Capítulo 18: La agencia

Absortos el uno en la mirada del otro, ninguno se atrevió a romper el silencio que se había formado. Bakugo todavía tenía la bandeja de carne en sus manos cuando sus ojos miraron por encima del hombro de Izuku. Frunció el ceño y entonces... Izuku sintió el empujón.

Bakugo acababa de agarrar con su mano libre el cuello de su camiseta y tiró de ella para apartarle de algo a su espalda. La bandeja de carne de su otra mano voló por encima de su cabeza antes de escuchar la explosión y el golpe de algo derribando alguna estantería.

Apoyando su pie con firmeza en el suelo, Izuku se giró para ver qué ocurría tras él. Abrió los ojos ante la sorpresa porque era un villano que, tras golpearse contra la estantería de atrás, se levantaba para volver a arremeter contra ellos. Bakugo ahora se había quedado frente a él para cubrirle, sin embargo, Izuku estaba realmente confundido. Bakugo era de esa clase de héroes que ocultaba su identidad. No deberían saber que él era Ground Zero y por tanto... no entendía cómo habían podido atacarle así sin más cuando ahora no iba vestido de héroe.

Por instinto, Izuku quiso alejarse para dejar que Bakugo pudiera utilizar todo su poder sin ser un obstáculo en el camino, sin embargo, en cuanto se movió un par de pasos, la profunda y amenazante voz de Bakugo le hizo frenar en seco.

— ¡NI SE TE OCURRA MOVERTE DE MI LADO! ¡QUÉDATE DONDE PUEDA VERTE!

¡No entendía nada! Así se encontraba Izuku. Bakugo era de los que siempre gritaba que se movieran, que se apartasen para poder pelear con todo su potencial, era igual que Shoto, necesitaba vía libre pero... hoy le daba una orden contraria que le hizo quedarse inmóvil.

Enfadado como estaba, Bakugo arremetió también contra el villano. Como la última vez que recordaba, Izuku observó a la gente salir corriendo entre gritos y despejar el supermercado. Él mismo tuvo que esquivar un par de estanterías que cayeron por las explosiones de Bakugo y el quirk de aquel villano que, por alguna razón, tenía puestos sus ojos en él. Bakugo sólo parecía ser el obstáculo en medio a librar, ni siquiera un objetivo.

El llanto de un niño tras él hizo que, finalmente, Izuku desobedeciera la orden de su compañero para correr en su dirección viendo que la estantería vibraba con fuerza y pronto caería sobre él. Desde la distancia y pese al ruido, pudo escuchar un insulto o alguna maldición proveniente de Bakugo, pero eso no le impidió a Izuku lanzarse hacia el niño tratando de protegerle de la estantería que caía.

Una llamarada y el intenso calor que sintió a su espalda provocaron que Izuku mirase instintivamente. La estantería había salido disparada contra la pared del fondo por un fogonazo de alguien a su derecha: Shoto Todoroki, que ahora corría hacia el villano en ayuda de su compañero esquivando y saltando por encima de las estanterías en el suelo.

A cada paso suyo, el suelo se congelaba y finalmente, llegó hasta las piernas del villano impidiendo su movimiento, dejando la oportunidad perfecta a Bakugo para arremeter contra él con toda la potencia de su quirk y derribarle.

— Has tardado en entrar – se quejó Bakugo moviendo su hombro derecho como si se desentumeciera o intentase quitarse el dolor por aquel movimiento.

— Ya... no quería interrumpir tu cita. Te dije que me avisases si necesitabas ayuda.

— ¿Te pareció que la necesitaba? – preguntó con arrogancia.

— Creí que no te expondrías sin tu traje. Yo de ti saldría rapidito fingiendo ser un cliente normal. Yo me ocupo del villano.

— Sólo por esta vez dejaré que te lleves el mérito de esto, bastardo – se quejó Bakugo una vez más.

Bakugo caminó hacia el villano y se agachó en el suelo recogiendo la bandeja de carne calcinada antes de fruncir el ceño de nuevo en señal de frustración.

— Esta bandeja me gustaba, joder. Adiós al arroz al curry con salsa picante.

— Te compraré soba frío de camino a la agencia – sonrió Shoto.

— ¿Qué tiene eso de bueno? Es tu plato favorito, no el mío.

— Ya... es bueno para mí – sonrió Shoto consiguiendo que Bakugo le lanzase la bandeja calcinada de carne y éste tuviera que apartar la cabeza para que no le diera.

— Odio cuando bromeas.

— Eso es que estoy aprendiendo.

— Te veré en la agencia. No lo pierdas, ¿quieres? Me ha visto la cara.

— Sí, tranquilo.

***

Todo el camino de ida a la agencia, Izuku mantuvo el silencio al ver a Bakugo en ese estado alterado, aunque por dentro, se moría de ganas por preguntar qué estaba ocurriendo y el motivo para tener que frustrar su cita y más... porque él no tenía nada que ver en todo eso y, por tanto, no sabía por qué le estaba llevando a la agencia.

— Kacchan... ¿No será mejor que te espere en casa mientras atiendes los asuntos de tu trabajo? – se atrevió a susurrar finalmente Izuku viendo que casi llegaban a la agencia de héroes donde trabajaba Ground Zero y Shoto Todoroki.

— Sería lo ideal, el problema es que esto también te concierne a ti.

— ¿A mí? Sólo soy un simple estudiante de medicina, nada más.

— Es más complicado que todo eso. Tenemos que explicarte algunas cosas.

— Pero... si vuelven a atacarte...

— Deku... yo no era el objetivo, lo eras tú. Si ese villano hubiera sabido que yo era Ground Zero, seguramente habría esperado a que te quedases solo para atacarte. Ahora no preguntes más y sólo entra. Estarás más seguro en el edificio rodeado por héroes que aquí fuera y allí te lo explicaremos todo. Te lo prometo.

¡Atónito! Así se quedó Izuku al escuchar sus palabras. ¿Un villano interesado en él? ¿Por qué? Él no tenía nada de especial, nunca lo había tenido. Era algo insólito. En aquel supermercado, todo apuntaba a que realmente habían descubierto la identidad de Ground Zero y le atacaban, pero... quizá, esas miradas del villano en su dirección... podía ser cierta esa sensación que tuvo sobre que Bakugo nunca fue el objetivo en esa batalla.

Ambos entraron en el edificio en silencio. Allí, todo era alboroto y ruido, los héroes entraban y salían del lugar a gran velocidad recibiendo sus misiones y los teléfonos nunca dejaban de sonar. Era una gran agencia. Frente a ellos, Todoroki les esperaba sentado en una de las sillas del fondo mientras intentaba vendarse la muñeca. Con la pelea debía haberse movido la venda.

Izuku, al verlo, se apresuró a acercarse para vendársela mejor. Shoto era un desastre para esas cosas.

— Déjame a mí.

— Gracias, Midoriya – susurró Shoto al ver cómo el chico se sentaba a su lado y tomaba la venda entre sus manos para iniciar el trabajo. Bakugo se acercó también hacia su compañero.

— ¿Lo tenéis en custodia? – preguntó.

— Sí, claro. Te ha visto la cara y si conoce tu poder... es posible que ya sepa quién eres en realidad. Es mejor retenerlo cuanto antes en solitario, no queremos que vaya diciendo tu identidad por ahí.

— Ya...

La mirada de Bakugo cambió radicalmente hacia atrás en cuanto escuchó la voz de Inasa a su espalda. Frunció el ceño con cierto disgusto y observó en silencio cómo al ver a Shoto siendo atendido, se acercaba a paso rápido. ¡No se fiaba de él! Por alguna razón, no terminaba de confiar en ese chico y menos cuando se acercaba demasiado a Shoto. Quizá si hubiera sido un acercamiento hacia otro compañero... pero... Bakugo sentía que Shoto era demasiado inocente todavía como para percatarse de las dobles intenciones de la gente de su alrededor y ese chico siempre dejó claro cuánto odiaba a Shoto desde la academia.

— ¿Todoroki? ¿Estás herido? – preguntó Inasa al llegar hasta ellos.

— No es nada, sólo me he abierto la muñeca – susurró Shoto como si eso fuera una gran vergüenza. Ni siquiera era algo grave, sólo un poco de molestia. Inasa no pareció entender bien a qué se refería con aquello de "abierto la muñeca".

— Es un esguince – sonrió Izuku al ver su rostro de dudas.

— ¡Ah! Vale. Entonces no es nada grave. Me alegro – sonrió Inasa con rapidez para quitar hierro al asunto, sin embargo, Bakugo no estaba por la labor de dejar las cosas así.

— ¿Y qué haces tú por aquí? – preguntó Bakugo con cierto enojo en su voz.

— Me han llamado para ayudaros con un caso. Voy a ser el nuevo compañero de Todoroki – dijo sin más.

— ¡Yo soy su puto compañero! – se quejó Bakugo al instante ante el asombro de todos allí.

— Ya... y eso no va a cambiar, esto sólo es provisional, creo. Supongo que nos dirán más en la reunión.

Bakugo no parecía estar demasiado conforme con eso y Shoto no paraba de mirar a su compañero sin entender muy bien el motivo para que ahora le cambiasen de equipo.

— Chicos, entrad a la oficina – se escuchó la profunda voz de Endeavor tras ellos captando la atención de todos al instante.

Pese a que todos se habían puesto en movimiento para ir a la oficina y resguardarse de los cotilleos para escuchar el informe de la misión, Izuku se quedó helado en el sitio, siendo finalmente empujado por Bakugo para que entrase también. Estaba claro que el asunto iba sobre él y eso ponía a Izuku muy nervioso y, a la vez, ansioso por saber qué estaba ocurriendo.

Al cerrar la puerta de la oficina tras ellos, Endeavor miró fijamente a All Might casi preguntándole si quería empezar él. Éste carraspeó un par de veces y miró a Bakugo, quien chasqueó los labios en señal de frustración. Aquello era estúpido. Perdían el tiempo y él no estaba para perderlo.

— All Might perdió su poder – dijo finalmente Bakugo en la reunión. Izuku abrió los ojos y miró al hombre escuálido frente a él entendiendo que él debía ser All Might, ese héroe al que tanto admiró durante años antes de que se retirase y cediese el paso a los nuevos. Fue entonces, cuando empezó a admirar a Ground Zero y Shoto Todoroki.

— ¿All Might? – preguntó Izuku con brillo en sus ojos al verle frente a él y poder conocerlo en persona.

— Sí – susurró Bakugo – aunque más bien no es que haya perdido su poder, se lo han robado y...

— Bakugo perdió de vista al villano – dijo Shoto sin más creyendo que ayudaba.

— ¡Serás bastardo! No le perdí de vista, lo tenía pero cuando le atrapé, ya no tenía ese poder.

— ¿Estáis diciendo que el poder de All Might ha desaparecido? – preguntó Izuku.

— No exactamente, joven Midoriya – exclamó All Might.

— Lo tienes tú – dijo sin más Bakugo – o eso es lo que creo.

El asombro no cabía en él al escuchar algo así, sin embargo, quizá por los nervios, Izuku no pudo evitar echarse a reír a carcajada.

— ¡Sí, claro! ¿No creéis que si yo tuviera un quirk y más uno como el de All Might me habría enterado?

— No necesariamente. Nunca has tenido un quirk, así que no has tenido que sacar su poder y no se ha manifestado, hasta cierto punto – sentenció Bakugo –. Últimamente rompes muchos vasos y eso es síntoma de que no estás controlando bien la fuerza que ejerces. Es muy posible que sea el poder de All Might tratando de manifestarse en ti, sólo que no lo controlas. Los villanos quieren recuperar ese poder, así que, ahora mismo, estás en peligro. Supongo que habrán visto las cámaras de la calle para averiguar lo mismo que nosotros.

— No entiendo nada – susurró Izuku.

— El día que nos conocimos, el que te salvé, te dije que te apartases pero tú no podías moverte. Alguien te empujó y fue el villano al que yo perseguía. Creo que te pasó el poder para que no le atrapásemos con él con la esperanza de que sus compañeros lo recuperarían mientras nosotros estábamos desorientados sin saber qué había ocurrido con el quirk.

— Vale, pues... ¿Cómo lo devuelvo? – preguntó Izuku mirando a All Might.

— No es tan fácil, joven Midoriya – dijo All Might – la transferencia de poder tiene sus protocolos, pero al haber sido robado, no se cumplieron, así que ese poder no te pertenece y, por tanto, tampoco puedes darlo. En unos días desaparecerá y volverá a mí pero hasta entonces...

— Estaré en peligro de que intenten robármelo, ¿es eso?

— Sí – dijo sin dilación All Might – pero por eso estamos aquí. Te protegeremos. Ground Zero estará a tu lado todo el tiempo y hemos llamado a Inasa para que trabaje estos días con Todoroki y se mantengan alertas cerca de vosotros, por si tuvieran que entrar a ayudaros. Todo irá bien.

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