CAPÍTULO 10
A medida que pasan los días hasta convertirse en semanas, mi vida casi se ha normalizado desde la vez en que Rick encontró a Daniel en la casa. Todo el sufrimiento de los últimos ocho años parecen haberse calmado, es como si nunca hubiese sucedido nada entre mi padre y yo a parte de las cicatrices dejadas con anterioridad. Me ha dejado casi en paz, me determina menos de lo usual y tengo más tiempo para mí y mi hermana que hace mucho no teníamos. Cada mañana me levanto con más tranquilidad pues ya no ha entrado en mi habitación ni me ha hecho daño. No tengo idea del motivo del cambio de Rick conmigo, pero estoy agradecida por eso.
Sin embargo, no todo ha sido genial en mi vida. Puede que en casa todo esté mejor, pero en la escuela la relación con mis mejores amigos se ha vuelto un poco tensa a causa de lo sucedido en la escuela y en mi casa hace una semana. Sé que ellos quieren saber el motivo de mi rostro lastimado, solo que se han abstenido de preguntarlo. Kate ha estado mucho más alejada que antes, aunque eso no le impide observarme mucho más de cerca con preocupación. A veces la veo abrir la boca como si quisiese decirme algo y la cierra de nuevo cuando me doy cuenta. A diferencia de ella, Daniel no desaprovecha ningún momento para estar cerca de mí ni para recordarme a cada instante que va a luchar por mi cariño lo que solo me hace sentir culpable por no poder corresponderle.
Tarde o temprano deberé decirles la verdad o al menos parte de ella antes de abrir una brecha entre nosotros de la cual no podamos regresar en mucho tiempo.
****
Me despierto asustada por el ruido en la cocina seguido de una risita, como si alguien estuviese borracho. Palpo debajo de la almohada mi teléfono antes de desbloquearlo. La pantalla de mi celular ilumina toda mi cara y hago una mueca. Entrecierro la mirada para ver la hora, son las cuatro y media de la mañana. Me siento en la cama, sorprendida que mi padre esté en la cocina a estas horas de la noche. Casi nunca entra ahí a no ser que necesite un trago o para ordenarme prepararle algo.
Salgo de la cama mientras me coloco un abrigo sobre mi pijama para dirigirme hacia la cocina con curiosidad. Al salir, noto la única luz encendida iluminar la casa por lo demás oscura. Camino con suavidad hasta ahí sin hacer ningún ruido que pudiese alertarlo de mi presencia. Al entrar, me detengo con brusquedad cuando mis ojos se posan en una mujer de espaldas a mí que mira dentro de la nevera. Tiene puesta una camisa de mi padre hasta medio muslo, su largo cabello negro cae sobre su espalda en ondas desordenadas.
—¿Quién eres tú y qué rayos haces aquí? —Mi voz sale más enojada e irritada de lo pretendido, pero despertarme tan temprano y encontrar a alguien que no conozco en mi casa logra ponerme de mal humor.
Ella pega un brinco en su lugar antes de darse la vuelta con rápidez. Coloca una mano en su pecho, asustada. Al ver su rostro, me sorprende lo joven y bonita que es.
—Oh lo siento, Rick dijo que podía entrar aquí...
Suena demasiado nerviosa y asustada. Los ojos cafés casi igual de oscuros a su cabello están abiertos de par en par con temor. Suavizo mi expresión al darme cuenta, mi intención no era asustarla.
—No te preocupes, no pasa nada, solo quiero saber quién eres —. Suavizo mi voz lo mejor que puedo para tranquilizarla.
—Si... perdona. Me llamo Sasha, soy la novia de Rick. Y supongo que tú eres su hija —. La observo como si le hubiera salido un tercer ojo en la frente mientras intento comprender si escuché bien.
—¿La... la novia de mi padre? —Pregunto en estado de shock, sin poderlo creer.
—Sí. Sé que soy joven, pero...
Me quedo callada, mi cerebro procesa la noticia. No me sorprende que sea tan joven puesto que a Rick le gustan de esa manera, Sara también era más joven según recuerdo. Lo que me sorprende tanto es la idea de que él, de todas las personas, tenga novia.
Después de lo que parece una eternidad por fin mi mente comprende lo que esto significa. Aquí está la razón de su cambio estos últimos días. El alivio inunda cada parte de mi cuerpo y quiero ponerme a saltar de felicidad por todo el lugar, pero sé que no se vería bien así. Me conformo con solo esbozar la sonrisa más grande que puedo ofrecer.
—¡Eso es genial! —Abre sus ojos con sorpresa y una sonrisa tímida aparece en sus labios.
—¿En serio? —No se puede perder lo emocionada que se encuentra por mi reacción.
—Sí, hace tiempo que papá no sale con nadie. —Suelta un suspiro de alivio como si le hubiera preocupado que no la aceptara.
—Me alegro que lo apruebes, temía no lo hicieras. Espero... bueno, ojalá tu hermana también lo haga.
—Ella lo hará, yo me encargaré de eso, no te preocupes —. Mi mente sigue sin procesar por completo la noticia, temo esto sea solo una simple ilusión.
Nos quedamos calladas después de terminar de decir aquello, cada una pérdida en sus propios pensamientos. Pasan algunos minutos cuando decido que es la hora de volver a la cama así puedo volver a procesar este nuevo pedazo de información.
—Bueno... iré a dormir. Puedes quedarte y tomar todo lo que gustes de aquí, hablaremos mañana... si quieres —. Añado al final un poco dubitativa aunque Sasha asiente despacio, sin dejar de sonreír.
—Está bien, gracias.
Le ofrezco una última sonrisa radiante antes de darme la vuelta para caminar de regreso a mi habitación. Una vez dentro, cierro la puerta detrás de mí con cuidado.
Después de asegurarme que no puede escucharme, suelto el pequeño grito de felicidad que me obligué a contener después de enterarme. El que Rick tenga una novia, solo puede significar que por fin podré ser libre de sus abusos. Al fin tendré la oportunidad de ser feliz de nuevo, de hacer feliz a mi hermana pequeña. Con un suspiro satisfecho, me lanzo a la cama donde reboto un poco, sin poderlo creer todavía.
Ahora me doy cuenta a qué se refería mi padre al decirme que "no necesitaba de mí" en aquel momento, a pesar de que no me gustó la forma de tratar a Sasha como si ella no fuese importante. Me alegro tenga a alguien a su lado en este momento, solo puedo esperar que ella logre cambiar un poco al monstruo en el cual se convirtió hace mucho tiempo atrás para traerlo de vuelta a como era antes. Sin embargo, aunque sé que en la vida real las cosas no funcionan de esa manera, que no podré olvidar de la nada todo lo malo sucedido con él, me permito tener esperanzas. Es lo único a lo que puedo aferrarme en esta situación.
Después de un rato metida en mis pensamientos, mis ojos comienzan a cerrarse de nuevo y me quedo dormida.
****
Camino feliz con mis audífonos puestos con música alta mientras me dirijo en dirección a la casa de mi abuela para recoger a Elizabeth. Necesito llevarla a la escuela y contarle las buenas noticias pues hace ya algunos días no la he podido ver.
Papá amaneció de buen humor hoy. Una pequeña sonrisa se apoderaba de mis labios al verlo besar y abrazar a Sasha por la espalda, sonreí mucho al verla portarse cariñosa a su lado. Lo miraba con una devoción que me sorprendía bastante, como si mi padre fuese su mundo entero. Aquí va lo mejor de todo: él ni siquiera miró en mi dirección por más tiempo del necesario, solo me habló para preguntarme donde estaba mi hermana.
Toco el timbre al llegar hasta la casa de la abuela. Segundos después, veo salir a mi hermana con un salto en su paso ya lista con todas sus cosas.
—¡Nikki!
Corre con rapidez hasta estar a mi alcance luego pega un salto a mis brazos. Envuelve sus pequeñas piernas en mi cintura y sus brazos alrededor de mi cuello. Una risa burbujea en mi garganta con mis brazos envueltos con fuerza contra su cuerpo.
—Hola hermanita, ¿me extrañaste? —Pregunto sin dejar de sonreír.
—¡Si! Te extrañe mucho. Por favor no vuelvas a dejarme aquí, es demasiado aburrido —. La culpa apuñala mi estómago por la poca tristeza que logró infiltrarse en su voz.
Me prometo de ahora en adelante pasar más tiempo con ella. La bajo al suelo luego agarro su pequeña mano en la mía para comenzar a caminar en dirección a su escuela.
—Adivina que pasó hoy —. No puedo ocultar toda mi alegría en mis palabras. Se da cuenta de mi entusiasmo y gira la cabeza para observarme con sus ojitos claros los cuales brillan de curiosidad.
—¿Qué?
—Papá ahora tiene novia —. Su boca cae abierta y abre grande los ojos.
—¿En serio? ¿Cómo lo sabes?
—La vi hoy en la casa. Es bastante joven y bonita. —Se queda pensativa durante unos segundos.
—¿Eso es bueno? —pregunta con toda inocencia sin estar consciente de toda la situación. No me deja de observar con atención.
—Sí. Eso significa que no nos molestara más, cariño.
Envuelve sus brazos alrededor de mi cintura para apretarme contra ella sin dejar de sonreír. Algunos minutos después de caminar, llegamos justo a tiempo para sus clases. Me despido de ella con un beso en la mejilla y me quedo hasta observarla entrar, luce feliz con la noticia a pesar de no entender toda la magnitud o el significado que tiene para mí... para nosotras.
Ya más relajada, tomo el autobús que me lleva a la escuela. No puedo dejar de tararear en voz alta mis canciones. Estoy bastante segura que los demás me miran como si estuviera loca, pero no me importa en este momento.
Nada arruinará mi felicidad
Después de varios segundos por fin ingreso a la escuela. Camino por los pasillos distraída, hasta que noto la presencia de Daniel a unos cuantos pasos de distancia con otro compañero y mi sonrisa se desvanece de inmediato.
Había olvidado por un minuto todo lo sucedido ese día y su forma de comportarse conmigo. No he tenido el valor para dejarle en claro que mi única relación para ofrecerle es amistad. He pospuesto la charla sobre sus sentimientos hasta ahora, no puedo ser quien sea la encargada de causarle dolor, menos a él.
Él se da la vuelta cuando estoy a punto de dejarlo hablar con su amigo. Me ve ahí parada sin saber qué hacer, sus labios se expanden en una de las sonrisas más amplias posibles luego se despide del chico para trota hasta llegar a mí. Esquiva a los estudiantes aglomerados en el pasillo.
—Hola hermosa. —Me alza en brazos al llegar luego me da vueltas alrededor.
Suelto un pequeño grito de sorpresa y envuelvo mis brazos en su cuello para evitar caerme aunque estoy bastante incómoda, pues puedo sentir las miradas confusas de los demás en nosotros. La actitud que ha tomado me pone intranquila. Me baja en el suelo luego de unos incómodos segundos.
—¿Cómo estás? —Pone su brazo a mi alrededor para comenzar a llevarme hacia el salón.
—Bien, Dani. Pero creo que tenemos que hablar... —Pone sus ojos en los míos un segundo antes de volver la mirada al frente.
—No hay nada que hablar, no voy a cambiar de opinión.
Sacudo mis hombros con la intención de quitar su brazo. Doy media vuelta para enfrentarlo lo que lo obliga a parar a unos metros del salón.
—Por favor, Dan...
Antes de poder hablar, se acerca demasiado a mí. Me obligo a levantar la cabeza para poder mirar directo a sus ojos. Eso nos hace compartir respiraciones y aprovecha para poner sus labios sobre los míos.
Abro los ojos con indignación, de inmediato lo empujo lejos de mí. Casi se cae sobre su trasero con mi acción. Mi mano pica con ganas de darle una fuerte bofetada, pero me contengo porque es mi amigo. Me observa atónito después de recuperarse de mi asalto.
—¡Basta! No puedes besarme cada vez que se te dé la gana.
Antes de que pueda pronunciar palabra alguna, giro sobre mis talones para caminar lo que falta al salón. Estoy demasiado molesta para pensar. Hasta aquí llegó mi momento de felicidad.
Me siento en el último escritorio lo más alejado de todos, enfurruñada. Los minutos pasan e ingresan los demás estudiantes. En ese momento levanto la mirada justo a tiempo para ver un cabello rubio. Kate busca entre nuestros compañeros y sus ojos se posan en mí. Alza sus cejas con confusión mientras avanza hasta donde me encuentro.
—¿Y ahora qué te pasa? Tienes una cara de culo impresionante —. Pregunta al ver mi cara.
Se sienta no sin antes lanzar la mochila al suelo. La tensión todavía está presente entre nosotras aunque trato de ignorarla a favor de contarle lo sucedido.
Le cuento todo el chisme con lujo de detalles sobre lo que ha pasado en mi vida en los últimos días, solo que omito algunas cosas, como lo de Theo y mi padre. Después de que termino de hablar, su boca cae abierta con una expresión de sorpresa.
—Daniel... Daniel, ¿te mencionó... sobre sus sentimientos?
—Sí.
Me cruzo de brazos al verlo entrar tan campante como si no hubiese hecho nada malo. Algunas de las demás chicas le roban miraditas a medida que pasa entre los puestos. Aunque estoy molesta con él, no lo puedo negar: es bastante guapo. Su altura sobrepasa casi el metro setenta, es de contextura atlética, no muy musculoso, pero eso solo hace que se vea más lindo. Tiene el cabello castaño con algunos rizos el cual siempre lo tiene alborotado y sus ojos marrones expresan demasiado con solo una mirada. A pesar de todos sus atributos físicos, ya no puedo sentir nada por él a parte de afecto y cariño.
La seguridad con la que camina se esfuma en el momento que sus ojos recaen en los míos y una expresión culpable aparece, su sonrisa presumida decae, para ser reemplazada con una mueca. Aparto mi mirada antes de que venga hasta nosotras para disculparse.
—Vaya... nunca pensé que al fin se declararía, pero tiene sentido el porqué de repente el ambiente entre ustedes es mucho más tenso. Aunque tú no le des ni la hora.
Arqueo mis cejas sin poder evitar mirarla con curiosidad.
—¿Tú lo sabias? —Su expresión de "duh" solo lo confirma.
—Corrección: todos nuestros amigos lo sabían menos tú. Es bastante evidente con su manera de mirarte siempre, como si fueras una diosa o algo así.
Me quedo callada. Esto es tan cliché, el mejor amigo enamorado y la chica tonta (que en este caso soy yo), la cual no se da cuenta sobre sus sentimientos.
Genial.
—Buenos días.
Theo ingresa al salón después del timbre de la campana. Deja las cosas en su escritorio mientras le devolvemos el saludo. Hoy lleva puesto unos vaqueros con una camisa blanca y chaqueta oscura, eso le da un aspecto elegante e informal a la vez.
Pasea la mirada por el salón hasta que sus ojos me encuentran. Se dedica a observarme con intensidad y mis mejillas arden por el sonrojo, mi corazón se acelera como si estuviese en una loca carrera. A pesar de la distancia, puedo sentir la misma conexión que siempre parce estar presente entre los dos. En ese momento recuerdo de inmediato sus manos en mis mejillas aquel día en el parque, también lo cerca que estuvo lo cual me permitió observar con más más atención su color de ojos, también recuerdo todos los cálidos y confusos sentimientos en mi pecho.
Sostengo su mirada un momento más de lo correcto entre una estudiante menor de edad y su profesor mucho mayor, luego la aparto con vergüenza. Nuestra relación alumna - profesor se volvió demasiado tensa esto últimos días desde el momento compartido en el hospital. Solo me pone aún más nerviosa a su alrededor.
Se aclara la garganta antes de girarse al tablero para escribir en este. No entiendo porqué rayos me pasa eso con él, todo lo que despierta en mí cada día es confuso. Es como si me faltara el aire, o como si tuviera mariposas en el estómago y... me asusta demasiado. Quiero, es más, deseo con todas mis fuerzas deje de afectarme de esa manera, podría traernos muchos problemas en el futuro.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top