Capítulo 2

—¿Fairy Tail?—Sakura recordó ese nombre, más cuando estaba escrito en el pergamino que la trajo hacia aquel sitio—. ¿Qué es?

—Es mi gremio, mi familia. Estoy segura de que podremos ayudarte a volver a casa, Saku-san.

Sakura solo asintió con la cabeza mientras seguía a Lucy, aquella chica tan extraña que podía invocar personas. ¿Cómo lo hacía?
O mejor pregunta aún: ¿debía confiar en ella?
Sea como sea, debía seguirla. Ese supuesto "Fairy Tail" tenía que ver con el pergamino, y entonces, quizás tenga algo que ver con su vuelta a casa. ¡O con el supuesto hombre que la llevó hacia aquí!

El camino se le hizo largo, además de que tenía bastante frío. Al mirar al cielo sintió que estaba en casa, que si no miraba de nuevo hacia abajo, estaría en su balcón. Aproximándose el regreso de Sasuke, la boda de una de sus amigas y la noticia de Ino. Ella estaba segura de que poco les faltaba para casarse.

—¿Cómo pudiste luchar contra Loke?—preguntó Lucy de repente. Estaba incómoda, pues la acababa de conocer.

—Tú usas magia, ¿cierto?

—Sí.

—Yo uso chakra—informó—. Es parte de mi cuerpo, como la sangre.

—Entiendo. La magia es igual para mí.

Sakura siguió caminando a un paso lento, observando la espalda y la figura de aquella chica.
Hasta que rompió el silencio con una gran pregunta.

—Antes de que nos encontráramos... ¿Estabas llorando?

Lucy se sorprendió por aquella chica tan directa, pero sus palabras tenían un tono confiable. Paró el paso hacia Fairy Tail y se quedó mirando los ojos de aquella muchacha, dicha Sakura.
Ambas se miraron.
Por un momento la rubia no supo qué hacer, qué decir, o ni siquiera si debía actuar. Sakura parecía buena y gentil, y necesitaba que alguien la escuchase. Guardaba todo para ella, y eso parecía que era algo que tenían en común, ¿cierto?

—Sí—las palabras de Lucy eran distintas que a las de hace poco, eran más sentimentales—. ¿Y tú?

—También.

Sin venir a cuento, mantuvieron la mirada unos segundos más para después comenzar a reír.

—¿No estás nerviosa?—dijo Lucy, volviendo a dar unos pasos hacia el frente. Sakura ya no la seguía; comenzó a caminar a su lado—. Estás lejos de tus amigos. No podría soportar eso.

—No estoy nerviosa. Solo esperaré impaciente a que me encuentren—sonrió—. Ino, Naruto, Sasuke-kun... Yo sé que me buscarán y que no se rendirán.

—Creo que encontré algo que también tenemos en común.

—¿Qué?—le sonrió la Haruno.

—Nuestros amigos son lo más importante para nosotros. Yo... los protegería, aún dando mi vida.

El silencio volvió, pero aquella vez, de una forma más agradable.
Sakura no estaba nerviosa de estar acompañada de aquella buena chica, ni siquiera estuvo alerta como buena kunoichi. Solo esperó llegar hacia aquel sitio a su lado, acompañándola.
Fue extraño como, en tan poco tiempo Lucy ya era su amiga. Una más en la lista. Quizás no hasta el punto de dar su vida por ella—había que ser realistas. Era confiable, pero se acababan de conocer—, pero sí hasta el punto de protegerla, defenderla y quizás confiar en ella.

—Es aquí.

La chica de ojos esmeralda elevó la mirada para ver una especie de castillo. Era enorme, y en letras grandes estaba escrito "Fairy Tail". Al dar un paso sintió algo especial.
No sabía qué era, pero lo sintió. ¿Estaba emocionada de algo desconocido?

—Por favor, no te asustes de lo que veas dentro—bromeó Lucy.

La Haruno comenzó a reírse.

—Creo que ya vi lo suficiente en mi vida como para no asustarme de lo que hay dentro.

Justo cuando abrió la puerta Natsu se estaba peleando con Gray. Sakura no supo cómo reaccionar ante aquella situación tan familiar, porque, aunque estaban luchando sabía ya por experiencia que esos dos eran como mejores amigos.
Mientras, una pelirroja estaba calmada, bastante molesta por los gritos de ambos.
Mira solo sonreía, charlando con su hermana Lisanna.
Levy seguía leyendo uno de sus libros, aunque se percató de la llegada de su mejor amiga.

—¡Luuuu-chaaaan!—gritó la peliazul, caminando hacia ella. Se sorprendió al ver que estaba acompañada.

De repente, todos callaron y dejaron de pelear y hacer alboroto para observar a Lucy y su nueva acompañante.
Tenía unos ojos bastante brillantes y una vestimenta que no alcanzaban a reconocer. Pero en lo que más se fijaron fue en su marca de gremio, aquella que estaba en su frente.

—¿A qué gremio pertenece?—se sorprendieron todos, haciéndose únicamente esa pregunta.

—Bienvenida, Lucy—se acercó Mira con una de sus sonrisas.

—¿Dónde está el maestro?—preguntó la rubia—. Traigo... Bueno, preferiría explicarle.

—Oh, no está. Está en una reunión. ¿Qué ocurre?

—Lu-chan. Todos nos están mirando, shannaro—se quejó la pelirosa, observando a cada una de esas personas.

Lucy, al ver que su amiga se sentía algo nerviosa, decidió tomarle de la mano.

—Siento si es molesto—le susurró—. Pero, pondré mi mano en el fuego para decirte que no importa. Ellos son de confianza. Y te protegerán como una más. Solo... tranquílizate.

—Estoy tranquila—dijo el orgullo de la pelirosa—. Siempre lo estuve.

—Ella es Haruno Sakura. Viene de otro mundo.

—¿Como de Edolas?—preguntó esta vez Lisanna, metiéndose en la conversación.

—Sí, pero no es Edolas. Ni siquiera reconoce cómo se usa la mágica, ni tiene objetos mágicos.

—Bueno, tengo armamento—concluyó la Haruno—. Pero lo uso con mi fuerza, y quizás con mi chakra.

—¿Chakra?—preguntó Levi.

—Más tarde les explicaré. Pero... lo único que necesito es volver a casa. Entonces los dejaré en paz.

—¿Sabes cómo llegaste aquí?—preguntó la mujer demonio.

—Me temo que no...

—Entonces tu regreso no será nada fácil. Espero que puedas entenderlo. Aunque por supuesto que te ayudaremos.

—¿Cuánto tardará?

—Sin información, por supuesto que mucho.

La discípula de Tsunade temió aquella respuesta.
¿Y si no llegaba a tiempo para ver la boda de Temari? ¿Y si Sasuke llegaba a la aldea y ella estaba desaparecida? Necesitaba volver. Ella necesitaba a sus amigos y sus amigos a ella.
Y tuvo que desaparecer para darse cuenta de que en realidad no estaba sola.

—¿Perteneces a un gremio?—Natsu se acercó a ella bastante curioso, observando su rombo de la frente.

—Pertenezco a Konoha. Pero no es un gremio.

—¿Y qué hay de tu frente?

—¡¿Qué hay con mi frente?!—se enfureció ante la pregunta de Gray.

—Oye, ¡déjenla en paz! ¡Acaba de venir!—defendió Lucy.

Todos callaron ante el grito de aquella rubia. Sakura se sentía observada, pero tímida no era algo que la definía. Quizás en el pasado sí, pero en aquel presente no.
Solo dejó que todos se calmaran para, por fin, hablar.

—Este rombo no es ninguna marca de gremio, como decís. Este rombo para mí es un gran significado. Me hace recordar cada día que me hice fuerte y que, gracias a eso, puedo proteger a quienes amo. Superé mis expectativas.

—Entonces, únete a Fairy Tail—declaró Natsu, bastante emocionado.

Lucy solo sonrió ante aquella idea.

—No quiero estar mucho aquí.

—Pero lo estarás—sonrió Mira—. ¡Bienvenida a Fairy Tail!

—¡Sííí!—gritaron todos al unísono, bastante emocionados por su nueva compañera y amiga. Incluso Lucy, la cual se acercó para susurrarle unas palabras.

—Por favor, no te asustes. Mi llegada a Fairy Tail fue un caos—sonrió al recordar a Natsu. A aquel dragon slayer del que tanto estaba enamorada. Aquel momento sintió su mano arrastrandola hacia la experiencia más feliz de su vida. Arrastrandola hacia Fiore—. Y bienvenida, Saku-san.

La Haruno no se negó, aunque estaba bastante desconcertada. Lucy tendría que explicarle muchas cosas, y también tenía que averiguar quién era el hombre que la atacó.

—Entonces, te daremos un dormi-

—Si no te importa, Mira-san, acogeré a Saku-san en mi casa. Yo misma la protegeré en su estancia aquí.

—¿Eh? ¿Estás segura Lucy?—se burló Happy, sobrevolando la cabeza de todos.

Lucy se molestó.

—Cállate, gato inútil.

—¿Un gato que habla?—rio Sakura—. Esto me recuerda al sexto, Kakashi-sensei.

—¿Sexto?

—No. No es nada—negó Sakura—. Gracias por darme la bienvenida, chicos. Por favor, les pido ayuda a todos. Y... espero llevarnos bien. Pero ahora mismo mi único propósito será volver a casa con los míos. Seguramente ellos me están esperando.

—Lo prometo. Volverás a casa—prometió Lucy.

Sakura volvió a mirar a aquella chica. Se parecía a Naruto. Y no por el físico, porque su mejor amigo siempre es y será irreemplazable. Si no, por la forma de hablar y prometer cosas que parecen imposibles. Pero Sakura la creyó. Creyó sus palabras, su promesa, y creyó aquella amistad que, sin saberlo, le estaba brindando.

***

Había pasado una semana.Toda Konoha estaba desesperada por la desaparición de una de las kunoichis más preciadas.
Hinata no dejaba de intentarlo con su Byakugan. Su forma era tan desesperada que de inmediato se quedaba sin chakra. ¿Pero cómo diablos calmarse? Sakura estaba desaparecida. Su más preciada amiga. ¡Ella fue quien la ayudó a ser feliz con Naruto, por Kami-sama! Y por supuesto, no la buscaba por aquella única razón.
Konoha sin una Haruno no era Konoha.

Yamanaka Ino comenzó a entrevistar a todos y a lamentarse el haberla dejado marchar en aquel estado. Temari paró los preparativos de su boda porque surgió algo más importante que preparar; la misión de rescate de Sakura.

Sin embargo, había alguien que estaba más que nervioso. Y ese era Uzumaki Naruto. Esperó en la puerta de Konoha por la llegada de su mejor amigo.

—Sasuke... Sakura-chan ha desaparecido—volvió a practicar—. No, de este modo no. Es muy directo—comenzó a hablar consigo mismo con melancolía. ¿Por qué tuvo que desaparecer? No. Fue raptada. Tenten le explicó a Hinata que le dijo sobre las noticias de Sasuke. Sakura no se hubiese marchado—. Sasuke. Encuentra a Sakura-chan, por favor.

Se maldijo a sí mismo. Ni siquiera con su modo sabio podía encontrarla, ¿por qué tenía que depender de otras personas? No estaba mal. Sasuke era su mejor amigo y su compañero de equipo.
Pero necesitaba ser él quien rescatara a su mejor amigo, porque quería ser el primero en dirigirle unas palabras.

No entendía de mujeres, eso estaba claro—y qué suerte que Hinata fuese distinta—, pero sí que comprendía los sentimientos de Sakura.

Amaba tanto a Sasuke que, en ocasiones, sin él, se sentía sola. Como si no tuviese a nadie.

—Dobe, ¿qué estás diciendo?

Y con algo de dificultad por las lágrimas que nublaban su mirada azul, elevó la vista. Observó a Sasuke con esos ropajes tan oscuros y su nuevo peinado.

Sasuke estaba más que sorprendido.

—No lloras de felicidad, ¿no?—ironizó el Uchiha.

—Sasuke.

—Naruto—saludó—. ¿Ahora me vas a decir por qué por el camino estuve encontrándome con tanto equipo de rastreo ANBU?

—Sasuke. Sakura-chan ha...

—¿Ha muerto?—dijo sin más, sin apenas preocuparse.

—¡Sasuke! ¡No me jodas, diablos! ¡Sakura-chan ha desaparecido! ¡¿Por qué estás tranquilo?!

—¡Apenas me diste tiempo a reaccionar!

—¡Pues reacciona ahora mismo!

Naruto se calmó, igual que Sasuke. El Uchiha miró a su mejor amigo a los ojos.

—¿Qué es lo último que se sabe de ella?

—Estaba al recado de un pergamino que había en la biblioteca en ruinas que encontramos en una misión. Pero solo había ese.

—¿Dónde lo abrió?

—Registramos el sitio, Sasuke. No hay nada. Absolutamente nada. Ni una mísera pista de dónde está Sakura-chan.

—Entonces dadla por perdida—sin más, siguió su camino para entrar a Konoha. Pero Naruto no aguantó las ganas. Sujetó a su mejor amigo por el brazo para evitar que se marchara. Sasuke se giró molesto, mirando las lágrimas de aquel rubio Uzumaki—. Idiota llorón. ¿Es que no cambias?

—Sasuke. ¡Sakura-chan es nuestra compañera! ¿Cuántas veces dio la vida por nosotros? ¿Cuántas veces se sumergió en un entrenamiento para poder protegernos?

Sasuke calló. Sintió que si hablaba, la cagaría. No sabía cómo actuar ante aquella noticia.

—¿Por qué no intentas algo, Sasuke? Debemos encontrarla. ¿Y si le han hecho algo?

—¿Esto es lo poco que confías en tu compañera de equipo?

Naruto observó la mirada de Sasuke. En ese momento, sonrió.
Quizás el Uchiha era un idiota, pero estaba preocupado.

—Si estás preocupado, ¿por qué finges que no?

—Esa chica es una molestia...—volvió a quejarse.

—Lo cierto es que esperaba que te subieras a las paredes en cuanto hubieses escuchado la noticia de que Sakura estaba desaparecida.

—¿Por qué?

—Porque le quieres. ¿No es así?

Sasuke sonrió de forma irónica.

—Te equivocas. Al cien por cien.

***

Habían hablado de todo lo que pudieron aquella noche. Se acostaron a las tres de la mañana, y todo para explicarse mutuamente cosas como que qué era el chakra, la magia, Fiore, Konoha, y sus poderes. Sin embargo, habían cosas que no sabían la una de la otra.
Como por ejemplo sus historias.

—¿Puedo explicar por qué llorabas, Lu-chan?—preguntó la Haruno.

Lucy le había prestado un pijama de su armario que le venía algo grande, ya que la figura que tenían no era para nada similar. No hacía más que coger lo que le sobraba de mangas para jugar con ellas, sin saber si debía mirar los ojos marrones de aquella rubia.

—¿Por qué lloraba? Es una pregunta muy...

—Supongo que especial.

—Verás. Amo mucho a un chico, Saku-san. Mucho, mucho. Es Natsu—al recordar todo lo que había pasado con él, las ganas de derramar lágrimas le vinieron de nuevo. Pero solo se mantuvo quieta, bajo las sábanas. Sakura estaba acostada a su lado, pues decidieron que en toda fiesta de pijamas siempre se debía de compartir cama—. Pero, bueno. Digamos que hay otra.

—¿Y te rendiste? ¿Así como así?

—Ayer se me ocurrió la temible idea de irme a pasear. Escuché a Lisanna coquetear con Natsu. ¡No me malinterpretes!—dijo de seguida—. Lisanna es una chica genial, y no la odio. Pero... a veces la envidio. Porque ella es capaz de preguntarle a Natsu: "¿Cuándo quieres que nos casemos, Natsu?" sin ningún problema.

—¿Y por qué no le dices a Natsu?

—Algo como declararse... ¡qué miedo!—ni siquiera quería pensar en la respuesta de aquel Dragon Slayer. Sabía que Natsu solo pensaba en ella como una compañera y amiga, que todas las veces que le dijo: "Te protegeré" era por ese motivo. Sabía que aquel chico no pensaba en esas cosas, si no, solo con Lisanna. Declararse a una persona como Natsu era asegurarse las lágrimas y el sufrimiento de lo que viniera después—. Simplemente no puedo.

—Te entiendo—explicó la Haruno, sintiendo la calidez del edredón de aquella muchacha—. Con Sasuke-kun me pasó igual. Sabía que iba a ser rechazada.

—¿Y qué hiciste?

—La primera vez...—Lucy reaccionó ante aquella frase. ¡Qué chica tan valiente!—... le propuse que se quedara a mi lado, porque entonces así dejaría de sentirse solo. Fui estúpida. Después... —suspiró—. No importa cuántas veces fueron. Cuántas veces él me rechazara. Sigo queriéndole, y sigo esperándolo. Por supuesto que dudo sobre sus sentimientos, porque Sasuke de alguna forma no piensa en estas cosas. Ni siquiera creo que se haya acordado de mí en todo su viaje de redención. Pero de forma dolorosa seguiré a su lado.

—Saku-san, ¿no temes que te haga daño?

—Por supuesto que lo temo—Sakura se giró, para estar a unos milímetros de Lucy. Ambas podían ver sus ojos, su rostro. Ambas podían verse el alma aquella noche—. Pero no soy una cobarde. Y tú tampoco. En cuanto lo vea, en cuanto vuelva, le volveré a decir a Sasuke sobre mis sentimientos. Es por eso que no puedo esperar.

Lucy sonrió.

—Si tú te esfuerzas tanto, yo también lo haré.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top