Extra

A lo largo de su vida sólo una vez llegó a enamorarse de manera profunda.

Tenía 23 años cuando Eros lo flechó, su mejor amigo, Aldebaran siempre fue tan cariñoso con él, inseparables desde que comenzaron a estudiar en la universidad y luego trabajar en la misma empresa, sus escritorios uno al lado del otro.

Salían cada fin de semana a un bar para beber, Kanon poco a poco comenzó a desarrollar sentimientos románticos hacía su amigo brasileño que siempre tenía detalles con él, le decía palabras cariñosas que hacían saltar su corazón como loco.

Era imposible no malinterpretar las cosas, también existía la posiblidad de que Aldebaran lo vea como algo más que un amigo.

Pasó el tiempo, casi dos meses pero no tenía el valor de enfrentar al grandote de dos metros para decirle que está enamorado de él, cuando agarraba el valor suficiente para encararlo siempre había algo que se lo impedía.

Esa noche como cada fin de semana irían al bar, esa era su última oportunidad, Saga como hermano mayor lo aconsejó para que lo hiciera, pero los nervios ya lo estaban atacando, bebió un sorbo largo de su whisky para tomar coraje y confesar sus sentimientos al hombre frente a él, pero alguien ya había tomado la palabra.

- Kanon tengo que decirte algo importante. El brasileño lo miró directo a sus ojos.

- ¿Ah sí? ¿Y de qué se trata?. Estaba curioso por saber qué era lo que le diría su amigo.

- Estoy enamorado. Con sólo escuchar esas dos palabras Kanon sintió una gran emoción.

- ¿En serio? Dime quién es la persona afortunada. Eufórico lanzó la pregunta de inmediato.

- Shaina, la bella chica de contabilidad, llevamos casi cuatro meses de novios y bueno estoy decidido a proponerle matrimonio. Al escuchar el nombre de una mujer toda esperanza murió y su corazón se rompió en miles de pedazos.

- Fe. Carraspeó para que su voz no lo delatara - Felicidades Alde, no sabes lo feliz que estoy por ti. Y sonrió lo más natural que pudo pero le era imposible fingir.

La enorme mano de su amigo se posó en la suya y le dio un ligero apretón.

- Gracias Kanon y espero que tú también algún día encuentres a esa persona especial en tu vida.

Si supiera que él es a quien quería y que estaba seguro lo haría feliz por el resto de su vida pero lamentablemente él ama a una mujer.

Se retiró una hora después excusándose que su gemelo lo quería temprano esa noche.

Ya en su casa Saga lo esperaba sentado en el sofá, en cuánto lo vio se arrojó a sus brazos para llorar hasta quedarse dormido.

Se volvió un experto fingiendo que nada le ocurría, pero en su hogar toda su careta se desvanecía, su hermano era quien lo consolaba, el que limpiaba sus lágrimas y reconfortaba con un fuerte abrazo.

En un mes Alde le anunciaba que se casaría con Shaina, lo abrazó muy fuerte y no dijo ninguna palabra, sólo le regaló una enorme sonrisa, se dio la vuelta sin mirar atrás.

La boda se celebró con éxito, todos aplaudían por los recién casados, mientras él sufría en silencio.

Meses después su amigo le daba la noticia que se iría a su país natal, Brasil, con su esposa que ya estaba esperando un bebé.

Esa fue la última vez que supo de él, perdió todo contacto con su mejor amigo y eso estaba bien.

Con el tiempo dejó de doler, pudo superar ese amor no correspondido, se dedicó a su trabajo sin prestar atención a las personas a su alrededor, aunque muchas y muchos con descaro le coqueteaban, él los ignoraba.

Su trabajo se volvió más importante que un simple sentimiento, dejó de creer en el amor.

Pero el destino ya le tenía preparado a la persona correcta.

Para Aioria en el ámbito amoroso tenía nula experiencia, jamás nadie le había llamado la atención de forma sentimental hasta que conoció a un chico extranjero, de largos cabellos rubios proveniente de la India, que él fuera el primero en acercarse y hablarle fue un reto que venció porque igual que su hermano Aioros es tan tímido a la hora de socializar.

Conocer a Shaka y sentirse cómodo ante su presencia tranquila, su aura casi divina que desprende debido a la meditación que realiza, es muy reconfortante, lo admira mucho por su temple, no pierde los estribos ante provocaciones, por eso y más se queda como poseso viéndolo.

Lo que empezó como amistad y admiración en Aioria poco a poco se convirtió en fascinación, le encantaba admirar la belleza del rubio cuando meditaba en los recesos, se perdía en las formas de su cuerpo, delicadas pero sin perder su apariencia masculina.

Debido a la apuesta que hizo con Milo jamás se hubiera atrevido a darle un beso en los labios a Shaka, pero con el bicho viéndolos a una distancia prudente en la salida de la preparatoria, no tenía muchas opciones.

Se armó de valor para tomar de los hombros a su amigo hindú y estampar sus labios con los de él, cerró sus ojos para no ver la reacción del rubio, pero grande fue su sorpresa al sentir como de forma tímida correspondió al beso.

Extrañamente ese día empezaron una relación, ambos nunca antes se habían enamorado, era nuevo para ellos eso de ser novios.

La curiosidad de experimentar, saber de aquello fue que los llevó a un extraño noviazgo.

Dos meses tenían de relación pero parecía que todo era igual que cuando eran amigos, no demostraban ser una pareja, no se daban besos ni se tomaban de la mano, no tenían la menor idea de cómo reaccionar cuando estaban de frente.

Los dos conscientes que no estaba funcionando, hablaron y decidieron terminar su relación, no había química entre ellos ni sentían que fuera amor, sólo había una linda amistad entre los dos y quedaron como amigos.

Al terminar la preparatoria nunca se decidió qué carrera elegir por eso prefirió tomarse un año sabático y tal vez conseguir un empleo.

De tanto buscar un trabajo de medio tiempo logró conseguirlo en una cafetería, la paga con las propinas era muy buena.

Además que el horario le permitía cuidar de su sobrino consentido, mientras su hermano trabaja por las mañanas.

Mantenía contacto con Shaka, ya sea por mensajes o algunas veces llamadas para saber cómo le va a cada uno.

El tiempo siguió su curso normal, dio gracias a los dioses de que Saga se le declarara a su hermano, era más que obvio que los dos se atraían mucho pero se tardaron casi un año en darse cuenta.

Ojalá y algún día él también conozca a ese alguien que lo haga sentir especial, amado, que su corazón dé latidos desenfrenados, esa señal pedía que los dioses le mandaran al estar frente al amor de su vida.

Con cuatro meses de noviazgo Saga propuso hacer una reunión donde estarían presentes Milo y Camus además de su hermano gemelo.

Escuchar que su cuñado tenía una copia exacta de él, le entró curiosidad por conocerlo, para su suerte sería sábado, el único día que le dan descanso en la cafetería.

Se mantuvo emocionado desde el viernes en la noche, contaba las horas que faltaban para conocer al gemelo menor.

Con una sonrisa se quedó dormido.

Finalmente era sábado, no sabía qué ropa elegir pero al final optó por una playera negra con el estampado de un león y jeans rasgados en los muslos.

Se revolvió sus cabellos cortos y se roció un poco de su loción favorita, se sentó como niño bueno en la sala para esperar a los invitados.

Aioros fue quien atendió el llamado a la puerta, eran Milo y Camus los que llegaron, se decepcionó un poco porque creyó que era su cuñado y su hermano.

No supo cuantos minutos habían pasado y el timbre sonó de nuevo, el castaño fue quien los recibió.

Cuando los vio se sorprendió mucho ya que parecían un mismo reflejo en el espejo, no había duda que eran gemelos.

Nervioso se presentó, sus manos se estrecharon y su cuerpo experimentó una corriente eléctrica que lo atravesó, nunca jamás había sentido aquello y su corazón como un loco comenzó a latir desenfrenado.

Viéndose a los ojos se quedó perdido, hechizado en las pupilas verde oscuro que son como ir a la profundidad del océano y sus misterios, una profundidad que hace temer pero sabiendo los riesgos le gustó en cuanto a conocer.

Una vez que las presentaciones acabaron y se fueron al patio para preparar la parrilla y asar la carne, a ellos se les asignó la tarea de cuidar de Dante.

Ahí se dio cuenta de algo, aunque sean gemelos cada uno tiene su personalidad, son como el yin y el yang, el día y la noche.

Saga representa madurez mientras Kanon desde un principio se mostró arrogante, con aires de superioridad, se nota que es un inmaduro a pesar de tener 27 años, pero tal vez en el fondo tiene buenos sentimientos, sólo que por algo los oculta o eso piensa Aioria, pero él quiere descubrir todos los misterios que guarda el gemelo menor.

Mientras esperaba a su hermano y sobrino decidió romper el hielo iniciando conversación con él, a pesar de que sigue hablando con su característica arrogancia, es agradable su sentido del humor.

Ambos reían por el pésimo chiste de humor negro que contó, siguieron así hasta que llegó Saga, luego se sumó Aioros con Dante.

El niño sin duda conquistó el corazón de Kanon ya que no se separaron en toda la tarde y noche, jugaron hasta que se quedó dormido.

Al final de la reunión todos se despidieron y pactaron hacer otra reunión ya que fue agradable convivir entre ellos.

El gemelo menor se despidió de Aioria con un beso en el dorso de su mano y una sonrisa coqueta.

Esa semana no dejó de pensar en el hermano menor de su cuñado Aioros, lo lindo que es, sus hebras como el campo de trigo y que a la luz del sol se ven como oro puro, esos ojos verdes que parecen los de un león al acecho.

Ansioso quería verlo de nuevo pero no había excusa para lograr su objetivo, luego recordó que todos querían hacer otra reunión.

Así que se acercó a Saga, indiferente haciendo como que no le importara sacó el tema, el más emocionado fue el mayor y aprovechando eso lo manipuló para que ése fin de semana se cumpliera su objetivo.

Fue un día común y corriente en la empresa, salió de su trabajo para ir a su solitaria casa, porque Saga hasta la noche que llega.

El amor le pegó bien duro a su hermano, Aioros lo trae loco y hasta en sueños su nombre susurra, negó divertido porque él nunca encontrará esa persona especial, habían pasado cuatro años desde que Alde fue su primer decepción amorosa y hasta ahora nadie ocupa su corazón.

Un maullido lo sacó de sus pensamientos, volteó en todas direcciones buscando al animalito pero no había nadie, escuchó otro maullido y supo de donde provenía, se adentró en la callejuela, entonces vio a un gatito de tal vez cuatro meses de nacido cojeando de una patita.

No lo pensó dos veces, lo cogió con cuidado y lo llevó a una veterinaria que quedaba cerca, luego de valorarlo el médico dijo que no era nada grave, que con el paso de los días se recuperaría, su recomendación era que se mantuviera hidratado ya que presentaba un cuadro de deshidratación.

Kanon mencionó que el pequeño gatito lo encontró en la calle y no sabía qué hacer con él, el hombre le sugirió llevarlo a una de esas casas que acogen animales callejeros, tal vez con suerte pueda encontrar a alguien que lo adopte, si no es así pues sería sacrificado.

Eso último no le gustó para nada al gemelo menor y su corazón se encogió porque ningún animalito merecía morir porque todos son seres vivos, así que tomó la decisión de llevárselo a su casa, compró en un super todo lo que necesitara el gatito además de un lindo collar azul con un cascabel.

Lo pensó mucho a la hora de darle un baño pero ante todo pronóstico y que se ganara un buen rasguño no fue así, hasta ronroneaba feliz de tal vez sentirse limpio.

Lo secó con una toalla y luego le sirvió una buena ración de alimento para gatos, además de su agua fresca, todo fue devorado en segundos.

Observaba como el animalito se encontraba cómodo durmiendo en su regazo, pensó en ponerle un nombre pero otra idea mejor se le ocurrió.

Era sábado, ésta vez prefirió irse sólo a casa de Aioros, Saga ya se había adelantado, tomó al gatito entre sus brazos y le colocó un moño azul para luego salir de su casa y empezar a caminar por las calles hasta llegar a su destino.

Tocó el timbre y la puerta se le fue abierto, Aioria fue quien le dio la bienvenida, observó al gatito y luego a Kanon, el pelinegro se lo tendió para decirle que era para él.

Emocionado lo tomó y agradeció por el detalle, era muy lindo el mínino de pelaje blanco con manchas negras, de grandes ojos azules.

Horus.

Ese sería su nombre y sonrió porque adoraba a los gatos, siempre quiso tener uno.

Le dio un fuerte abrazo a Kanon, esa fue su forma de agradecer el detalle.

Un maullido los hizo separarse ya que el gatito demandaba las caricias de Aioria, se dirigieron al patio con Horus en brazos.

Saga se sorprendió, Aioros le encantó la idea de tener una mascota y Dante bueno ya jugaba con el minino siempre teniendo cuidado de no lastimar a su nuevo amigo.

Desde esa reunión ya no volvieron a hacer otra porque Milo y Camus planeaban su boda así que los hermanos Onassis les ayudaban.

Luego de la boda a la que asistió ya no volvió a ver a Aioria.

Era un lunes aburrido, pero el tiempo pasó rápido y eso le agradecía a los dioses, como aún no quería llegar a casa prefirió dar una vuelta e ir a la primer cafetería que se encontrara ya que le empezaba a dar hambre.

Encontró una a un par de cuadras y buscó una mesa que fuese de su agrado, una agradable voz que conocía llegó a sus oídos.

Era Aioria quien tomaba su pedido y fue él quien le hizo entrega de su comida, siguió con su mirada los pasos del joven león hasta que en una puerta se perdió.

En cuanto terminó su plato pidió la cuenta, pagó lo que consumió dejando propina para Aioria, antes de que éste se fuera lo detuvo para pedir su número de teléfono.

Un poco sorprendido accedió a anotarselo en una servilleta, luego se retiró para seguir atendiendo a los demás clientes.

Kanon ya sabía donde trabajaba Aioria y sin duda todos los días acudiría para al menos mirarlo desde lejos.

El hermano de Aioros tenía algo que le llamaba la atención pero hasta ahora no sabía que era.

Por la noche envío un mensaje corto pero conciso preguntando si había llegado con bien a su casa.

La respuesta no tardó en llegar, y así constantemente se mandaban mensajes por whatsapp, Kanon asistía todos los días a la cafetería después de salir de su trabajo, una extraña relación de amistad comenzó a formarse.

Eran muy buenos amigos, pero ésto no lo sabían sus hermanos mayores porque no lo veían necesario.

El tiempo pasó, casi cuatro meses, lo que empezó como amistad se fue transformando en atracción, a Aioria le gustaba esa nueva faceta de Kanon, ya no le parecía tan arrogante como al principio, hasta sus defectos le parecían perfectos.

Cuando le mandaba un mensaje para saber cómo le fue en su trabajo, su corazón latía desenfrenado, una sonrisa tonta se dibujaba en sus labios, sabía que se estaba enamorando, el gemelo es tan atractivo que nunca se fijaría en él que tiene 20 años, Kanon de seguro preferiría a alguien de su misma edad.

Si supiera que el pelinegro por segunda vez experimentaba los típicos síntomas del enamoramiento, por primera vez quería jugársela, no importaba si fuese rechazado, al menos diría en un futuro que lo intentó.

Borraba y luego volvía a teclear lo que diría, así se la pasó casi veinte minutos en escribir un simple mensaje para invitar a salir el sábado a Aioria, luego de que estuvo satisfecho con el resultado le dio enviar.

Una palomita, luego dos y éstas se volvierón azul indicando que el mensaje había sido leído, apagó la pantalla de su celular y lo aventó en su cama, nunca se sintió nervioso por saber una respuesta, el sonido de un nuevo mensaje lo alertó, respiró hondo y sus dedos temblorosos tomaron de nuevo el móvil, lo desbloqueo para ver en la barra de notificaciones la respuesta.

Sonrió porque fue positivo, ahora a planear lo que debía decir ese día en la plaza.

Para su fortuna o desgracia el sábado llegó en un parpadeo, faltaba media hora para su cita con el destino, un poco de loción y ya estaba listo para salir.

Una rosa roja en su mano se encontraba, esperaba a que llegara Aioria hasta que unas manos pequeñas taparon su visión.

- Adivina quién soy. Una risita traviesa se escuchó tras de él.

- El gato con botas. Chasqueó la lengua porque odiaba ese apodo.

Ahora fue el turno de Kanon reírse.

- Toma, para ti. Una vez que estuvo frente a él le entregó la rosa.

- Gracias. Tímido y sonrojado aceptó ese lindo detalle pero desde hace un tiempo quería hacer algo.

Se acercó cauteloso al gemelo y estampó sus labios con los de él.

Sus ojos se abrieron de la impresión pero reaccionó de inmediato, antes que Aioria se alejara inició un beso lento, sin malicia.

Cuando se separaron con respiraciones agitadas, Kanon mandó al carajo toda la palabrería que diría y fue directo al grano.

- ¿Quieres ser mi novio?.

Sin pensarlo dos veces Aioria contestó:

- Si quiero.

Volvierón a darse un corto beso y luego disfrutaron de su primer cita como novios.

Aunque pareciera que como pareja no funcionarían, se lograron adaptar a sus gustos diferentes, lo opuestos que eran por sus signos zodiacales y una que otra pelea por cosas absurdas sin sentido pero lo más importante la diferencia de edad, a pesar de todo su amor ha perdurado por un año.

Un año maravilloso que han vivido, tanto Kanon y Aioria se aman con locura, se lo demuestran con palabras llenas de amor, sin necesidad de tener intimidad, ha respetado a su adorado león porque quiere hacer las cosas bien con él, está seguro que el joven de cabellos como el trigo es la persona que tanto ha añorado toda su vida.

Por eso se estaba planteando unir su vida por todas las de la ley con él , suena arriesgado porque es una probabilidad de 50 - 50 de que funcione o no.

En la noche cuando llegó a casa su gemelo le daba la noticia que le pediría matrimonio a Aioros, estaba feliz por él pero también se le cruzó por la mente una loca idea.

Saga le contaba todos los días sus planes, él solo asentía sin prestarle mucha atención ya que también pensaba en lo que haría.

Fue una semana intensa para él, ayudó a su hermano a hacer la cena y arreglar la casa para que todo estuviera impecable para la noche.

Pasaron rápido las horas y el momento esperado había llegado, ante Aioros su gemelo se arrodillaba para pedirle matrimonio, luego de que su cuñado aceptó vio que era el momento indicado para hacer lo mismo.

Se levantó, felicitó a ambos y luego mirando a Aioria se arrodilló ante él para tomar su mano y sacar la cajita donde se encontraba el anillo, sus palabras fueron precisas, describió todo lo que le hace sentir y preguntó lo más importante, si aceptaba ser su esposo.

La respuesta no tardó en llegar porque él también siente que es el hombre correcto al cual amar para siempre, por eso dijo Sí.

Luego empezaron con el bombardeo de preguntas la familia, ¿Desde cuando son pareja? ¿Porqué no nos dijeron nada? ¿Acaso no confían en nosotros que somos sus hermanos? Esa y muchas más le siguieron, fueron tantas que se sintieron mareados.

Fueron breves en su explicación que bastó para saciar la curiosidad de todos, sabían que Saga y Aioros no se quedarían así, a cada uno les esperaba un interrogatorio cuando Milo y Camus se retiraran.

Pero para su suerte sus hermanos se quedarían sólos en casa de los gemelos, Dante se iría con ellos, así que invitó a Kanon a ver películas en la suya pero todo eso fue escuchado por Milo quien se incluyó en el plan que era para ellos dos.

Aunque no le pareció justo que Camus ganara el debate al decir que Aioros ya es un adulto, prefirió ya no decir palabra alguna, el camino fue silencioso, en cuanto llegaron pasaron a la sala para ver el filme de su elección.

Milo en otro sofá se sentó con Camus, Kaleth dormía con Dante en su habitación, el pelirojo se quedó dormido a media película, mientras el rubio vigilaba a la pareja que estaban tomados de la mano.

En cuanto terminó todos se levantaron dispuestos a descansar, Aioria dormiria con su guapo prometido, aunque el escorpión dijo que los mantendría vigilados y entraría a la habitación ante el mínimo ruido que escuche.

Sólo les quedó reír por la amenaza porque no tenían planeado hacer travesuras, no como sus hermanos.

De ahí todo sucedió rápido y llegó el día más esperado e importante de sus vidas, la boda.

La ceremonia, sus votos donde hizo reír a los presentes, esa fue una forma de ocultar sus nervios, firmar el acta donde legalmente era esposo de Aioria.

La fiesta fue amena, brindaron y bailaron al ritmo de la música, Shaka abrazó muy fuerte a su amigo deseando que de ahora en adelante sea próspero su nueva vida de casado, pediría a Buda que todo sea dicha para ellos.

El rubio se retiró y Camus le anunció que era hora de partir al aeropuerto para que no los dejara el avión, fue tan amable el francés al obsequiarles el viaje a París y el gasto del hotel incluido, un mes estarían en la ciudad del amor.

Milo fue un problema cuando se despidió de él y no lo dejaba ir, sabía que el bicho era sentimental pero no pensó que también fuera muy dramático.

Horus se quedaría con ellos, prometieron cuidarlo hasta que volvieran ya que Aioros y Saga también tenían planes para su luna de miel además los trámites legales para que Dante tuviera el apellido Pólux.

Entre aplausos abandonaron el salón.

Ya en el aeropuerto pasaron por todos los controles de seguridad hasta que abordaron el avión, minutos después éste despegaba.

Fueron horas que aprovecharon para dormir un poco, el horario sería distinto al de Grecia por eso quisieron descansar lo que restaba de viaje.

Una vez aterrizaron y recogieron sus maletas, tomaron un taxi para ir directo al hotel donde se hizo la reservación.

Cansancio no había, solo había euforia, emoción al ver la cama matrimonial que había frente a ellos porque sabían lo que sucedería ahí.

- Si te sientes cansado podemos dejarlo para después mi lindo gatito, no tengo problema.

Lo abrazó de su cintura y depositó un beso en su mejilla.

- Estoy bien, quiero hacerlo. Ansío ser tuyo de una vez por todas.

Se volteó para enredar sus brazos en el cuello del mayor y besarlo con pasión.

La lengua tímida pero traviesa de Aioria se adentró en la cavidad bucal de su ahora esposo, ambas tenían una batalla por el dominio, pero quien perdió fue el menor.

Poco a poco caminaron hacía la cama, las maletas quedaron al olvido en la puerta de la recámara, ambos cayeron en el suave colchón, la ropa se fue retirando lentamente.

Exploraban sus cuerpos con cada parte que quedaba al descubierto hasta quedar totalmente expuestos.

Besos repartidos en la piel bronceada del león lo hacían suspirar, sus pezones fueron atacados por los dientes de Kanon, eso lo hizo soltar gemidos de gozo absoluto.

La entrepierna del menor hacía rato había despertado con solo sentir las caricias y el gemelo se encontraba igual que su lindo esposo.

Continuaron besándose, encontrando esos puntos erógenos que los hacían vibrar de placer.

La lengua de Kanon se paseó sin vergüenza alguna por todo el vientre de Aioria y llegar a ese pequeño monte de vellos púbicos, lamió la punta húmeda de pre semen, excitado por probar más de ese delicioso sabor se metió todo el miembro a su boca.

Sus dedos se enredaron en la cabellera azabache, nunca antes había sentido un tumulto de sensaciones así, le gustaba la forma en que era tomado su pene, podía sentir como Kanon le daba succiones y masajeaba sus testículos.

Gruñó en protesta porque dejó de sentir la cálida boca de su esposo, pero Kanon aún no quería que terminara aquello, quería alargar todo lo posible su unión.

Sus largos dedos los lubricó con su saliva ante la atenta mirada de Aioria, podía ver el deseo en las pupilas verdes, provocativo, sensual se mostró frente aquella fiera que acechandolo esperaba el momento indicado para saltarle encima.

Y lo hizo, en un rápido movimiento el mayor quedó abajo, se dedicó a tocar todo su fornido cuerpo, dejando mordidas en su cuello, quería marcarlo, que nadie se le acercara a su guapo esposo.

Estaba entretenido en su labor de marcar cada centímetro de piel del gemelo que no sintió el primer dedo que se coló en su esfínter, lo movió lento para no causar molestia alguna, siguió así por un minuto hasta que creyó prudente agregar el segundo, donde extendía la estrecha cavidad anal hasta que un tercero entró con facilidad por la dilatación previa.

Metía y sacaba, Aioria buscaba más contacto con los dedos en su interior hasta que fue tocado su punto g haciendo que gimiera el nombre del gemelo.

Ésto sólo lo hizo poner más duro de lo que ya estaba, erecto y palpitante pedía atención su hombría, deseaba entrar de una vez en las entrañas del león pero no quería lastimarlo, estaba bien dotado y no quería hacerle daño, por eso prefería contenerse ya que sería su primera vez.

Volvió a tocar ese punto sensible en Aioria y vio que estaba listo, se le ocurrió una forma de que ambos disfrutaran.

- Mi lindo gatito salvaje sabes que te amo, por eso tú serás el que marque el ritmo, quiero que te sientas cómodo pero que disfrutes también de nuestra unión.

Lo besó profundamente y se incorporó sólo para acomodarlo en su regazo, hizo que quedara de espaldas a él, tenía una vista magnífica de su redondo trasero.

Posicionó su miembro en la palpitante entrada que como cáliz se abría a él, poco a poco se fue adentrando, viendo como iba desapareciendo cada vez que lograba avanzar más, siempre teniendo cuidado.

El de cabellos como el trigo se tensó cuando sintió la invasión, como sus paredes internas se extendían ante el duro pene de Kanon, se aferró a las rodillas de su esposo pero unos besos y caricias en su espalda fueron ese bálsamo para aliviar el dolor.

- Cuando creas tú que ha pasado cualquier malestar puedes comenzar. Recibió un asentimiento y acostado esperó paciente.

Fueron largos minutos hasta que las molestias desaparecieron y empezó un suave meneo de cadera, adelante y hacia atrás se movía.

El placer volvió en oleadas salvajes, cada vez iba más profundo el pene de su esposo sintiendo como lo envolvía un intenso fuego.

Las pieles comenzaron a perlarse en sudor, las piernas del león tomaron impulso y daba saltos enérgicos sosteniendose de los muslos del gemelo para no perder el equilibrio.

De nuevo fue tocado su próstata y su juicio se nubló, perdido en aquella delirante sensación siguió un intenso ritmo donde succionaba toda la dura hombría, el sonido seco de sus nalgas chocar con su pubis eran una bella melodía para el pelinegro eso sumado a los lindos gemidos de Aioria fue ese plus a su líbido.

Los sentones perdieron impulso, se estaba cansando, sus piernas las sentía cansadas que no daban para más.

Kanon al notar ésto decidió que era momento de terminar el trabajo.

- Ponte en cuatro. Obedeció de inmediato el león, su pecho tocó el colchón y alzó su cadera, sus brazos sirvieron de apoyo para su cabeza.

La vista era sugerente y ese redondo trasero lo invitaba a pecar, se relamió los labios.

Se acercó sólo para meter su lengua en la rosada entrada y delinear todo el contorno, luego volvió a tomar su duro pene adentrándose con cuidado, el cálido interior volvió a darle la bienvenida.

Comenzó con las estocadas lentas pero profundas, buscando ese punto que hará delirar de placer a su amado y lo encontró haciendo que se aferrara de las revueltas sábanas.

- ¡¡Kanon!! ¡¡Justo ahí!!.

Gritos de placer sólo salían de la boca del menor pidiendo más, su cuerpo temblaba en éxtasis, los movimientos aumentaron de velocidad, el sonido de sus testículos chocar con la piel bronceada lo llevaron a mantener su candente ritmo hasta que todo alrededor de su pene se volvió más apretado, estaban en su límite, pronto su encuentro terminaría.

Cuatro estocadas más y Kanon eyaculaba dentro de Aioria quien al sentirse lleno no evitó lanzar un último gemido manchando la sábana con su semilla.

Agitados se dejaron caer en la cama, el pelinegro atrajo a su esposo dándole un último beso en los labios y acomodarlo en sus brazos para que descansara, así desnudos se dejaron caer en el mundo de los sueños.

Fue un mes muy emocionante, entre paseos y entregas llenas de amor fue que culminó su viaje, era hora de que volvieran a Grecia.

En cuanto llegaron fueron recibidos por Aioros, Saga y Dante en el aeropuerto, también ahí estaban Milo con Camus además del pequeño Kaleth.

Entre abrazos y bromas se dirigieron a casa para comer todos juntos, ya luego podrían retirarse a su hogar para descansar del viaje.

Otro mes pasó rápido, Aioria comenzó a tener ascos y mareos pero no quería preocupar a nadie, tal vez algo que comió le hizo mal.

Hasta que en su trabajo sucedió algo inesperado.

Kanon no estaba de acuerdo que su esposo siguiera en la cafetería laborando ya que en la empresa donde trabaja gana lo suficiente para mantenerlo, pero el león logró convencerlo hasta que cedió.

La llamada que recibió en su trabajo hizo dejar todo lo que hacía para dirigirse al hospital donde sería llevado Aioria por un desmayo además que no reaccionaba aún.

Corrió apurado a la salida y se encontró con Aioros y su gemelo que justamente iban a buscarlo, se subieron al auto para llegar cuanto antes.

En recepción pidieron informes sobre Aioria, a lo que dijo la mujer éste ya había reaccionado y se encontraba siendo valorado por el doctor Hasgard.

Esperaron lo que pareció una eternidad pero la sonrisa del león al salir del consultorio indicaba que estaba bien, tal vez no fue nada grave.

Ante su hermano, cuñado y esposo dijo una gran noticia.

- Estoy esperando un hijo Kanon, serás papá.

- ¿En serio? Dime que no es una broma tuya como las que acostumbras hacerme a veces.

- Ésta vez no, en unos momentos entregaran los resultados y la ecografía.

- Dioses seré padre, prometo que seremos una gran familia al lado de nuestro primer hijo. Te amo.

- Yo más.

Compartieron un fuerte abrazo y luego se dieron un pequeño beso.

Aioros y Saga emocionados los felicitaron, la idea de ser tíos les encantaba.

Kanon convenció a Aioria de dejar su trabajo en la cafetería, quería que su esposo e hijo estuvieran bien, que nada malo les pasara.

Luego de tres meses el ginecólogo daba la noticia a los padres primerizos que no era un bebé sino dos los que venían en camino.

Gemelos o mellizos, estaban a la expectativa pero sabían que el tiempo pasaría rápido y así fue.

Fue la tarde más calurosa de Grecia y Aioria empezó con dolores en su vientre, todo estaba listo, Saga esperaba en el coche para llevarlos al hospital pero su gemelo estaba nervioso como nunca lo había visto, iba de un lado a otro como loco.

El león sólo pedía llegar rápido a la clínica, las contracciones venían cada tres minutos y sus bebés se movían inquietos, deseando salir al exterior para conocer del mundo.

Entre gritos y maldiciones por parte de los padres primerizos llegaron a la entrada del lugar donde enfermeros con una camilla lo esperaban.

La sala de partos estaba lista, Hasgard ya lo esperaba dentro para comenzar.

Su rostro estaba empapado de sudor, por más que pujaba y hacía lo que le indicaba el médico no podía, sus fuerzas se estaban agotando.

Respiró profundo en un intento por controlar sus nervios y concentrarse, renovado de fuerzas que no sabe de donde surgieron pujó cuando vino otra contracción, el llanto de un bebé se escuchó en la sala de parto, volvió a sentir dolor y empezó de nuevo su labor para que su segundo bebé naciera.

Tres minutos después otro llanto se escuchó con claridad.

Dos lindas niñas habían nacido y serían las consentidas de su padre.

Alysa la mayor con su primer añito de vida recién cumplido posee los mismos rasgos que Aioria, cabello como el trigo, ojos verde oscuro como su padre y su piel ligeramente morena, Adara la menor tiene el cabello negro, pupilas verdes como la mirada felina de su madre, de piel blanquecina, ambas gemelas.

Para Kanon sus princesas son lo más preciado de su vida al igual que su lindo doncel.

Su destino desde un principio fue Aioria, daba gracias a los dioses el haberlo conocido, porque con él encontró ese amor que tanto buscaba y la felicidad que deseaba.

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