Nuevas perspectivas
Terminó quedándose con JongIn y su familia.
Ya que era el mayor quien parecía conocerlo del trío, inevitablemente KyungSoo acabó pasando mucho más tiempo con él; aún así, no se negó a compartir algunos momentos de descanso y jugueteo con el pequeño SooBin y JongSoo, el hermano mayor del más pequeño del trío, quien se había vuelto más abierto e infantil con el pasar de los días bajo su compañía.
KyungSoo había deducido que su antiguo yo fue alguien realmente importante e influyente para estas personas. Y es que eran demasiado apegados a él, demasiado atentos. KyungSoo había notado sus miradas profundas llenas de temor, cómo JongSoo lo tomaba de las manos y las apretaba entre las suyas, como si tuviera miedo de que KyungSoo desapareciera de un momento a otro en un instante de descuido. Y, también, más de una vez presenció la manera en que sus ojos se llenaban de lágrimas que no se permitía soltar ante los demás.
JongIn era más sutil. Trataba de no tocarlo demasiado y le daba su espacio, solo encontrándose con él cuando KyungSoo lo llamaba o lo buscaba directamente (que ocurría la mayoría de las veces). A pesar de esto, KyungSoo nota los pequeños detalles: JongIn siempre le servirá una taza de té de jazmín (su favorito), le obsequiaba bolsitas llenas con los dulces que más disfrutaba y le narraba historias pasadas con una sonrisa calmada y una mirada extremadamente suave, casi frágil y vulnerable.
KyungSoo disfrutaba mucho de estos momentos, ni siquiera tuvo un minuto para sentirse como una carga o una molestia, de hecho, se sentía bastante a gusto con la pequeña familia, como si él realmente perteneciera ahí (su corazón, su zorro y la amabilidad de todos ayudaba a reafirmar este sentimiento).
Así pues, terminó por aceptar esta nueva forma de vida alejada de la carretera, las risas del pueblo y el ajetreo de los largos viajes con los brazos totalmente abiertos y el corazón tranquilo y a gusto. Sin atreverse a exagerar o adornar la lluvia de sus sentimientos, pensamientos y sensaciones en ese entonces, siente como por fin encontró la razón tras sus viajes, que ha llegado al destino definitivo que había estado buscando tan afanosamente.
Ya que KyungSoo no contaba con buenas costumbres del sueño desde su infancia, tomó por costumbre levantarse a mitad de la noche para deambular por la entrada de la casa y recorrer las lindes del bosque en busca de posibles peligros que acecharan mientras todos dormían. Nunca encontró nada, pero era una actividad que agotaba su cuerpo y le permitía sentirse lo suficientemente cansado como para regresar y dormir sin muchos problemas.
Si no caminaba, entonces se sentaría bajo las ramas del árbol de magnolias que daba a su ventana y se dedicaría a meditar a mitad de la noche. Esto calmaba su cuerpo y su mente, relajaba su alma y le provocaba paz, por lo que era una opción viable y bastante efectiva.
Y, de hecho, es justamente lo que tenía planeado hacer en esta ocasión.
Salió sigilosamente de su habitación, cubierto con una capa extra para poder soportar el frío nocturno del bosque, el cabello suelto cayendo con libertad alrededor de su rostro y una pequeña sonrisa impresa en sus labios. Recorre el pasillo oscuro que lo llevará a la sala de estar y la cocina espaciosa y desliza la puerta para dar con el exterior. Allí, la luna brilla elegante y majestuosamente en el cielo, las nubes perezosas se mueven de un lado a otro, sin amontonarse demasiado, y una brisa fresca sacude las copas de los árboles y las largas mangas de su túnica. Acompañando toda la imagen irreal y etérea, JongIn se encuentra sentado sobre la hierba, una postura recta perfecta mientras mira al cielo.
KyungSoo se detuvo para poder verlo por un tiempo a escondidas. JongIn, al igual que él, se había deshecho del moño sobre su cabeza y había dejado su largo cabello en libertad, danzando suavemente en el aire, también tenía su propio abrigo blanco y acolchado y cargaba con una expresión distante, como si se encontrara muy lejos de este lugar.
Suspiró silenciosamente y, cuando creyó que era suficiente, se acercó al mayor en silencio y sin detenerse de nuevo. Tomó un lugar a su lado, se acomodó el abrigo sobre los hombros y echó su largo cabello sobre su hombro. JongIn lo miraba en todo el proceso, sonriendo con gentileza mientras KyungSoo se ocupaba torpemente de sí mismo.
—¿Tampoco puede dormir el joven maestro JongIn? —preguntó, tratando de enderezar el abrigo sin éxito. ¿Se lo había puesto al revés?—
Sí, lo había hecho.
Rayos.
Volvió a dejar caer su cabello sobre su espalda y se quitó el abrigo, sin embargo, antes de ponérselo, JongIn lo tomó delicadamente de sus manos y lo acomodó, deshizo algunas arrugas en la tela barata y luego lo ayudó a colocárselo correctamente. KyungSoo se había sonrojado ante la vergüenza, sin embargo, no puede evitar sonreír mientras su corazón aletea tontamente en su pecho.
—No. A pesar de que es una noche tranquila, me encuentro un poco inquieto.
Esto obtuvo la atención completa de KyungSoo, quién se enfocó profundamente en el inmortal con una expresión un poco más seria, aún cuando éste se mostraba inmutable mientras hacía nudos y rectificaba el lugar de descanso de su abrigo. JongIn tomó su cabello con reverencia, como si fuera algo invaluable y muy importante, y él mismo lo dejó en su antiguo lugar sobre su hombro.
—¿Es algo que te ocurre con frecuencia? Debes cuidar un poco más de ti mismo, comer a tus horas, hidratarte, hacer ejercicios y meditar... Eso ayuda mucho a tener una vida más saludable y libre de este tipo de preocupaciones.
Al escuchar su sermón, JongIn sonrió pronunciadamente y se apartó de su lado al no tener nada más que hacer para ayudarlo. Su espalda volvió a su antigua rectitud, pero su mirada se mantuvo firme y dulce sobre la suya.
Correcto, respetable y hermoso. Una combinación irresistible.
—Creo que es el joven maestro KyungSoo quien debe cuidar más de sí mismo y de su cuerpo, de esta forma no tendrá que huir a hurtadillas a mitad de la noche para recorrer el bosque.
KyungSoo tosió un poco y desvió la mirada, sintiéndose acongojado ahora que el sermoneado (descubierto y expuesto) era él mismo. Que se tratara del mismo tema de conversación lo hacía todo aún más vergonzoso. Al final, carraspeó un poco e irguió su espalda para tratar de conseguir una imagen llena con algo de entereza y dignidad.
—Bueno, ese es un problema que tengo conmigo desde mi nacimiento, así que no hay nada que pueda hacer al respecto. Por otro lado, ¿estás aquí desde hace mucho tiempo? Comienza a hacer un poco de frío.
JongIn lo dejó respirar y aceptó fácilmente el cambio de tema.
—No demasiado, lo suficiente para meditar hasta encontrar la paz de mi mente nuevamente. No debes preocuparte por eso.
KyungSoo aceptó sus palabras fácilmente. Si él no quería profundizar en el tema, entonces KyungSoo no lo obligaría. Flexionó una de sus piernas y apoyó el brazo sobre ella, y luego de unos pocos minutos de silencio, volvió a hablar, su voz muy baja cuidando que sus facciones se encontraran cuidadosamente en blanco.
—Antes, en mi otra vida, ¿cómo era yo? ¿Tuve una vida buena? ¿Fui una buena persona?
Este era un tema que no habían traído a colación, KyungSoo no se había atrevido a hacerlo, porque sentía que se estaba entrometiendo en un lugar donde no debía, aún cuando se tratara de él mismo. Después de todo, el primer KyungSoo había hecho otras cosas, tenía a este hombre en su vida y seguramente compartieron buenos momentos que no le incumbían, pero, con el pasar de los días, se había vuelto irremediablemente curioso de todo lo que tenía que ver con su pasado, un momento de la existencia de su alma que no conocía, pero que quería descubrir.
Aún se preguntaba quién era este hombre para él, dónde lo conoció, cuánto tiempo compartieron juntos, qué hicieron juntos. Habían muchas preguntas y, lamentablemente, solo JongIn podría responderle.
Afortunadamente, JongIn no mostró una expresión complicada ni incómoda, simplemente pareció mucho más suave y accesible que en otros momentos.
—Fuiste alguien bueno, realmente bueno. Eras amable, generoso, muy cálido. También tenías un carácter fuerte cuando te enojabas. Te gustaba ser visto como un igual y en los entrenamientos querías que te trataran duramente para poder superarte. No creo que seas muy diferente del KyungSoo de ese entonces, es solo que ahora eres más joven y puedes ser un poco más despreocupado gracias a las circunstancias en las que has nacido. Antes ningún zorro de nueve colas podía permitirse ser despreocupado... Es bueno que puedas contar con eso en esta vida.
»Por otro lado, en esa época era difícil tener una buena vida. Había muchos problemas y se acercaban momentos turbulentos, por lo que el sigilo y la cautela eran la clave para sobrevivir. Fuiste de esa manera durante mucho tiempo, viajabas a menudo y te resguardabas en algunos pueblos lejanos para evitar ser cazado. Siempre estabas preocupado, pensando en muchas cosas y no te permitías demasiadas libertades. Viviste reprimido y atrapado en injusticias, sufriste demasiado... Creo que no fue una vida realmente excepcional.
JongIn lo miró con un pesar excesivamente abrumador, sus ojos oscuros reflejando una tristeza profunda que caló fuertemente en él. Su corazón acelerado y su zorro apesadumbrado trabajaron en unísono y lo llevaron a extender una mano para cubrir la de JongIn en una muestra de apoyo. Sonrió un poco mientras acariciaba su dorso con su pulgar y murmuró con seguridad, lo suficiente claro y fuerte como para convencer a cualquier alma de sus palabras.
—Aunque haya pasado momentos difíciles y sombríos, no creo que haya sido completamente desgraciado. Tengo la certeza de que fui feliz en algún momento y que, a pesar de las cosas malas y las duras circunstancias, realmente estuve agradecido por tener las cosas que tuve en ese momento.
Era claramente un consuelo, KyungSoo ni siquiera estaba convencido de la veracidad de sus propias palabras, pero era algo que creía en su corazón y que quería compartirlo con él. Después de todo, al escucharlo hablar tan seriamente, JongIn terminó sonriendo y su mirada se aclaró visiblemente. Eso le llevó alivio.
JongIn apretó su mano sobre la suya, e incluso se atrevió a entrelazar sus dedos suavemente (KyungSoo no aceptará que se sonrojó por algo tan tonto como eso), y luego de un cómodo silencio donde ambos se dedicaron a pensar, tomó una vez más la palabra.
-Fuiste tú quien me compró mi primer dulce. Nunca había comido uno, ni siquiera en mi niñez, pero de alguna forma conseguiste colarte en el día de la procesión para mi presentación pública y me arrastraste por todo el pueblo, me compraste golosinas y me hiciste sentir en casa. Eras ese tipo de persona chispeante que atrae inevitablemente a los demás, me enseñaste cosas muy buenas y yo te consideré un maestro increíble y un amigo invaluable.
Con el corazón enternecido, KyungSoo apoyó su mejilla sobre ambas piernas flexionadas y sonrió divertidamente mientras escuchaba con atención.
—Oh, así que era ese tipo de persona. Suena bastante como yo, aunque creo que sería mucho más creíble que me dijeras en algún punto que era un desvergonzado. Tengo buen carácter para los niños, pero con los adultos no tanto.
—De hecho, lo eras. De alguna forma siempre conseguías ser un poco sinvergüenza. No era todo el tiempo, pero había algunos momentos.
KyungSoo rió y JongIn amplió su sonrisa. El agarre en sus manos fue persistente. KyungSoo volvió a preguntar:
—¿Cómo nos conocimos? ¿Fue en medio de un derroche de desvergüenza?
—No, de hecho, me salvaste —KyungSoo puso su atención en esto y se acercó un poco más. JongIn no se inmutó en lo más mínimo y le permitió la cercanía—. Esa noche me había perdido; en un momento estaba jugando con algunos conejos, y al siguiente estaba siendo perseguido por una bestia. Iba a morir comido esa noche y nadie me salvaría ni sabría qué me había ocurrido, sin embargo, apareciste y me ayudaste, me llevaste a casa y prometiste ser mi amigo y nunca olvidarme. Yo siempre estuve agradecido de haberme extraviado esa noche.
El corazón de KyungSoo dio un vuelco poderoso contra sus costillas y no puede evitar comparar la situación con la forma en que se reunió con él. En esa vida, lo había salvado de ser devorado por un monstruo y eso le permitió tener una unión y una amistad con él; en esta vida, había salvado a su hijo de la misma manera y esto lo había devuelto a JongIn. Tantas similitudes. Pensar en el destino jugando en el tablero de su vida no había sido demasiado descabellado.
De pronto, una imagen destelló en su mente, tan rápido como un halcón y tan efímero como la vida de un humano. Era un lugar oscuro, había muchos bosques y un pequeño joven maestro vestido con ropas elegantes, costosas, proveniente de una familia influyente y adinerada se encontraba a su lado. A lo lejos, una gran construcción era iluminada por numerosas lámparas.
"¿Lo prometes?" Preguntó su voz pequeña e infantil, adorable. El KyungSoo pasado extendió su meñique luego de golpearse el pecho con solemnidad.
"Es una promesa que me costará mi meñique y una de mis orejas".
KyungSoo parpadeó y se tomó un momento para asimilar la nueva información. Su corazón era veloz en su pecho y su alma se había sentido tan cálida como el sol en el verano, y, aún sintiendo el vestigio de la sorpresa e incredulidad, fue llenado con una intensa y profunda paz.
Su sonrisa se volvió gentil en los bordes y su mirada fue afectuosa cuando miró al inmortal a su lado. Él era lindo de pequeño y era hermoso como adulto. No había cambiado demasiado, y saber esto le obsequió una gran cantidad de felicidad.
—Es una linda coincidencia.
JongIn apretó su mano con un poco más de fuerza y susurró con absoluta sinceridad.
—No creo en las coincidencias.
⋆.ೃ࿔*:・
—Entonces, ya que fui tu maestro, ¿era alguien realmente poderoso? —preguntó animadamente mientras caminaba de espaldas con las manos tras la nuca—.
JongIn caminaba tranquilamente frente a él, sin perder el mismo ritmo y mostrándose impecable y correcto como siempre. Las mangas amplias de su túnica blanca se balanceaban como una mariposa al aire y su expresión era indiscutiblemente ligera, como si no tuviera ningún tipo de preocupación en ese momento.
—Lo eras —asintió con solemnidad—. Incluso si nunca tuvimos un enfrentamiento mientras tuviste tus poderes en su máximo punto, sé que podrías haberme derrotado luego de una ardua lucha.
—Así que así era. Es algo realmente increíble; ahora mismo no creo que pueda hacerte frente. Tienes esa aura dominante y super poderosa difícil de encontrar, y lo que es más sorprendente es que sale naturalmente de ti. Un guerrero por naturaleza.
—Un guerrero por las circunstancias. Soy un hombre de artes —corrigió, extendiendo una sonrisa y KyungSoo arqueó una ceja y lo repasó con la mirada mientras ladeaba sus labios en una sonrisa coqueta—.
—Ya veo. Al joven maestro JongIn le agradan y apasionan las cosas bonitas y delicadas.
—Es difícil resistirse a la belleza —secundó, dándole la razón y clavando sus ojos sobre su rostro—.
Su corazón se sacudió tontamente, como venía haciéndolo últimamente, y mordió la esquina de su boca sin dejar de caminar de espaldas, aún cuando JongIn se había detenido. Fue sujetado, sin embargo, con un agarre firme en su antebrazo y su cuerpo se detuvo ante el férreo control sobre su cuerpo.
Sin mucha dificultad, y como si ambos estuvieran sincronizados, sus ojos entraron en contacto y KyungSoo se dejó abrazar por la ferocidad de las irises oscuras y afectuosas.
—¿Por qué siento que el joven maestro JongIn está coqueteando conmigo? ¿No sabe él que esto es impropio de un noble de su categoría? —preguntó en voz baja, queriendo molestarlo un poco más—
JongIn no respondió y tampoco lo soltó por algún tiempo. Luego de un par de segundos, aflojó su agarre y devolvió su mano al lugar de descanso tras su espalda.
—Es el joven maestro KyungSoo quien coquetea conmigo. ¿Puedo recibirlo pero no puedo devolverlo?
—No es apropiado si viene de alguien tan correcto como usted.
—Entonces, ¿qué es correcto?
KyungSoo lo pensó por un momento. El ambiente no era tenso, de hecho, era todo lo contrario. Había un aire divertido y alegre entre ellos, todo muy suave y ligero, que les permitió pasar un buen momento. Luego, cuando obtuvo una respuesta decente, chasqueó los dedos y su lengua al mismo tiempo y volvió a dirigirse a él.
—Lo correcto es que sigas viéndote digno y perfecto y te ganes a una persona a través de la poesía y la música. Es más adecuado para un hombre como tú, se asemeja más a tu imagen, así que deja la desvergüenza para las personas como yo.
Y luego ahí estaba: la suavidad extrema sobre sus ojos relucientes por el sol, la dulzura invaluable en su sonrisa y el aflojamiento de sus músculos. Todo él se volvió extremadamente delicado, gentil y agradable, cálido como una fogata en medio de un ambiente frío y reconfortante como un abrazo en un momento lleno de desesperación.
KyungSoo sintió como sus pómulos se calentaban, como su cuerpo se congelaba y sus ojos tomaban toda esta imagen, la guardaban firmemente en su mente y la grababa para poder recurrir a ella en la intimidad de su habitación, cuando no pudiera dormir y se encontrara muy perezoso para salir.
No sabía cuánto peso tuvieron sus palabras, pero era consciente de que para JongIn habían sido significativas, así que solo pudo esperar y absorber la hermosa visión que el inmortal tenía para ofrecer.
—Entonces poesía y música... Creo que puedo adaptarme a eso.
Y, al terminar, reanudó su rumbo en el bosque, paseando como un haz de luz que lo iluminaba todo a su paso y llenaba el lugar donde se encontraba de una distinguible magnificencia. KyungSoo se quedó atrás, observando su elegante espalda cubierta y su larguísimo cabello rozando el final de cierta zona discreta en el punto culminante de su espalda. Luego de unos cuantos pasos y sintiendo que no era seguido, JongIn volvió a girarse y lo miró con una nueva sonrisa rebosante de armonía y calidez.
—¿Continuamos?
KyungSoo simplemente sonrió y lo siguió.
⋆.ೃ࿔*:・
Un día al azar, cuando JongIn se encontraba especialmente ocupado y sumido en una montaña de papeles que habían llegado de quién sabía dónde, KyungSoo se encontró reuniéndose con JongSoo en el patio trasero, en la zona de descanso apartada de la casa.
Era un día caluroso y el sudor era incómodo en su cuello y espalda, justo ese tipo de climas que nadie quiere tener sobre sí en medio de una larga caminata en la carretera o en el ajetreo de algún mercado concurrido. Incluso refugiados en la sombra del pequeño edificio, el calor era especialmente insoportable.
Sobre la mesita de té habían colocado una jarra llena de té helado que se mantenía frío con ayuda de la magia. Era un pequeño alivio en medio de tantas torturas climáticas y el sorbo de la bebida refrescaba los confines de su garganta seca. Podría soportarlo un poco más de esta manera.
Al igual que él, JongSoo se había atado el cabello en un moño desordenado sobre su coronilla, apartando los mechones de su rostro y de su cuello para evitar acalorarse un poco más. Eran una imagen desastrosa: cubiertos de sudor, con las mangas recogidas hacia arriba, los zapatos fuera y el cabello hecho un lío, pero no había demasiado que pudieran hacer y la intimidad del lugar escondía su falta de propiedad y elegancia.
Incapaz de soportar el sol candente de la temporada, el pequeño SooBin había decidido viajar hacia el norte, donde se encontraría con su tía para ser cuidado mientras disfrutaba de un tiempo de diversión con sus primos. JongIn lo había llevado en medio de una increíble demostración de teletransportación, y el propio JongIn volvió con el mismo método, pero cargado con innumerables papeles que debía corregir y revisar. KyungSoo aún no sabía a qué de dedicaba, pero debido a sus ropas, su hogar y su manera de hablar, podría deducir que sería algo realmente importante.
Sintiéndose en confianza con el joven a su lado, lo miró y expuso su duda con un pequeño ceño fruncido.
—JongSoo, ¿qué hace tu padre? ¿Es un funcionario del gobierno o algo parecido?
JongSoo lo miró de reojo y le dio un gran sorbo a su bebida helada. Volvió a llenar su vaso y le sonrió amablemente mientras negaba con la cabeza.
—No, ya no sirve al imperio. Padre es un gran maestro, también se dedica a ayudar a los demás, pero ahora mismo se ha tomado un descanso luego de años en el oficio sin ningún tipo de descanso. Tuve que obligarlo a tomarse unas cortas vacaciones, de lo contrario terminaría consumiéndose a sí mismo sin darse cuenta.
KyungSoo asintió, comprendiendo de inmediato, y él mismo tomó un sorbo de su té. Poco después, un poco más discreto y dubitativo, formuló otra pregunta un poco diferente.
—Disculpa si soy entrometido, ¡no debes responder si no lo crees correcto! Pero me pregunto... Desde que llegué hace algunas semanas, no he visto que alguna posible esposa haya venido a ver a tu padre, tampoco lo he escuchado hablar de una mujer. ¿No está el joven maestro JongIn emparejado?
Esta vez JongSoo compuso una expresión complicada y lo miró con fijeza. Se tomó su tiempo, y, de hecho, KyungSoo se había sentido demasiado avergonzado después de preguntar aquello, así que estaba a punto de pedirle que olvidara sus palabras y prometer que no volvería a mencionar el tema (después de todo, estaba haciendo alusión a la posible madre de JongSoo y esto no debía ser algo cómodo para él), sin embargo, el joven dejó su vaso sobre la mesa y respondió con suavidad.
—Papá no tiene a nadie a su lado de esa manera —su corazón dio un vuelco y su respiración quedó atrapada en su garganta—. Él solo estuvo con una sola persona en toda su vida y nunca fue capaz de reemplazarla.
»Según las palabras de mi tía, él había entregado su corazón por completo y se había enamorado profundamente. No tuvieron una relación de larga duración, de hecho, era más el tiempo que se encontraban separados que juntos, y el tiempo que estuvieron unidos podría ser incluso menor a un año, sin embargo, era su alma gemela y se había entregado completamente desde el momento que se conocieron. Cuando esta persona falleció, padre nunca fue el mismo. No tenía muchas razones para seguir viviendo; luchó durante toda su vida para poder ver estableciéndose sus creencias y sus deseos de libertad, y cuando lo consiguió, se encontró en la nada, sin saber qué hacer o cómo seguir. Mi tía dice que el único motivo por el que siguió viviendo fue porque tenía a algunas personas bajo su cuidado; su persona amada le había pedido que cuidara de este grupo de gente antes de morir y él se obligó a cumplir esta promesa.
JongSoo bajó la mirada hacia sus manos, ignorando el malestar que se había asentado en el más pequeño a raíz de sus palabras melancólicas.
—En ese grupo de refugiados me encontraba yo, esperando por mi padre que nunca más pudo volver debido a las bajas que dejó la guerra —en este punto, volvió a mirar a KyungSoo con los ojos más brillantes de lo normal y una sonrisa temblorosa en los bordes—. Desde que me vio entre los niños y me consoló por la pérdida de mi ser amado, me encuentro a su lado y, honestamente, él hizo un buen trabajo durante todos estos años; aún así, me siento impotente e incapaz de devolver un poco de todo lo que él me ha dado. Siento que no puedo ser lo suficientemente bueno ni lo suficientemente agradecido con él.
Para este punto, las lágrimas de JongSoo ya habían caído y se deslizaban rápidamente sobre sus mejillas sonrojadas, y cuando un sonido estrangulado escapó de su garganta, KyungSoo fue consciente de que él mismo se encontraba llorando en silencio mientras lo escuchaba hablar sobre su pasado.
Se hallaba conmovido y su pecho dolía enormemente, su corazón estaba apretujado y sangraba con una irracionalidad desconcertante. El llanto se deslizaba por su cara con libertad, como si su cuerpo necesitara drenar años y años de sufrimiento y él no pudiera hacer nada para detenerlo ahora que había comenzado.
Un momento prolongado pasó a través de sus memorias atrofiadas, la imagen de un bebé siendo rodeado por otros niños; era redondito y saludable y estaba envuelto en mantas enormes que otros pequeños habían dejado atrás debido al crecimiento. Sus ojos grandes estaban cerrados y una pelusa de cabello fino cubría precariamente su cabeza, dándole una imagen tierna y graciosa.
KyungSoo lo sostenía con cuidado y temor, como si tuviera miedo de dejarlo caer; él era delgado, estaba pálido y demacrado y el lugar donde se encontraba era demasiado oscuro y frío como para ser cómodo. A su lado había una mujer hermosa y pequeña de mirada distante que le enseñaba cómo debía cargar al bulto pequeño correctamente, llena de paciencia y con una voz suave y delicada.
"Así, es justo así. Ahora mantente de esa manera y sosténlo. Si crees que no puedes con él, entonces dime y te ayudaré a llevarlo".
Sus manos estaban temblando y él incluso en otra vida podría notar la debilidad de sus músculos y la falta de fuerza, pero KyungSoo era obstinado y se mantuvo firme mientras cargaba al pequeño con cuidado.
"Él es realmente pequeño."
La mujer asintió, dándole la razón, y miró al niño en sus brazos.
"Lo es, pero gracias a tus esfuerzos es un pequeño saludable. Ahora que está a salvo puedes dejar de transferir tu energía para ayudarlo. MinAh va a alimentarlo, ya que tuvo un cachorro recientemente se ofreció a amamantarlo, por lo que puedes estar tranquilo y centrarte en recuperarte".
Fue el turno de KyungSoo de asentir distraídamente, aún demasiado absorto en la criatura acurrucada contra su pecho. La bolita de grasa tenía una piel pálida debido a la falta de sol de ese lugar, sus mejillas estaban llenas y rojas con salud y sus puñitos estaban fuertemente apretados mientras descansaba tranquilamente. KyungSoo se inclinó y besó su frente, y entonces, sin alejarse, dejó que un par de lágrimas escaparan sin su consentimiento.
"Lamento mucho que tengas que vivir de esta manera. Lo siento, no son las mejores circunstancias para nadie y mucho menos para un pequeño como tú, sin embargo, aquí tienes una familia que te amará y te cuidará enormemente, por lo que no tendrás de qué preocuparte. Haré que tu llegada no sea dolorosa ni miserable y me encargaré personalmente de que estés bien y a salvo. Lo prometo".
El recuerdo cesó en ese momento y la presión en su corazón fue en aumento cuando sus ojos volvieron a enfocarse en un lloroso y lamentable JongSoo. Era un joven muy guapo, fuerte y elegante. Él era el modelo por excelencia de los buenos modos, de la amabilidad y la justicia, como su padre, era un hombre respetable y orgulloso. Había sido criado de la manera correcta, era bondadoso y bueno, y puede rectificar y afirmar sus palabras.
JongIn había hecho un buen trabajo con él.
Sonrió y borró el par de lágrimas que llenaban sus ojos con una pequeña risa, luego aflojó su manga y casi paternalmente secó la humedad en el rostro juvenil de JongSoo. Una vez lo encontró lo suficientemente repuesto y presentable, pellizcó una de sus mejillas afectuosamente y su zorro se acurrucó en la zona más protectora y dulce de su interior.
—Lo siento, te he hecho llorar —pasó su mano por encima del flequillo que se había desprendido de su moño alto y flojo y volvió a meterlo bajo el nudo para despejar su frente. JongSoo no lo detuvo, sus mejillas vivas con color—. No debes lamentarte por el pasado, ¿de acuerdo? Las cosas ocurrieron de la manera que lo hicieron por una buena razón. Tal vez hayas perdido a alguien importante para ti antes, pero a cambio ganaste a muy buenas personas que no dudaron en cuidar de ti, darte amor y protegerte. Ahora tienes un padre increíble, un hermano menor como ningún otro y una buena vida.
Le dio un par de palmaditas en su coronilla, afectuoso, y, a pesar del nuevo calor en sus ojos, sonrió grandemente.
—A veces, para poder encontrar cosas buenas se necesita atravesar un camino oscuro y solitario. Tú tuviste que hacerlo demasiado joven, pero la vida te ha recompensado, por ello debes estar agradecido antes de encontrarte incontrolablemente triste. Es mejor enfocarse en las cosas que se tienen actualmente que vivir prendado en un pasado lejano y tumultuoso —afirmó con suavidad, asintiendo un par de veces—, así que deja ir el pesar y el dolor que puedas guardar en tu corazón y céntrate en todo lo bueno que te rodea. Entonces podrás seguir adelante con una carga liviana y los hombros sueltos.
»En cuanto a tu padre... Bueno, él ha demostrado ser fiel a su corazón y sus sentimientos, fue él quien decidió seguir este camino. Él dio todo de sí mismo para poder vivir con su propia pérdida y darte una vida lo más feliz posible. Es un gran hombre, indiscutiblemente fuerte y determinado. Siéntete orgulloso de él, pero no vivas a través de su dolor. No tienes que ser responsable de estas cosas cuando eres un niño aún.
KyungSoo miró al frente entonces, pensando un poco mientras su mano se mantuvo intencionalmente colocada sobre la de JongSoo. En ese momento, una brisa suave atravesó el bosque, aliviando el pesar y refrescando todo a su paso.
—Tu padre, al igual que todos, encontrará su felicidad absoluta en el momento indicado. Después de todo, aunque el dolor no siempre se supera cuando es demasiado profundo, se aprende a vivir con él, y él lo sabe. Así que, mientras descubre cómo hacerlo, enséñale a vivir de una manera diferente y dale muchas razones para sonreír. Tu felicidad siempre será el primer paso para conseguirlo y eso será suficiente remuneración por haberte tenido consigo desde aquel día. Él sentirá que todo ha valido la pena.
Entonces, no mucho después de acabar de hablar, KyungSoo percibió un ligero aire mentolado, fresco y refrescante. Al alzar la mirada, se encontró con la figura impoluta de JongIn, tan hermoso como era lo acostumbrado, con sus propias mangas sujetas y sus manos cargando una bandeja con una jarra de té helado completamente llena acompañando innumerables bocadillos de limón.
JongSoo también lo miró mientras cerraba la puerta del porche y se acercaba a ambos, y entonces, luego de un momento donde los tres compartieron una mirada colectiva y completamente sentimental, sonrió verdaderamente, con pequeñas arrugas en sus ojos y un brillo especial en su mirada infantil. JongIn, sorprendido, se detuvo al verlo y luego giró el rostro hacia KyungSoo, que no dijo nada ni se movió ni un poco.
Por un momento, el inmortal pareció pensar profundamente en algo mientras observaba a su hijo, pero al final, terminó sonriendo afectuosamente y no tardó en reunirse con ellos.
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