∞ Capítulo 6: Sorpresa
Di un suspiro para mirar a cada una de mis amigas, Hailey luego de un rato estaba muy convencida de querer hacerlo, pero Sophia no sabía si seguirnos o no, pero como dicen la curiosidad es más grande por lo que Sophia termino resignándose y se nos unió.
La vestimenta que llevaban cada una, caracterizaba su personalidad, por ejemplo, la de Sophia llevaba ropa deportiva, sus calzas negras con bordes verdes, y una camiseta corta que dejaba ver su vientre, cubriendo sus hombros con una chaqueta del mismo material y sus zapatillas lo que significaba que después de la reunión se iba a hacer deporte, con un maquillaje que era adecuado a la vestimenta, uno bastante natural.
La vestimenta de Hailey era su cuarzo negro colgando en su cuello, su camisa burdeos con sus jeans favoritos de un color más oscuro, un color vino y sus típicos botines negros.
Puedo decir que mis amigas se vestían bastante bien.
Comencé a iniciarle lo que investigué, según lo que decía aquel conjuro era «Tomar dos monedas con cara y sello, empuñadas entre mis manos... sobándotelas hasta calentarlas y traspasar mi propia energía, repetí mientras me concentraba. Sophi y Hailey ya no hablaron por lo que se mantuvieron calladas, me concentre pensando en la persona que creía que se había esfumado el amor que sentía por él, las lancé al aire diciendo «Si este amor es el correcto que así sea, si este amor es un error, que así sea» al caer en la palma de mi mano habían salido un poco alejado de la otra, además de estar ambos sellos significaba ese amor es un error.
Me sorprendí por el resultado con una palidez en mi rostro al igual que demás, teníamos una cara verdaderamente anonadada.
—Entonces Tristán y tú... —Mencionó Sophia.
—Parece que ya me olvidó, es decir es un error. Yo soy la que no lo he olvidado.
Luego fue el turno de Sophia, un poco nerviosa, saco las dos monedas que contenían la cara y la otra el sello, se concentró y al tirarlas pronuncio la misma estrofa y el resultado fue que ambas monedas habían salido una con cara y el otro sello el amor tendrá problemas. Pero no será imposible.
—Salió que voy a tener problemas... —Dijo Sophia acercando sus monedas.
—Pero no será imposible —Le guiñe el ojo.
Cosa que Sophia solo se puso más nerviosa de lo normal, y las monedas habían salido disparadas, siendo el centro de atracción nuestra mesa. Las personas que se encontraban en el local muchos eran jóvenes como nosotras, parejas, incluso familias miraban con cara de: «están bastante locas», de hecho, ya lo estábamos, el hecho de intentar hacer esta magia o brujería por saber si ellos estaban pensando en nosotras o les estaba sucediendo lo mismo.
Ahora era el turno de Hailey, aunque la emoción se le había esfumado tan rápido como la espuma de una Coca-Cola, la conocía muy bien estaba pasando por un momento de confusión, quizás se estaría preguntando: «¿Porque ahora?», yo también me preguntaba lo mismo, aunque estaba decepcionada necesitaba olvidarlo a como dé lugar y que posiblemente esa pregunta podría estar rondando en la cabeza de Hailey.
Observé que movía su cabeza de un lado hacia el otro, negando aquel pensamiento que se le avecinó, respiro lenta y pausadamente para poder concentrarse, sacó dos monedas de su bolsillo haciendo el mismo procedimiento que habíamos hecho Sophia y yo. Las lanzo al aire pronunciando aquella frase que se tenía que decir y las atrapó en su palma al abrirlas nos sorprendimos tanto que nos acercamos mirándonos una a la otra.
¿Sería una jodida broma, cierto? habían caído juntas asomando la «cara» de la moneda y daba entender que el amor era correcto.
—¡Esto es una jodida broma! ¡No puede ser! —Gritó casi cayéndole el café en la ropa, pero rápidamente lo sujete llevándolo hacia mi lado para que no se hiciera ningún accidente.
—¿Y si es cierto todo esto? —Dijo Sophia comiendo una galleta, arrancando la cabeza la galleta en forma de muñeco.
—Puede ser, pero yo creo que es un cincuenta y cincuenta —Dije haciendo un movimiento con mi mano hacia al lado izquierdo y luego al derecho.
Las chicas asienten para poder asimilar todo esto, quizás sea una broma, quizás lo que habíamos hecho salió bastante mal, y no daría ningún resultado porque... ¿Ellos estarían a miles de kilómetros en otro país o haberse quedado en el país natal? eso no me interesaba ¿o sí?, de hecho, me había sorprendido de que las monedas me salieran con ese resultado, porque todavía mantenía la esperanza que Tristán no me olvido, pero el hecho es que sí. Pero me rondaba dos preguntas en la cabeza: ¿Qué querrían decir? ¿todo era realmente cierto o todo era realmente falso?
La respuesta no lo sabía.
Nos tomamos el café y las galletas de manera lenta, deje de darle tanta importancia a ese asunto de hace algunos momentos, conversamos de algunas cosas de la Universidad, sobre cómo nos había ido hace algunas horas.
Con ellas las horas se volvían más divertidas y cuando nos dábamos cuenta de que hora era en realidad era muy tarde, como tipo una o dos de la mañana, y es ahí cuando te das cuenta de que tienes verdaderas amigas cuando te diviertes con ellas y las horas pasan demasiado rápido, si no es así el caso, si te sientes incomodo, la atmósfera no te gusta, es porque realmente no encajas con esas personas. Te das cuenta quienes son tus verdaderas amigas cuando ellas conocen todo de ti y ellas igual, cuando conocen a tu familia, tu habitación, tu propia casa y lo más importante es que pueden mostrar su verdadera personalidad y con personalidad me refiero a la esencia de como eres, como las conociste son iguales en su propio hogar.
Se me formo una sonrisa a recordar algunas anécdotas que teníamos con las chicas, incluso comencé a beber mi café, pero seguía con la sonrisa lo cual no les paso desapercibidas por las chicas.
—¿Cassy que paso?
—¿Tenemos algo? —Dijo Sophia revisando su ropa.
Ambas intercambiaron miradas y al unísono habían dicho.
—¿Recordaste una anécdota?
—Sí, de hecho, recordé, pero vayamos a otro lugar —Dije entre risas.
Las chicas estaban muertas de curiosidad, no sabía del porque sonreía y además había comenzado a reírme de la nada, por lo que empezaron a insistir dándome codazos y suplicándome que les dijera aquella anécdota.
Caminábamos por las calles viendo que muchas personas pasaban por distintos lugares algunos volviendo a su trabajo, otros de compras, niños pasando con sus madres de regreso a la escuela.
Se los iba a contar a Sophia y Hailey, pero mi teléfono comenzó a sonar.
—¿Hola?
—Bien ¿y tú?
—¡No! ¿Enserio? ¿Podría invitar a unas amigas?
—De acuerdo, nos vemos allá
Colgué, mientras mis amigas me miraban más ansiosas y sorprendidas, no entendía lo que estaba pasando.
—Les contare de lo que me estaba riéndome era una anécdota que paso en la preparatoria.
—Tenemos varias anécdotas —Mencionó Hailey.
—Especifica —Dijo Sophia haciendo contacto visual conmigo.
—Me acorde de esas chicas que nos molestaban, y más porque una de ellas, quería a toda costa a Cameron, pero no le resulto. «Tú Cameron» resalte las palabras entre comillas mirando a Hailey.
—Ah. Eso... —Dijeron ellas.
—De hecho, me da risa el simple hecho de que se esmeraba y nada sucedía... —Decía Sophia.
—¿Quieren ir a un cumpleaños que se organizara en Bondi Beach?
— ¿Es en serio Cassy? ¡Bondi Beach es una de las playas favoritas! —Decía Sophia.
—Por qué, ¿no? —Dijo Hailey con una sonrisa.
—Porque no hacemos esto: ¿Las paso a buscar con mi auto y nos vamos Bondi Beach? o... ¿Nos reuniremos en una casa que dicen? —Sugirió Sophia, muy emocionada con la idea.
—Creo que la idea de juntarnos no suena tan mal...
— ¿No juntamos en tu departamento Cassy?
—Claro, mi mamá solo la veo en la hora del almuerzo y luego tiene que ir a trabajar, así que ¿Cómo a las 17:00 pm vienen?
—¡Claro! —Mencionaron ambas tanto como Sophia y Hailey sonrieron de la emoción.
Bondi Beach es la playa de Sídney, donde se hacen las fiestas más fantásticas de todo el mundo, siempre hay Música, juegos, concursos y no puede faltar el alcohol en una de las fiestas, es indispensable.
Aunque cuando se trata de una persona que está de cumpleaños se les avisa a los cuidadores de la propia playa que habrá una celebración, por lo que se le debe informar cuantas personas irán, el propio festejado debe dejar una lista ya que una vez que llegues a Bondi Beach debes pasar por administración a que te pongan un brazalete con identificación así los demás guardias te identifican que eres de la fiesta del festejado por lo que los que las demás personas no pertenecientes o las típicas que quieres hacer algún drama, se las llevan para que los invitados no sufran algún trauma o daño que si se pudo haber evitado.
La policía de Sídney en cuanto se trata de alguna fiesta o de cualquier caso en particular siempre están veinticuatro horas patrullando diferentes zonas de Sídney, dando una tranquilidad inigualable a la cuidad.
Hailey y Sophia iban hablando de cómo sería la fiesta, si será divertida o demasiado aburrida, por mi parte solo sonreía el simple hecho de que me acompañaran y nos divirtiéramos, porque generalmente cuando ya no eres un adolescente si no un adulto por lo general las fiestas empiezan tipo nueve o diez de la noche ya no eran las que ibas cuando eras más pequeño, esas comenzaban tipo seis o siete de la tarde.
Entre tanto pensamiento, sentía que alguien me miraba, era tan insistente quise descubrir quién era él o la causante de aquella mirada, al descubrirlo mis piernas comenzaron a flaquear sentía que me iba a desmayar y mis manos comenzaron a sudar. Una enorme presión en el pecho me obstaculizaba por respirar y agarré uno de los brazos que estaba más cerca, al parecer era el brazo de Hailey no lo sabía. Las chicas habían parado sus risas de forma abrupta, sentí sus miradas, en sus bocas iban a preguntar qué es lo que me estaba sucediendo cuando levantaron la mirada, no lo podían creer, también pude sentir la rigidez de mis amigas ya que ambas me apretaron mi brazo y luego miré discretamente sus caras reflejando una enorme sorpresa.
La causa del porque me colocaba tan nerviosa era un solo causante, una persona a la cual pensé que jamás lo volvería a ver o a ninguno de sus amigos, pero allí estaban; parados, petrificados como nosotras. Ellos tenían nombre y apellido: Cameron Ainsworth, Dylan Cooper y Tristán Deering.
Ahora sabía que aquella brujería no mentía, que estaba en lo cierto y realmente existía.
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