CAPÍTULO 28

Nicole:

Theo me sostiene contra sí para dejarme sacar todos mis miedos derramados en forma de lágrimas sin pronunciar palabra alguna. El calor de su cuerpo contra el mío es como un amortiguador de todo el dolor que me carcome por dentro.

Esto en definitiva no era lo que esperaba cuando decidí aceptar la oferta de venir a su apartamento para hablar; no pensaba terminar envuelta a su alrededor de nuevo. Mi plan desde el inicio, mucho antes de volver a la escuela, era acabar con la relación, inventarme una razón y regresar a casa para lamerme las heridas en silencio dentro de la oscuridad de mi habitación, no obstante; después de haber dicho todas las palabras que practiqué frente al espejo durante horas, después de que me levanté y me dirigí hasta la puerta, con mi mano sobre el pomo preparada para abrirla e irme, el pensamiento de que esta era la última vez que lo vería fuera de la escuela, que ya no habría ningún beso, ningún abrazo o ningún tipo de contacto para darme la fuerza de soportar todo el daño infringido por mi padre, se apoderó de repente de mis pensamientos y algo dentro de mí se rompió.

Fue ese el instante donde comprendí algo: no podría dejarlo ir a pesar de todas las horribles consecuencias que mi decisión podría causar en algún momento. No pude hacerlo.

Así que corrí de vuelta a él, mi corazón comenzó a latir más rápido dentro de mi pecho. En el momento en que me arrojé a su cuerpo, pensé me iba a rechazar y me sacaría a patadas de su apartamento. No iba a culparlo si lo hacía, me resignaría a aceptar su desprecio aunque este me terminara de destrozar por completo, pero eso no fue lo que pasó. No hubo un solo segundo de vacilación, sus brazos de inmediato se envolvieron a mí alrededor, su mano se enterró entre mi cabello mientras susurraba palabras de aliento en mi oído. El alivio se apoderó de mi corazón de inmediato y agradecí que a pesar del dolor que le acababa de causar no se rehusara a mi cercanía.

Han pasado varios minutos después de eso, minutos en la misma posición, mi cara enterrada en el hueco entre su cuello y hombro mientras Theo no dice nada, solo me espera con la paciencia de un santo.

Ya no tengo más lágrimas para derramar pues se acabaron hace bastante tiempo, aunque puedo sentir mis ojos hinchados. Los latidos de mi corazón poco a poco se calmaron para después de unos instantes volver a la normalidad. Cierro los ojos y respiro hondo lo que provoca que mis fosas nasales inhalen el perfume de Theo. Espero otro momento con mi rostro todavía oculto de su mirada perspicaz antes de apartarme del todo.

Sé que tengo que enfrentar la situación así que poco a poco levanto mis ojos hacia los suyos quien me devuelve la mirada en completo silencio, sin embargo; puedo notar toda la preocupación que siente por mí en cada tensa facción de su rostro. Aguardo un momento quieta, mi mente es todo un caos mientras busca una buena excusa del porqué primero terminé nuestra relación como si fuese lo mejor para ambos y después me lancé a través de la sala sin dejar de llorar hacia sus brazos como un mono bebé.

Todo esto es un error, lo sé en lo más profundo de mí. Salir por esa puerta y dejar las cosas como estaban antes de todo era lo correcto. Debí dejar que él solo fuese un nuevo profesor más y yo solo otra de sus estudiantes en su clase.

—Theo... yo... por favor, dime algo —. Susurro con desesperación, la cual se abre paso cuando su silencio comienza a volverme loca. Mueve su cabeza de lado a lado en negación.

—Lo siento, Nikki. Ahora no es... —su manzana de Adán sube y baja en su garganta al tragar saliva, antes de que una pequeña sonrisa triste curve sus labios —. No quiero hablar aún.

Me aparta con cuidado de su regazo para dejarme en el sofá, luego se levanta. Confundida sobre todo, no puedo hacer nada más aparte de observarlo. Se agacha un poco para tomar mi mano entre la suya y entrelaza nuestros dedos mientras me levanta con él. Me dejo llevar hasta su cuarto y la curiosidad sobre lo que va a hacer ahora se apodera de mí. Unos instantes después se detiene frente a la puerta para abrirla despacio sin soltar nuestras manos. Me quedo en el marco un instante, mis ojos asimilan todo lo que me rodea, pues la última vez que estuve aquí Theo me cargó dornida todo el camino. Las paredes son de un suave color amarillo, la cama donde dormí está ubicada en el centro de la habitación; las cobijas son de un suave tono de verde al igual que las almohadas. Un pequeño buro negro se encuentra al lado de esta lleno de algunos libros apilados uno encima de otro. También hay un armario en la pared y un pequeño cuarto de baño.

Después de mirar todo, siento un ligero tirón en mi mano que me obliga a seguirlo hasta la cama.

—Theo, uhm... que estas... —Comienzo a preguntar un poco asustada.

De repente, es como si su cama se transformara ante mis ojos en la mía. Me transporto a un momento en el que puedo verme acostada con Rick encima de mí... mis manos comienzan a sudar y mi corazón se acelera de nuevo, señal de un ataque de pánico en toda regla. Sacudo la cabeza, quiero tratar de borrar el recuerdo. Obligo a mis pulmones a inhalar el aire que tanto necesita y algunos segundos después logro volver al presente. Theo de nuevo aparece en mi campo de visión, una nueva preocupación oscurece sus rasgos.

—Tranquilizate, no vamos a hacer nada, amor. Solo quiero sostenerte unas cuantas horas mientras descansas un poco. — Sus palabras provocan que la tensión desaparezca de mi cuerpo. Sé que él no es mi padre, pero aun así la idea de acostarme en su cama causó que el miedo se apoderada de mí por un segundo.

—De acuerdo... —suelto en un suspiro una vez estoy calmada.

Suelta mi mano para sentarse en la cama. Comienza a quitarse los zapatos, luego se recuesta y me indica con un gesto de su cabeza que haga lo mismo. Despacio repito sus mismos pasos antes de subirme junto a él. Apoyo mi cabeza encima de su pecho e inmediatamente puedo escuchar los suaves y constantes latidos de su corazón. Cierro los ojos un momento cuando el silencio se apodera poco a poco de la habitación, luego comienzo a sopesar mis opciones.

Estoy bastante segura que Theo tendrá varias preguntas más para mí y tal vez ya no podré ocultarle todo. Quizás sea la hora de hablarle sobre mi padre, como comenzaron sus maltratos después de que mamá se fue y mis motivos para no irme de la casa todavía.

—¿En qué piensas, amor? —Pregunta, su mano acaricia mi cabello como si sintiera lo que pasa por mi mente. Suelto un suspiro cansado antes de levantar la cabeza unos cuantos centímetros para encontrarme con su mirada.

—Solo pensaba... que tal vez sea hora de contarte algunas partes de mi vida.

Tan solo decirlo mi garganta se seca y el miedo amenaza con consumirme por completo, sin embargo; la mejor decisión después de que me viera en uno de los momentos más vulnerables de mi vida es hablar con él y compartirle cómo me siento. Estoy asustada, tengo miedo que después de saberlo todo se aleje de mí; que no sea capaz de soportar mi pasado. Observo su reacción tensa y espero notar un poco de impaciencia por conocer lo que ha querido saber desde que nos conocimos, no obstante; no hallo nada de eso, en su lugar solo encuentro comprensión y suavidad en su mirada. Levanta su mano hacia mi cara para meter un mechón de cabello detrás de mí oreja, luego deja reposar la palma de su mano contra mi mejilla.

—Amor, entiendo que ese algo que te mantuvo alejada de mí, de tus amigos y de la escuela debió ser algo muy grande. También sé cuántas veces te he presionado para que me lo digas todo, pero... — se queda callado un momento antes de volver a hablar —, me doy cuenta que no es muy justo de mi parte haberte obligado. Tienes algunos problemas en tu vida de los cuales aún no estás lista para compartir conmigo y la verdad es que no deseo que lo hagas porque necesitas tenerme contento —abro la boca para interrumpirlo, aunque antes de poder hacerlo posa sus labios de forma suave contra los míos para darme solo un pequeño beso antes de apartarse y hablar de nuevo —. Quiero que lo hagas porque de verdad confías en mí.

—Confío en ti, Theo —. Contradigo de inmediato pues es la verdad, pero la duda en sus ojos me confunde.

—Tal vez lo haces, solo que no por completo. Tu cuerpo estaba tenso mientras hablabas y tu voz se tornó aterrada por unos segundos. Quieres decirme, pero estás asustada de hacerlo, por eso no te presionaré más, Nikki.

Me quedo callada con su observación, pues tiene razón. La forma en la que puede leerme siempre me sorprende, nadie nunca ha podido hacerlo, ni siquiera mis mejores amigos, no obstante... Theo parece ver dentro de mi alma y mis pensamientos.

—Gracias. —Todo tipo de emociones obstruyen mi garganta cuando lo digo. La comisura de sus labios se eleva en una ligera sonrisa.

—No me agradezcas, Nikki. No lo merezco.

Deja un beso en mi frente para después guiar mi cabeza de nuevo contra su pecho. Nos quedamos acurrucados en la misma posición hasta que mis párpados empiezan a sentirse pesados.

****

Introduzco la llave en la cerradura sin hacer tanto ruido. La angustia recorre mis venas pues no sé lo que puede sucederme si mi padre se despierta y se da cuenta de lo tarde que es. Después de todo lo sucedido en los últimos días, no era de sorprenderse que me quedara dormida entre los brazos de Theo por tanto tiempo. Abro la puerta despacio y hago pasar a Elizabeth primero mientras le indico con un gesto que vaya a dormir. Cierro detrás de mí antes de empezar a caminar a mi cuarto. Enciendo la luz de mi habitación y al darme cuenta de quién se encuentra sentado tranquilo en mi cama, me detengo en seco. Rick nivela mi mirada asustada con una enojada.

—Te lo preguntaré una sola vez, Nicole, y quiero la jodida verdad. ¿Dónde estabas? —Trago saliva, mis dedos se aferran con fuerza al marco de la puerta por un poco de apoyo.

—E-estuve con mi abuela. —La mentira se desliza con dificultad de mi boca y él lo nota. Inclina la cabeza hacia un lado sin dejar de estudiarme con los ojos entrecerrados.

—¿Segura? No me gustan las mentiras, hija. Lo sabes. —Respiro hondo con la intención de calmar mi acelerado corazón, quiero sonar lo más segura posible para que no se enoje conmigo.

—Estoy segura. Si no me crees, llama a la abuela. —Meto la mano en el bolsillo de mi uniforme para sacar mi celular y acercarlo hacia él.

Se queda en silencio, aún sin dejar de analizarme en busca de alguna mentira, pero trato de mantener la cara en blanco. Después de lo que parecen horas, por fin habla.

—Esta vez, te creeré. Pero si me llego a enterar de algo que no me gusta... —se levanta de donde está y se acerca a mí. Peina mi cabello con sus dedos, luego sujeta mi cara entre sus manos —, ya sabes lo que puede pasarte.

Me quedo quieta sin ni siquiera atreverme a respirar cuando coloca un beso en mi frente y me ofrece una sonrisa antes de apartarse e irse de mi cuarto.

Suelto el aire que me obligué a contener, luego caigo en la cama con fuerza. Cierro mis ojos, no sé cuánto tiempo más podré ocultar mi relación con mi profesor; cuántas veces más tendré que continuar con las mentiras sobre dónde estoy en las tardes. En algún momento mi padre empezará a darse cuenta de mis secretos y el día que eso suceda... Theo podrá estar en problemas, justo como Luc, y ya no seré capaz de protegerlo.

Sacudo la cabeza para dejar de lado por el momento los pensamientos negativos, no quiero que la tarde tranquila que pasé con él se vea opacada por todo esto así que en su lugar comienzo a prepararme para dormir. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top