•|ESPECIAL|•

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

Recuerdos
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

──Fue tan hermoso. ─hablo cierta albina acariciando su enorme vientre de siete meses. ──Me hubiera gustado quedarme más. ─soltó un suspiro. ──Y caminar no ir en una silla de ruedas.

──Ya hablamos de eso. ─su esposo la cargo llevándola directo a la recamara de ellos. ──No puedes salir de la cama, que hallas ido a la boda fue porque Tsunade y Sakura estaban cuidando de ambos.

La acosto delicadamente en el suave colchón depositando un beso en su frente en el proceso.

──Lo se, es solo que ver a Naruto casarse me hace sentir...

El castaño suspiro al verla llorar, sabia que el embarazo la hacia sensible a cualquier cosa y era menor ni hablar cuando los presentaba. Paso sus pulgares quitando sus lagrimas depositando un beso pequeño en su nariz.

──Por el bien de ese fracasado tendrá que cuidar a Hinata más que nunca. ─su esposa rodó los ojos, sabia que el lado sobreprotector salía al ver a su prima casarse.

──Naruto la tratará bien, no tienes nada de que preocuparte. ─tomo una de sus manos entrelazando sus dedos. ──Para cuando menos lo esperes ya te darán la noticia de que seras tío.

──Hmp. ─cerro sus ojos, Seina soltó una pequeña risa.

──Y ni se te ocurra hacer lo que hizo Naruto cuando se entero de que seria tío. ─lo miro con advertencia.

──Hablas de cuando trato de golpearme pero acabo por destruir media aldea.

──Si, de eso hablo. ─sus espalda pesaba por lo cual se acostó acariciando su vientre. ──Tienes unos tíos muy idiotas pequeño. ─una patada de parte del bebé la hizo sonreí.

──¿Que pasa? ─el castaño se acostó a un lado suyo mirándola sonreí.

──Acaba de dar una patada. Ven siente. ─tomo la mano de el colocándola en su vientre. ──Lo mejor sera que le hablas.

──¿Y que digo? ─al solo escuchar la voz de su padre el pequeño se movió lo que hizo sonreí a el Hyuga. Inclino su cabeza hasta llegar a su vientre. ──En poco menos de tres meses te tendré en mis brazos, para eso tienes que ser fuerte, por mami y por papi. ¿Seras fuerte verdad? ─una mano se marco debajo de la de el. ──No sabes cuanto te amamos pequeña. ─dejo un beso que provoco unas cuantas lagrimas de parte de la madre.

──Neji, no estes tan seguro de que sea una niña. ─el castaño la miro. ──Puede ser un niño.

──Pero estoy seguro que será una niña.

──Así, ¿y porque tan seguro? ─el castaño sonrió.

──Porque soy su padre.

La albina se quedo sin palabras después de unos segundos sonrió tomando el rostro de el depositando un dulce y tirno beso en sus labios.

──Te amo. ─miro sus perlas las cuales desea verlas en su pequeña.

──Yo te amo más. ─ahora fue el quien le dio un beso.

Al separarse del beso, ella recargo su cabeza en el pecho de su esposo quien acariciaba espalda con una mano y la otra su vientre.

Quedo un silencio cómodo y acogedor hasta que una pequeña risa de parte de la futura madre hizo que el castaño la mirara.

──¿De que te ries? ─la de ojos rubíes lo miro con una sonrisa.

──Me acorde cuando nos conocimos.

──No fue mi mejor dia. ─la mujer frunció el ceño. ──Pero lo termino siendo al terminar el dia. ─la mujer suavizó su mirada.

──¿Cuantos años han pasado desde eso? ─Seina estaba contando mentalmente con dificultad.

──17 años. ─contesto rápido y simple. ──Jamás lo olvidaré.

──Yo menos. Sabias que todas las mujeres de mi familia se casaron con el hombre que conocieron desee niños. ─el alzo ambas cejas.

──No conocía ese detalle.

──Tengo entendido que mi "madre" conoció a Kanato cuando era una niña, mi abuela conoció a mi abuelo desde niños y la madre de ella conoció a su esposo de niños y a la vez su madre y la madre de ella... en fin. Todas se han casado con los hombres que conocían de pequeñas y jamás buscaron a otra persona o lo intentaron pero era imposible de olvidar.

──Ahora entiendo porque eras un chicle conmigo. ─su esposa lo miro mal.

──Sigue así y dormirás en el sillón.

El castaño trago grueso, conocía a su esposa y sabia que si era capaz de ello o bueno es porque ya ha dormido en el sillón en algunas ocasiones.

──Sabes que te amo mucho, ¿verdad?

──Si, lo que tu digas.

La albina lo miro unos segundos, recuerdos del pasado surgían en sus mentes recordando ese momento.

»El dia que conoció a
el amor de su vida«


Hace diecisiete años atrás

.—En la aldea de Konoha los aldeanos se paseaban por las anchas calles, algunos hablando otros comprando y la mayoría caminado junto a su familia.

Retirado de las calles casi al llegar a un busque se podía ver una casa no muy diferente de las demás, dentro de ella se encontraban cuatro personas; dos adultos y dos niños. Los niños jugaban en la sala donde los mayores no estuvieran pero para mala suerte de ellos estos llegaron a esa habitación.

──Shiro. ─llamo la mujer a su hijo.

El niño se tenso y miro a su madre junto a su padre quien no estaba con buen aspecto.

──¿Cuantas veces te hemos dicho que no te juntes con ella? ─ante la mirada repulsiva de su padre, la niña bajo su cabeza.

──Muchas. ─contesto levantándose el suelo. ──Pero quiero jugar con ella. ─miro a sus padres seriamente levantando su voz, enojando a el hombre. ──Ella es mi hermana y como buen hermano mayor debo de estar a su lado, no me importa lo que digan usted...

Una mano se impacto en su mejilla, la pequeña se sintió mal porque por su culpa su padre había abofetiado a su hermano.

──Que esta sea la ultima vez que me vuelvas a levantar la voz. ─el niño miro con odio a su padre sin importarle el dolor en su roja mejilla, pies ese dolor no se compara con lo que sufre su pequeña hermana. ──Ya te dije cientos de veces que JAMÁS te juntes con ese monstruo.

Los ojos de la niña se aguardaron al escuchar las palabras y más ante su tono de voz que detonada asco y odio. Se preguntaba porque le llaman así, ella no ha hecho nada malo... tan solo quería amor como el que le dan a veces a su hermano. Era mucho pedir eso.   

──¿Monstruo? ─hablo el pequeño. ──¡Ella no es ningún monstruo! ─grito desobedeciendo a su padre nuevamente. ──Ella es mi hermana. ¡Su hija! Y no permitiré que la sigan tratando de aquella forma.

──Mocoso inútil. ─cuando estaba por golpearlo la mano de su esposa la detuvo.

──No hagas eso, Kanato. ─miro a su mujer. ──Sabes que el no lo entiende porque no sabe lo que es ella en realidad. Cuando se lo digamos se alejara por completo.

El pelirrojo suspiro.

──Bien. ─miro a su hijo. ──Vete a tu habitación. ─el niño iba a reprochar pero no lo dejo. ──Ni se te ocurra reprochar porque no estoy de humor, Shiro.

El niño se quedo callado antes le hubiera reprochado sin importar que el lo golpeara pero hace poco se dio cuenta de que no solo se desquitar con el sino que a ella la golpeaba pues según su padre ella era el problema. Le dio una ultima mirada a su hermana y con la cabeza cabiz baja se fue a su habitación esperando y no reciba golpes. La pequeña se quedo mirando a su hermano hasta que sintió la mirada de su padre, con temor lo miro.

──¿Porque sigues aquí? ─la de ojos rubíes se quedo en silencio sin saber que decir. ──Lárgate. ─la pequeña se levanto temblorosa de que la golpeara. ──No me importa a donde solo lárgate, de solo ver tus ojos me dan asco. 

La pequeña albina mordió su labio inferior no permitiendo llorar y salió corriendo de la casa. Nunca entendió porque sus padres no la querían y no la dejaban jugar con su hermano ni siquiera entablar una conversación, y sus ojos siempre mirándola con desprecio siendo marginada por su propia familia.

Ella sentía un dolor. Un gran dolor en su pecho que no sabia sanar.

Caminaba como si nada hubiera ocurrido por las calles soportando que todos la llamaran segunda princesa. Escuchando las palabras de ellos hablando de lo mucho que se parece a el Nidaime Hokage, para su desgracia ese hombre era su abuelo.

──Seguramente es el orgullo de sus padres.

Al no soportar más y menos las palabras de una aldeana corrió adentrándose a un bosque el cual estaba cerca a el clan Hyuga cosa que le dio poca importancia. Quería ir a el clan Uchiha a visitar a Shisui e Itachi pero los dos estaban ocupados en otras cosas y no quería molestar.

Despues de unos minutos de caminar cayo en cuenta de que se habia perdio, no conocia mucho esta parte de la aldea y ahora se hallaba perdida. Al pasar por unos arbustos escucho quejidos, ella al ser curiosa se adentro encontrando a un pequeño castaño de su edad, este trataba de alcanzar luna rama la cual tenía una parte de su larga cabellera enredada pero al ser pequeño no la alcanzaba.

──Maldita rama. ─exclamo con odio.

No se había dado cuenta de la presencia de la albina.

──¿Necesitas una mano? ─ante la voz de ella el castaño se asusto pero lo disimulo cruzando sus brazos.

──Metete en tus propios problemas fracasada. ─a pesar de ser pequeño su voz era con gran odio.

──Bueno, si yo soy la fracasada. ¿Como explicas que tu estes ahí atorado y yo aquí paseando? ─imitó su acción de cruzarse de brazos. ──En todo caso tu serias el fracasado.

──Pierdete mocosa. ─giro su cabeza.

──Tres cosas. ─mostro tres dedos ganado la atención de el. ──Numero 1; ya estoy perdida. Numero 2; tu también eres un mocoso. Y por último, numero 3; ¿que te pones en tu cabello? Es muy lindo.

──Bueno yo utilizo... ¡Ese no es punto! ─la miro mal. ──Eres una idiota, ¿quien se pierde?

──Yo. ─el castaño la miro con una gota en la cien. ──Y tu eres el idiota, ¿a quien se le enreda el cabello en una rama? 

──Hmp. ─fue lo único que salió de el Hyuga.

──Que pesado. ─susurro la albina. ──Bien te propongo un trato. ─el castaño la miro. ──Yo te ayudo a desenredar tu cabello de la rama y tu en agradecimiento me invitas a el BBQ. ¿Que te parece? Un precio razonable.

──No necesito la ayuda de una fracasada como tu.

──Eres muy orgulloso, ¿verdad? ─el castaño no dijo nada, se limito a ver a la chica o más bien analizándola de pies a cabeza. ──¿Cual es tu nombre? ─pregunto sacando una libreta y una pluma de una pequeña mochila que siempre llevaba.

──¿Para que quieres saberlo? ─pregunto curioso al ver la libreta.

──Para anotar tu nombre en mi lista de "hombres con lo cuales no pienso casarme".  ─le enseño su hoja, la cual estaba vacía en esa lista, a su lado habia otra que decía "hombres con los cuales pensaré casarme".

──¿Quienes son Shisui e Itachi? ─leyó los únicos nombres que estaban en la primera lista.

──Ahí lo dice, "pensaré casarme". ─con la pluma señaló el nombre de la lista. ──Y bien. ¿Cual es tu nombre?

──Es inútil que hagas una lista, solo un ciego se casaría contigo.

──Tu eres ciego. ─señalo sus ojos. ──Te pondré en la lista de espera. ─dio vuelta a la hoja anotando "chico ciego con un hermoso cabello en espera de saber si será mi esposo o no". ──Listo. Y bien, ¿aceptas el trato de hace rato?

──No.

──¿Seguro que no necesitas mi ayuda?

──Seguro.

──¿No me necesitas? ─lo miro con sus rubíes que hipnotizaron a el castaño.

──No, no te necesito, ni ahora ni nunca. ─giro su cabeza mirando a otro lado.

──Bueno en ese caso. ─guardo la libreta y la pluma. ──Fue un gusto conocerte ciego. ─dio media vuelta. ──Te veré en nuestra posible boda. Y no lleves la rama. ─los pasos dejaron de escucharse lo que alarmó a el castaño ya que no podía librarse de la rama.

──Maldición. ─soltó un suspiro. ──Debí aceptar el trato. Llevo casi todo el dia aquí y no he comido. ─bajo su cabeza. ──Si la necesito.

──¡Lo sabia! ─salto de los arbustos la albina con una enorme sonrisa. ──Desde el primer momento que te vi, sabia que me ibas a necesitar siempre.

──¿No te habías ido? ─miro a otro lado sintiendo sus mejillas rosadas al ver que su orgullo se fue por la borda.

──Solo simule irme para escuchar lo mucho que necesitas de mi. ─se acerco a el y con cuidado fue desenredado su cabello. ──Listo.

Miro a el castaño quien se estaba arreglando su cabello pero al hacerlo la venda en su frente se cayo dejando ver una marca. El castaña rápido giro su cabeza, no me gustaba que los demás vieran su marca era algo con lo cual tendía que lidiar siempre y menos quería que ella la mirara, algo dentro suyo no quería.

La pequeña tomo la venda del suelo y camino al frente de el, antes de que este le dijera algo se sorprendio al sentir un tacto cálido en su frente. La albina le había dado un beso en su frente para después ocultarlo con su venda nuevamente.

──Ya quedo. ─sonrió, el castaño seguía sorprendido. ──Es hora de ir al BBQ.

Camino pero el se quedo quieto llevando su mano a la frente, un sonrojo se formo al recordar el beso. Una mano tomo la suya entrelazando sus dedos, esta lo jalo para que comenzara a caminar.

──Te recuerdo que me debes ir a comer al BBQ. ─cerro sus ojos dándole una gran sonrisa olvidando todo lo que paso hoy en su casa.

El Hyuga se quedo mirando con detalle a la chica que caminaba adelante, algo dentro de el se movió como nunca antes lo había hecho y una luz se vio en todo su obscuridad, una que con el tiempo a su lado se hacia más grande

──Hyuga Neji. ─la de tez pálida lo miro. ──Ese es mi nombre. ─en su interior estaba ansioso por escuchar el suyo.

──Seina, Senju Seina. ─le volvió a sonreí a pesar de no gustarme su apellido.

El castaño cayo en cuenta de que la fracasada que se perdió en el bosque y ayudo era la segunda princesa. Aunque eso poco le importa en su mente solo había dos cosas, o más bien dos palabras.

Hyuga Seina.

Y quien hubiera imaginado que ellos dos terminaría más que juntos, estando el uno con el otro desde que tenían cuatro años, enfrentando algunas dificultades.
-cofcofakatsukicofcofdeidaracofcof-
Ni siquiera la muerte les impidió estar juntos hasta al final. Digan lo que digan pero esto es una verdadera prueba de que el destino quiso que ambos estén juntos.—

● ● ●

° ❀Hola, bueno quería yacer este pequeño capitulo porque, bueno... siendo sincera este fue mi primer fanfic que hice de anime y pues me duele acabarlo por eso quise hacer esto.

Posiblemente haga otro, no estoy muy segura. Una idea de verlo viajar al futuro me invade la mente... bueno mejor me despido. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top