Viaje

Tenía su maleta ya lista, al igual que su pasaporte y el boleto de avión que tenía a la vista.

Sólo faltaba esperar a que Milo y Camus pasarán por él e ir directo al aeropuerto de Atenas "Eleftherio Venizelos" para abordar el avión que los llevaría a Estados Unidos y de ahí tomar otro para ir a México.

¿Cómo es que sus amigos lograron convencerlo de viajar a un país que no conocía?

Aunque si sabía hablar español lo suficiente y gracias a Camus que le dio unas cuantas clases para mejorar el hablar con fluidez, se sentía nuevo, inexperto en ésto de iniciar un viaje si apenas tenía 19 años, ni siquiera su hermano Aioria un año menor que él hacía éste tipo de cosas.

Fueron muy convincentes sus amigos para lograr su cometido, el juego psicológico sirvió y ayudó para que dejara de tener miedo a todo y se soltara más para disfrutar de la vida.

El francés es alguien que gusta de ir de país en país conociendo las diferentes culturas alrededor del mundo, Milo es igual que el pelirojo, se conocieron en la India, los simples coqueteos que se daban cuando iniciaron el tour por la ciudad los llevó al cuarto de una posada donde se entregaron a la pasión, pero lo que sería sólo sexo casual, el amor hizo de las suyas y se hicieron novios, ahora como pareja viajaban juntos descubriendo nuevas experiencias, además de reforzar su relación.

Camus y Milo decidieron ir a México porque les llamaba la atención ese carnaval en Veracruz, además que gente de distintas partes comentaban que allí te divertías, eran libres de beber por todo el malecón tequila, cerveza de barril o en caso de no querer consumir alcohol el tepache frío.

Admiraba a sus amigos que sabían hablar casi todos los idiomas mientras él a lo mucho poco entendía inglés y el español no le iba tan mal porque tuvo un profesor estricto que fue el pelirojo.

El francés le mostró un vídeo del desfile y los carros alegóricos que se veían muy bonitos adornados de colores llamativos además de hombres y mujeres bailando al ritmo de todo tipo de música: salsa, danzón, la samba que sólo en Brasil se baila también México aprendió sus pasos difíciles de hacer, entre otros que no reconocía.

Admitió que en verdad todo era muy pintoresco y alegre, la gente se divertía, además que el clima se veía agradable tal cómo los días calurosos en Grecia, por vivir la experiencia que en la pantalla del celular se le mostraba fue que aceptó.

Escuchó el claxon y el motor que rugía de la Jeep de Milo, fue todo para que saliera de sus cavilaciones, tomara su pequeña maleta, su pasaporte y el boleto de avión para cerrar con llave la puerta de su casa, subir a la camioneta e iniciar una nueva aventura al lado de sus amigos, sin saber que aquel viaje cambiará su vida por completo.

Fiesta, lujuria y alcohol la combinación perfecta para una noche loca en tierras mexicanas.

Tras un largo viaje de muchas horas, finalmente llegaron a México, el avión aterrizó en el Aeropuerto Internacional General Heriberto Jara de Veracruz, era entrada la madrugada y estaban cansados que lo único que querían era dormir.

Viajaron con cinco días de anticipación ya que querían explorar todo el estado si es posible y después disfrutar de la verdadera fiesta por la que tenían tanta emoción de asistir.

Se instalaron en un pequeño hotel, pidieron dos habitaciones: una para Aioros mientras la otra que ocuparía la pareja.

El clima era agradable, nada que ver con Grecia y sus noches calurosas que invitaban a dormir sin ninguna prenda de por medio.

En cuánto sus cuerpos tocaron la suavidad del colchón se quedaron dormidos profundamente hasta que después del medio día despertaban, se permitieron descansar sólo por ese día ya que el viaje fue muy agotador pero al siguiente debían estar preparados porque hasta entrada la noche volverían de las ciudades que explorarían además de capturar con la cámara de sus celulares todos los momentos que compartirían, estaban seguros que al final sus memorias terminarían llenas por fotos y vídeos que mostrarían a familiares y amigos, lo bien que se la pasaron en ese viaje.

Visitaron primero Xalapa, al siguiente día tomaron un autobús que los llevó a Orizaba, así los días consecutivos a: Córdoba, Salinas Roca Partida que los dejó maravillados por el extenso mar que rugía tan salvaje y sus gigantes rocas además que ese día la brisa marina chocaba tan fuerte contra sus cuerpos, Tlacotalpan un bello lugar pintoresco con gente amable, su viaje los llevó más al sur del estado llegando a Santiago Tuxtla un pequeño pueblo que mantenía sus calles empedradas como en aquellas épocas de antaño, San Andrés Tuxtla donde comieron tacos, tortas y frutas de la propia región, visitaron su otra atracción turística El Salto de Eyipantla, aquella cascada de sus más de 13 metros de altura que causó vértigo en Aioros, pero disfruto de un buen masaje, además de un tratamiento para la piel con lodo.

Su último destino Catemaco, pueblo mágico además que es reconocido internacionalmente porque el primer viernes de Marzo los brujos festejan su día haciendo un ritual en una cueva dando de sacrificio una gallina negra y personas de todas partes viajan para que les hagan una limpia o trabajo de hechicería ya sea para atraer la suerte, el amor o tener mucho dinero.

Hicieron una parada de su recorrido para ver al brujo mayor y les diera una limpia por si cargaban con ellos energías negativas o de envidia.

El hombre que estaba frente a ellos tenía una mirada intimidante aunque era más bajo en estatura que los tres, su aura causaba respeto.

Primero entró Camus a un cuarto anexo de donde se encontraban para que empezara su ritual de purificación, de ahí siguió Milo, al final les dijo que su amor era muy fuerte y les esperaba un futuro próspero con muchos viajes que realizarían juntos, ambos felices por la predicción se tomaron de la mano para luego darse un corto beso.

El castaño no estaba muy seguro de hacerlo pero la pareja convenció a Aioros de que también participara, temeroso pero se dejó hacer y le pasaba un blanquillo el señor por todo su cuerpo además de una hierba de olor agradable para así sacar el mal que podía rodearle, la habitación estaba llena de velas y en el centro había un pentagrama pintado, quería que rápido terminara e irse porque todo eso lo ponía de nervios, suspiró aliviado cuando terminó el brujo de hacer su limpia.

Antes de salir del cuarto, el hombre lo detuvo para decirle unas palabras:

- El Destino siempre será caprichoso pero cuidate de la cabra negra de ojos olivos ya que marcará tu próximo futuro que no será malo pero sí importante porque tendrás su recuerdo que cambiará tu vida, eso mismo te llevará a conocer el verdadero amor. Como lo dije antes los hilos del destino o el designio de los dioses hará que te reencuentres con el pasado, pero tú decidirás si callar o no, una verdad que puede dar un giro inesperado en la vida de los que más amas. Es lo que veo, pero sólo tú sabrás qué hacer con lo que te he dicho, o tal vez tu futuro cambie de dirección y yo me equivoque. Por las dudas, siempre debes recordar bien las palabras de éste viejo brujo.

Su cuerpo daba un ligero temblor, casi imperceptible que ni el hombre frente a él lo notó, ¿Cuidarse de la cabra negra de ojos olivos? ¿Que significaba eso?

¿Acaso vio su futuro? Estaba entre creer o no pero algo le decía que hiciera caso a las palabras de ese hombre que a leguas se veía sabio, los años de experiencia y su magia le daban ese don.

- Gracias y lo tendré en cuenta. Hizo una leve reverencia y salió del cuarto para encontrarse con Milo y Camus que estaban en la salida, dieron las gracias nuevamente para ahora sí salir de aquel lúgubre lugar.

En lo que restó del recorrido se mantuvo pensativo, las palabras del brujo se repetían en su cerebro una y otra, y otra vez que ni prestaba atención a la pareja que le mencionaba objetos artesanales hechos con caracoles de mar, volvierón muy noche al hotel pero Aioros no tenía la mínima intención de dormir hasta que el cansancio mental lo hizo caer en un profundo sueño.

El día que tanto esperaban con ansias y la razón por la que viajaron a México llegó, desde el medio día fueron a apartar un lugar en primera fila para no perderse ningún detalle, el griego y francés no prestaron atención a las ojeras que traía bajo sus ojos el castaño, se durmió en la madrugada pero sólo un par de horas hasta que despertó exaltado, nunca había tenido una pesadilla hasta ahora.

Las palabras le siguieron rondando por su mente hasta que eran las cinco de la tarde y estaba por dar inicio el recorrido, eso le sirvió para despejar su mente de todo, además que no quería recordar ese sueño extraño que tuvo.

Veracruz era maravilloso y darse cuenta que los jarochos también son un alma para las fiestas.

Toda esa aura alegre le era contagiado.

Muchas veces las jóvenes bailarinas se acercaban a él para que atravesara la barricada de seguridad y bailara al ritmo de la música, al principio se sintió tímido de hacerlo frente a mucha gente pero Milo lo animaba a hacerlo y Camus lo grababa para guardar ese recuerdo para la posteridad.

Y así perdió su timidez ganando confianza, le encantó retar a los chicos con pasos de baile tradicional de la región y vencerlos, se había ganado aplausos y elogios de todos los presentes además de los de sus amigos.

Camus y Milo habían empezado a beber de todo lo que les ofrecían, Aioros que no bebía alcohol fue convencido de probar una michelada, su sabor le gustó además que no tan fácil podía embriagarlo por lo suave que es.

De michelada pasó al tepache bien frío, el sabor de la piña fermentada junto al piloncillo le quitó la sed que tenía, esa noche fue más calurosa que las anteriores, su playera húmeda de sudor se pegaba a su cuerpo.

Pero no habiendo otra opción se quitó su playera, la pareja hace rato se habían deshecho de sus camisas, mayoría de personas ya no la traían puestas.

La belleza masculina griega no pasaba desapercibido para nadie y menos para unos ojos depredadores que desde hace un tiempo le había puesto la mirada encima al castaño.

La fiesta seguía por toda la ancha calle y los carros alegóricos seguían pasando regalando pequeños recuerdos del carnaval, llaveros, playeras estampadas o algunos en calidad de broma condones, era seguro que después de culminar el recorrido parejas irían a disfrutar de otro tipo de placeres, por eso los obsequian para que se cuiden y protejan.

Un carro alegórico traía música folklórica que sólo se escuchaba en Veracruz, el arpa, jarana y marimba eran tocados por ancianos, mientras chicos y chicas bailaban con trajes típicos de la región.

Tan maravillado estaba Aioros que no se percató de una presencia que se situaba a su lado, sólo cuándo sintió una filosa mirada en su persona fue que desvió su vista hacía la izquierda.

Alto, cabellos negros cortos y unos ojos olivos únicos, debía reconocer que es muy atractivo, estaba seguro que ese espécimen masculino dejaría maravilladas a las diosas del Olimpo.

Aioros le dedicó una brillante sonrisa para ser amable y el pelinegro se la devolvió, una felina sonrisa ladina adornaba en su rostro varonil.

Breves segundos se observaron pero Aioros desvió su mirada al frente donde estaba enfocada su atención hace un minuto.

El castaño de vez en cuando hacía charla con Milo y Camus que bebían sin parar, le ofrecieron una cerveza a Aioros que aceptó aunque hizo gestos chistosos por su sabor amargo.

Estaban disfrutando el momento, la fiesta estaba por finalizar, eran las once de la noche y pasaba el último carro con la reina del carnaval que con movimientos delicados saludaba a todos los presentes.

Cuando todo culminó los tres amigos se quedaron ahí en sus sitios platicando, igual que las demás personas reían inmersos en sus mundos.

Muchos se dispersaron haciendo planes de seguir bebiendo en un bar o retirarse a sus casas para descansar.

Pero Milo y Camus tenían su propia ruta de escape que no incluía al castaño, entre susurros trazaban su plan para hacer una actividad placentera.

El francés fue quien se dirigió hacía el griego menor.

- Oye, Aioros. Se rascó su nuca sin saber por dónde empezar, ya tenía las palabras correctas que decir pero se fueron al carajo porque no se acordaba.

- Dime, Camus. Una cálida sonrisa le dirigió a su amigo.

- Milo y yo... emm... nos vamos a retirar, pero pensamos que lo mejor para ti sería quedarte otro rato para... ya sabes, conocer personas, ser más sociable y tal vez hasta encuentres el amor de tu vida por aquí en México, es bueno para ti que empieces a soltarte, debes disfrutar por una vez en tu vida de todo lo que se te ofrece. El pelirojo conocía muy bien al pequeño arquero y por ese motivo fue que organizaron el viaje, para que deje atrás sus miedos e inseguridades, aunque es joven y muestre madurez en algunas cosas posee todavía ingenuidad.

Aioros volvió a sonreír, adora a sus amigos y aprecia que quieran ayudarlo a no ser cohibido con las demás personas.

- Ustedes saben que a veces mi timidez es la que me hace ser así, pero no hay problema vayan a "divertirse". Una sonrisa pícara y haciendo énfasis en la última palabra les dio a entender que no había problema.

Camus hizo nota mental: no darle de beber a Aioros aunque sea un poquito, porque ahora hablaba sin la vergüenza que lo caracteriza a la hora de citar cualquier cosa de índole sexual.

- ¿Estarás bien sin nosotros?. Prefirió desviar la conversación para otro lado, porque ahora él era el abochornado.

- Claro que si, creo que tienes razón y bueno quiero seguir disfrutando del lugar, no se preocupen, sé por donde caminar, me aprendí la dirección de nuestro hotel y si llego a perderme ó algo que suceda les llamo por teléfono. Mi español no es tan malo como al principio lo fue, así que confíen en mi. Volvió a sonreír para dejar tranquilo al francés.

De todos modos no iría tan lejos, aún había gente caminando y los de la limpia pública se encargaban de recoger la basura que dejó el carnaval.

Asintió el pelirojo y le dio un abrazo al castaño para luego darse la vuelta yendo hacía donde estaba Milo.

El rubio agitó su mano a modo de despedida y se fueron.

Su mirada jamás perdió de vista al jovencito de mirada inocente y lanzaba plegarias silenciosas a los dioses para que se quedara sólo, su petición se cumplió al ver que la pareja se alejaba dejando al indefenso cordero que miraba para todos lados.

El lobo decidió acercarse a su presa.

- Hola. Soy Shura, ¿Cuál es tu nombre?. Los ojos aguamarinas se posaron en la persona que tenía frente a él, lo reconoció de inmediato, era el mismo al que le sonrió hace 20 minutos atrás cuando escuchaba atento a los músicos.

Se sintió nervioso de repente, ya que no lo conocía, pero en algo Camus tenía razón, debía dejar atrás sus miedos e inseguridades a la hora de socializar.

- Soy Aioros y hola. No sabía qué más decir o hacer, así que prefirió sonreír con timidez.

- Te gustaría dar un paseo conmigo por la playa. Era una invitación no una pregunta.

- Si. Esa simple palabra es la que marcaría su destino y cambiaría su vida.

Tal vez olvidó el consejo que antes se le fue dicho, pero ya no había marcha atrás, su futuro ha sido trazado.



<<Cuidate de la cabra negra de ojos olivos>>

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