CAPÍTULO 20
Ingreso en mi casa después de clases y cierro la puerta con suavidad detrás de mí. Comienzo a caminar despacio sin ganas de que mi padre se dé cuenta de mi llegada, aunque al mirar al frente, me detengo de golpe al darme cuenta de la escena ante mí. Rick se encuentra de pie con Sasha de rodillas frente a él. La mano de papá envuelve su cabello con fuerza entre su mano hecha un puño. Primero pienso que hacen algo en lo que no quiero estar presente y empiezo a darme la vuelta para irme, sin embargo; mis ojos se desvían un poco a la derecha donde captan en el suelo algunas gotas de sangre, luego escucho algunos sollozos salir de ella sin dejar de rogarle en voz baja que la suelte. Mi corazón se acelera de inmediato contra mi pecho pues sé lo que sucede acá.
—¡Papá! —Mi grito de sorpresa lo hace levantar de golpe la cabeza.
Sus ojos se tornan aún más furiosos al me ve ahí parada, su mano no deja de sostenerla como si no le importara mi presencia aquí. La furia comienza a recorrer mis venas así que decido caminar hasta ellos a paso apresurado. Trato de alejar a Sasha de él al colocar mi mano sobre la suya.
—¡Tú no te metas, Nicole! Esto es entre esta perra y yo, no tienes nada que ver aquí —. Habla con voz ronca para acto seguido quitar mi mano de un manotazo.
Mis ojos se desvían a la cara de Sasha, al hacerlo suelto un jadeo. Contemplo su mejilla roja junto con el ojo derecho demasiado hinchado. Su nariz sangra por montones al igual que su labio inferior el cual se encuentra reventado. Dirijo horrorizada mi mirada a los nudillos de Rick. Estos están también rojos, ensangrentados, aunque no sé si solo es la sangre de Sasha o de alguna manera llegó a lastimarse al golpearla.
—¡Mira lo que le hiciste en la cara! Eres un animal, ¡ya suéltala!
Quito su mano con brusquedad del cabello de ella, luego agarro su brazo con cuidado para poderla levantar. Mi sorpresa es grande al sentir la resistencia de sus músculos contra mi toque. Empuja la mano con la que la sostengo del antebrazo de manera casi salvaje, lo que me hace retroceder unos cuantos pasos en estado de shock por la agresividad con la cual me aparta de su lado.
—Vete Nikki. No te metas en esto, yo me lo merezco porque lo desobedecí —. Mierda.
Abro los ojos, sorprendida por completo. No puedo creer lo que acabo de escuchar.
—¿Estás loca? ¡Este tipo es un salvaje!
A penas termino de decir eso, siento una fuerte cachetada en mi mejilla la cual me tira al suelo. Mi vista se nubla por el dolor y las lágrimas comienzan a picar en mis ojos. De mis labios escapa un gemido junto con un sollozo, aunque trato de ocultarlo de él. Creo que mi padre me grita algo desde su posición, pero con mi aturdimiento no puedo escuchar nada.
Varios segundos después, logro reorientarme luego de que mi visión deja de oscurecerse en los bordes e intento apoyar mis antebrazos en el suelo para tratar de incorporarme un poco. En ese momento decido observar a través del cabello que me cayó en la cara al hombre que dice ser mi padre.
—¡No me hables así, joder! Te dije que no te metieras —. Se encuentra aún más enojado que antes si eso es posible.
Toma de nuevo a Sasha del cabello para comenzar a arrastrarla hasta la puerta de salida sin dejar de lanzarle insultos. La ofende con palabras que incluso nunca utilizó conmigo. Una vez ambos están frente a la salida, abre la puerta de un tirón, luego la lanza fuera de la casa lo que provoca que caiga de espaldas con fuerza, aunque se incorpora con rapidez. En ese momento, parece que perdió toda dignidad pues se arrastra de nuevo hasta sus pies.
—¡Vete de aquí, perra, no te quiero ver de nuevo! —Mi padre es un hombre grande y la mira con desprecio desde su intimidante altura.
—¡No! —solloza mientras se agarra de su pierna antes de que él pueda cerrar de un portazo —. ¡No me hagas esto, bebé! ¡Yo te amo! No me portaré mal nunca más, haré todo lo que me pidas, pero por favor, por favor n-no me dejes.
No puedo creer que le mendige no dejarla. Está de verdad mal si permite eso cuando tiene la oportunidad de irse del infierno que es convivir con Rick Johnson. Él le regala una salida fácil de todo esto, sin embargo; la desaprovecha.
Decido que es hora de intervenir de nuevo en la situación, aunque eso me gane unos cuantos golpes más. Me levanto del suelo con la intención de ayudarla para tal vez llevarla a su casa. No obstante, después de lograrlo y encontrarme a unos cuantos centímetros de alcanzarla; sus ojos conectan con los míos. La mirada en ellos es de odio total.
—¡Esto es tu maldita culpa zorra desgraciada! ¡Si tú no estuvieras viva, Rick sería mío y solo tendría ojos para mí! ¡Te odio, perra! ¿Te gusta acostarte con tu padre verdad, eh, zorra? ¡Eres repugnante!
Me quedo de piedra ante sus palabras tan crueles. Mis manos se aprietan en puños justo cuando la rabia se apodera de mí. ¿Qué mierda sabe ella? ¿y cómo rayos se enteró de eso?
Quiero preguntarle, solo que Rick gruñe en respuesta, la empuja una última vez y termina de cerrar la puerta en sus narices. Los puños de Sasha no tardan en golpear contra esta al tiempo en que grita e insiste la deje entrar.
Sé lo que viene en el momento en que mi padre gira de nuevo para comenzar a caminar hasta mí. Me encojo de miedo, ya arrepentida de haberlo ofendido con anterioridad. Doy unos cuantos pasos hacia atrás hasta sentir la pared contra mi espalda; ahora me encuentro encerrada entre su cuerpo. Cierro los ojos con temor a la espera de lo inevitable. Pienso que me va a volver a golpear, pero en lugar de eso sostiene fuerte mis mejillas en sus manos e inclina mi cabeza hacia atrás.
—Te dije que te fueras, no me hiciste caso. Nunca lo haces.
Me empuja del pecho para llevarme hacia atrás hasta su cuarto. Una vez estamos dentro, cierra la puerta detrás de sí. Me obliga a besarlo al tiempo en que comienza a quitar mi uniforme. Empieza por la chaqueta luego por la blusa, lo que me deja en sostén. La falda es lo siguiente en irse lo cual me deja en ropa interior. Empuja mi cuerpo contra la pared con la fuerza suficiente como para golpear mi cabeza contra la pared. Agarra mis caderas e instantes después me levanta en el aire hasta sentir su miembro duro contra mi entrepierna. Coloca mis brazos por encima de mi cabeza y aprieta mis muñecas con una sola mano. Las lágrimas no tardan en aparecer, comienzan a correr por mis mejillas, mis sollozos no se hacen esperar aunque estos son ahogados por sus labios que todavía se presionan contra los míos.
—Mierda, como deseaba poder estar contigo de nuevo —. Gruñe contra mi boca, su voz es demasiado agitada al hablar.
Contengo mi arcada al igual que la bilis que quiere subir por mi garganta. Ha pasado ya mucho tiempo desde que no ha estado conmigo de la manera en la que lo va a estar ahora, días en los cuales no he vuelto a sentir su asqueroso cuerpo presionado contra el mío. Tal vez era demasiado bueno para ser verdad. Tanta tranquilidad y paz no eran normales. Se aburrió de Sasha y ahora vuelve a mí, debí suponerlo.
Mi vida seguirá de esta forma hasta que cumpla la mayoría de edad y pueda largarme lejos de aquí, aunque ese momento parece bastante alejado para mí.
Me quedo acostada en mi cama después de que él se ha ido a cualquiera sea el bar al que va. Mi teléfono no ha parado de sonar desde hace cuarenta minutos una y otra vez a mi lado, pero no quiero contestar porque se quién es.
Theo sigue con su insistencia al llamarme al celular, sin cansarse. Debería estar en este momento en su apartamento pues se lo prometí más temprano, solo que no esperaba todo esto. No puedo ir con él porque cuando me miré en el espejo más temprano, me di cuenta de la marca pronunciada en mi mejilla, marca que no se puede ocultar con tanta facilidad con maquillaje. Vuelve a sonar mi teléfono así que aprieto mis ojos con fuerza en una manera de darme ánimo para luego agarrar mi celular. Noto, con una punzada en mi pecho, las más de veinte llamadas pérdidas que aparecen en la pantalla.
Ahogo un sollozo con mi mano para calmarme y después le contesto, no quiero preocuparle.
—¿Nikki? —Demasiado tarde. Ya está preocupado.
—Sí... estoy...estoy aquí —. Mi voz sale pequeña e insignificante y odio mi debilidad.
En ese momento escucho un suspiro entrecortado.
—Maldición, me hiciste asustar, amor—. En otras circunstancias, hubiese sonreído como idiota al escuchar el mote cariñoso para mí, ahora no es el momento.
—Lo siento, Theo.
—¿Por qué no contestabas mis llamadas? ¿Y por qué no has venido a mi apartamento? Pensé... —Inhala una bocanada de aire, luego lo suelta despacio antes de volver a hablar —. No importa. Solo quiero saber qué pasó.
Reprimo un gemido de impotencia pues no quiero que me vea en este estado de nuevo.
—Perdón, se me presentó algunas cosas que tenía que hacer, no creo que pueda ir hoy. Además tengo algunas tareas por terminar.
—Yo puedo ayudar, soy profesor de matemáticas, pero también sé algunas otras materias.
Si cierro mis ojos, casi puedo ver la sonrisa sobre sus labios. Joder. Cuánto quisiera estar ahí, con él.
—No lo sé... —Genial. Ahora dudo sobre ir.
—Vamos, puedo escuchar en tu voz que quieres hacerlo, quieres venir.
¿Por qué tiene que hacerme querer ir cuando lo único que tenía planeado hacer era dormir y esconderme en mi habitación toda la noche?
—Lo lamento Theo, no creo sea bueno estar contigo ahora mismo.
Me siento asqueada de mí misma en este momento, no quiero que Theo se dé cuenta de qué tan dañada me encuentro.
Guarda silencio varios minutos como si sintiera mi incertidumbre y cuando vuelve a hablar, la preocupación es evidente en sus palabras.
—Amor, sé que te pasó algo, puedo escuchar la tristeza en tu voz. Si no vienes, iré a verte allá. Estoy preocupado por ti. Por favor, ven conmigo.
Mis manos tiemblan en mi regazo, así que las presiono juntas. Cierro los ojos para pensar un poco en la decisión.
Por un lado no quiero que Theo se vea inmerso en mis cosas, no si esto puede llegar a ser peor en el futuro o él llegue a sufrir por mi culpa, pero por el otro lado estar con él trae seguridad, me hace sentir cómoda en su presencia.
Tomo una inspiración profunda después de tomar mi decisión.
No puedo negarme a verlo, tal vez me ayude a olvidar todo lo sucedido. Además, es en estos momentos donde más quisiera un abrazo de su parte, es preferible a quedarme aquí sola, deprimida por mi triste y patética vida.
—De acuerdo, iré. —Me levanto de la cama despacio para tratar de evitar lo más posible el dolor en mi entrepierna.
—¿Quieres que vaya por ti?
—Si tú quieres...
—No es ningún problema, amor, haré lo que sea que me pidas. —Cuelga después de decirme eso.
Es tan lindo conmigo, me hace sentir un poco mejor aunque no hace desaparecer todo el dolor de mi alma. Me cambio de ropa en el baño y cubro el golpe con maquillaje, aunque no puedo hacer nada por mi rostro.
Mientras me miro al espejo, práctico mis mejores sonrisas, repito en mi mente las palabras que siempre me ayudan en estos momentos.
Vas a estar bien. Siempre lo estás.
Vas a estar bien.
Aquí un capítulo nuevo, para los que la leen por primera vez. Para los que siguen aquí después de tanto tiempo, tiene algunas modificaciones, pero la esencia no ha cambiado. Cuéntenme en comentarios si quieren, sus opiniones sobre la historia.
¿Les gusta más esta versión, o la preferían la de hace años?
Siento la demora, les prometí iba a terminar esta historia ahora a mediados de año, pero estos meses he estado muy enferma, no he podido concentrarme mucho en nada y los medicamentos me ponen cansada. Trataré de terminarla antes de finalizar agosto porque quiero volver a participar en los wattys este año después de mucho tiempo.
Gracias por la espera, los quiero. ♥️
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