado de la acera, Inasa vio a su antiguo compañero de la agencia. Era impensable que unos héroes quisieran hacer algo a otro héroe, por más que le odiasen. Siempre creyó que querrían hacerle alguna novatada a Shoto, pero nunca imaginó que ese odio iría mucho más allá de eso. Cuando empezó a enterarse de que realmente querían hacer daño a ese chico, quiso dejar de participar con ellos. Él no era así, quería ser un héroe y un héroe no hacía esas cosas. Ahora no podía contarle a Shoto que una vez estuvo involucrado en esos sucios planes que ahora intentaba evitar.
Era cierto que Shoto podría con esos héroes, si le tendían una trampa, si se enfrentaban a él abiertamente, posiblemente Shoto ganaría, era bueno... muy bueno, un gran héroe, quizá incluso intentase convencerles de hacer lo correcto porque así era él, tenía un buen corazón. El problema era que Inasa sabía que ninguno de sus antiguos compañeros jugaría limpio.
Mantener a Shoto alejado de los callejones donde podría ser vulnerable a alguna de sus trampas era algo que podía hacer por ahora sin tener que dar demasiadas explicaciones, pero aun así, Inasa no se fiaba ni un poco de ellos. Encontrarían alguna otra manera de hacer daño a ese chico y no sabía si podría estar siempre ahí para impedirlo o incluso... si Shoto sería capaz de ver la parte mala de esas personas o trataría de ayudarles hasta el punto de que él acabase mal. No soportaba la idea de que pudiera pasarle nada.
— ¿Vienes o qué? – preguntó Shoto – me muero de hambre y sueño. Quiero comer e irme a dormir.
— Eres un dormilón.
Shoto sonrió pero siguió caminando para poder llegar lo antes posible al restaurante o donde narices Inasa quisiera ir a desayunar. Le daba igual el lugar, sólo quería comer algo.
¡Distraído! Así era como Shoto encontraba a Inasa. No dejaba de mirar hacia la acera de enfrente donde había un grupo de chicos de su misma edad, más o menos. Desde la distancia, a Shoto le parecían simples chicos de la zona pero Inasa estaba muy atento a ellos por alguna razón desconocida. Volvió a mirarle y supo cómo sacarle de aquella situación al momento.
— Te hago una carrera hasta el lugar donde quieres llevarme, sólo dime dónde.
— Si te digo dónde, me ganarías.
— Puede ser, pero si no sé dónde tengo que ir...
— Sólo te diré... al puerto.
Decirlo y salir corriendo dejando tras él un vendaval, eso fue lo que Shoto vio antes de sonreír. Era un tramposo, sin embargo, activó al instante el hielo bajo sus pies y se impulsó con su mano izquierda dejando salir una llamarada de fuego para propulsarse tras él. En breve le alcanzaría, estaba seguro de ello. No había entrenado tanto tiempo su velocidad para ahora quedarse atrás.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top