Capítulo 2

Narra Aspen

Daba un paso tras otro con alivio, finalmente crucé aquellas puertas del centro militar para nunca más regresar a este lugar. En la entrada estaba el general, al que tantos problemas le he causado en estos años.

—Por fin me desharé de ti, Donnovan.

—Me extrañarás, deja de fingir —respondí con una sonrisa arrogante que en realidad lo hizo reír entre dientes.

Él hace el típico saludo militar como una despedida y yo lo imité. Crucé la entrada y miré hacia el auto que se acercaba, mi auto, mi hermoso Bugatti Chiron. De él sale mi mejor amigo de la infancia, Liam.

—Wau, que feo está tu corte —se burla sobando mi cabeza con fuerza. Le aparté la mano riendo.

—Sí, también me da gusto verte, Liam. Ahora nunca más tocarás mi Bugatti.

—Fue lindo mientras duró. No sabes la de carretas que gané.

—¡¿Llevaste mi auto a las carretas?! ¡Llévate el tuyo! —empecé a rodear mi vehículo en busca de algún daño—. Si le has hecho algo te juro que te mato.

Liam ríe a carcajadas mientras yo confirmaba que no le había hecho nada. Suspiré aliviado al saber que todo estaba en orden y nos metimos al auto, por fin manejándolo yo.

—¿Y bien? ¿Ahora qué harás? —pregunta Liam a mi lado.

—Le daré una sorpresa a Vic, seguro le encantará que la vaya a buscar —sonreí con mi celular en la mano derecha, mandándole un mensaje al chófer para que no fuera por ella.

—¿Dónde irá, genio? No hay espacio para más de dos aquí —se queja Liam.

—Por eso te dejaré en la calle, no me importa.

—¡Que malo eres!

Me reí suavemente y lo ignoré por completo.
Aumenté la velocidad hasta reconocer el camino a la escuela. Tenía tantos recuerdos de este lugar... y solo estuve aquí un año, pero eran los mejores recuerdos.
Aparté esos pensamientos y me concentré en no atropellar a los chicos que no paraban de amontonarse alrededor de mi auto. Vi salir a Vic justo de aquel edificio, ¿hace cuánto no la he visto? ¿Tres años?

¡Por Dios, mi hermanita ya no es tan pequeña! ¡Atrás, jóvenes hormonales! ¡Atrás!

—¿Esa es Vic? No se parece en nada a como la recuerdo —dice Liam—. Amigo, me gusta tu hermana.

—No juegues con eso, imbécil. Aprendí a usar todo tipo de armas, no me hagas usarlas contra ti.

Liam levanta las manos a modo de paz mientras ríe con ganas.

—Solo estoy bromeando, joder. Se me olvida lo sobreprotector que eres cuando se trata de ella.

Negué con la cabeza y toqué la bocina para llamar su atención. Vic se sobresalta al igual que muchos, pero al verme bajar del auto su rostro fue un poema de emociones.

—¡Aspen!

Ella corre hasta nosotros dejando caer su mochila y saltando sobre mí. No pesaba nada, ni siquiera como una pluma. La abracé con fuerza y sonreí enternecido por volver a verla.

—Has vuelto... Dios mío, te he extrañado tanto —dice ella casi lagrimeando.

—Yo más, pequeña —la bajé hasta el suelo y la observé bien—. Estás hermosa, así que dime ¿a cuántos tipos debo disparar?

—Ya, no bromees con eso, que con lo que aprendiste debes de decirlo en serio.

—Solo un poco —reí al igual que ella—. Vine a llevarte a casa.

—Pero ahí solo entran dos personas y veo que Liam también vino... —responde observando al nombrado que sale del vehículo en ese momento.

—Victoria, es bueno verte de nuevo. Realmente estás preciosa... —Liam le tiende la mano y cuando ella apoya la suya sobre la de él, éste besa sus nudillos.

Fulminé a Liam y miré a Vic, sorprendiéndome por el rubor en sus mejillas. De inmediato los separé y rodeé a mi hermanita con un brazo.

—Sí, bueno... Liam se irá caminando a casa. Nos vemos.

—¿Qué? ¿Lo dejarás así como así? Que malo eres, Aspen —se queja mi hermana.

—¿Lo es, no? Yo he dicho lo mismo —se burla Liam con una sonrisa—. Vic puede ir en mis piernas, no tengo problemas... pero no me hagas caminar, sabes que mi auto lo están reparando y aun así no tengo a quien me lo traiga.

—Sí, Aspen. Yo tampoco tengo problemas —Vic me mira con aquellos ojitos que siguen funcionando.

—Joder con ustedes... Bien, pero no volverá a suceder.

Ambos sonríen ampliamente.
Los tres nos subimos de nuevo en el auto, pero fulminé a Liam cuando vi sus manos sosteniendo la cintura de mi hermana.

—O quitas tus manos o te las corto yo, idiota —amenacé.

—Entonces cuidado con tus frenadas repentinas, no querrás golpearla con el vidrio.

Rodé los ojos y puse en marcha el auto.

Victoria no tardó en comentarme lo sucedido en estos tres años y en preguntarme todo lo que yo hice en el servicio militar, aunque seguía siendo consciente de cómo Liam la empezaba a ver, y no soy tan tonto como creen; reconozco esa mirada porque es la misma que yo tenía cada vez que... veía a Madeline.

Maddie...
No hay día o noche, minutos o segundo, en el que no piense en ella. Por supuesto que en el servicio militar había mujeres, pero no me atraían lo suficiente como para olvidarla a ella en ningún momento.

—Ay no —suelta Vic—. Tienes esa mirada otra vez... Estás pensando en Madeline, ¿no es así?

—¿Cómo sabes? —la miré sorprendido por un segundo.

—Por Dios, Aspen, soy tu hermana, te conozco muy bien —bufa ella y se cruza de brazos—. Aun no entiendo cómo puedes seguir así, pensando en esa...

—Victoria.

Ella suelta un quejido de molestia y aparta la mirada. Suspiré profundo cuando llegamos a casa y ella fue la primera en bajarse a las apuradas, la alcancé en la puerta para hablar de esa reacción suya de hace un momento.

—Oye, no puedes seguir sintiendo rencor por Maddie.

—Sí puedo. Aún no la perdono por lo que te hizo pasar y todo por su propio beneficio.

—No sabes si es verdad.

—Lo es. Ella misma fue la que...

—Victoria, por favor... has crecido, se supone que has madurado —ella vuelve a cruzarse de brazos y apartar la mirada—. Agradezco que te enfades por mí pero no debes hacerlo, podrás arrepentirte.

—Como sea.

Ella se aparta de mí y entra a casa enfadada por los recuerdos. Suspiré de nuevo y negué con la cabeza, ¿cómo haré para que entienda? Madeline no es capaz de algo así, yo lo tengo muy claro.
Liam se acerca en ese instante, apoya su mano sobre mi hombro dándome unas palmadas leves.

—Tranquilo, lo superará.

—Eso espero... No quiero que viva odiando a alguien, es agotador y lo sé —mencioné—. Quería preguntarle sobre Madeline... supongo que no es opción.

—¿Qué? ¿No estabas pendiente de ella en sus redes? —parecía sorprendido mientras que yo soltaba una pequeña y corta risa a la par que negaba.

—Mis abuelos se aseguraron de que no tuviera forma de hacerlo. ¿Por qué crees que no tuve contacto con nadie salvo para decirte que vengas a buscarme? Fue en el último momento en que me entregaron mi celular de vuelta.

—Wau, pobre de ti, desconectado del mundo.

—¿Tú sabes algo de ella? —pregunté.

Liam parece dudar en si decirme o no pero finalmente asiente. Ambos regresamos al auto para irnos, por supuesto que no iba a quedarme en este lugar.

—Ahora es una figura pública importante —Liam busca en su celular—. Heredera de la compañía Lennor, estudiante ejemplar en la mejor universidad de la ciudad...

—Espera, ¿aquí? Estoy muy seguro de que ella quería ir a estudiar a Italia, era su sueño —solté frunciendo el ceño—. Debió ser...

Mi mente me había respondido antes: su padre.
De por sí tuve que haberlo imaginado con solo el hecho de ser una figura pública, ella no es fan de la fama. No puedo creer que siga permitiendo que su padre la controle así, ¿no tiene veintiún años ya, casi veintidós?

—¿Qué otra cosa? —pregunté.

—Pues también sale en varias revistas y publicidades de marcas, ropa, cosméticos, autos y demás. Le va muy bien.

Hice una mueca a la vez que apoyaba la cabeza sobre una mano, con el codo por la puerta. Negué de nuevo con ésta, negándome a creer que estaba bien con permitir todo eso de nuevo.

—Y... recientemente se volvió novia del heredero de la compañía Zeegers, Dante. La pareja del año les dicen.

Abrí los ojos de par en par. ¿De verdad era una noticia real? No lo puedo creer... cada cosa que Liam me cuenta es menos creíble que la anterior.

—Además... —parece dudar de nuevo pero resopla sin opciones—. Se rumorea que ambos van a casarse, en cuanto ella termine la universidad.

Mi cuerpo se sentía pesado, como si toda mi sangre se helara de inmediato pero pronto parecía hervir, tenía tanta ira en contra de su padre que me obligaba a mí mismo a calmarla para no provocar un accidente.

—Eso es todo.

—Iré a verla —sentencié.

—¿Qué? Aspen, no puedes. Crearás un escándalo, además, ¿en serio crees que después de todo lo que pasó sea buena idea? Solo la harás sentirse peor. Ella está rehaciendo su vida...

—Una vida que no quiere. Liam, tú no entiendes...

—Entiendo, te juro que trato de hacerlo —suspiró—. Soy tu mejor amigo, por eso debo decirte cuando estás tomando una mala decisión. También me gustaría que fueras a verla... lo más que quiero es verte feliz con la persona que quieres... y que sigues queriendo. Pero piénsalo, pondrás en peligro su salud mental, su vida entera y la tuya. ¿Qué crees que harán tus abuelos? Aún pueden chantajearte con Victoria.

Apreté el volante hasta que mis nudillos se volvieran blancos. Estaba envuelto en una ira que debía controlar, frené frente a una plaza y me bajé del auto para tomar aire y tratar de calmarme.
Aunque no quisiera, Liam tiene razón. No puedo hacerle esto a Madeline, encontrarnos de repente va a ser algo muy fuerte para ella. Después de lo que pasó... después de lo que le dijo a Vic aquella vez, dejó en claro que quiere cortar lazos conmigo y con mi familia...

Debo afrontar esto como un adulto, porque es lo que soy. Pero imaginarla con otro hombre... ¿por qué no puedo soltarla como ella me soltó a mí? Tres años y no pude dejarla ir de mi mente, ¿tan mal me trae esa mujer?

De todas formas, ya sé la respuesta aunque no lo diga.

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