013
-Nesecito regresar…
Mis pies se encaminaron por las calles solitarias y oscurecidas de Seúl.
-Anhelo volver…
Calles que se vuelven confusas y desconocidas a la vez… calles en donde ambos recorren con sonrisas, calles en dónde ella… recorre siendo feliz.
Aún recuerdo la paliza de mi iniciación, rompieron un par de costillas, Yerin se preocupó tanto, que no dudó en acusarme con papá. Y este me indago constantemente, ya que si alguien me molestaba, al menos debía hacérselo saber de inmediato.
Pero como podría, no tendría el valor de anunciar en voz alta mi propia decisión. Era mi propia vergüenza, mi propio escarmiento. Ya que odie a los desgraciados delincuentes del barrio, gracias a ellos mamá nunca volveria a casa.
¿Irónico verdad?
Los despreciaba con todo mi ser, sin embargo, por dinero me vendi a ellos, creia que era el único modo y no arruine únicamente mi vida en el trayecto, sino la de ellos.
Mi primer atracó fue tedioso y bastante horrible a mi percepción. Una casa y una familia rica que se llenaba los bolsillos con el sueldo mal pago y arrebatado a millones de trabajadores eficientes, claro que si, pero una familia en fin.
Este botín prometía una gran parte a cada uno, de sobra para lo que necesitaba, mi intención era ayudar a papá con las deudas. Y esto era el doble de aquella insignificancia.
Pero, nadie me comentó que esas criaturas se encontrarían despiertas. Y... ¿quién rayos era yo para asustar aquellos pequeños con aquel arma en manos?
No pude evitarlo, recordé a mi madre y las cosas se salieron de control, gracias a una bala pérdida... esta se atravesó en el estomago de aquella mujer, ¡delante de su hijo pequeño! Y por más que intentará contener la hemorragia, fue inútil... fui un completo inútil.
Mi compañero me alejó del lugar que pronto, seria la escena de un crimen violento, rodeado por patrulleros. Yoongi fue el único amigo que tuve en aquel mundo, él se volvio mi hermano mayor.
Y es que era el único sustento de aquello que llamaba familia, ambos hermanos abandonados por sus padres. Min Yoon Gi, era el resultado de una vida dura, él se hizo completamente responsable de un hermano menor, el cual se encontraba enfermo. El dinero era exclusivamente para los medicamentos y tratamientos de su pequeño y dulce hermano.
Jungkook era un buen chico, de sonrisa encantadora, sentimientos nobles y optimista ante sus precarias circunstancias saluble, un hermano menor que amaba con locura a su hermano mayor. En pocas palabras, Kook era el cable a tierra de Yoon.
No todos eran mierdas en aquel lugar, algunos solo... necesitaban desesperados por una salida, un maldito camino fácil. Aun asi, solo eramos ratas asquerosas de aquel tablero inmundo de ajedrez.
Aquella situación casi me volvió loco, podía soñar con aquella mujer desangrandose entre mis manos, la mirada de aquel pequeño cada noche era tortuosa.
Entonces Yoongi hizo lo posible por ayudarme en mi desolación, y recurrió al último recurso entre sus manos.
-Esto no es un juego Hoseok, no debes volverte un adicto. Prometelo. –extendió su palma mostrando aquella pastillas.
Lo hice, se lo prometi, pero como tantas promesas... solo la rompí.
-¡Eres un idiota! –golpeo mi mejilla con impotencia.
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