Capítulo 5

Algunas veces incluso el más calmado perdía la paciencia. Algunas veces el que parecía no estar enamorado, perdía los huesos por otras personas.
Y quizás, y solo quizás, aquellas "algunas veces" no se aplicaban al Uchiha, que, a pesar de no encontrar resultados—y mucho menos encontrar a Sakura—seguía teniendo la misma paciencia con la que llegó.
En ese momento se quedó sin chakra, así que decidió descansar dando un paseo por Konoha.

Pero por alguna razón se sentía vacía.
En su camino de Konoha él esperó su fiel "Bienvenido de vuelta, Sasuke-kun" de una pelirosa que tan bien conocíamos. Y no llegó. ¿Por qué sentía que algo faltaba? ¿Quizás era por esa misma razón?

—Sasuke-kun. ¿Encontraste algo?

Al escuchar una voz que ya había olvidado se giró hacia aquella chica. Era Tenten. Había cambiado durante todo aquel tiempo, pues su cabello estaba más largo. O al menos lo dejaba notar.
Ella ya había comenzado a salir con Lee.

—No—suspiró. ¿Es que acaso no puede pasear en paz sin que el tema de Sakura aparezca? Si no es Naruto es Ino. Y si no, al parecer, es Tenten. ¿Quién será el próximo? ¿Orochimaru?

—Tengo algo que podría ayudarte.

—¿Qué?

—Esto—la castaña dejó ver entre sus manos un pergamino. Aquel que sobraba y el mismo que Tsunade cogió junto al de Sakura—. Es un pergamin-

—Ya lo sé. ¿Qué ocurre?

—Lo abrí, pero no tuve el valor de intentarlo—aseguró la Ama, quien miraba atentamente los ojos ónix de aquel Uchiha—. Podría ser el mismo que el de ella. Al menos exteriormente son iguales.

Sasuke tomó el pergamino.

—Estos días he intentado descifrar su contenido. Hay letras que no son posibles de leer. Al menos, hasta hace unas horas— comenzó a explicar Tenten. Poco a poco, se ponía más nerviosa. Seguramente nadie hubiese pensado jamás que una de las más débiles (eso es lo que decían) había conseguido descifrar algo que nadie hubiese podido. Algo que es de otro mundo—. Es por eso que sé que corre un gran peligro, Sasuke-kun.

—¿Qué dice el pergamino?

—Toma—le otorgó un papel con ciertas instrucciones. Uno era la traducción de todo el pergamino, y otro, eran las palabras que debía recitar para ir con ella—. Nunca imaginé que me enfrentaría a esto, pero has de darte prisa. No fue fácil traducir algo que no es de este mundo.

—¿Algo que... no es de este mundo?

—Está todo dentro. Por favor—la chica de ojos avellana se inclinó ante él—. Haz que regrese.

—S-Sí...

Sasuke guardó el pergamino y la hoja que ella le había dado. Decidió no perder más tiempo e ir donde Sakura fue en primer lugar.
Así que, ahí estaba de nuevo.
Con más pistas que nunca.

Cogió el papel de Tenten y comenzó a leer su contenido. Parecía ser una especie de diario dentro de un pergamino.

"Creo que encontré la respuesta. Ellas. Ambas. Las dos chicas. Son totalmente distintas, pero si las uniéramos... Todo mi poder regresará. Quizás a costa de sus vidas, pero regresará. Aquellos que pensaron que jamás tendría nada se equivocaron. Y se los haré ver de una forma bastante especial."

Tras haber leído, sus ojos se abrieron unos milímetros más. ¿Una de esas dos chicas se refería a Sakura? Solo podría significar una cosa, o eso pensaba; ella estaba muerta. ¿Acaso quién escribió esto ya consiguió aquel poder tan temerario? Pero, ¿y si no lo hizo? Entonces eso significaba que estaba viva y que debía de ir a por ella para protegerla.

Protegerla.

¿Sasuke quería protegerla?

Siguió leyendo la nota que Tenten le había traducido.

"Para intentar volver con ella, repite esto. La traducción es: llévame donde necesito. Así que tendrás que pensar en Sakura y profundizar más en su recuerdo."

Al leer las instrucciones finales el Uchiha se desesperó un poco. ¿Pensar en ella? ¿Cómo? ¿De una forma profunda? ¿Por qué?
La respuesta era clara; el pergamino era de un solo uso, así que tenía que conseguirlo.

Cerró sus ojos. Imaginó cómo sería Sakura después de tanto tiempo. Se la imaginó con su mismo corte de cabello que cuando pelearon contra Kaguya, su misma determinación, sus palabras, su Byakugou... todo.
Pero algo le pilló bastante sorprendido.

Había pensado en las lágrimas que casi derramó Sakura cuando hablaba sobre él. Sintió el mismo dolor que ella en su pecho.
No quería verlas más. No quería sentirse de aquella manera.
Quizás Sakura era su compañera, la chica que la esperaría al regresar. Pero... quizás ella era más que eso. ¿Por qué la gente tardaba tanto en admitir que una persona les gusta? No había nada que temer. Más cuando quien te gustaba era Sakura, la chica que siempre tuvo claro sus sentimientos.
Excepto aquella única vez.

¿Por qué estabas tardando tanto, Sasuke? ¡La estás perdiendo, a billones de kilómetros de ti!

—Tag mig hvor jeg har brug for.

Su cabello pelirosa deslizándose por la yema de sus dedos, su boca a punto de besarla, sus ojos mirándole a él, y solamente a él...

Sí. Sasuke admitió que Sakura no solo era una compañera. Y tuvo que pensar en ella con profundidad para darse cuenta de que, quizás, estaba dispuesto a más que un toque de dedos bastante significativo.

—Tag mig hvor jeg har brug for.

***

La pelirosa abrió los ojos y, a su lado, observó a su amiga en la misma situación con ella. Lucy se encontraba mirándola, aún tumbada en la cama. Intentaron moverse, y ya casi lo conseguían.
En solo un día más ya se encontrarían mejor gracias a Wendy.

—Muchísimas gracias, Saku-san—agradeció la rubia, mirando hacia el techo—. Me salvaste. Y no solo eso, fuiste mi sustituta ante el peligro.

—Fue algo... imprudente, ¿verdad?

Lucy sonrió.

—Es porque eres de Fairy Tail.

—En Konoha... la palabra "equipo" significa más que la misma palabra—comenzó a explicar la chica de ojos jade, recordando a sus amigos. Los echaba de menos—. Siempre estaba hecho de tres, y servía para confiarles tu vida. Así que... Quise ser fuerte para proteger a Naruto y Sasuke-kun. Porque si sus vidas dependían de mí, morirían en segundos. Yo.. Era una débil.

—¿Y qué? Nadie nace fuerte.

—Ellos al parecer sí—ironizó Sakura—. Porque a pesar de intentar alcanzarlos siempre, jamás lo conseguía. No conseguía caminar a su lado.

—Me pasa lo mismo con Natsu, Erza, Gray, Wendy...—susurró Lucy, por primera vez, abriendo sus sentimientos sobre ese tema. Lo que no sabía es que Erza seguía custodiando la puerta, escuchando con algo de vergüenza sus palabras—. ¿Cómo proteger a quienes más amas siendo débil? Y saber que nunca los alcanzarás.

—Quizás el querer ser fuertes es lo que nos hace ser nosotras, y el que nos hace no rendirnos cuando protegemos a alguien.

—¿Por eso me protegiste? Porque crees que eres débil.

—Lu-chan. Ahora somos un equipo. E igual que yo te confío mi vida, siento que la tuya también depende un poco de mí—murmuró—. Estoy segura que tenemos eso en común.

—Somos bastante imprudentes—sonrió Lucy—. Y preocupamos a la gente.

—Pero... —añadió—. Así somos.

Tras unos cuantos minutos de risas y comentarios sin importancia, Lucy decidió mirar a su amiga para darle una noticia.

—Estoy dispuesta a vivir pensando que no hay mañana—confesó. Sakura sonrió sabiendo qué significaba. Erza prestó más atención a aquella conversación—. Cuando consiga mantenerme de pie le diré a Natsu todo lo que siento.

Erza sonrió. Ella desde un principio sabía que Lucy sentía algo por aquel Dragneel. Pero en el fondo temía ciertas cosas. ¿Por qué no se lo contó a ella? Seguramente Lucy lo debió de haber pasado mal por la vuelta de Lisanna .
Por todo aquel tiempo en el que el Dragon Slayer estaba sentado junto a aquella chica prometiendo una y otra vez que se casarían, recordando los viejos tiempos en los que Heartfilia no estaba.

—Y aunque me diga que no, seré feliz.

Aquellas palabras pudieron entrar en el corazón de Erza.

—Dices ser débil, pero eres la más fuerte—susurró la pelirroja.

Wendy se acercaba para saber sobre el avance de sus dos pacientes y amigas. Observó una pelirroja algo ruborizada y al parecer, orgullosa.
Sonrió.

—Wendy... Buenos días—saludó Titania—. Gracias por todo.

Wendy asintió con la cabeza.

—Síp. Estarán bien dentro de nada.

—Lo que yo quisiera saber es qué buscan de Lucy—añadió Charles—. O si en realidad solo buscan algo de Lucy.

—Tienes razón, Charles...

—Es más serio de lo que pensábamos—concluyó la chica armada—. Pero ahora solo debemos dejarlas descansar. Deben de estar agotadas.

—Tienes razón. Yo ya no puedo hacer más...—se disculpó la peliazul, mirando cada detalle de su amiga. Erza estaba extraña, pero de una buena forma. ¿Cómo decirlo?—. S-Sin embargo...—tartamudeó—. Me gustaría estar un rato con ellas...

Erza sonrió. Le dejó ser la excepción y dejarlas pasar.

Wendy, en cuanto abrió la puerta, vio a ambas despiertas y sonrientes. La alegría que ella misma sintió fue demasiada. Suspiró de alivio.

—Buenos días, chicas.

—¡Wendy!—dijeron al unísono, bastante alegres.

Wendy se sentó en una silla que había al lado de las dos camas, en medio y Charles, en las rodillas de su mejor amiga.

—Todos estamos preocupados por lo sucedido... Pero no os preocupéis, estamos bien—dijo la Dragon Slayer sonriente y alegre—. Así que, bueno. Mañana seguramente todo vuelva a ser como antes. Tampoco tenéis por qué preocuparos. Ahora solamente tenéis que descansar.

—Sí, lo sabemos.

Las cuatro chicas—o tres y una gata— descansaron de todo el día. Callaron en un silencio bastante hogareño y se miraron mutuamente. Hasta, como de costumbre, la rubia cortó aquel silencio para incomodar a Wendy.

—¿Cómo te va con Romeo?

Wendy se ruborizó bastante al escuchar aquel nombre.
Romeo se convirtió en su compañero para muchas misiones, debido que todo el equipo, poco a poco, dejó de ser un "equipo".
Y ella se lamentaba de ello, pero también hace falta decir que estaba cómoda con aquel chico. Una comodidad que jamás había sentido. Una comodidad que también afectaba a su corazón. 

—V-V-a bien.

—¿Solo bien?—bromeó Charles.

Sakura solo rio.

—¿Y cuándo vas a decirle lo que sientes, Wendy?

—¡Jamás, Lucy! ¡Jamás!—contestó de una forma rápida, sin pensárselo ni dos segundos—. Romeo es Romeo, y yo soy yo.

—Pero tú sientes algo por él...—interrumpió la pelirosa—. Sería una pena que no supiese nada.

—No soy tan atrevida como vosotras—se quejó la muchacha—. Aunque... muchas veces lo pensé.

—No eres como nosotras. Eres Wendy. Y el hecho de ser tú ya te da un motivo suficiente como para decirle lo que sientes. ¿Cuántas personas crees que pueden decir "soy yo" sin autoengañarse, Wendy?—animó Lucy.

—Siento que la habitación de la enfermería, en vez de un lugar de reposo, se ha convertido en un lugar donde dar consejos amorosos...—habló Charles en un tono bastante bajo.

—Es por eso que no te escaparás, Charles. También tenemos que hablar de Hap-

Las palabras de la Haruno fueron interrumpidas por un sonido bastante estridente que provenía de las afueras. Wendy, gracias a su gran capacidad de escuchar cosas a pesar de estar bastante lejos, se alarmó y corrió hacia la ventana para saber qué pasaba.
Todos sus sentidos se pusieron al máximo en cuanto vio que algo andaba mal, sus ojos, sus manos... Ella, una chica cuyo poder podría lograr matar dragones, comenzó a temblar.
Sus labios, sus ojos brillantes, la piel pálida. Todo eran indicios de que algo andaba mal.

Lucy y Sakura comenzaron a levantarse de la camilla, a pesar de que lo hacían con grandes dificultades, entre dolores, y sin apenas estar preparadas. Pero sabían que si algo andaba mal, no dejarían a sus compañeros luchar solos.

—¿Qué pasa, Wendy?—dijo Lucy, mientras ambas se acercaban a la Dragon Slayer.

Charles agarró la falda de Wendy para empujarla, provocando así que reaccionara.

—Debemos huir, y deprisa. Algo está ocurriendo.

—¡No podemos huír!—gritó la Haruno—. Debemos luchar. Proteger-

Calló en cuanto vio el peligro que acechaba. Sakura no conocía quién o qué era aquella cosa que se encontraba en la entrada de Fairy Tail, destrozándolo todo a su paso y malhiriendo a todo aquel que se anteponía a que derrumbara una pequeña piedra más—que parecían ser todos los miembros—, pero sí que le parecía a Kaguya. Aquella mujer que tanta revuelta provocó. Aun así, sabía que no era ella.

Podía sentir un gran poder. Chakra, magia... Aquella cosa estaba hecha de ambas, cosa que era terriblemente imposible.

—Debemos huir, pero con todos—aprobó Lucy—. Tenemos que rescatarlos...—llevó sus dos manos a la boca en cuanto vio que los derrotados por aquello eran muchos. Hasta que la vio a ella, correr hacia algo que no podría ni igualar su nivel. Decidió actuar antes de que algo ocurriera—. ¡Lisanna!—gritó la maga estelar, bastante preocupada por su amiga.

Sin apenas pensárselo ni dos veces saltó de la ventana ignorando que era un cuarto piso. Rápidamente, sacó una de sus llaves.

—¡Ábrete, puerta del cordero blanco: Aries!

Aries apareció.

—¡Lo sieeeeento!~

La cordero utiliza su bomba de lana para hacer que Lucy no fuese herida ante aquella caída.
Después, ambas ven que no solo fue la maga estelar quien cayó, si no, también una kunoichi bastante decidida a ir a la batalla.

—¿Acaso pensabas dejarme atrás?

Lucy sonrió.

—Aries, vuelve.

—¿Lo hice bien? ¡Lo siento!—volvió a disculparse antes de irse.

Y de nuevo ahí estaban. Observando aquel monstruo gigante que podía moverse con agilidad, que estaba siendo atacado por todos.
Pero Lucy se dio cuenta de que sus amigos no estaban. Solo Lisanna, quien, por detrás se estaba acercando a él.

—Debemos evitar que ella haga algo, Saku-san. ¡La matará!

—Entiendo. Estoy contigo.

Al no tener ningún shuriken con ella, se dio cuenta de que era la hora de volver a no haber límites, de nuevo, con su chakra. Concentró chakra en todas las partes de su cuerpo para ser algo intocable.
Miró a su enemigo, y después a Lucy.

—Ve a por ella. Yo seré el cebo, lo alejaré de Fairy Tail.

—¿Y después qué?

—Confía en mí.

Sakura no tardó ni un segundo más. Corrió bajo la mirada de todos hacia aquel ser aún indescriptible. Todos miraron la determinación de aquella chica de nuevo, pero en los bolsillos de Lucy había alguien que se estaba fijando más que otra persona en ella.
Más que cuando Lee se enamoró de ella.
Más que Morio cuando se le declaró en plena guerra.
Pero no más que Sasuke, si se trataba de medir sentimientos.

Loke. El león decidió cruzar la puerta para ayudar a alguien que no era su invocadora. ¡Por supuesto que quería a Lucy! Pero sintió que en aquel momento no era precisamente ella quien necesitaba protección.
El chico trajeado siguió a Sakura hasta comenzar a correr a su lado.

—¡¿Qué haces aquí?!—preguntó dudosa, sin dejar de prestar atención a su objetivo.

—¡Ayudarte!

Ni siquiera se quejó. Agradeció su ayuda porque no sería ella quien se pusiera quisquillosa en cuanto a eso. Hasta que, finalmente, ambos golpearon a aquella cosa gigantesca.
No le provocó el dolor más fuerte del mundo, pero fue lo suficiente para que el monstruo se fijara en ellos.

—Vamos, Loke—susurró Sakura, cerca del pelinaranja.

Loke asintió, bastante sonriente.

Mientras tanto, Lisanna había convertido sus manos en alas para poder aterrizar en los ojos de aquella cosa. Había pensado que una buena forma de pararlo sería dejándolo ciego.

Pero no contó con que Lucy aparecería volando, junto a Charles, ante ella.

—¡Lucy!—gritó Lisanna de alegría al ver que estaba bien—. ¿Qué estás haciendo?

—Pararte, Lisanna. ¡No hagas nada!

—¿No lo ves? Nos estamos protegiendo mutuamente. Claro que debo hacer algo...—susurró la peliblanca.

—Por supuesto. Pero no así. Ambas sabemos que hacerlo de esta manera es bastante peligroso.

—¿Y qué haríamos si no corriéramos al peligro? Entonces no seríamos Fairy Tail.

—Hay más peligros menos peligrosos. Por favor, sé que lo que te estoy pidiendo es demasiado, pero debes confiar en mí.

Lisanna no dudó en confiar en ella. Lo hizo. De su mente el plan que tenía desapareció.
Pero no contó con la cola de aquel monstruo, que dio un 2x1, ya que golpeó a Lucy, Charles, y Lisanna y además, también logró empujar a Sakura y a Loke.

Aquella cosa dejó de tener como contrincantes a aquellas hadas y, dejando a Charles de lado, miró a aquellas cuatro personas—o tres, y un espíritu celestial—. Se asustaron, pero no podían moverse debido al impacto de la cola.

Las cuatro hadas estaban separados en pareja, sin saber qué hacer ante los ojos rojos de aquel monstruo.

Solo pudieron hacer algo.

—Lisanna, no te muevas—Lucy logró ponerse de pie, pero no para huir, si no, para colocarse delante de Lisanna, abriendo sus brazos. La Strauss sabía qué estaba haciendo su amiga; se estaba usando a sí misma como escudo humano. 

Unas pequeñas lágrimas brotó de ella. Un monstruo delante Vs. alguien que apreciaba. Le era bastante familiar, salvo que en el pasado fue ella quien se atrevió a mirarlo a los ojos.

—Lucy, no lo hagas, por favor...—sollozó.

—Sakura-chan. Tú también quédate ahí.

Pero Sakura no hizo caso a las palabras de Loke. Es más, se arrastró a él con sus rodillas—ya que no podía levantarse—para quedar justamente a su lado.

—No podemos rendirnos aquí.

—¡De aquí no pasarás!—gritó la Heartfilia, bastante animada.

Los ojos de cada hada se centraron en aquel equipo de dos. Charles, junto a Wendy y Erza, temieron no poder hacer nada. Se miraron una a la otra para dar un paso hacia sus amigos, pero ya era demasiado tarde.

¿Dónde estaba Gray? ¿Dónde estaba Natsu? ¿Dónde estaban todos cuando más se les necesitaba?
El maestro miró a su gremio. Decidió intervenir, aunque también era tarde.

El monstruo estaba apuntando a esos dos equipos. Una luz brotó de sus dos manos. Era cegadora, y al parecer, destructura.
Ya que cuando lanzó aquellas esferas, ambos equipos habían desaparecido.

No quedaba rastro de ellos.

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