CAPÍTULO 3

La cafetería se encuentra bastante llena. La mayoría de los estudiantes ríen y hablan al mismo tiempo lo cual hace casi imposible escuchar algo en concreto. Camino por entre las mesas con la intención de buscar a mis amigos y los encuentro en una mesa más alejada de lo habitual. Al llegar, Daniel me sonríe mientras los demás chicos me saludan con la cabeza antes de volver a sus respectivos asuntos.

—Pensé que ya no venías. —Es lo primero que me dice Kate al notarme. Acaba de reír por algo que Jacob, su novio, le termina de susurrar en el oído. Sus mejillas se sonrojan un poco y sus ojos verdes comienzan a brillar.

—Lo siento, tuve que hablar con el profesor.  —Tomo asiento con un suspiro cansado luego saco una botella de agua de mi mochila. Eso despierta de inmediato su interés, sus labios se levantan en una amplia y pícara sonrisa.

—¿El nuevo profesor? ¿de qué hablaron? —La curiosidad se puede notar en su voz.

—Sip, ese mismo —. Respondo mientras quito la tapa de mi botella de agua para darle un largo trago, de repente siento la garganta reseca —. De nada importante, solo le pedí ayuda con los ejercicios de cálculo de nuevo, no entendí nada de lo que explicó. Me dijo que lo buscara después de finalizar todas las clases.

—¡Eso es genial! tendrás tiempo a solas con ese bombón —. Su sonrisa picara aparece de nuevo y alza ambas cejas al tiempo de manera sugerente.

—¡Kate! —reprocho con mi cara caliente al notar que hemos captado la atención de los demás en la mesa. Lanzan algunas miradas curiosas así como divertidas en nuestra dirección.

—¿Qué? —hecha la inocente, pestañea varias veces —, solo señalo lo obvio. Deberías aprovechar la oportunidad, está buenísimo—. Suspira de forma dramática, sus manos se acercan a su cara para abanicar sus mejillas como si tuviese calor.

—¡Oye! —exclama Jacob a su lado con un ceño enojado en su expresión —. Estoy aquí, sabes. No puedes hablar de otros hombres delante de tu novio.

Le lanza una mirada apenada mientras sus mejillas se sonrojan.

—Ay, cariño no seas celoso, solo le doy un consejo a Nikki. Además, sabes que te amo —. Le guiña un ojo lo cual logra apaciguar su mirada celosa, aunque no lo suficiente.

—No voy a aprovechar una oportunidad con nadie, Kate, solo va a explicarme los ejercicios, nada más. Ni te emociones.

Abre sus ojos de forma exagerada como si lo que acabara de decirle fuera lo más estúpido que haya escuchado y adquiere una actitud de reproche.

—¿Cómo así no vas a hacer a nada? si yo estuviera a solas con ese hombre, créeme, no desaprovecharía ni un segundo... si no tuviera novio, claro está —. Añade al notar la mirada enojada de Jacob.

—Kate, el profesor puede ser un hombre guapo, pero por amor a Dios, ¡es nuestro profesor y mucho mayor! Nunca me metería con él.

—Oh, vamos, no sé lo que todas le ven a ese profesor, ¿no está un poco viejo para ustedes? —espeta de repente Daniel con molestia lo cual interrumpe nuestra conversación —. Si quieres, yo puedo enseñarte, soy muy bueno en cálculo —. Sus ojos marrones me observan de forma esperanzada a la espera de mi respuesta.

Quiero responderle que eso estaría genial, lo prefiero a él antes que ver al profesor toda la tarde, pero Kate se me adelanta apenas abro la boca.

—No sabes de lo que hablas, Daniel, solo estás celoso. Y no, no puedes enseñarle, nadie te entiende cuando explicas —Lo fija con una mirada petulante antes de volver su atención a mi rostro —, mira cariño, solo deberías coquetear un poco con él aunque no vaya a pasar nada. Después de lo de Luc ya ni siquiera sales con nadie y mucho menos coqueteas con ningún chico.

Suspiro frustrada. Ni siquiera entiendo por qué hablamos de coquetear con una persona que podría ser nuestro hermano mayor.

—Basta. No voy a coquetear con nadie, menos con un profesor, por no mencionar que ni siquiera me haría caso. Además —añado al ver su boca abrirse para contradecirme —, estoy bien soltera —. Mi voz sale molesta y estoy segura mi rostro muestra una mirada asesina, luego dejo zanjada la conversación.

Entrecierra sus ojos, no obstante; no vuelve a tocar más el tema durante el resto de la comida aunque aún no me he librado del todo. Es como un perro con un hueso.

Minutos después, toda la mesa comienza a hablar otra vez de la graduación de los de último año, la cual el grado inferior —es decir, nosotros— tenemos que preparar y ser los anfitriones.

No presto demasiada atención, no es como si mi padre me dejara ir a cualquiera de esos eventos de todos modos. Él es demasiado estricto si se trata de mí, en cambio me dedico a mirar mis redes sociales en mi celular con tal de distraerme. Varios minutos después, el timbre indica el final del receso y cada quien toma sus respectivas cosas para marcharse a sus salones. Me despido de mis amigos antes de caminar hasta donde me toca para terminar las últimas clases de la mañana.

****

El día terminó demasiado rápido para mi gusto. La verdad, no quiero ir a las tutorías con el nuevo profesor. Por alguna razón desconocida, me intimida y me pone demasiado nerviosa. Hace bastante tiempo no me siento de esa forma con ningún hombre, excepto tal vez con mi propio padre, pero eso no viene a cuestión ahora.

—Los veo luego, chicos.

Kate me guiña un ojo al despedirme, pero la ignoro a favor de dirigirme a la sala de profesores la cual está casi al otro lado de la escuela. Ya la mayoría de docentes y estudiantes se han ido a sus casas pues la jornada de la tarde inicia a las tres, por lo tanto los pasillos se encuentran un poco solitarios.

Al llegar a la puerta, me quedo parada con mis ojos fijos en el letrero. Dudo en sí debería tocar o no, pues estaríamos solo nosotros dos mientras me explica y no sé si me gustaría eso. Al final decido que no tengo de otra si quiero pasar la materia este año.

Inhalo una gran bocanada de aire con la intención de calmarme. Una vez hecho esto, levanto mi mano para golpear con suavidad la puerta hasta escuchar un "adelante" del otro lado. La abro y me quedo parada incómoda en el umbral.

El señor Jones se encuentra apurado, su cuerpo se mueve de un lado a otro así como sus manos mientras cambia cosas de su escritorio. Se ha quitado la chaqueta la cual dejó colgada de la silla además se ha remangado la camisa hasta los codos para mostrar sus antebrazos.

—¿Señor Jones? —levanta sus ojos de sus cosas y me lanza una mirada confundida.

—Señorita Jhonson, ¿necesitaba algo?

—Uhm... perdón por interrumpirlo, pero usted dijo que podía buscarlo después de clases. Me iba a dar unas tutorías... —Comienzo a dudar de esto, al parecer, se olvidó de ese pequeño detalle.

Frunce el ceño de nuevo, parece molesto aunque no sabría decir si es conmigo, con otra persona o con sí mismo.

—Oh vaya, lo siento, lo olvidé por completo —mira el reloj de muñeca —. Me acaban de llamar,  tengo algo importante para hacer. Temo deberíamos aplazarlo para otro día, o si gusta, puede darme la dirección de su casa e iré apenas termine.

Oh no, solo eso me faltaba, que el profesor quiera venir a casa. Comienzo a negar con la cabeza.

—Lo siento profesor, pero mi casa está en remodelación y no será posible —. Esa es la primera mentira que se me ocurre.

Esta vez suelta un suspiro frustrado, aparentemente la llamada fue urgente y se encuentra demasiado ocupado como para aguantar a una de sus molestas estudiantes.

—De acuerdo, entonces le escribiré mi dirección y mi celular en un papel. Llámeme antes de las cuatro para acordar a qué hora puede ir a mi apartamento.

Saca un lapicero antes de escribir en una nota su dirección. Mi mente se queda en blanco ante la petición de vernos en su apartamento. Solos.

Puedo sentir como el aire escapa de mis pulmones ante esa mala idea. Vuelvo a negar, los nervios aumentan mucho más en mi cuerpo.

—Lo siento, señor Jones, no puedo ir a su apartamento, es raro. Deberíamos encontrarnos en otro lugar, en la biblioteca tal vez.

Su mano se detiene al escucharme. Lleva sus ojos a los míos.

—¿Sucede algo malo?

—No, no, es solo que... no me parece una buena idea, no se vería bien que una alumna vaya a la casa de un profesor solo por unas tutorías y la verdad no me sentiría cómoda si estoy sola con usted —. Abro grande los ojos al darme cuenta de cómo se puede malinterpretar mis últimas palabras, aunque ya es tarde para retractarme de ellas.

Escudriña con atención mi rostro como si supiera que algo anda mal. No es que piense que él podría lastimarme si no estamos en un lugar público o me vaya a hacer otra cosa, la cuestión es... no me sentiría tranquila con ello, por no hablar de que es un completo extraño y no lo conozco en absoluto. Después de lo que parece una eternidad, asiente.

—Bien, Nicole. Tiene toda la razón. No hay problema, nos veremos en la biblioteca.

Devuelve su atención al papel donde termina de escribir.

—Tome, aquí está mi número de teléfono — lo agarro con manos temblorosas mientras lo miro a la cara—. Espero su llamada en la tarde —. Sonríe apenado. Su mirada se demora unos segundos demasiado largos y luego presta atención a otras cosas.

Me quedo quieta, mis ojos lo siguen por unos segundos más de la cuenta. Se mueve por el salón apresurado sin darse cuenta de mi mirada fija, antes de asentir en acuerdo y salgo de ahí lo más rápido posible. Solo cuando ya estoy camino hacía mi casa, caigo en cuenta de lo que hice.

¿En qué me he metido? Rick va a matarme.

Dedicado a: abzurdah458

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