Segundo extra (parte dos)

Advertencia: intento de suicidio.

Le tomó la visita de tres hombres más para tomar una decisión definitiva.

Tomó energía sexual muy disimuladamente, nada demasiado extraordinario para no levantar sospechas. Nadie se daría cuenta, y si lo hicieran, pensarían que estaba tratando de mantener a su hijo con vida por lo que no harían mucho revuelo al respecto.

En cualquier circunstancia anterior le tomaría muchísimo tiempo recuperarse mientras tomaba una cantidad tan pequeña de energía estando tan debilitado y necesitado de poder; y no estábamos hablando de días, semanas o incluso meses, sino de años enteros tratando de volver a un estado medianamente aceptable, lo suficientemente fuerte como para permitirle escapar. Sin embargo, tomando en cuenta la cantidad ridícula de personas que venía a verlo con este fin, KyungSoo podría estar bien en algunos pocos meses.

El problema era tratar de soportar todo esto por un tiempo prolongado sin flaquear en el camino.

En este punto, su vientre estaba un poco más hinchado y ligeramente endurecido. La protuberancia podría verse fácilmente bajo sus pestañas y su piel comenzaba a estirarse mientras su cuerpo se expandía a medida que el cachorro crecía. También se sentía un poco más sensible y con algunos malestares soportables típicos, como vómito, agotamiento y dolores de cabeza continuos.

Las personas encargadas de mantenerlo con vida se habían asegurado de que esto no fuera un inconveniente para sus "actividades" diarias. Le habían proporcionado algunas pastillas para las náuseas mañaneras, lo alimentaban con sopa caliente y bien surtida y las raciones de alimento habían aumentado solo un poco, lo suficiente para asegurar su salud y la del bebé. KyungSoo estaría agradecido si no conociera el trasfondo de todo esto y la mierda que se ocultaba tras estas acciones.

Sobre la mujer desconocida... KyungSoo no tenía idea de quién era; ella tampoco volvió a aparecer.

Ahora había adoptado una pequeña costumbre. Mientras abrazaban su cuerpo y se hundían en él, ensuciándolo todo, KyungSoo se quedaría muy quieto, con los brazos y las piernas abiertas a causa de las cadenas en cada poste de la cama. Miraría sin ver realmente directamente al techo con espejo sobre él y pensaría en JongIn.

Lo hacía todos los días y en todo momento, recordando su sonrisa, sus bellas facciones juveniles, sus labios generosos, suaves y calientes sobre los suyos, la fortaleza de sus brazos, la seguridad de sus manos, la amplitud de su pecho y espalda, su altura agradable, su olor fresco, su cabello suave y largo, su ropa preciosa y costosa. KyungSoo imaginaría que estaba mirando los ojos oscuros, pequeños y profundos del chico, que era besado con la parsimonia dulce y gentil, que era observado y que era feliz a su lado.

Podía hundirse en un mundo completamente diferente mientras se distanciaba de la realidad inmunda. Entonces no estaría apresado, siendo torturado mientras su hijo crecía en inmundicia, él era libre junto al amor de su vida; comerían juntos, verían el atardecer en la Villa Kim, caminarían tomados de la mano por el camino que llevaba a la Villa luego de un día de paseo en el pueblo, KyungSoo portaría su vientre inflamado, saludable y amplio con orgullo, JongIn le compondrá algunas canciones con su cítara, le recitará poemas de amor y le besará las mejillas, y entonces, cuando el sol se pusiera tras las montañas, se alistarían para dormir juntos. JongIn le prestaría ropa interior de su propiedad porque KyungSoo sería demasiado molesto y quisquilloso sobre su olor y luego reposarían uno junto al otro, o KyungSoo sobre su pecho, abrazados hasta que el amanecer llegara nuevamente.

Era una ilusión, tan falsa como la libertad en la mierda de su mundo, pero si se esforzaba, si KyungSoo se alejaba de todo y se metía de lleno en ese pequeño rincón seguro que le proporcionaba su mente debilitada y un poco tambaleante, entonces podría sentir que todo era real. Que JongIn estaba ahí, con él, acompañándolo para tratar de hacer las cosas mejor para él, intentando protegerlo aunque fallara en el intento, pero ese intento lo haría tan feliz que nada más importaría y el trabajo estaría hecho.

Entonces, cuando reaccionaba al ser trasladado a la bañera llena, cuando le echaban agua en el rostro y él debía despertar nuevamente, se daba cuenta de que todo había sido una farsa, que seguía encerrado, que su cuerpo aún dolía, que su bebé necesitaba energía y que debía prepararse una vez más para ser utilizado.

KyungSoo ni siquiera tenía tiempo para decepcionarse.

Lo aceptaba lo mejor posible y se resignaba mientras era encadenado a la cama, pensando "está bien, puedo hacer esto, solo debo ser fuerte y soportar un poco más. Solo un poco más y estará bien, estaremos bien". Entonces debía ser sumiso mientras era mancillado, debía sentir y soportar y alejar sus ilusiones e imaginaciones a favor de tomar un poco de energía de forma cautelosa y disimulada, almacenarla en su interior y proporcionar un poco al cachorro que necesitaba protección.

Estaba bien, de verdad. KyungSoo podía soportarlo.

KyungSoo debía soportarlo y eso sería todo.

⋆.ೃ࿔*:・

Se sentía especialmente enojado y disgustado este día.

Había llegado un hijo de puta con un fetiche extraño por mujeres y hombres embarazados. Era grande, pesado y olía a sudor y suciedad mientras se deslizaba por su cuerpo y tocaba su piel con manos sucias y descuidadas. El toque lo lastimaba y lo marcaba desagradablemente, plasmando sus cinco dedos gordos sobre sus extremidades delgadas. Su aliento era rancio y tenía la costumbre de acercarse demasiado a su boca, buscando besos que KyungSoo rechazaría y esquivaría con molestia.

Él también le tocaba demasiado el vientre y hablaba cosas desagradables mientras entraba y salía de su interior.

-Oh, qué hermoso, qué hermoso te ves embarazado, cariño. Qué bien te ves cargando un hijo dentro, ¿él será tan bueno como tú y hará espacio para mi hijo? Di que sí, di que sí, déjame preñarte también y te verás aún más hermoso que llevando a este bastardo. Te llenaré de mi leche, llenaré a ese mocoso de mi leche y formarás un nuevo niño en ti.

Los dientes de KyungSoo rechinaron y su rostro se enrojeció ante la cólera. Él podría soportar las palabras sucias dirigidas a él, algunas maldiciones y golpes, pero no podía permitir que hablaran de esta forma de su bebé.

Se removió con violencia y gruñó una advertencia. Las cadenas se apretaron en sus tobillos y muñecas, lastimando la piel sensible que se rompió ante la violencia de sus movimientos, sangrando sobre las sábanas aparatosamente. Dolía, pero KyungSoo no podía tomarle importancia, ¿cómo hacerlo al ver el regocijo en este hombre que reía en su cara y continuaba tocando su abdomen de esa forma tan asquerosa suya?

Con sus movimientos restringidos y viéndose imposibilitado de defenderse, KyungSoo solo pudo recurrir a los gruñidos, ladridos y exponer de forma amenazante los colmillos afilados que le proporcionó su zorro. Por supuesto, al guardia no podía importarle menos y continuó con su faena de entrar y salir, tocar y lamer.

-¿Estás enojado, cariño? No lo hagas, no podrás ver a tu engendro bañado en mi esencia, sin embargo, poder imaginarlo me excita. Oh, ¿me enseñas tus colmillos? Cuánta ferocidad. Tan caliente, eres tan malditamente caliente. Definitivamente te embarazaré de nuevo cuando te deshagas de la pequeña mierda, llevarás mi hijo como llevas el de otro, lo haré una y otra vez, llenándote con mi leche hasta el borde. ¿Qué te parece? Sí, será tan bueno, tan bueno.

-¡Buena la vagina de tu madre que me he comido! ¡O el culo de tu padre que he jodido! Incluso si me embarazas, incluso si una mierda desagradable tuya nace en mi vientre, ¡me desharé de esa porquería, la desecharé como mierda sin siquiera dudarlo y luego lo escupiré hasta quedarme sin saliva!

Esto lo detuvo por completo y provocó que sus ojos claros lo miraran con fijeza, un rictus que lo llenó de satisfacción prendado en su mandíbula llena de vellos ondulados. KyungSoo no pudo detener su retahíla; luego podría asumir las consecuencias, pero ahora defendería el honor y la virtud de su hijo con su lengua afilada.

-No hay manera en el infierno que conserve un poco de tu mierda en mí, que críe a un maldito bastardo. Ni siquiera tendrá tiempo de crecer en mi vientre, porque lo mataré con todo el deseo de mi alma. ¡Y me sentiré bien, tan bien! ¡Te entregaré sus restos en una caja para que puedas verlo siempre y que puedas recordar y ser consciente de que jamás, jamás serás aceptado ni querido por nadie! ¡Ni siquiera por un puto tocado por cientos y preñado de otro como yo! Porque eres parte de la porquería más putrefacta de esta tierra y ningún ser vivo querrá llevar a tu estirpe en sí mismo. ¡Ni siquiera por todo el jodido dinero del mundo! ¡Jajajajajaja!

-Cállate. ¡Cállate puto de mierda!

KyungSoo se sintió muy bien al sentir como aquella cosa en su interior se ablandaba cada vez más rápido y el rostro del guardia adquiría un tono rojizo poco saludable. Sus ojos estaban rojos y se veían ligeramente vidriosos, y KyungSoo no dejó de reír incluso cuando recibió un puñetazo en su mejilla y la sangre hubo explotado en su boca.

-¿Por qué? ¿Te duele que te digan la verdad a la cara? ¿Te molesta saber que incluso un puto de mierda como yo puede ser amado y apreciado tanto por alguien que tienen que retenerme aquí por venganza? ¿Que llevo a mi bebé amado incluso en estas circunstancias y lo mantengo protegido de todo pero tú no serás capaz de vivir nada de esto con nadie, de sentir esto de parte de nadie? ¿Que nadie sentirá placer y deleite por llevar a tu bastardo, mucho menos se sentirá orgulloso de ello y debes recurrir a mí para tratar de idealizar tu fantasía y sueño imposible? ¡Ilusionarte con el hijo de otro! ¡Qué gracioso!

-¡Tú...! ¡Pequeña mierda, escoria inmunda! ¡Voy a... Yo...! ¡Aargh!

KyungSoo rió, rió con fuerza cuando el guardia salió de su interior y se apresuró a recoger sus prendas. Rió al ver el destello de las lágrimas en los bordes de sus ojos y siguió riendo incluso cuando él hubo salido a toda prisa de la habitación, dejándolo atrás completamente golpeado y desquiciado.

Finalmente, sus carcajadas fueron calmándose, cesando lentamente hasta que se detuvieron por completo. La mejilla ardía, su piel quemaba y aún tenía un rastro de sangre en la esquina de los labios, pero la complacencia, la satisfacción y el orgullo nacieron en su pecho, muy pequeño, apenas perceptible, pero estaba ahí.

Y es que tal vez no podía defenderse aún, tal vez no podía golpear a nadie en medio de su vulnerabilidad, pero mientras tuviera una boca y el odio mermado en su corazón, KyungSoo encontraría la forma de gritar, de exclamar, de ser un maldito descorazonado si se trataba de su cachorro. Él podía seguir luchando, podía intentarlo con fuerza, y aunque no siempre resultara bien, él podría esperar por esta poca satisfacción que florecía en su pecho después de haber sido firme y orgulloso.

Después de todo, KyungSoo no era una persona débil ni mucho menos, además, tenía una razón para seguir adelante, para continuar viviendo. Él lo intentaría, trataría, y si moría en el intento, al menos habrá perecido siendo él mismo y no una sombra de mierda creada por alguien más.

-Wow, realmente te ves como la mierda. Entonces los rumores eran ciertos: estás siendo una molestia para los demás.

KyungSoo giró el rostro al reconocer la voz femenina y su corazón latió con fuerza ante la imagen de la misma mujer que había venido antes con la intención de que se revelara. Como la última vez, ella estaba portando su uniforme de la guardia imperial y mantenía su ceño fruncido, sus brazos cruzados, proyectando una imagen inquebrantable e impenetrable.

A KyungSoo le recordó un poco a Madam Li y el pensamiento trajo consigo un poco de tristeza y melancolía.

Sus pasos sonaron sobre la madera. Tap, tap, tap; arrastró la silla que había usado la última vez y se sentó sobre ella nuevamente. De nuevo, pasó de tocarlo o mirarlo por debajo de su vientre, alzó las cejas ante las nuevas heridas abiertas, los hematomas enormes y dolorosos y la sangre salpicando todas partes, y luego murmuró, justo después de soltar un pequeño resoplido.

-Te estás convirtiendo en un filete púrpura.

A pesar del dolor en su pecho, KyungSoo se las arregló para reír suavemente. Cerró los ojos, sintiendo como sus músculos se relajaban ante la presencia de la mujer, y suspiró largamente.

-Soy un saco de arena para golpear.

-Lo noto. Tu vientre luce más grande. ¿Te han alimentado más? -la pregunta podría sonar amable de cualquier otra persona menos de esta mujer, ella masticó las palabras y las escupió con indiferencia, como si realmente no le importara pero tenía que preguntar por compromiso-.

A KyungSoo no le importó, podría jugar este juego de falsa amabilidad y preocupación felizmente. Cualquier cosa que lo alejara por un momento de su realidad sería bien recibido.

-Solo un poco. El bebé está creciendo rápidamente, así que mi vientre se ha expandido.

-Es un milagro que no lo hayas perdido aún. Tienes casi cuatro meses de embarazo y aún así ese mocoso sigue luchando por su vida. Será alguien obstinado.

KyungSoo no reparó en la sorpresa inicial sobre su tiempo de gestación. Sabía que había pasado un tiempo desde que había llegado, pero nunca pensó que, en realidad, era tanto. Se obligó a desviar su atención de este primer punto y se centró en el segundo, simplemente para poder mantener una conversación con ella durante un poco más de tiempo.

-Es un cachorro fuerte. Tiene buenos padres.

Se sumieron en un silencio prolongado luego de esto, a pesar del propio deseo de KyungSoo por hablar. Lo echaba de menos: entablar conversaciones tontas, simples y banales, escuchar algo más que gemidos y mierda en sus oídos, tener algo para responder de forma amable, sin embargo, no apresuró las cosas y dejó que el tiempo decidiera si esto debía seguir o no. Afortunadamente, todo estuvo a su favor y ella volvió a hablar.

-No han habido noticias de tu inmortal. No lo hemos encontrado, así que definitivamente está vivo. Es por si estaba preocupándote o algo.

KyungSoo no había esperado que ella le dijera algo sobre JongIn, pero escuchar esta noticia había llegado a él únicamente para calmar su corazón y llenarlo de esperanza y felicidad. Sintió como si una enorme carga fuera retirada de sus hombros y las heridas físicas dejaron de doler repentinamente.

Sus ojos parpadearon hacia ella con languidez y una pequeña sonrisa se formó en su boca.

-Gracias por decírmelo.

La mujer se encogió de hombros.

-Te lo merecías luego de hacer llorar a Cheng.

KyungSoo asintió lo mejor posible y el silencio volvió a caer entre ellos, sin embargo, esta vez estuvo desprovisto de tensión o expectativas. Luego de un par de minutos, KyungSoo volvió a dirigirse a ella.

-Disculpa, ¿puedo preguntarte por qué estás haciendo todo esto? No me quejo, pero me parece realmente desconcertante.

La guardia se acomodó en su silla, estirando su cuerpo largo y atlético al máximo y fijó su punto de mira sobre la esquina de la cama. Ahí estaba una sábana enrollada, llena de semen y apestosa a sudor. KyungSoo la hubiera pateado si no tuviera los tobillos apresados. Afortunadamente, ella se movió y arrojó la tela asquerosa a alguna parte en el suelo con la punta de su pie y KyungSoo le agradeció esto también.

-Realmente no soy una buena persona, lo admito. He hecho muchas cosas malas y depravadas, he asesinado a mucha gente, soy una escoria... Sin embargo, jamás, en todos mis años sirviéndole al emperador, he visto que hayan encarcelado a una persona embarazada y la utilicen de juguete sexual para todos los guardias imperiales y las rameras calientes. Créeme que no me hubiera importado si no tuvieras un niño en tu interior, creo que incluso te hubiera cogido, pero incluso una mierda como yo tiene límites que prefiere no pasar de ser posible. No estoy haciendo nada por ti, realmente no lo hago, solo muevo algunas piezas que me beneficien e impidan que me meta en problemas; eres tú el que toma las decisiones al final.

KyungSoo giró la cabeza para poder verla un poco mejor, pero el aroma a óxido lo mareó repentinamente y la sangre salió en un chorro desde su nariz y se volvió algo incómodo y lioso. Trató de colocarse boca abajo para tratar de derramar todo lo que había tenido ahí acumulado, pero fue imposible. Al final, KyungSoo sintió un par de manos duras y toscas tomándolo del cuello y girando su rostro de manera que su nariz apuntó a las almohadas mientras la pequeña hemorragia drenaba.

-Realmente han hecho una mierda contigo. Deberías callarte mientras te cogen para que no tengas la necesidad de pasar por todo este dolor después.

Ella sacó un pañuelo desde el interior se su túnica y comenzó a limpiar la sangre que había corrido por su mejilla y labios. KyungSoo suspiró y cerró los ojos mientras ella volvía a acomodarlo en su posición inicial.

-Lo sé, pero estoy harto de tener que soportar todo esto con la boca cerrada. Es un infierno; al menos si maldigo un poco podré estar cuerdo por un tiempo más.

KyungSoo no se había dado cuenta, pero la oficial había comenzado a secar y limpiar el resto de las heridas abiertas con su pañuelo, recogiendo sangre y empándolo en rojo vivo. No fue hasta que llegó a los agarres en sus muñecas demasiado sensibles que notó lo que estaba haciendo en completo silencio. Aunque el toque dolió profundamente en sus extremidades, KyungSoo no se atrevió a quejarse y la dejó hacer, pensando vagamente que ella había dicho hace no mucho que no estaba haciendo nada por él pero justo ahora estaba ayudándolo con sus heridas.

No se lo recordó, de igual forma, y ella no dijo nada al respecto mientras limpiaba su pañuelo con un poco de agua de la tina y lo secaba con ayuda de la magia. Un poco después, ella se acercó a KyungSoo nuevamente y, como la primera vez que había aparecido en su vida, colocó una de sus manos sobre su vientre y vertió energía azul directamente sobre el saco en el que estaba envuelto su pequeño mientras se formaba.

La calidez lo llenó por completo, desde su vientre hasta cada uno de sus dedos, su pecho y su cabeza. Fue como ser arropado por una manta gruesa y calentita luego de mucho tiempo sufriendo frío, fue sumamente agradable y tranquilizador.

Cuando acabó, palmeó sus manos, como si estuviera sacudiendo la suciedad que había quedado sobre las palmas luego de tocarlo (a KyungSoo esto no le hirió demasiado, mucho menos sabiendo lo que ella había hecho un momento antes, solo sintió una infinita curiosidad), y se paró muy recta y muy orgullosa en su lugar, casi retándolo a que dijera algo al respecto. KyungSoo formuló otra pregunta.

-Yo... ¿puedo saber cómo te llamas?

-No. Mientras menos sepamos el uno del otro, mejor.

-Ya veo... Entonces te diré "querida hermana mayor".

La ceja de ella tembló vigorosamente y KyungSoo tuvo el deseo de reír al ver su expresión amarga.

-Eso es una mierda. No somos cercanos.

Intentó encogerse de hombros, pero el movimiento fue algo torpe y desastroso debido a sus hematomas y el dolor muscular. Aún así, la intención fue clara para ambos.

-Le das energía espiritual a mi bebé, me ayudaste con la sangre y me das noticias sobre mi compañero. Eso es suficiente para ser cercana a mí, querida hermana mayor. Gracias.

-Tsk, esto es ridículo. Es bueno que tenga que irme para no seguir escuchando tanta mierda.

Esto definitivamente provocó un decaimiento en KyungSoo. Había estado durante un tiempo muy breve con él, apenas habían hablado y ya tenía que irse para dejarlo de nuevo en el infierno que lo mantenía aterrorizado y deprimido por meses, soportando burlas y humillaciones. Fue imposible no sentirse triste.

-¿Tan pronto te irás? ¿No puedes quedarte un poco más? -preguntó suavemente y ella negó con firmeza, manteniendo su ceño fruncido irrompible-.

-No puedo, tengo que hacer guardias y eso no es algo que pueda retrasar.

-Hum. Ya veo. De acuerdo, gracias. Fue muy bueno verte de nuevo, querida hermana mayor.

Querida hermana mayor rodó los ojos, pero no arremetió de nuevo contra su apodo. Dio media vuelta y se dirigió hacia la puerta, la abrió y lo miró por encima del hombro antes de salir.

-Nos veremos después.

La puerta se cerró con un suave deslizamiento y KyungSoo quedó atrás con un sentimiento agridulce en la garganta.

⋆.ೃ࿔*:・

Le dolía todas y cada una de sus extremidades; cualquier músculo que alguien podría imaginarse, incluso el más pequeño y oculto, estaba maltratado. Sus párpados pesaban al trabajar, su boca estaba llena del gusto de la sangre, su nariz estaba hinchada y roja como una manzana madura. La única zona salvable de todo esto era su vientre, porque KyungSoo se había empecinado en verter gran parte de su energía en el bebé, descuidándose en el camino a sí mismo.

Estaba tan cansado.

Antes había pensado que mientras mantuviera la cordura y un poco de su esencia, entonces podría soportar cualquier cosa y estaría bien. Creía que mientras hablara, maldijera y se removiera, entonces podría considerarse orgulloso, y fue así por un tiempo; sin embargo, KyungSoo estaba cansado.

Realmente, ¿por qué tenía que soportar todo esto? De nuevo se pregunta. ¿Por qué no solo acabar con todo este dolor diario, con su debilidad y el propio sufrimiento de su hijo? ¿Por qué esta pequeña criatura tenía que vivir en un recipiente usado de esta manera? De pronto, no tuvo sentido. Iba a traer a un niño a este mundo para sufrir; si no escapaba de aquí, era muy probable que lo tomaran como rehén y lo usaran con el mismo propósito que el propio KyungSoo (si no lo asesinaban en el camino) y él no podría hacer nada para evitarlo. ¿Realmente estaba dispuesto a eso, a que el destino del hijo de JongIn fuera ser un posible prostituto o prostituta de la escoria con la que lucha día a día?

No.

No era justo para el cachorro.

No era justo para JongIn.

Y no era justo para él.

KyungSoo estaba cansado.

Lo tenían en la bañera. Las criadas lavaban su cuerpo con indiferencia hacia sus contusiones. Ya era normal, ninguna estaba realmente sorprendida.

Nadie hizo muecas ni dijo nada. Vertieron agua en una tacita de madera y la dejaron caer sobre su cabello pegajoso y opaco, restregaron su piel, abriendo nuevas heridas y arrancando costras que quedaban de las más antiguas; volvieron a dejar caer el agua y la bañera se tiñó de rojo. KyungSoo no se inmutó en medio de su dilema mental.

Bajo su cuerpo, bien oculta del ojo de las demás, se encontraba una cuchilla que había dejado caer uno de los guardias y la había olvidado después de cogerlo. KyungSoo la había visto por días enteros. Nadie se había dado cuenta de que esa pequeña pieza se encontraba en ese lugar, tan cerca y tan lejos a la vez. Finalmente se había armado de valor y la había cogido en un momento de descuido de las criadas, la ocultó y arrojó al agua llena de espuma y se sentó sobre ella cuando fue desnudado.

KyungSoo comprobó dos cosas con esto: sus habilidades habían aumentado considerablemente, pero no era suficiente para escapar; las criadas lo subestiman en demasía.

Era hiperconsciente del arma. Su frialdad antinatural lo abrumaba, su filo era un hecho, KyungSoo no podía moverse sin resultar herido en el camino. Era pequeña y podía manejarse muy bien, definitivamente mortal si sabía manejarse correctamente.

Su corazón latió a toda prisa y los ojos ardieron rudamente.

Lo dejaron solo para que pudiera lavarse su sexo y entrada y KyungSoo se movió para sacar la cuchilla de su escondite. La tomó entre sus manos, midiendo su peso, y cerró los ojos con toda la fuerza que podría reunir en ese momento. Su ritmo cardíaco retumbaba en sus oídos y su mandíbula se apretó.

Muy bien, tenía una oportunidad única en sus manos, algo que posiblemente no volvería a tener en otro momento, así que era hora de ponerle fin a todo. Era hora de descansar. Llevó la punta afilada hacia su vientre inflamado y la dejó contra su piel. Sus dientes rechinaron y las lágrimas cayeron por sus mejillas, salpicando su piel con el rastro del dolor y la impotencia.

Aunque no quería, sus manos temblaban incontrolablemente y un jadeo escapó de sus labios. ¿Por qué dudaba? Su bebé estaba sufriendo con él, así que ¿por qué no librarlo de todo este mal? En el futuro, JongIn podría entender, en algún momento su alma tendría que perdonarlo por sus acciones, entonces, ¿por qué no lo hacía de una vez?

La calidez de la energía espiritual de su pequeño fluía por todas partes en su interior, tan viva, tan hermosa; le recordaba a JongIn, al calor de sus brazos y la seguridad de su pecho. Él estaba ahí, en ese pequeño que crecía cada vez más, al que trataba de mantener ajeno de todo lo que le ocurría a su padre. Su afecto y el de su compañero se habían fusionado y creado a este cachorro indefenso, la prueba de su irremediable cariño, devoción y orgullo.

Este niño significaba tanto para él, lo amaba tanto. ¿Cómo podría hacerle daño luego de mantenerlo protegido durante tanto tiempo? ¿Cómo podría acabar con lo único que le quedaba de JongIn? ¿Con la única pizca de cordura que le quedaba?

KyungSoo podría suicidarse, lo haría sin problemas ni dudar, pero no podía dañar a su hijo. Pensarlo lo llenaba de un dolor profundo y desgarrador, aún más abrumador que los golpes esparcidos cruelmente en su cuerpo. KyungSoo era tan idiota y egoísta, tan estúpido.

Arrojó la cuchilla a un lado y gritó profundamente su impotencia. Tiró de su cabello y lloró con amargura, con horror.

Las criadas llegaron rápidamente al escucharlo, encontraron el arma y la llevaron lejos, luego se hicieron cargo de él, terminando de limpiarlo y asegurándose de que no se hubiera hecho daño a sí mismo. Fue encadenado inmediatamente después, no dejaron comida para él durante tres días y lo limpiaban entre cinco mujeres que no se separaban de su lado ni por error. A KyungSoo no le importó nada de eso, simplemente lloró hasta que sus ojos dejaron de producir lágrimas y permitió que su corazón se desangrara en su interior.

⋆.ೃ࿔*:・

Aprendió a vivir con su estado de ánimo tambaleante. Un día estaría mentalmente estable, el otro era un completo desastre.

Robaba energía, recibía castigos, lo lavaban, lo alimentaban y volvía a robar energía. Sin darse cuenta, habían pasado dos meses más.

Ahora tenía cinco meses de embarazo y lucía un vientre amplio, duro y hermoso. Era la única zona de su cuerpo que se mantenía suave e intocable y KyungSoo estaba bien con eso.

Luego de su intento de asesinato y suicidio, KyungSoo había recibido la visita de querida hermana mayor. Ella se había sentado en su silla acostumbrada y lo había mirado largamente; KyungSoo no se molestó en hablar, no tenía deseos de ello en ese momento, así que la dejó observarlo en completo silencio. Finalmente, luego de largos minutos intensos, ella inhaló profundamente y dijo en voz baja.

-Nadie te culpará si decides hacerlo. Es tu decisión y tu cuerpo, y ya has soportado suficiente. Ciertamente, me has sorprendido al mantenerlo durante tanto tiempo -su voz no era suave ni mucho menos. No había nada cálido ni especialmente agradable; como siempre, se mantenía indiferente y fría-.

KyungSoo no respondió. Continuó mirando su punto favorito del techo, justo sobre el espejo que no ocultaba su figura desnuda. Ahí, la madera parecía tomar formas y KyungSoo se distraería tratando de encontrar las figuras ocultas.

-Te doy una oportunidad más. Si me lo pides, entonces haré este favor por ti; prometo no causar dolor innecesario y acabarlo todo de un solo golpe.

El corazón de KyungSoo dio un vuelco doloroso, su respiración se atascó y su cuerpo dejó de moverse. En su interior, el zorro gruñía, chillaba y se removía inquietantemente, en el exterior; sus ojos se llenaron de lágrimas silenciosas que pasaron sin pena ni gloria.

Una vez más, no podía hacerlo.

Querida hermana mayor entendió de inmediato y no insistió más con el tema. Volvió a apoyarse en el respaldo de su silla y miró el techo junto a él.

-Está bien, no habrá nadie que te culpará por decidir conservarlo; sigue siendo tu cuerpo y tu decisión.

-Él está sufriendo, y seguirá sufriendo por mi culpa -susurró con la voz entrecortada por el llanto y la falta de aliento-.

Querida hermana mayor le dio una mirada muy breve y muy suave antes de desviar sus ojos y devolver su punto de vista al techo.

-Todos sufrimos, es inevitable y no puedes cuidarlo de eso; sin embargo, puedes volverte fuerte para protegerlo y amortiguar un poco su dolor. Sé que serás un buen padre, así que en el futuro esa criatura estará agradecida por tu esfuerzo. Ahora solo... Dedícate a hacer lo que tienes que hacer y luego huye sin morir en el camino. Ya has tomado esta decisión, así que hazte responsable de ella y sobrevive por los dos.

Ella se fue no mucho después, permitiéndole llorar en silencio mientras estuvo con él y sembrando un poco de tranquilidad en su corazón, incluso con sus palabras duras y su tono hosco. KyungSoo estuvo muy agradecido con ella algunos días después, cuando pudo encontrar cierta estabilidad y volvió a recoger energía al recordar su deber y la razón por la que continuaba soportando todo ese infierno.

Ahora, dos meses después, en este día en específico, KyungSoo se encontraba particularmente tranquilo mientras trabajaba metódicamente. Había hecho un análisis de su fuente de energía y dio con la sorpresa de que estaba completamente llena, fuerte y poderosa. No lo había notado antes debido a su distanciamiento emocional y mental y su zorro fue el encargado de surtir poder hacia el bebé, impidiéndole notar todo lo que ya había almacenado en ese tiempo. Esto trajo un palpitar fuerte y desbocado en su interior y la aparición de una firmeza olvidada.

Era el momento. KyungSoo finalmente podría tratar de escapar.

Primero se dedicó a sanar los huesos rotos, sus tobillos lesionados y los desgarros musculares, luego trabajaría en el manejo de su nuevo poder, trataría de controlarlo lo mejor que podía en el menor tiempo posible. Probaría usar sus muñecas desgarradas por la sujeción de las cadenas, se haría inmune al dolor que provocaban los movimientos y formaría movimientos firmes y constantes con el pasar de los días.

Finalmente, una semana después, KyungSoo estaba completamente listo y la ansiedad y el entusiasmo corría secretamente por sus venas.

Y fue justo en esos momentos de éxtasis cuando recibió la visita repentina de querida hermana mayor. Ella entró en la habitación con paso firme y rápido, una expresión aún más fruncida y los puños apretados. KyungSoo sonrió al verla, feliz como nunca lo había estado en estos meses de encarcelamiento.

-¡Querida hermana mayor! ¡Yo..!

-Silencio -lo cortó de inmediato y KyungSoo se detuvo en seco con confusión. Ella se acercó a la cama y se inclinó para mirarlo fijamente a los ojos-. Hay un grupo de gente buscándote, están en las afueras de la ciudad, en la zona norte el bosque. Los rumores llegaron a la guardia y se han ido a capturarlos, sin embargo, conseguí comunicarme con ellos antes y les ordené dirigirse al sur cuanto antes. Ahora mismo hay un déficit considerable de personal custodio en el palacio, por lo que debes aprovechar esta oportunidad e irte de inmediato.

KyungSoo abrió los ojos con sorpresa mientras ella sacaba algo del interior de sus mangas con movimientos rápidos y comedidos. Era una túnica simple y café de su talla. Volvió a mirarla con las cejas fruncidas y querida hermana mayor se movió hacia las cadenas para romperla directamente con las manos desnudas.

-Querida hermana mayor, ¿cómo...? ¿Por qué estás haciendo todo esto? Dijiste que no ibas a entrometerte, que todo dependía de mí -dijo en voz baja, extremadamente suave-.

Sus muñecas hormiguearon felizmente ahora que eran liberadas y sus tobillos comenzaron a moverse con libertad. Querida hermana mayor comenzó a vestirlo sin mirarlo realmente y le recogió el pelo en una coleta alta para que no le estorbara en los ojos.

-Sigue dependiendo de ti; será tu asunto si te capturan o no en el camino. Sobre entrometerme, bueno, no tienes pruebas de que fui yo, así que ¿cómo podrías saberlo exactamente? Estas cadenas están oxidadas, obviamente las has roto con la explosión de poder y has conseguido ropa y zapatos luego de robárselos a las criadas. No tuve nada que ver.

KyungSoo la miró con atención y fijeza. Ella se movía con rapidez, seguía siendo orgullosa, su cabello estaba apretado como siempre y su ceño fruncido estaba muy bien colgado en su rostro hermoso y severo. Era muy, muy hermosa. KyungSoo estaba verdaderamente conmovido y sus ojos ardieron un poco cuando ella dio un paso atrás, esperando a que se levantara de una vez.

-Vamos, hora de irnos, apresúrate.

KyungSoo la tomó de la muñeca con firmeza antes de que querida hermana mayor se diera la vuelta para salir de la habitación. Ella lo miró de reojo y alzó una ceja, expectante.

-Gracias. Gracias por todo lo que hiciste por mí aquí. Solo te he visto tres veces, pero estoy muy feliz de haberte conocido. Muchísimas gracias.

Se quedaron en silencio por un momento prolongado y un instante después, querida hermana mayor chasqueó la lengua y le dio un ligero golpe en la coronilla.

-Deja esa mierda sensible y ponte de pie. Debemos irnos antes de que alguien venga.

KyungSoo sonrió un poco y asintió de inmediato. Luego de mucho tiempo, KyungSoo sintió una emoción desbordante circulando junto a la adrenalina en su torrente sanguíneo. Era consciente de su propia respiración agitada mientras corría por los pasillos solitarios y silenciosos del palacio, de los aromas que llenaban el lugar y de los pasos crepitantes de sus zapatos contra el suelo de baldosas. Corrió y corrió junto a querida hermana mayor sin perder el ritmo, sin importarle la carga extra de su vientre ni entorpecerse ni una sola vez.

Ella los condujo por largos pasadizos solitarios, esquivando a las personas que vivían en el palacio imperial y pasando desapercibidos para todos; KyungSoo solo podía sentirse ansioso, palpar el sabor de la libertad en su lengua y sentir su ritmo cardíaco en cada punto de pulso en su cuerpo. Luego de tortuosos minutos de intensa carrera, querida hermana mayor se detuvo frente a una puerta de madera, miró a sus espaldas y luego la abrió de un movimiento firme y contundente. Entonces los rayos del sol golpearon el rostro de KyungSoo y el aroma a bosque y vida llenó sus fosas nasales.

Llevó su mano a su pecho y apretó la tela de la túnica en un puño, salió del pasillo y sollozó al sentir la blanda tierra bajo sus pies.

-Bueno, es hora de separarnos. Ve y no te distraigas en el camino. Corre con todas tus fuerzas sin mirar atrás y recuerda: al sur.

KyungSoo giró y la miró nuevamente. Ella estaba detrás de él, con los brazos cruzados e igual de imponente que al inicio. KyungSoo no sabía nada de ella, no conocía las cosas más simples, como su nombre o de dónde venía, realmente era una desconocida para él, pero ella había hecho tanto por él. Significó un antes y un después en su vida, fue un foco de cordura en su mente, un detonante para seguir luchando. Dolía dejarla atrás, saber que no podría hacer nada para pagarle por toda su amabilidad. KyungSoo derramó un par de lágrimas y sus labios temblaron torpemente mientras se echaba a su pecho para abrazarla con fuerza.

Querida hermana mayor se quedó muy quieta en su lugar por un segundo, cuando sus manos también se envolvieron a su alrededor y dejaron un par de palmaditas en su hombro.

-Lo has hecho bien. Ahora ve, tus amigos te están esperando, no pierdas tiempo.

KyungSoo la apretó un poco más y finalmente se alejó. Sorbió por la nariz y le dio un asentimiento. Querida hermana mayor palmeó su mejilla una vez y le dio una media sonrisa que aflojó todas sus expresiones faciales y la hizo ver aún más hermosa y accesible que antes.

-Muévete, mocoso, o te patearé el trasero.

KyungSoo rió suavemente y asintió, dio un paso atrás y se transformó en un pequeño zorro. Cogió entre sus dientes la ropa que quedó desplegada en el suelo y que querida hermana mayor había doblado rápidamente para él, y luego de una última mirada, KyungSoo le dio la espalda y corrió hacia el bosque con todas sus fuerzas.

Como le habían ordenado, KyungSoo no miró atrás ni una sola vez mientras se perdía en la lejanía y su corazón latía violentamente contra su pequeño pecho; por eso nunca pudo ver el momento en el que querida hermana mayor fue atrapada por los guardias que habían notado su escape, nunca presenció su sonrisa satisfecha al haber cumplido con su cometido y jamás supo que, en ese mismo momento y luego de una intensa batalla perdida, la mujer que desconocía, pero que lo había ayudado desde el primer momento, fue asesinada con una espada entrando y perforando su corazón.

⋆.ೃ࿔*:・

Como querida hermana mayor le había dicho, un grupo de criaturas mágicas se había congregado al sur del bosque, luciendo nerviosos y ansiosos mientras esperaban su llegada. JiHyun estaba al frente con una expresión preocupada, pero al verlo emerger de un arbusto con el pelaje desaliñado y ramitas colgando de su cuerpo, un sollozo abandonó sus labios y se apresuró a correr hacia él, lo tomó en sus brazos y lo abrazó con fuerza.

KyungSoo chilló con alegría al verla, sus colas se removían de un lado a otro y algunas lamidas cayeron sobre las mejillas de su amiga en medio de toda aquella emoción. No hubo tiempo para palabras de bienvenida ni explicaciones, todos tomaron forma animal y corrieron hacia el refugio oculto en el Bosque del Sur tomando atajos que querida hermana mayor había proporcionado mientras huían de la guardia imperial.

Fue de esta manera como consiguieron escapar y llegar sanos y salvos al refugio en la cueva. KyungSoo fue puesto en tratamiento inmediatamente después de llegar, con la doctora del grupo cuidando de él en todo momento para asegurarse de su salud y la del bebé (todos se sorprendieron enormemente al ver su vientre tremendamente abultado, pero pronto aceptaron su estado y lo llenaron de elogios y alegrías por mucho tiempo). Una vez dio a luz a un pequeñísimo niño delgado, totalmente rojo y malhumorado, pero fascinante y hermoso al completo, cuando el riesgo hubo pasado y una calma momentánea se sumió sobre todos ellos, JiHyun le dio la noticia.

Querida hermana mayor había muerto luego de su escape del palacio.

KyungSoo había entrado en un estado lejano y distante durante muchos días. Lloraba en las esquinas alejadas de la cueva y se aferraba con fuerza a su pequeño bebé recién nacido. Durante las noches, abrazaba la túnica que querida hermana mayor le había dado antes de irse y cuando se sentía especialmente afectado, salía de la cueva y miraba el cielo por largas horas. ¿Quién iba a decir que se encariñaría tanto con alguien en un lapso de tiempo tan efímero?

KyungSoo no lo encontró demasiado sorprendente. Querida hermana mayor había sido un foco de luz en su momento más crítico; ella, a pesar de su personalidad distante y fría, había sido más cálida que el sol y lo había ayudado a sobrevivir. ¿Cómo no quererla entonces? ¿Cómo no sentirse afectado por su muerte a causa suya?

Ese día tenía la túnica café sobre sus muslos. JongSoo dormía tranquilamente en su cama de paja, bien abrigado y ajeno a las penas de su padre. Acarició la superficie de la túnica con suavidad y lentitud, sintiendo el material barato contra sus dedos y cada costura hosca en los hombros; incluso llegó a meter sus manos en los bolsillos de las mangas amplias para que sus palmas entraran en calor. Fue entonces cuando lo notó: un pergamino doblado bien oculto en una esquina de la manga derecha. KyungSoo frunció el ceño y extrajo el papel, lo desdobló silenciosamente para no despertar a su bebé y lo acercó a su rostro para leer su interior.

La caligrafía era apresurada, pero se notaba la hermosura en ella y la habilidad de los dedos que habían escrito los caracteres; había, además, un par de tachones y algunas gotas de tinta por aquí y por allá.

"Una vez tuve un hijo. Su padre nos abandonó cuando supo que estaba embarazada y tuve que criarlo y cuidarlo por mi propia cuenta. Fue difícil. No era una mujer muy diestra en el arte o las habilidades que se supone que deben hacer las mujeres por naturaleza, pero di mi mejor esfuerzo y él creció sano, fuerte y feliz.

Vivió solo ocho años. Fue asesinado por la guardia imperial porque había decidido ocultar a una familia de zorros de los cazadores. Le hice su ataúd y lo enterré por mi propia cuenta; no mucho después me uní al ejército y fui escalando lentamente hasta meterme entre las filas de los oficiales. Ahí esperé pacientemente por mi momento oportuno: ellos pagarían por la muerte de mi hijo. Era un punto ineludible que debía cumplir antes de morir. Entonces llegaste tú, con todos los ojos puestos en ti y con el emperador cuidando tu vida y manteniéndote encerrado. Sabía que tenía mi oportunidad y debía aprovecharla.

Te dije que era una mala persona y que no pusieras esperanzas en mí, ¿lo recuerdas? Actué por razones personales y egoístas, es un hecho y no puedo ni quiero negarlo. Sin embargo, luego de pensarlo un poco, escuchando toda la mierda que salía de los soldados compañeros y las hijas de puta de la división y siendo espectadora de primera línea de todo lo que te hacían día a día, no pude evitar sentir simpatía y cierta debilidad.

Sin darme cuenta, estaba tomándome mis tiempos libres para idear algún plan de escape para ti, estaba contactando a JiHyun para mantenerte seguro en algún punto de un futuro escape y me encontré dándote de mi propia energía espiritual cuando más la necesitabas. ¿Cuándo cambiaron tanto las cosas? No tengo ni la más puta idea, pero estaba pasando y no había nada que pudiera hacer.

Creo que me vi reflejada en ti y sentí a mi hijo como el tuyo en ese momento.

Luego de ayudarte a escapar, me asesinarán. Es algo de lo que soy consciente, sé que pasará y cuando todo eso ocurra, esta carta llegará a ti. No quiero que llores mi muerte y tampoco quiero que te sientas culpable. No hay nada que me mantenga atada a este mundo desde hace muchos siglos y había estado esperando por esto con muchas ansias. Siéntete feliz porque al fin seré libre y podré encontrar a mi propio hijo luego de una intensa lucha y muchos sacrificios de por medio. Yo misma soy feliz en este momento. No hay razones para estar triste, pero sí que hay un par para celebrar.

Eres libre. Yo también lo soy. Tienes un bebé en este momento. Yo me reuniré con el mío.

Todo está bien.

Odio las despedidas, así que no diré adiós en ningún momento. También odio los agradecimientos, pero siento mucho de eso por ti, por hacerme sentir algo nuevamente y por poder liberarme de mi propia cárcel. Gracias. Tu Querida Hermana Mayor está realmente agradecida, KyungSoo.

Vive feliz. Sobrevive. Cuida a tu hijo. Dale todo el amor que merece y que tienes bien guardado para él. Encuentra una vez más a tu hombre. Dile que lo amas. Bésalo y abrázalo. No te juzgues ni te culpes por nada. Da todo de ti por tu familia. Sigue enfrentando las dificultades con la frente en alto, nadie te derrumbará si lo haces.

Sigue siendo un buen padre. Te estaré mirando desde alguna parte.

Jennie".

KyungSoo apretó la carta contra su pecho y se permitió derramar algunas lágrimas más. Jennie. Su querida hermana mayor se llamaba Jennie.

Una sonrisa se formó en su boca a pesar del llanto y del temblor y supo que esas serían las últimas lágrimas que derramará por ella. Por la amiga que se conservaría por la eternidad.

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Arriba en el cielo, en las montañas, en el viento que abrazaba al bosque, en el canto de las aves, en algún lugar, Jennie sonrió, abrazó a su hijo y le deseó la mejor de las suertes.

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