Capítulo 3: Destino
No se cuanto tiempo paso, pero acabo de despertarme. Por culpa de los inmensos arboles y su follaje casi ni entra luz. Todo a mi alrededor está de un tono oscuro, como si fuesen los minutos previos al anochecer.
Me puse de pie mientras observo hacia todos lados. Aún me duele mucho la cabeza y estoy algo confundida. Al estar levantada y ya tener un poco más de idea sobre mi entorno, notó lo lleno que esta de vegetación: hongos del tamaño de mi mano en las raíces de los arboles, el césped me llega hasta las rodilla, arbusto llenos de frutos de colores brillantes e insectos de todo tipo y forma.
Sin duda estoy desorientada, todo se ve igual. De igual forma, lo mejor es continuar, debo alejarme los más que pueda para que no me encuentren.
No voy a mentir, caminar por este lugar me tiene los pelos de punta. No es por la ambientación, es por la sensación de que en cualquier momento alguna criatura puede salir de cualquier lado. Incluso dar un paso en esta maleza tan alta es escalofriantes, no puedo ver a donde piso y al estar descalza cualquier criatura venenosa puede picarme.
Un punto bueno es que el césped es suave. Pensar ese detalle me hizo sonreír levemente mientras avanzó. Pues significa que soy libre y puedo ir por donde quiera. Hay que ver el vaso medio lleno, ¿no?
Pasaron unos minutos desde que comencé a moverme y ya no encuentro forma de verle algo bueno a todo esto; a donde sea que voy, sigue sin parecer que vaya a terminar este maldito bosque. Los arboles inmensos y con un tronco tan alargado, los hacen imposible de escalar, sin mencionar que son varios metros los que tendría que subir para así intentar ver por encima de todo.
Me detuve frente al troncos de una de estas inmensas plantas, analizando si es que vale la pena intentar escalarlo. No tarde mucho en dejar escapar un largo suspiro, la respuesta es obvia: no.
Miré los hongos que están debajo, después de todo, tengo bastante hambre. No se si se pueden comer, tienen un aspecto bastante raros. «No son coloridos, es eso... una buena señal, ¿no?», pensé tratando de buscar una excusa que sonara "creíble" para poder hacerlo.
No tengo idea y mientras más lo pienso, más me doy cuenta de que no sirve de nada esto. Solo por las dudas, no los comeré ahora, voy a llevar un par conmigo hasta que no me quede otra opción que comerlos.
Agarre cinco de estos y los apoye contra mi pecho para así poder llevarlos. No tengo bolsillos, ni nada para cargarlos. Tengo que usar mis manos y como no son muy grandes, debo caminar llevándolos de esta forma.
Avance por varios minutos más y no encontré nada diferente. Tuve que detenerme ya que estoy bastante cansada. No se que hora es, todo sigue igual a mi alrededor.
Elegí sentarme sobre una gran raíz que sobresalía de la tierra para descansar un poco. Se encuentra bastante húmeda, al igual que todo. Eso de seguro se debe a que la luz del sol no logra atravesar el follaje de los arboles.
Fue en ese momento, mientras me tomó un momento para pensar en mi situación, que vi mis muñecas y la marca morada que me dejaron las esposas. No pude evitar... sonreír.
De verdad está pasando, ¡soy libre! Aunque no se cuanto tiempo aguante con vida aquí, pero por lo menos no voy a morir a manos de algún hombre rico y morboso que me vea como juguete. La libertad se siente tan bien.
Puede que suene un poco egoísta, pero me gustaría poder disfrutarla un poco más. Estar en algún lugar seguro, poder comer algo rico, tener a alguien con quien hablar. «Eso sería grandioso», pensé sintiéndome culpable por querer más.
Si pensaba que todo esta bastante difícil, no se que decir ahora. De repente, todo se había oscureció aun más. Ya no se veía nada.
Busque refugio en la base del árbol, como si sirviera de algo. Esto es horrible, no ver nada y el sonido de los insectos, o lo que sea que fuera, moviéndose por la hierva es aterrorizante. Tengo miedo.
Lo único que puedo hacer es enrollarme y abrazarme con fuerza. No puedo defenderme, no tengo fuerzas, ni forma de hacerlo. Me esfuerzo por tratar de controlar mi respiración para así no hacer ruido. Mi corazón golpea mi pecho, casi que duele, cada crujido o sonido que se escucha proveniente de la oscuridad, me eriza la piel.
«Por favor, no quiero morir aquí, por favor... que acabe», suplicó una y otra vez, cerrando con fuerza mis ojos. No es que sirva de algo, después de todo no se ve nada, pero mi cuerpo esta muy tenso, reacciona por instinto.
¿Cuánto más tendré que aguantar esto? Parece una eternidad... Nunca se me hizo tan larga una noche, ni siquiera cuando me torturaban. Por lo menos ahí, tenía noción del tiempo. Aquí no había forma de saber que hora era, ni hace cuanto que estaba en posición fetal, ni muchos menos cuanto faltaba para que acabará todo esto.
Me duele la espalda de estar tan rígida, al igual que los músculos de mis brazos. Esa sensación de terror no desaparece, no puedo dejar de imaginar que en cualquier momento algo me va a atacar. ¿Voy a morir comida por algún animal?
«¡No es justo!», por fin había conseguido algo para tener esperanza, pero la realidad se encargo de hacer lo suyo y mostrarme que no merezco ser feliz.
Lentamente abrí los ojos. No se en que momento me dormí, pero al despertarme lo hice de golpe.
Me arden los ojos por tanto apretar con fuerza los parpados. Ni siquiera estoy segura de si llore o no, lo más probable es que si. Como será el miedo que senti que ni puedo darme cuenta de esto.
Ahora esta todo como antes, con un tono oscuro, pero lo suficiente para poder ver un poco. «¡Tengo que salir de aquí antes de que anochezca de nuevo!», pensé mientras me pongo de pie y empecé a correr.
No puedo tomarme el tiempo de curar mis heridas, si uso mi magia me desmayare y... no se si volveré a despertar.
Sali corriendo tan rápido, que me olvide los hongos que había tomado. Ya ni siquiera me fijaba donde pisaba, solo quería huir de aquí.
Me detuve cuando sentí que ya no puedo respirar. No estoy en buena forma, no puedo hacer mucho. Me arde el aire que entra por mi nariz. Estoy mareada, con ganas de vomitar.
«Tal vez... no fue tan buena idea escaparme».
Una sensación fría recorrió mi cuerpo cuando pensé eso. Algo que ya he sentido antes, es ese momento en el que dejo de tener esperanzas y me resigno a aguantar lo que me está pasando.
Que desalentador...
Intente vomitar, pero no salía nada. No tengo nada en el estomago, no me sorprende.
Una vez que recupere un poco el aliento, seguí caminando. No me acostumbro al sonido de los pájaros en la copa de los arboles o al grito de uno que otro animal, no distingo que criatura son, no conozco casi nada de fauna o bestias salvajes.
Agarre una rama, un tanto larga para usar como "arma". Fue algo instintivo, después de todo, no necesito conocer que animales son los que tengo cerca para saber que voy a tener que defenderme.
No importa que tanto piense en darme por vencida, al final, siempre termino aferrándome a la vida. Es curioso, como si buscara alguna excusa para seguir, por más pequeña que fuese.
«Aun... tengo oportunidad de salir de aquí. No puedo desperdiciarla», me dije a mi misma para ganar coraje.
Camine por unos metros más, yendo hacia donde hay menos arboles y es un poco más sencillo avanzar. Me lleve una sorpresa al encontrar un lugar diferente al resto. No hay hierva tan alta, todo alrededor de ese gran árbol esta bastante vacío. Solo hay una que otra piedra. La copa que tiene también es muy peculiar, está llena de hojas blancas de un lado y verde del otro.
«Que bonito», pensé sonriendo un poco.
Es como si fuese un hongo gigante... o bueno, tal vez por ver tantos hongos es lo primero que se me vino a la mente al ver como es que se posiciona el follaje de ese árbol.
Quizás sirva como casa, este lugar me transmite esa sensación. Ya que destaca demasiado y por alguna razón, se me hace agradable el no tener hierva tan alta, ni arbustos por todos lados.
No sabría explicarlo, pero que el césped no cubra todo mi pie me gusta. Es suave, un poco húmedo, aunque no me molesta eso. Cuando estuve lo suficientemente cerca del tronco, apoye mi mano sobre el.
Tiene un curioso color blanco, resalta demasiado a comparación del resto. Además tiene varias ramas un tanto bajas, creo que si puedo escalarlo. También tiene musgo por varias de ellas y alguna especie de baba verde... «Que asco», puse una cara de desagrado al ver ese liquido detenidamente. Rápido, volví a mirar a mi alrededor, todo es demasiado llamativo. «¿Por qué este lugar tiene este aspecto tan marcado?», pensé distraída con el entorno.
Justo en ese instante, algo me envolvió. No se de donde salió, ni en que momento sucedió, fue demasiado rápido. Sentí como me levanto del suelo mientras me apretaba y por más que luchase, no conseguía hacer nada. El palo que tenia en la mano no sirvió de nada, lo tire apenas me agarro.
Ya no solo me cubría el torso, también la cara y las piernas. No puedo ver nada y comencé a sufrir por la fuerza con la que me esta apretando. Poco a poco, deje de poder respirar y la sangre se me acumula en la cabeza, es casi como si mis ojos fueran a saltar de la presión.
Es tan desesperante, no quiero morir así. Ni siquiera se que me esta matando, ni siquiera pude disfrutar de mi libertad, ni siquiera... pude pasar un día sintiéndome feliz.
La sensación de asfixia ya la he experimentado antes. Es como solían torturarme para no dejarme marcas. Aun así, en este caso es peor, estoy completamente segura que no se va detener.
Como en otras veces, empecé a ver mi vida por delante. Que extraño... cuando estoy al borde de la muerte sucede esto. No es como si tuviera mucho que ver o algo interesante, pero por instantes veo una que otra sonrisa que intercambie con un esclavo. Uno que otra vez que nos alimentaron con algo rico. Y aunque sea leve, siempre hay un pequeño momento en el que me siento bien.
¿Por qué cuando estoy apunto de rendirme es que más quiero vivir? Es tan injusto.
Quiero que la tortura acabe, basta de aguantar el dolor. Mi pecho esta tan apretado que siento como si fuese a romperse en cualquier instante. Mis piernas están frías, como si no tuvieran sangre y muy entumecidas, es como si me las hubiesen sacado. Pero la peor parte es mi cabeza, me duele, demasiado. La presión es insoportable, de tanto que apretó los dientes, tengo la sensación que se van a romper.
«Por favor... alguien... que me ayude... no quiero morir», estas palabras pasaron por mi mente. No lo entiendo, ¿por qué no quiero morir de una vez?
Aquel deseo inconsciente solo servía para remarcar más lo injusta que fue mi vida.
Justo cuando cerré los ojos, dando por hecho que es la ultima vez que lo haría, se escucho un extraño sonido, seguido del quejido de alguna especie de perro. Es la primera vez que por fin logró identificar uno de los tantos ruidos que hay en el bosque.
Caí al suelo, dándome un pequeño golpe, lo que me hizo que mantenga los ojos abiertos. No solo eso, sino que también pude respirar. No puedo moverme, pero no importa, ya no siento esa horrible sensación de estar siendo comprimida con fuerza. Poco a poco, la calidez de mi sangre recorriendo su habitual camino me recubre.
«¿Estoy... viva?», aun no entiendo que pasa, pero no importa, puedo respirar. Mientras me estoy recuperando, sentí algo frio y mojado apoyarse en mi pie, luego, algo baboso y áspero entre mis dedos. Por reflejo tire una patada con la poca fuerza que me tengo y golpee algo suave y peludo.
Esto me sirvió para reaccionar, aun no estoy a salvo, tengo que levantarme. Me saque lo que me está envolviendo y ahí que me di cuenta de lo que es: una serpiente.
Mi mente se quedo en blanco por un segundo, el animal que me estuvo asfixiando es enorme. Cuando levante un poco más mi vista, note que le falta la cabeza, este fue cortado con algo. La sangre se escurría, dejando una mancha en el piso.
Un gruñido llamo mi atención. «¡Un lobo!», pensé sorprendida. Está parado a unos metros de mí, en posición, listo para atacar en cualquier momento. No solo eso, tiene la boca llena de sangre y... un pedazo de la serpiente.
«El... me salvo», no fue difícil darme cuenta de este hecho.
—No... voy a hacerte daño —dije levantando mis manos arriba. Por un segundo voltee para ver una vez más el resto de la serpiente y al estar convencida de que me salvo de ella, volví a cruzar miradas con el lobo—. Tú... me salvaste, ¿cierto? —Fue lo primero que se me ocurrió decir.
El animal me sigue mirando de manera desafiante. Tengo entendido que no debo mostrarme débil, de lo contrario atacará... por lo que trate de mantener una postura firme y no mostrar lo aterrada que estoy al ver sus enormes dientes.
—No soy peligrosa —remarque.
A pesar de lo peligrosa de la situación, no puedo evitar pensar que es una criatura hermosa. Un pelo plateado con algunas manchas negras sobre el lomo y una bien redonda sobre la cola, ojos azules, como un diamante y a pesar de estar cubierto de tierra junto con un poco de sangre, se ve que es muy lindo.
Pero, al verlo mejor, me doy cuenta que esta en mal estado. Lastimado y descuidado. Si ya hubiese querido matarme, lo hubiera hecho, ¿no?
—¿Ves?, no soy peligrosa —repetí, tratando de acabar con lo tensa de la situación.
Me arme de valor, sabiendo que no me queda de otra más que intentarlo y comencé a acercarme lentamente hacia el animal. Al acercarme un poco, este gruño con más fuerza y a causa del miedo, no pude seguir.
A decir verdad... ni se que estoy intentando hacer. Incluso le estoy hablando como si me entendiera... no cabe duda, me volví loca y estoy desesperada. Una vez más lo mire, trate de no enfocarme en su gruñido, ni en sus colmillos y al ver el estado en el que esta... me dio pena.
«El me salvo... quizás... si lo ayudo me perdone la vida», pensé, aferrándome a la idea que aun hay algo que puedo hacer para sobrevivir.
—¿Tú también estas lastimado? —pregunte algo obvio, pero es lo primero que me salió—. Somos dos... —Con mi mirada trate de mostrarle las marcas de mis brazos, tratando de empatizar con él.
»Puedo usar magia para curar. Si me lo permites... te devolveré el favor por salvarme. —Levante mi mano para indicarle que de verdad puedo hacerlo y mostré mi poder, esperanzada de que entendiera que es lo que quiero hacer.
Esos hermosos ojos celeste, no dejan de brillar mientras se enfoca en mi magia. Sin duda le interesa esto. Aproveche para acercarme, ignorando el pequeño gruñido que soltó al notar que estoy a su lado.
Fui directo hacia la pata izquierda de él, es donde parece que tiene más dolor. Casi ni la apoya y hace unos segundo soltó un quejido, recostándose sobre ese lado.
Su expresión cambio totalmente cuando empecé a curarlo... fue... tierno. Lastima que no pude seguir viéndolo por más tiempo, usar mi poder me agota demasiado y termino por desmallarme...
—Lo... malo... es que... no puedo... hacer esto por mucho tiempo —dije con mis ultimas fuerzas antes de perder el conocimiento.
Arriesgue todo en eso, todo queda en manos del destino. Mientras estoy cayendo sobre el, me preguntó si es que volveré a abrir los ojos o este es mi final... de verdad quiero seguir viviendo, a pesar de todo.
En ese momento no lo sabia, pero mi aventura estaba a punto comenzar.
Fin del capitulo 3
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