CAPÍTULO 12

Theo

—¿Quién eres tú? —le cuestiona, las palabras salen con fuerza y en sus ojos aparece una mirada de molestia.

—Ella es...

—No te pregunte a ti, le pregunte a ella —. Me interrumpe de forma brusca antes de que pueda decir algo. Agarro su brazo como precaución; no vaya a ser que intente atacar a la pobre señorita Johnson que no tiene nada que ver con nosotros.

—S-soy su alumna —. Trata de mantener la voz firme; aún así puedo notar cómo esta le tiembla un poco.

Valery se dedica a repasarla con la mirada de los pies a la cabeza con una mueca de desprecio en sus labios como si no fuese la gran cosa para después devolver su atención a mí.

—Supongo que esta será una de tus putas. ¿Ahora te acuestas con tus estudiantes?

Mi boca cae abierta con incredulidad por sus palabras tan crueles. ¿Qué diablos le pasa ahora? Le hecho un ligero vistazo a Nicole quien se ha puesto roja por la vergüenza y también puedo notar cómo se estremece.

—¡Valery! Joder, discúlpate ahora —. Siseo en voz baja, aprieto un poco mi agarre en su brazo sin llegar a lastimarla, tan solo como precaución.

—¿Por qué me tengo que disculpar? ¿por decir la verdad? —Voy a responderle pues esta no es la mujer que conocí y de la cual me enamoré, pero Nicole se me adelanta antes de poder hacerlo.

—No soy su puta, ni tampoco se acuesta conmigo —se ha colocado derecha como si no estuviese dispuesta a dejarse insultar de esa forma. Le devuelve una mirada desafiante sin amilanarse, sus manos se aprietan en puños a sus costados —. Solo soy una estudiante que viene por tutorías porque no entiende matemáticas, nada más.

Valery suelta una risa apática mientras da un paso hacia adelante.

—Si, claro. Seguro tu plan es ese y luego te lanzarás a él como una vulgar...

—¡Cállate! Ya basta, Valery. Es hora de que te disculpes o te largues. No voy a tolerar que ofendas a una de mis estudiantes. Además, ella es menor de edad y se supone que tu eres una jodida adulta, ¡compórtate como tal!

Al ver que no hace ningún intento de disculparse, comienzo a llevarla de su brazo hasta el ascensor. Coloca resistencia con un jalón hacia el lado contrario con el cual logra soltarse de mi agarre instantes después. Camina con pasos apresurados hasta plantarse delante de ella. No puedo creer esta parte de Val después de tantos años de noviazgo.

—Vamos a dejar algo en claro, niñita. Theo es MÍO y ni tú ni nadie me lo va a quitar, ¿comprendes? —El desafío en su voz es bastante evidente, desde esta distancia puedo distinguir el brillo malicioso en su mirada; el mismo brillo que tenía cada vez que alguna mujer me sonreía con algo más que amabilidad.

Ahora me doy cuenta que eso solo puede ser peligroso para la otra persona, sin embargo; Nicole rueda sus ojos, una sonrisa burlona se posa en las comisuras de sus labios sin lucir para nada afectada por la amenaza implícita.

—Sí, si ya entendí, pero parece que SU Theo no piensa lo mismo. Digo, de lo contrario no querría sacarla —. Contraataca, divertida.

Siento mis labios comenzar a curvarse en una sonrisa, solo que trato de ocultarla para que ninguna se dé cuenta, no quiero echarle más leña al fuego. Valery abre su boca sin duda para responderle con algún otro insulto, sin embargo; mi paciencia ya se agotó. Camino a zancadas hasta donde está, me agacho un poco para tomar sus rodillas luego alzo su cuerpo para ponerla sobre mi hombro.

Suelta un gritito sorprendido, sus puños empiezan a golpear mi espalda en un intento de bajarse. Observo por encima de su cuerpo a mi estudiante quién observa con atención y curiosidad la escena frente a ella.

—Espéreme aquí, voy a llevarla hasta su auto, no tardo.

Camino hasta el ascensor para presionar la flecha hacia abajo. Después de que este llega, entro con Valery quien no ha dejado de patalear como loca. No la suelto si no hasta detenernos en el estacionamiento. Una vez salgo del ascensor, camino alrededor.  Mis ojos recorren los autos por todos lados para encontrar el suyo y de inmediato me doy cuenta que no está.

—¿Dónde dejaste tu maldito auto? —Pregunto en un gruñido.

—No lo traje. Esperaba que tú me llevaras, idiota. ¡Ahora bájame!

La ignoro a favor de dirigirme hasta la salida del conjunto residencial donde Walter corre para encontrarnos. Nos mira de forma alternada entre los dos, confundido. De seguro Valery logró convencerlo de que estamos juntos de nuevo y por eso la dejó entrar. Ahora veo que su manipulación no tiene límites. Le doy una sonrisa de disculpa para tranquilizarlo, no lo voy a regañar solo porque ella es una loca.

—Llama un taxi, esta señorita ya se va.

—Sí señor.

Da la vuelta e ingresa en el puesto de vigilancia para seguir mi orden sin dejar de echarnos miradas en ningún momento desde la ventana. Dejo en el suelo a mi ex prometida con suavidad, tampoco quiero hacerla tropezar, luego la tomo de los hombros para obligarla a verme a los ojos.

—Tu comportamiento con la señorita Nicole ha sido deplorable. A partir de ahora, no me llamarás, ni me buscarás, ni siquiera quiero verte en MI apartamento de nuevo, ¿quedó claro?

—Pero... —. Se queja con un puchero.

—No, ya no más. Caí en tus trucos y trampas muchas veces, pero hoy me acabo de dar cuenta la clase de mujer que eres. Hasta aquí llego el tonto que siempre iba a verte.

No le doy la oportunidad de decir nada más. Doy media vuelta para alejarme de ahí y la dejo con la palabra en la boca. Mi corazón duele un poco al sacarla de mi vida, esta vez de manera definitiva, pues a pesar de todo, aún tengo algunos sentimientos por ella. Sin embargo, es lo mejor para mí, no puedo seguir así, ya no más.

****

Nicole.

Espero sentada al lado de la puerta a que el señor Jones regrese de dejar a la loca de su ex novia. He tenido que lidiar antes con las ex de Daniel y algunas de Luc, pero nunca tuve la oportunidad de tratar con alguien tan demente como esa mujer. Todavía no puedo creer cómo alguien tan amable como el señor Jones, salió con alguien como ella.

Estuve a punto de darle una cachetada en su bonito rostro por cómo insinuó que yo era una puta, pero decidí controlar ese impulso violento al notar la forma en la que mi profesor la miraba. Me sorprendí y asusté bastante al ver a aquella mujer en su apartamento, la expresión de su rostro en ese momento era la de una mujer herida además de furiosa. Por un momento llegué a pensar que se iba a lanzar sobre mí en ese mismo instante.

Las puertas del ascensor se abren en ese momento por lo que me levanto del suelo. Theo sale con pasos apresurados, parece bastante enojado y dolido aunque cuando me mira trata de disimularlo. 

—Perdón por dejarla aquí sola, tenía que sacar a Valery de aquí.

Abre la puerta con la llave antes de ingresar primero. Me dedico a sacudir mi falda escolar, luego lo sigo dentro.

—Me disculpo por todo lo que le dijo —. Menciona una vez acomodados, su cabeza se agacha un poco en vergüenza.

La verdad es que no es culpa suya sino de la tal Valery por haberme tratado de esa forma sin conocerme.

—Está bien, profesor, no importa. Los dos sabemos que todo lo que dijo no es cierto —. Respondo para tranquilizarlo, no necesita más preocupaciones.

—Sí importa, la ofendió sin saber.

—Ya le dije: no pasa nada.

Avanzo los pocos centímetros de separación para colocar una mano en su hombro como consuelo. Observa mi mano con atención por unos segundos después levanta sus ojos a los míos. Llevo mi cabeza un poco más atrás para poder sostenerle la mirada debido a su altura. Nos quedamos así, la tensión entre nosotros se hace un poco insoportable hasta que se aleja un paso de mí.

—Está bien. Deberíamos... deberíamos iniciar —. Su voz sale ronca como si le hubiese afectado mi cercanía y de inmediato mi cuerpo se estremece.

Tomo aire, hago una cuenta mental hasta diez para bajarle a mis reacciones. Una vez lo consigo, camino hasta la mesa del comedor. Mientras le doy la espalda, me dedico a sacar mis libros para poder iniciar con las clases.

—¿En cuál tema quedamos? —Me pregunta luego de verme sentada. Se inclina por encima de mi hombro para poder mirar al cuaderno.

Puedo sentir su cálida respiración en mi oído, no me gusta mucho su cercanía, despierta sentimientos que no debería tener cerca de él. Me confunde demasiado y odio estar confundida.

—E-en sucesiones c-convergentes —. Las palabras salen vacilantes de mi boca.

Eres una idiota Nikki. Maldigo en mis pensamientos.

—De acuerdo, comencemos —. Hay un matiz burlón en su voz al alejarse de mi espalda, luego ubica una silla al lado mío. El calor aumenta todavía más en mis mejillas por la vergüenza.

Es su culpa por acercarse tanto a mi oído y soplar en mi cuello.

****

Unas horas después, mientras resuelvo sus ejercicios, el señor Jones coloca una de sus manos sobre la mía. Detengo mi mano de escribir los ejemplos para girar mi cabeza y mirarlo confundida.

—¿Por qué nos detenemos? —Mi voz sale en un vergonzoso chillido. Alejo mi mano con rapidez de la suya luego la coloco en mi regazo.

Arquea la ceja en confusión al ver el movimiento, pero no lo menciona, solo coloca la suya encima de la mesa en su lugar.

—Necesito preguntarle algunas cosas sobre usted. Lo siento, pero desde ese día en el parque al verla herida... —aprieta la mandíbula enojado, antes de continuar —. Quiero ayudarla, sin embargo; para eso necesito saber más de usted y viceversa. Quiero que pueda confiar en mí.

Me quedo sin aliento un segundo, sorprendida por su franqueza aunque me recobro con la misma velocidad. ¿Qué clase de profesor prefiere conocer sobre la vida de sus estudiantes que enseñar? Al parecer el señor Jones es uno de ellos.

—¿Por qué querría ayudarme?

—Porque todos necesitamos que alguien nos ayude en algún momento.

—Incluso si acepto, ¿cómo se supone haremos eso?

—Podemos jugar a las veinte preguntas, ¿le parece? —Aguarda con paciencia por mi respuesta sin despegar sus ojos de mi rostro.

—Estamos aquí porque necesito ayuda con mis matemáticas, no para saber cosas sobre mí, profesor —. Respondo con la intención de sonar lo más seria y decidida posible.

Por dentro, las ganas de saber algo sobre él me carcomen. Vuelvo a mirar mi cuaderno con la esperanza de que deje el tema por la paz.

—Tiene razón, Nicole, pero como ya le dije, en serio quiero ayudarla. Solo puedo hacerlo si tiene la confianza para decirme las cosas. Claro, la decisión es suya, no la obligaré —. Inclino la cabeza a un lado mientras lo pienso durante algunos segundos.

—Profesor, no creo que...

Me vuelvo a quedar callada otro momento, no estoy muy segura de esto. Después de varios segundos, la curiosidad puede más conmigo que mi inseguridad, por lo tanto decido aceptar con un suspiro derrotado.

Theo sonríe como si fuese un niño en la mañana de navidad. Dejo el lápiz en la hoja antes de girarme en la silla para enfrentarlo, él hace lo mismo, nuestras rodillas se alinean al estar en esa posición. Puedo sentir la mezclilla de sus pantalones rozar con mis piernas desnudas y mi corazón toma ese momento para hace cosas locas contra mi pecho al sentir el contacto.

Cálmate, Nicole.

—Empezaré yo —habla después de unos segundos así que asiento con la cabeza —. Primera pregunta. ¿Cuál es su color favorito? —Enarco mis cejas ante aquella pregunta tan básica que acaba de soltar.

—¿En serio? ¿esa es su primera pregunta? —Se encoje de hombros de manera despreocupada.

—Quiero empezar por lo más básico sobre usted antes de las preguntas más personales.

No encuentro fallas en su lógica. Decido seguirle la corriente.

—De acuerdo. Mi color favorito es el negro. Mi turno, ¿cuántos años tiene?

—El mío es el azul —añade cuando no le pregunto lo mismo antes de responderme —y tengo veintiséis —abro mis ojos sorprendida, me lleva diez años —. Sé lo que piensa, pero no estoy tan viejo. Segunda pregunta. ¿Música preferida?

—Cualquier tipo de música, en realidad, aunque me inclino más por el rock. Sigo yo: ¿quién era esa mujer? —Decido ir directo al grano esta vez sin más preguntas comunes, la curiosidad por saberlo no se puede evitar.

No creo solo haya sido una simple ex la cual no pudo superar su rompimiento debido a la forma de comportarse de ella, se notaba a leguas que entre los dos había mucho más allá de eso. Se revuelve incómodo en la silla y casi me arrepiento por ser tan directa.

—Ella... ella era mi prometida —. No me mira a los ojos al decirlo, solo se queda con la cabeza gacha para observar sus manos.

Abro mi boca algo sorprendida. ¿Se iba a casar con semejante zorra?

Sí, Nicole, me iba a casar con semejante zorra.

Me mira divertido con las cejas en alto. Ups. Al parecer lo dije en voz alta.

Mierda.

—Lo siento, señor Jones, no fue mi intención decir eso —. Estoy bastante arrepentida, debo conseguir un filtro para mi boca.

—No se preocupe, su honestidad es refrescante. Sí, me iba a casar, pero no se dieron las cosas.

—¿Qué sucedió? —Me adelanto en añadir antes de que me pueda preguntar otra cosa y cambie de tema. El dolor aparece en sus ojos sin hacer nada por disimularlo.

—Uh... bueno... ¿quiere la versión larga o la corta?

—Larga.

Duda un poco antes de empezar por fin con el relato:

—Me engañó unos días antes de la boda. Según ella necesitaba hablar con mis padrinos sobre una supuesta sorpresa para nosotros ese día. Recuerdo que, por algún motivo, ese día me permitieron salir antes de mi trabajo en la universidad así que fui a buscarla antes de la hora acordada y cuando entré en casa... la encontré en la misma cama con ellos.

Su voz es torturada, apagada lo que solo me hace sentir lástima por él junto con unas ganas asesinas de encontrar a esa mujer para darle el puñetazo tan merecido que quería darle después de conocerla. No logro entender cómo pudo haberlo engañarlo de esa manera tan cruel luego tener la cara para volver a buscarlo y ponerse celosa de mí, ya no tiene derecho sobre él.

—Lo siento mucho —. Aprieto su hombro con suavidad, luego aparto mi mano.

—Está bien, fue hace un año. Trato de superarlo todos los días —toma aire profundo antes de continuar —. Bueno, basta de mí. Es mi turno, me hizo como tres preguntas seguidas. El día en el parque me habló sobre un ex novio, ¿quién era y qué le pasó?

Oh, bueno entramos en terreno peligroso, aunque supongo me merezco esa pregunta por entrometerme de esa forma en su vida privada. Tomo una respiración profunda antes de iniciar con la historia.

—Su nombre era Lucas, pero siempre le decíamos Luc porque odiaba su nombre completo —sonrío ante el recuerdo de él enojado por llamarlo así —. Era mayor que yo por dos años. En ese tiempo tenía catorce, él dieciséis, era el hermano de una vecina. Nos presentó una vez y después de eso mantuvimos una relación, primero como amigos, luego como pareja. Duramos un año juntos.

Me quedo en silencio para echarle un vistazo con la intención de comprobar si me presta atención. Al conectar sus ojos con los míos asiente como indicación para continuar.

—Cuando le conté sobre lo que me pasaba, trató de ayudarme, pero mi... —me interrumpo antes de decir padre —... pero él se enteró de todo. Se enteró de nuestra relación y me prohibió verlo de nuevo, aunque por supuesto no le hice caso y debí haberlo hecho —cierro mis ojos unos segundos mientras las lágrimas comienzan a salir al recordar el dolor de esos días —. Estábamos por irnos de la ciudad con Elizabeth a escondidas, sin embargo; al llegar a su casa lo vimos tirado en la entrada. 

«Estaba inconsciente y sangraba por todos lados. Sus padres lo llevaron al hospital de inmediato donde permaneció en coma durante algunos meses. Cuando despertó, tardó un tiempo en recuperarse, pero cuando lo hizo decidió volver por mí, solo que no se lo permití —. Aquí me detengo para limpiar las lágrimas de mi rostro antes de continuar —. Después de un tiempo de insistencia, de días de no obtener nada de mí, se fue de la ciudad. No supieron nunca quién lo golpeó, aunque yo si lo supe. Se lo pregunté y obvio lo negó, pero... nadie más pudo ser, solo él es el único que se cree dueño de mí.

Termino mi relato con la voz entrecortada, el mismo dolor de siempre al recordar a mi primer amor se hace presente en mi pecho. Theo se inclina hacia mí un poco luego limpia debajo de mis ojos con sus pulgares las pocas lágrimas restantes como lo hizo ese día en el parque.

—No es, ni fue su culpa, la persona quién lo golpeó es el culpable. Es un enfermo y no merece vivir, ¿de acuerdo?

Sé que no es verdad; si me hubiese alejado después de su advertencia o si ni siquiera hubiese mantenido una relación con él para empezar, jamás le hubiese pasado nada. Sin embargo, no digo mis pensamientos en voz alta, no lo entendería, en su lugar le doy un asentimiento. Trago saliva antes de alejarme de su tacto. Termino de secarme las pocas lágrimas restantes de mis mejillas con el dorso de la mano. Minutos después de calmarme, continúo con las preguntas.

—Es mi turno. ¿Con quién lo engañó su novia? —Que buena pregunta, Doroty.

Soy tan idiota. Esboza una ligera sonrisa.

—Supongo que vamos a continuar con las preguntas incómodas. Vale, fue con dos personas muy cercanas a mí —¿En serio hay mujeres tan perras que hacen eso al hombre que aman? solo de pensarlo me produce náuseas —. ¿Por qué no denuncia a quién le hace daño?

—Porque no puedo, soy menor de edad.

—¿Y eso qué tiene que ver? —Me cuestiona con enojo, puedo escuchar desde aquí cómo aprieta los dientes.

No puedo evitar enojarme de inmediato ante su cuestionamiento como si tuviera el derecho de hacerlo. Al responderle esta vez, dejo filtrarse algo de mi enojo en mis siguientes palabras.

—Tiene mucho que ver. Tal vez no lo parezca, pero es cierto. ¿Por qué miró a Valery después si le hizo daño?

—Porque la amaba, Nicole, por eso. ¿Quién es la persona que le hace daño?

Joder, esto ya se volvió incómodo, nunca debí aceptar estas preguntas ni haberme metido en su vida personal para empezar. Ahora gracias a mi curiosidad, está interesado en saber una parte prohibida de mi vida que no le puedo decir a nadie y la cuál nadie necesita conocer. Me levanto de un salto de la silla, casi la tiro hacia atrás.

—No responderé a esto. Se acabó el juego, profesor. Es tarde y debo irme a casa. Lamento haberme inmiscuido en sus asuntos.

Recojo mis cosas a toda velocidad luego salgo disparada de este lugar. Tal vez lo mejor sea no volver a venir ni asistir a las tutorías. No miro atrás. 

Y él no me sigue, pero tampoco esperaba que lo hiciera.

****

Gracias por leer. Los quiero. Nos vemos después. ❤


Dedicado a: laurencuervo23

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