CAPÍTULO 44

Rick me empuja contra una pared apenas entramos por la puerta. Mi cabeza rebota tan duro contra esta que puedo ver estrellas. No sé por qué está tan enojado, pero supongo que tiene que ver con todos estos días que he logrado escaparme de sus garras. Su mano derecha se acerca a mi garganta antes de apretar lo suficiente como para hacerme daño, pero no lo suficiente como para asfixiarme. Le pregunto qué sucede con cierta dificultad. Arquea una ceja con una expresión entre divertida e irritada.

—Dime una cosa, Nikki. ¿Por qué demonios has llegado tan tarde a casa? ¿Dónde desapareces todas las tardes? ¿y dónde te quedas? no me vayas a mentir, cariño porque sé que no has dormido aquí por varios días.

Coloco mis manos en sus muñecas como una manera de evitar que continúe con su asfixia y hago mi cabeza un poco hacia atrás todo lo que me permite la pared para poderle responder pues ya he comenzado a perder la respiración. Parece que se da cuenta de esto porque afloja un poco el apretón a mi garganta.

Tomo una respiración profunda con la intención de recuperar el tan preciado aire que se me fue quitado. Busco una mentira rápida en mi mente que suene lo bastante convincente como para escapar de esto. Digo lo primero que se me pasa por la cabeza.

—Me quedé con Kate, la chica que viste hoy. Si no me crees puedes preguntarle. Y sabes que tengo tutorías todos los días con mi profesora de matemáticas, por eso llego tarde, lo juro.

Suelta una risa sarcástica antes de dar un paso hacia atrás lejos de mí. Empieza a pasearse de un lado a otro, sus manos se entrelazan entre su cabello como si estuviese desesperado. Sé que es la mentira más patética y básica que pude soltar, sin embargo; no puede saber que el apartamento de Theo es el lugar dónde desaparezco todos los días.

Me alejo de la pared antes de caminar unos centímetros hacia los lados como una manera de colocarme cerca de la salida para poder correr fuera de este lugar en caso de que las cosas se pongan violentas. Mis ojos lo siguen con cautela a medida que camina de un lado al otro.

Voltea a verme pasados unos segundos, su expresión varía entre el enojo y la exasperación después de que la risa acaba.

—¿Tú crees que yo soy estúpido, verdad? —mueve un dedo en mi dirección y vuelve a reír —. Sabes... esperaba que me dijeras la verdad, pero obviamente si piensas que soy estúpido.

—¡Te digo la verdad!

—Claro que no, cariño. Te iba a otorgar el beneficio de la duda, aunque ya no tiene caso. Sé dónde has estado.

Olvido como respirar, creo que hasta mi corazón deja de funcionar. Mis piernas se sienten débiles y comienzan a temblar con fuerza. Espero que hable de cualquier otra cosa excepto de lo que pienso que va a hablar.

—¿De qué... hablas? —Pregunto con voz temblorosa sin dejar de rogarle a Dios para que esto sea un mal sueño pues mi papá no puede saber nada sobre Theo.

—Ay, cariño. ¿De verdad esperabas que yo no iba a estar pendiente de dónde estabas o con quién? Un error, nena —. Camina de nuevo hasta donde estoy sin darme tiempo para hacer nada que no sea parpadear.

Soy una estúpida.

Era obvio que él lo sabía, es Rick después de todo, pero estaba tan ensimismada en mi relación con mi profesor; en los problemas con Valery y Daniel que me olvidé por completo de todo lo demás.

No debí haber bajado la guardia.

Toma mi cara entre sus dos manos para obligar a mis ojos a encontrarse con los suyos.

—Me has mentido todo este tiempo, bebé —besa la comisura de mis labios antes de seguir —, ¿sabes de qué me entere hace unas semanas? Fui a tu escuela y supe algo. Tu profesora Vanessa renunció hace bastante tiempo, no ha dado clases en tu escuela desde hace meses. En su lugar ha estado alguien llamado Theodore Jones; supongo que lo conoces. No trates de negármelo, cariño. ¿Por qué me dijiste que ibas a tutorías con tu profesora? Mentiste.

—¡Lo hice porque te conozco! Sabía que ibas a reaccionar de mala manera si te decía que era un hombre, por eso te mentí. Lo siento, papá, perdóname —. No debería pedirle perdón ya que no se lo merece, solo que necesito apaciguarlo.

—Eres una jodida mentirosa. Debiste habérmelo dicho.

Miro con incredulidad sus ojos y quiero más que nada escupirle en la cara.

—Dime, papá, ¿habría hecho la diferencia?

—No. Tienes razón, no la habría hecho. Aunque sin duda estaría menos enojado, pero espera, Nicole, aún no llego a la mejor parte. ¿Quieres saber cuál es? —Masajea en círculos mis pómulos con los pulgares.

Un escalofrío recorre mi cuerpo ante la caricia tan tierna. No debería tocarme de esa manera; eso es algo que Theo suele hacer conmigo. Sin embargo, este hombre acaba de transformar algo hermoso por algo completo repulsivo. En ese momento decide acortar la distancia entre nuestros labios hasta que los suyos se alinean con los míos.

—La mejor parte de todo es sin duda la increíble relación que tienes con él.

Jadeo con horror. Maldita sea. Me acaba de confirmar mi mayor temor. Ladea un poco la cabeza hacia un lado con una sonrisa demasiado conocedora.

—Apuesto a que sabes de qué hablo, no trates de negármelo.

—¿Cómo lo sabes? —Logro decir con voz apagada e insignificante.

Sabía que en algún momento se enteraría, era obvio. Lo he sabido desde el instante en el que besé a Theo y no me importó el riesgo que podría traernos, solo que esperaba nunca tener que enfrentarme a esto.

Lleva la mano de manera lenta a la parte trasera de mi cuello antes de envolver mi cabello en un puño para tirar de mi cabeza hacia atrás. Comienza a caminar hacia adelante sin soltarme lo que provoca que me arrastre detrás de él. El dolor en mi cuero cabelludo se hace presente de inmediato por el fuerte tirón, es como si me arrancara cada hebra una por una. No detengo el grito que sale de mi garganta al ser tomada de esta manera. Detiene los pasos en su cuarto por un momento mientras abre la puerta de una patada, luego nos hace ingresar sin importarle que me lastime. El dolor es insoportable, sin embargo; no le daré el gusto de humillarme al rogarle que me deje libre. Lo siguiente que sé, es que estoy de espaldas en la cama con él a horcajadas sobre mi cuerpo, lo que me deja a su merced.

—Lo sé porque luego de enterarme de las mentiras que me dijiste durante todo ese tiempo, decidí seguirte después de la salida de clases hasta el lugar donde vive tu querido profesor y estuviste ahí toda la tarde. Luego miré como salías de nuevo en compañía de Theodore antes de besarse. Así fue como lo supe. Debiste ser más cuidadosa al momento de salir con tu novio.

Con un gruñido enojado, comienzo a removerme debajo de él para tratar quitármelo de encima, aunque su peso es demasiado para mí; por más que lo odie soy muy débil físicamente en comparación a él. Observo como sus ojos se dilatan con rapidez ante mi el movimiento, así que dejo de hacerlo. Ahora si necesito salir de aquí. Es la mirada que suele tener antes de volverse loco por completo. No obstante, antes de darle un rodillazo en la parte más sensible de su anatomía, quiero hacer la pregunta que ha rondado por mi mente desde que me confesó todo lo que sabe.

—Ya lo sabes, entonces, ¿qué es lo que piensas hacer al respecto? —Levanto la barbilla en desafío y mis ojos se entrecierran.

—Yo nada. No haré nada.

Eso me agarra con la guardia baja. Parpadeo como estúpida unas cuantas veces mientras trato de analizar sus palabras. ¿Qué no hará nada? Ja. Sí, claro y Valery no está loca.

—¿Bromeas?

—Para nada, linda. Lo digo en serio. No haré nada.

—¿Por qué? —Cuestiono con desconfianza porque no le creo nada.

—Sencillo, tú harás algo por mí —. Contesta con aire de suficiencia.

—¿Qué quieres?

Baja la cabeza hacia mi cuello donde deja un beso e inhala mi olor. Me quedo quieta en mi lugar, no me atrevo a moverme un solo centímetro y mi cuerpo entero comienza a temblar sin poderlo evitar a causa de mi temor. Quiero irme de aquí, solo debo esperar unos cuántos segundos más. Comienza a hablar con la cara aún enterrada en mi cuello.

—Vas a ir donde tu noviecito, le mentiras y después terminarás con él.

Comienzo a reír con fuerza ante lo que acaba de decir. Por supuesto que eso es lo que él desearía que haga, pero ya no le haré caso nunca más.

—Estás loco si piensas que te haré caso. Puedes irte al diablo, Rick.

Levanto mi pierna con toda la fuerza que soy capaz de reunir y le doy un rodillazo en la entrepierna. Escucho su gruñido de dolor antes de apartase para sostener entre sus manos la parte golpeada. Sus insultos no se hacen esperar aunque no me quedo a escucharlos, en su lugar salto fuera de la cama antes de comenzar a correr a la puerta sin agarrar mis cosas. Lo único que necesito es ir al apartamento de Theo para por fin hacer la denuncia en contra de mi padre como debí hacerlo desde el principio.

Estoy a algunos instantes de alcanzar la puerta cuando de repente un dolor agudo se hace presente en mi tobillo izquierdo lo que me hace perder el equilibrio. Caigo al suelo con fuerza, mi mandíbula se golpea contra este en el proceso y todo el aire abandona de golpe mis pulmones. Giro boca arriba cuando me doy cuenta que lo que me ha hecho caer son los dedos de Rick envueltos alrededor de mi pie. Observo a Rick aprovechar mi estado desorientado para arrastrarse por el suelo hasta subirse a horcajadas sobre mis caderas. Una vez se acomoda, su mano se levanta en el aire y solo puedo observar sin poder hacer nada cómo la deja caer con fuerza contra mi cara repetidas veces hasta que puedo sentir mi ojo derecho hincharse y mi boca llenarse de sangre. Mi visión se oscurece por completo como consecuencia de la inflamación.

—¿Por qué siempre tienes que ser tan rebelde? Desobedecerme no es una opción —. Jala mi blusa con la suficiente fuerza como para arrancarla de un solo tirón.

Me levanta un poco para pasarla por mis brazos antes de quitármela. Recorre con las manos todo el camino por mi estómago, mis caderas, mis pechos, hasta llevarlas detrás de mi espalda donde encuentra los broches de mi sostén para abrirlos. Aquí es cuando cierro mis ojos; ya no puedo hacer nada para defenderme. Toda la fuerza me abandonó en el momento en el que caí al suelo. Mi cara palpita por los golpes, mi tobillo duele como el infierno y mi espalda se congela por el suelo frío.

—Si no quieres terminar con él, Elizabeth pagará las consecuencias. En este mismo momento tengo a alguien que la espera fuera de la escuela. Esa persona solo necesita una palabra de mi parte para que se la lleve lejos de aquí; nunca más la volverías a ver. Es tu elección, Nicole, tu escoges a quién vas a salvar. Porque si te vas con Theodore, no creas que no los perseguiré ni les haré daño a ambos. A él le pasará lo mismo que a tu ex novio, a ti te mataré.

El corazón me golpetea en el pecho de manera desenfrenada al escuchar sus palabras; las lágrimas se apoderan de mis ojos antes de comenzar a caer por mis mejillas sin poderlo detener. Él sabe cuál es mi punto débil. Elizabeth es mi motor, mi vida entera. Todo el dolor que he soportado ha sido debido a ella, siempre he querido protegerla a toda costa. A pesar de que ya no tengo duda de que quiero a Theo porque ha sido el único que ha sabido meterse en mi piel; el único que supo ver mi sufrimiento, no puedo escogerlo por encima de mi hermana. Simplemente no puedo. Mi amor por ella puede más que todo lo demás.

Rick puede sentir que me he rendido por el cambio en mi cuerpo.

—Veo que tomaste tu decisión. Sabía a quién escogerías. Solo... te voy a pedir una cosa más —me quita la falda junto con mi ropa interior hasta dejarme desnuda antes de volver a hablar —: quiero que le escribas a tu noviecito que todo está bien, solo que yo he empezado a sospechar de ustedes, así que solo necesitas unos días para disipar mis dudas. Espero no trates de engañarme, Nikki. Todos los días alguien va a vigilar a Eli, así que si me entero que no hiciste lo que te ordené o si haces algún plan con tu novio para escapar, ella desaparecerá de tu vida, ¿entendido?

Trago saliva. Abro con dificultad mis ojos para enfocar mi mirada en la suya antes de responderle:

—Sí.

Sonríe con arrogancia, luego se levanta para comenzar a desvestirse. Ya no presto atención a nada más, permito que el dolor en mi cuerpo se haga cargo y me dejo llevar por la inconsciencia, no quiero sentir ni ver nada de lo que vaya a suceder a continuación.

Toda la fuerza que Theo enfundo en mí con anterioridad se acaba de ir a la mierda. De nada sirvió enfrentarme a Valery y a Daniel por él, porque a la única persona que en realidad puede arruinar mi felicidad mi vida no la puedo enfrentar.

Él siempre ganará.

No importa todo lo que yo esté dispuesta a hacer para evitarlo.

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