∞ Capítulo 1: Cassy

Marzo 2013

—¿Aun así no piensas hablar con él?

—Creo que no, es decir mirémonos jamás podemos estar a su altura

—Tienes razón Cassy, es decir, ja,já jamás podremos contra ellas.

—Y más si están esas chicas odiosas de amigas que ellos tienen.



Cerré mis ojos una vez más para sumergirme en otro recuerdo.

—¿Hiciste esto para nosotras Sophia?

—Sí, es un llavero de los nombres de los chicos que nos gustan, un pequeño regalo para recordarlos ya que fueron inalcanzables.

Miré con detenimiento aquel llavero era mediano y de madera tallado tal vez a mano, salía él nombre de él cuando lo di vuelta—. ¡Oh!, el nombre de Tristán —Dije sorprendida y lo apreté contra mi pecho dando una sonrisa luego seguí hablando—. Prometemos que debemos reunirnos para quemar los llaveros si es que no terminamos como sus novias.

—Así es Cassy...

—Es una promesa. —Mencionaron mis amigas.

Actualidad

Recordar un bello recuerdo y que jamás sucedió.

No sucedió el hecho que jamás pudimos estar con esos chicos que nos gustaba.
Ese recuerdo me hizo abrir mis ojos de manera lenta, desvíe mi mirada para observar el marco que tenía la fotografía de mis dos amigas; Hailey y Sophia.

Me saqué los audífonos puestos, aun escuchando la canción «Taylor Swift— You belong with me» no me percaté del tiempo, las horas habían trascurrido muy rápidas y con él sentía que se detuvo en aquel momento cuando la música me transportó a mis recuerdos de adolescencia.

Tomé el cuadro y lo observé tan solo unos segundos y di una sonrisa nostálgica a aquel cuadro que salíamos las tres sosteniendo nuestro diploma de graduación de preparatoria.

—Como las extraño chicas, pasamos tantos momentos juntos, pero con respecto a esos «chicos» jamás se pudo concretar algo con ellos, es una lástima...

Solté un enorme suspiro, aún pensaba en mis amigas como estarían, tal vez estudiando lo que ellas querían. Pero, cuando vi una postulación no dude ningún minuto en ingresar mis datos y cuando quede seleccionada no lo podía creer, podía estudiar en el extranjero en Sídney, no dude ni un minuto, hice mis maletas y me fui con mi madre. Aun recordaba como la emoción y los gritos cuando se lo mencioné a mi madre. Yo sabía que ella me apoyaría en todo.

Me incorporé estirando uno de mis brazos, a pesar de que echaba de menos a mis dos mejores amigas, sabía en el fondo que estaban bien, tenía una pequeña corazonada de que así era. Con ellas me había distanciado un poco como todas las amistades y sentía que es normal, ¿y para mí? las cosas iban bastante bien, con mi madre que siempre me apoyaba en todo lo que necesitaba y yo también para ella, era un apoyo mutuo.

Muchas cosas pasaron en dos años desde que salimos de la preparatoria, como este nuevo cambio para mí en vivir y estudiar en nuevo país diferente, y sobre todo en adaptarme y de reforzar el inglés.

Aunque muchas veces me sentía como la «bicho raro» ¿no se han sentido alguna vez que jamás han encajado?

¿Ya sea con sus familiares o amigos?

Solo a veces me picaba ese bichito de no existir o el sentir que no encajó con nadie.

Sobre todo, porque muchas veces no me percibía como bonita, cabello castaño oscuro, largo junto a unos ojos color marrones y de estatura un poco alta. Pero eran pequeñas inseguridades yo misma me hacía.

A mis diecinueve años podría decir que recién mi vida estaba comenzando como universitaria en un país que no conocía, pero lo mejor de todo es que no tenía más hermanos pequeños, por lo que éramos mi padre y yo. Una de las tantas razones por lo que cuando era niña me molestaban diciendo: «¡hay que suerte tienes!» y ahora que tengo edad suficiente, lo entiendo y es mejor, ¿por qué? ya que como uno se acostumbra a estar sola, tienes tu espacio y tu tiempo y no me acostumbraría a la llegada de un nuevo integrante. Me costaría bastante.

Algo de mí que podía definirme es ser sociable, pero reservada, tierna con las personas que considero como mis amigos por ejemplo, pero bastante fría cuando me hacen daño, una gran compasión con los animales, los cuarzos y la música como: Green Day, Liking Park, música que generalmente es en inglés, soy bastante curiosa con las cosas que quiero investigar y me interesan.

Mis padres se divorciaron cuando yo tenía dieciséis años, por lo que, como toda chica de cualquier edad, quiere que sus padres estén juntos, pero a veces las cosas no salen como uno quieren que sean.

Desde esa separación, al principio no lo entendía porque quería que mis padres nunca se separarán, pero luego de un tiempo comprendí que era lo mejor y lo más sano posible para ellos, y aunque las cosas no resultaron tan buenas como uno lo espera, pero al menos para mi madre y para mí las cosas están mejorando de a poco.

—¡Cassy! —Grito mi madre desde la planta del primer piso de nuestro departamento.

La vida nos ha sonreído bastante bien, no tenemos grandes cosas, pero vivimos de manera bastante acomodada.

—¡Enseguida bajo! —Grité mientras me amarraba el cabello en una coleta desordenada escapándose unos mechones hacia adelante que enseguida los puse detrás de mi oreja.

Al bajar las escaleras, caminé hacia la sala percibiendo un aroma bastante agradable, el aroma a lavanda; uno de mis aromas favoritos, llegué hasta la cocina y vi a mi madre que cocinaba.

—Cassy cariño, ¿Cuántas veces tengo que gritar para que bajes? y por favor ¿podrías poner la mesa?

—Enseguida mamá —le sonreí—. La verdad mamá estaba escuchando música y no te oía pido disculpas por eso.

Mi madre rueda los ojos y niega la cabeza.

Saqué los platos de la alacena junto a los vasos, utensilios, para dejarlos en la mesa y un plato lo dejé al lado de ella para que sirviera la comida.

—Cassy, querida ¿Has sabido algo de tus amigas de Hailey y Sophia?

—No mamá. —Mencioné tomando un trozo de queso que estaba en el refrigerador y llevándolo a la boca—. Como tú sabes desde que entramos a la universidad no sé nada de ellas. —Dije con la boca llena.

—Pero cómo hoy en día es todo tecnológico ¿Por qué no las llamas, o te pones en contacto cariño? créeme en lo que te digo —Me sonrió dejando el primer plato en la mesa servida, para servir el otro plato que faltaba para poder sentarse.

—Bueno, tal vez veré por Facebook para ver si están, no es mala idea, aunque nunca nos etiquetamos en nada, es como si cada una hizo su vida después de la preparatoria o la misma universidad agota.

—Puede ser una posibilidad querida.

Nos sentamos en la mesa y procedimos a comer, le pregunté cómo le había ido en el trabajo, sin duda estos dos años han sido estupendos con harto esfuerzo y sacrificios, mi madre compró este departamento en que vivimos.

Mi madre trabaja en administración de empresas, y se maneja muy bien en la carrera que ella había escogido, me enorgullece tenerla como madre, y hasta ahora yo sigo estudiando en lo que más me gusta.

Cuando terminamos de desayunar, la observaba detenidamente, ella sonrió, por lo que inmediatamente le ayudé a secar los platos luego de eso le di un beso en la mejilla.

—Querida saldré a hacer las compras, ¿de acuerdo?

—Claro mamá, anda yo terminare de secar los platos y luego estaré en mi habitación cualquier cosa te aviso por teléfono si cambio de planes...

—De acuerdo querida—Mencionó mi madre para tomar las llaves del auto y salir cerrando la puerta.

Al terminar subí las escaleras lentamente, me estiré un rato en mi cama mirando el techo para cerrar mis ojos unos momentos hasta que suena mi celular con la canción «Wild Heart — The Vamps»

Quedé anonadada de quien era, pero una gran sonrisa inundo mi rostro.

—¿Diga?

—¿Ya no te acuerdas de mí? ¡Que ingrata eres!

—¡Sophia!

—¡Cassy!

—Sal ahora mismo te estoy esperando.

—¿¡Que!? pero Como...

—Fue fácil ubicarte después de todo tu ubicación en tu teléfono lo dice todo, además de que veía que publicas cosas de tu departamento con tu mami.

—Espera te abriré rápido.

Negué con la cabeza, aún no me lo creía que Sophia una de mis mejores amigas se encontraba en Sídney.

Eso me sonó muy a lo FBI.

Sophia muchas veces me asustaba por el simple hecho de con un simple toque me rastreaba, pero le reste importancia.

Necesitaba verla y que no me jugará una gran broma, ya que era la especialista en bromas.

Bajé las escaleras como pude, sin tropezarme para no caerme por la emoción que me invadió en esos momentos, una de mis mejores amigas que no veía desde hace cuatro años, se encontraría en la puerta de mi departamento.

Al abrir la puerta, mi mente lo procesaba de manera lenta y al ver el rostro de Sophia, no pude evitar gritar.

Aventamos los celulares y nos dimos un gran abrazo saltando de la emoción, no lo podía creer mi amiga Sophia se encontraba allí de pie, de carne y hueso no se trataba de un espejismo, ni nada parecido. ¡Era realmente ella!

—¿Cómo estás amiga?

—Muy bien Sophi, la verdad con mi mamá hemos estado bastante bien, y tú ¿Cómo has estado?

—La verdad bastante bien, inclusive tengo tantas cosas que contarte, después de tanto tiempo que no nos vemos... pero bueno vine aquí porque te tengo una sorpresa.

—¿Qué sorpresa me tienes?

—Tu calladita y anda a ponerte algo más apropiado... yo te espero.

—Está bien, de acuerdo. —Mencioné de forma desconfiada—. Sophi si quieres puedes sacar cualquier cosa, esta es tu casa. —le sonreí antes de salí corriendo otra vez para entrar a mi habitación.

Me observé al espejo unos momentos, no sabía que colocarme, tenía un par de opciones por lo que elegí lo más apropiado para una ocasión si ibas a salir con tu amiga; una vestimenta casual.

Llamé a mi madre esperando a que contestase.

—¿Querida que sucede?

—Mamá no lo vas a creer esta Sophia en la casa.

—¿Qué, enserio?, vaya no lo puedo creer.

—Sí, saldré con ella...

—... está bien, pero recuerda con cuidado me llamas cualquier cosa ¿eh? También está el auto así que de todas formas si te sientes mal o...

—Sí, mamá yo te llamo, estará todo bien lo prometo, cuídate un beso.

Colgué la llamada dejando mi celular en uno de los bolsillos del pantalón baje las escaleras para ver que Sophia estaba sentada mirando su celular.

—Déjame adivinar es uno de...

—Shh, calla tú, no es nadie importante es un chico que... bueno lo conocí bailando...

—Entiendo, pero me debes contar todo Sophia y cuando es todo. es todo.

—Ya, Cassy vayamos, ¡la sorpresa te espera!

—De acuerdo. —Mencioné soltando una carcajada y negando la cabeza.

Cuando estaba nerviosa soltaba un par de carcajadas, ya que no tenía idea de lo insólito e inesperado suceso que me esperaba.

Aunque me daba cierta curiosidad por aquella «Sorpresa» que tenía Sophia.

Nos marchamos no si antes de llevar las llaves de mi casa para cerrar la puerta tras de mí y nos encomendarnos en esa gran sorpresa que Sophia me tenía guardada, aunque conociéndola, ella es capaz de todo a pesar de que no nos hemos visto desde hace ya cuatro años.

Y debo confesar que: eso me alegraba y a la vez me asustaba.




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