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Su canción se llamaba confesión y no era una conocida, de hecho, podrías apostar de que era una lírica propia.

Los ojos de Hoseok estaban completamente perdidos sobre ella, en sus dedos, los cuales entonaban una dulce melodía, tocada mediante cada cuerda, y en su dulce voz sonando por aquel micrófono. En lo hermosa que se veía ante los rayos solares.

 -“Cuando me sonríes, de repente también lo hago yo. Mhm~. Cuando caminas, yo camino detrás de ti…”

Su voz resonaba tan dulce, tan sincera, tan especial…

-“Yo realmente no lo sabía pero te has convertido en mi todo. Eres mi felicidad, incluso mi dolor, eres mi todo yo no lo sabía antes.”

Tal cual él lo sentía, ella era su todo y aún más. Porque aún recuerda aquella promesa interna que se hizo asi mismo, “dedicarle el tiempo” porque comenzó a contar los suspiros, administrar cada mirada, calcule los deseos, acumule los pequeños roces, inclusive, aquellas inexistentes caricias, enumere las sonrisas y seguir soñando aquellos besos; porque...

-“Me gustas, te amo…”

El tiempo vale oro, y puedes compartir la vida o perderla en un mísero segundo. Y su tiempo no existía, no valía nada, porque anhelaba su compañía ante todo, entonces no le importaba negarse a un posible futuro juntos, ya que respetando aquella compañía, mínimamente, la tenía a su lado, una vez más.

-“Pediré que tu sonrisa encantadora sea para mí...”

Y por un momento sus labios pararon, más sus dedos seguían entonados aquella melodía, al parecer la canción no se encontraba completa.

La mano de Yerin se hizo sentir en el hueco de su propia mano, este la miro con un peculiar brillo en sus ojos, uno que tanto ella como sus hermanos notaron también, y la sonrisa de su pequeña hermana fue el coraje suficiente para él.

-“No te preocupes, mi princesa, solo pretendía por miedo a que me ignores. Este va a ser un gran amor, ya lo veras. Pude parecer algo insensible pero era una mentira; mi corazón se detuvo cuando jugaba contigo, me encontraba en una sobredosis…”

Ambos recordaron aquellos momentos a solas en estos últimos tres años, pocos pero seguros y compartidos. Miradas, atmósferas, incomodidades, risas y leves golpes, no tanto como los que venían proveniente de ella. Pero ambos conocían el sentimiento a la perfección, derrotando aquella soledad.

-“Pero también necesito tiempo, necesito el valor, porque quiero terminar tomando tu mano, ¿quieres ser mi novia?, ¿quieres ser mi princesa? Como en los cuentos de hadas, quiero quedarme contigo…”

Hoseok soltó la mano de Yerin y se direcciono hasta el escenario, aún ante aquellos leves aplausos provenientes debajo de tarima, ambas voces se unificaron, volviendose una; de igual modo que aquellas miradas se intensificaron por lo que restaba de aquella melodía.

Por aquel pequeño e insignificante momento, ambos se sintieron conectados, cada alusión, enigmas y dudas que la menor presentaba durante todo el transcurso de este tiempo al fin parecieron clarificarse por un momento. Aunque suene estúpido y sin sentido, ella creyó comprenderlo un poco mejor… aunque no quisiera dar nada por sentado, quería aclararlo y asi parecía ser; su presencia le era más que conocida, le era más que honorable para invertir el tiempo, intentado entender.

Y cuando decidió participar en aquella mirada fugaz, todo se tornó, por decirlo de alguna manera, optimista, placentero y pudo comprender lo verdaderamente fundamental. Y es que es mejor expresar cada sentimiento, por mas dudoso que resulte, antes que andar perdiendo el tiempo por la confusión de los mismos pensamientos, de lo que es “correcto” y de aquella locura innombrable.

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