CAPÍTULO 32
Nicole
Contemplo a Theo fijamente quien todavía tiene lágrimas en su rostro mientras espero alguna reacción de su parte, cualquier cosa. El dolor que veo en sus ojos me mata por dentro. Esta era una de las muchas razones por las que no quería volver a involucrar a nadie. Ya una vez tuve que ver lo que mi confesión le hizo a una persona. Tuve que ver el instante en el que los pensamientos, los sentimientos desesperados comenzaron a correr uno tras otro detrás de mirada. Vi la tristeza, la pena, la rabia que esto les causaba y no quería ver aquello de nuevo, pero aquí estaba yo en la misma posición, sin perderme ningún detalle de todo lo que él siente en este momento y su silencio me vuelve loca.
Observo como cierra sus ojos para después levantarse de un salto de la cama. Comienza a pasear de un lado a otro de la habitación con los puños apretados. Llora con más fuerza como si fuera él quien sufrió, no yo. Me quedo en la cama un momento antes de pararme y llevar mis brazos a su alrededor.
—Necesito un momento, Nikki, por favor —. Su habla sale entrecortada, como si le costara sacar las palabras de su boca. Unos instantes después quita mis brazos para después salir de la habitación y cerrar la puerta detrás de él.
Vuelvo a sentarme en la cama, dolida por su reacción. Solo se fue. Me dejó aquí, sola.
Trato de que no me lastime esa reacción, me digo a mí misma que Theo necesita un momento para procesar sus sentimientos.
Pero eso no disminuye el dolor.
****
Theo
Camino a la cocina para tomar un vaso con agua antes de ir otra vez con ella. No puedo pensar con claridad. Lo único que deseo en este momento es ir a la casa de Nikki y matar al desgraciado de su padre. El único sentimiento que puedo tener es odio; un odio tan profundo y cegador que podría consumirme por completo si lo dejo. Me destrozó por completo escuchar la angustia por la que ha pasado desde aquel día y lo más doloroso de todo fue saber que tuvo que hacerlo sola. Comprender cómo ha llevado la carga de proteger a su hermana y proteger su secreto de esa manera sin que nadie le ofreciera su apoyo, me mata.
Si pudiera cambiar de lugar con ella, lo haría. Haría cualquier cosa por ella, incluso si eso significara venderle mi alma al diablo, lo haría sin dudar, sin embargo; la vida no funciona de esa manera, yo debería saberlo
Ahora puedo entender mejor la actitud de Nikki, todo comienza a cobrar doloroso sentido. Aquellas miradas torturadas en sus ojos todos los días, la forma de retraerse en sí misma al estar con los demás; la razón por la que sus sonrisas son tan escasas, los golpes en su cara y de seguro en otras partes de su cuerpo. Su forma de tensarse ante mi toque y cómo se relajaba después... todo encaja como un puzle. Y detesto que Nikki, precisamente ella, sufra así. Me parte el alma de solo imaginármelo. ¿Cómo un padre puede lastimar así a su propia hija? ¿cómo alguien puede lastimar a un ser inocente? No merece vivir.
Tiro el vaso contra la pared mientras dejo salir un grito de rabia. Quiero verlo sufrir por lo que ha hecho.
Nicole
Envuelvo mis rodillas con mis brazos a la espera de su regreso. Salió de la habitación desde hace veinte minutos y no puedo evitar que la preocupación se apodere de mí. Sigo sin entender el giro que dieron las cosas con él. Esperaba nunca hacerle saber sobre esto, pero ya no hay marcha atrás.
En ese momento escucho algo que se estrella contra la pared en el piso de abajo y salto fuera de la cama con el corazón acelerado. Quisiera bajar a ver qué sucede, pero tengo miedo de lo que me voy a encontrar cuando lo haga. Por lo tanto, decido obligarme a quedarme aquí a esperar. Presto atención para escuchar alguna otra señal hasta que varios minutos después del ruido hay algunos pasos en la escalera antes de que la puerta se abre para dejarme ver a Theo.
Luce destrozado mientras se queda en el umbral de la puerta sin dejar de analizarme con detenimiento, como si debatiera algo consigo mismo. Instantes después, cuadra sus hombros y comienza caminar donde me encuentro sin dejar de mirarme con cautela a cada paso que da. Aparto la vista hacia el suelo, no me gusta la lástima en esos ojos. Además, estoy un poco enojada con él por irse, pero puedo entender la necesidad de alejarse de mí y tomar un respiro antes de enfrentarme de nuevo. Miro sus zapatos cuando se detiene frente a mí demasiado avergonzada para mirarlo. Espero hasta que se agacha a mi altura, el silencio se vuelve sofocante para ambos
—Lamento que hayas tenido que escuchar sobre eso. Entenderé si no me quieres hablar más —. Decido hablar en ese momento al no notar ningún intento de su parte para tratar de calmar mi angustia.
—¿De qué rayos hablas? ¿Por qué piensas no voy a hablarte más? —Me encojo de hombros.
—No me has dicho nada. Solo te fuiste y me dejaste aquí. Supuse te querías alejar de mí ahora que lo sabes todo.
—Nikki. Mírame —niego con la cabeza, renuente a obedecer —. Por favor. —Ruega esta vez con voz desesperada. Decido hacerle caso y levanto poco a poco la mirada lo suficiente como para darme cuenta de la seriedad en sus ojos.
—No me alejé por eso, amor. Necesitaba pensar de lo contrario estoy seguro que hubiese ido a matar a tu padre. Yo... yo lamento dejarte sola en un momento así, necesitaba aclarar mis ideas. No sabes... —toma una profunda inhalación —. No sabes lo que sentí cuando me lo contaste.
—Lo sé, pero... no debiste irte. Te necesitaba conmigo, no fue fácil para mí hablar y tampoco sabes lo que yo sentí al decírtelo y de todas formas te fuiste.
—Lo siento, amor. Perdóname, por favor —asiento con la cabeza porque no sé qué más puedo decirle —. Nikki, ¿quién más lo sabe? —Interroga luego de unos instantes, sus manos aprietan las mías en apoyo.
—Nadie aparte de ti y Luc.
—¿Ni siquiera tu abuela?
—No. —Se levanta del suelo ante eso, su cabeza se mueve de un lado a otro en negación. Miro hacia abajo a tiempo para notarlo apretar los puños tanto que sus nudillos se vuelven blancos. Lo puedo notar: está a punto de estallar, aunque se contiene por mí.
—¿Por qué no se lo has dicho a nadie, Nicole?
—¿En serio preguntas eso? No podía... no puedo permitir que alguien lo sepa y sabes muy bien la razón. Mi padre se entera de todo. Se enteró cuando mi ex novio lo supo ¿y qué pasó? lo golpeo tanto y tantas veces que lo envió a un hospital en donde luchó por su vida durante meses debido al maldito traumatismo cerebral que le causó.
—¡Pudiste haberlo denunciado en ese entonces, y lo sabes! —Su grito enfadado me sorprende, es la primera vez. Tiene el ceño fruncido y aquella vena en su frente parece que fuera a estallar en cualquier momento.
La rabia en su voz desencadena la mía propia, no tiene derecho a tratarme como lo hace.
—¡No podía hacerlo! ¡No te atrevas a juzgarme!
—¿Por qué rayos no podías? ¡Y no te estoy juzgando, solo quiero saber la razón!
—¿No lo entiendes? —Bufo en frustración porque su silencio solo me confirma que no lo hace —. Soy menor de edad, Theo, y tú más que nadie debería saberlo. Tengo una hermana de apenas ocho años quien depende de mí y si lo denunciaba en ese entonces; aún si lo denuncio ahora, nos van a llevar a un orfanato, alguien podría adoptarnos y ni siquiera podría ser la misma familia. Estaríamos separadas definitivamente y yo... no podía, ni puedo permitir que eso pase.
—¿Qué hay de tu abuela? Ella podría hacerse cargo de las dos —. Ruedo mis ojos.
—Oh por Dios, Theo, ¿por cuál clase de tonta me tomas? ¿de verdad crees que no lo había pensado y no hice algo al respecto? Lo hice. Ese fue mi plan al principio —suelto una risa sarcástica cuando el recuerdo de ese día regresa con todas sus fuerzas, luego continúo —: tomé a Elizabeth cuando ella tenía cinco años, cansada de tanto sufrir. Decidí ir a su casa a pedirle que nos dejara quedarnos con ella. Ya tenía planeado denunciarlo cuando aceptara, pero, ¿sabes cuál fue su respuesta? "no puedo hacerlo, Nikki, me gusta mi independencia y hace tiempo que pasó mi momento de cuidar niñas, lo siento". Esas fueron sus estúpidas palabras exactas. Así fue como me quedé sin opciones, eso todavía no ha cambiado.
Recuerdo pensar que Dios me había castigado por algo hecho por mis antepasados pues todo me salía mal. Mi madre se había ido, mi padre me violaba cada vez que se le daba la gana y ni mi propia abuela me quería ayudar. Ni siquiera entiendo sus razones para comenzar cuidar a Eli en las tardes después de ese día. Fue un milagro que aceptara cuidarla y que todavía la cuide durante todos estos años, aunque sospecho que es porque solo se dedica a hacerlo unas pocas horas, no a cada momento. Mi vida ha sido un completo desastre y no ha hecho sino empeorar con el paso de los años.
De repente Theo se encuentra frente a mí con mi cara entre sus manos, las palabras que salen a continuación de sus labios me dejan en estado de shock.
—Déjame ayudarte, cariño. Por favor, déjame a mí. Puedo hacerme cargo de todo. De ti y de tú hermana. Haz la denuncia y deja todo en mis manos.
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