∞ Capitulo 23: Conociendo su casa
Todavía me rondaba en la cabeza aquel suceso de mi «prematura muerte» y con ello a la persona quien me importaba, todo iba tan bien de no ser por esa persona obsesiva.
No podía entender ¿por qué hay personas tan crueles y viles que quieren obtener un capricho egoísta para sí mismo que hacen tales atrocidades?
Nunca lo entendería, una persona que hace tales actos no debería llamarse humano, más bien un monstruo.
No podía olvidar el asunto, seguía una y otra vez procesándolo en mi cabeza y luego de salir del hospital estando de la mano con Glen podía ver que él hablaba, pero su voz se hacía lejana y mi mente divagaba sobre los acontecimientos recientes.
—Cassy, nena ¿Escuchaste de lo que hable? —Preguntó haciendo contacto visual conmigo.
—Perdona ¿Qué decías? —Contesté con una voz apenada.
—Nena, ¿aun sigues pensando en ese acontecimiento sobre Adrien?
Asentí.
—Perdona por arruinar el momento, pero no pude evitar pensar en todo lo que dijo la teniente, ósea sé que lo hicimos en el baño del hospital hace unos momentos, pero... —No pude terminar la frase ya que uno de los dedos de Glen se posó en mis labios.
—shh, calla esa hermosa boca que tienes nena, tu madre ya lo dijo, pasaras unos días en mi casa para despejarte de la reciente conmoción que estuvo hace unas semanas en el centro comercial y de que tus heridas sanen bien. Además, tú y yo nos debemos una conversación pendiente.
—¿Conversación pendiente? se llama ahora, creo que el volver a hablar resuelve todo o ¿no Glen? —Contesté con una sonrisa mientras seguíamos caminando, yendo al estacionamiento para irnos en su auto.
—¿No puedo hablar de temas donde a mi chica le gusta y que además me hayas hablado de que la decisión que tomaste es en serio, que me elegiste solo a mí?
Las palabras de Glen me dejaron sin habla, en su voz en su mirada se mostraba lo afortunado que se encontraba y de haberlo elegido, luego de tener un tiempo bastante prudente a mi parecer por fin tomé la decisión que estaba buscando y elegí a Glen. Porque Tristán era del pasado, era de esos chicos de amor de adolescentes de esos que te producían las llamadas «mariposas en el estómago»
Pero ahora que tenía delante al chico que por fin quiero estar no sabía que más podría hacer, la verdad jamás se me paso por la mente darle una declaración solo tome la decisión comunicárselo y ya.
—Glen sabes que me dejas sin palabras
—Esa es la idea, preciosa —Dijo guiñando el ojo, me tomo de la mano y me guio hacia el estacionamiento del hospital.
Primero iríamos a mi departamento a buscar mi ropa para quedarme algunos días en su casa, luego iríamos a comprar algunas riquísimas ya que «según Glen», él era un experto en la cocina y me prepararía platillos exquisitos, aunque siendo sincera con que me prepare alguna comida chatarra y no esos platillos exóticos que comen las personas ricas.
Me iba a subir al auto cuando una voz femenina me hizo alertar.
—¡Glen Jackman!
—Thyffany, hola —Dijo él con una sonrisa, estirando su mano.
Ella se iba a lanzar en los brazos de él, pero un rápido movimiento hizo que aquella chica de ojos negros, cabellera oscura y un poco más alta que yo quedara sorprendida de su reacción.
La mantuvo lejos y desvió su rostro, ya que le iba a dar un beso, en cambio Glen le tomo la mano de ella y la dio un estrechamiento.
—¿Qué haces?
—Tomar distancia de ti
—Se que fue un error el haber terminado contigo, quiero otra oportunidad
Glen fue hasta donde estaba, me tomo de la mano firmemente, aun sin poder comprender lo que sucedía, bueno si lo comprendía, pero no quería armar un alboroto por encontrar a su ex en el hospital.
—Pero que coincidencia en encontrarte en el hospital Thyffany, pues lo que hubo entre nosotros se acabó hace bastante tiempo, para ser exactos dos años atrás, ahora si me disculpas tenemos algo urgente con mi novia.
—¡Me cambiaste por ella! ¡que tiene ella que no tenga yo! —Exclamó ella haciendo un mohín con sus labios.
Por el comentario de su ex no pude evitar reírme.
—¿Qué es tan gracioso enana?
—¿Enana?, créeme que eso no es una ofensa para mi primor, la verdad no es necesario explicaciones, Glen ya te las dio y si pensaste en que me ibas a herir mi orgullo estas equivocada, haces una escena bastante caprichosa de tu parte, respétate un poco y ten un lindo día, Tatiana.
—Soy Thyffany
—Lo que sea —Dije mientras apretaba la mano a Glen unos momentos.
Glen sonrió y ambos unos subimos a su auto. Observé que la chica se quedó de pie mientras que luego miraba a Glen que retrocedía y se puso en marcha se comenzó a reír.
—¿Tatiana? ¿no se te ocurrió un mejor nombre que inventar?
—Es lo primero que se ocurrió —Mencioné alzando mis hombros y a la vez riéndome.
—Admítelo estabas celosa
—Que no
Glen entrecerró sus ojos y me miro unos segundos, para luego mirar hacia la carretera.
—Está bien, estaba celosa pero antes de armar algún alboroto quería oír todo —Conteste con una sonrisa y una voz bastante tranquila.
—Pero admite que estabas celosa nena.
—Está bien, admito estar celosa —Dije riéndome.
[...]
Al acércanos por las avenidas de algunas casas que a simple vista eran muy lujosas. Sobre todo el paisaje que nos otorgaba algunas palmeras, el mucho césped junto a algunas flores, podía decir que la casa era de esas casas enormes de esos típicos de ricachones, pero a diferencia de Glen él era diferente al resto de esas personas que se les suben el ego por las nubes y nunca recuerdan que debería recordar los pasos que hicieron crecer para llegar al puesto en donde estaban, es decir la humildad.
Pero por fin me daba cuenta que la casa de Glen se encontraba mucho más lejos que las mía y fue ahí que comprendí que Glen no le importaba atravesar los miles de kilómetros para poder verme o ir a nuestro trabajo de modelaje, porque si realmente hay interés en la persona y no solo que él que te obsequie cosas materiales si no, en la acción misma, el que se preocupe por ti, el que haga cosas bobas, que te acompañe en tus locuras o el que con solo observar en su mirada sabes que estará siempre allí para ti. Vale más que cualquier otra cosa en el mundo.
—Y es aquí —Dijo por fin Glen aparcando y luego apagando el motor de su auto.
—Vaya, es realmente grande —Mencioné de manera sorprendida abriendo un poco mi boca.
Glen introdujo uno de sus dedos en mi boca.
Lo miré con un rostro de perplejidad.
—Lo siento tenía que aprovechar ese momento
—Porque no introduces otra cosa —Conteste con una voz bastante seductora para luego reírme.
Glen solo se ruborizo.
—¡Cassandra, nena a veces eres impredecible!
Solo me limité a reír.
Luego de pasar algunos segundos donde Glen se tranquilizó, por fin hablo.
—A pesar de ser lujosa me siento un poco solo, ya que mi padre siempre pasa de viaje, por lo que muchas veces me voy a la casa de Derek o viene él, tú sabes el cómo mi hermano que nunca tuve.
Lo miré sorprendida por lo que acaba de escuchar. Derek siempre venia, ahora entendía por qué a veces en los mensajes me decía que estaba en casa de un amigo, pero no sabía que ese amigo era Glen. Al principio cuando conocí a Derek, además a veces pensaba que Derek planeo el hecho de que con Glen estuviésemos juntos.
—Así es, Derek es un gran amigo sobre todo confidente —Dijo el con una sonrisa—. ¿Ahora mi hermosa dama, me permite presentarle esta humilde morada? —Mencionó colocando una voz bastante graciosa que hizo que estallara de la risa.
—Glen estás loco
—Loco por ti, nena —Dijo depositando un suave beso en mis labios.
Glen abrió la puerta de madera de color caoba y ver cada detalle, casi hizo que me cayera de bruces al suelo, de no ser porque Glen me sujetaba firmemente de su mano me hubiera caído. Era la primera vez que conocería su casa y estaba nerviosa.
—Nena, no te había dicho que esa falda negra te asienta bastante bien—Mencionó con una voz bastante seductora lamiendo un poco sus labios.
—Gracias querido, quería colocarme algo más fresco —Conteste de la misma forma que él.
—Eres una traviesa mi querida nena.
Glen siguió caminando, mostrando cada detalle de la casa, realmente quede impresionada por los enormes trofeos que él había ganado y algunos cuadros que salía él con su padre.
Luego fuimos por algunas habitaciones y tenía habitaciones para cada cosa tipo: tenía un salón para ver el cine, tenía otra donde era una habitación «gamer», una donde era una gran biblioteca enorme que ocupaba dos habitaciones de la casa y otra de una mesa para jugar pool.
—Si que tienes sala para todo tipo Glen, pero me sorprendió la sala de billar donde se juega el «pool», aunque por mi mente se me paso otro tipo de juegos donde Glen y yo podía divertirnos.
—¿Sabes jugar nena?
Negué con la cabeza.
—Te enseñaré a jugar, aquí el experto Glen te enseñará.
—Espero que no sea complicado.
—Tranquila nena no lo será, confía en mí.
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