9.- Como nunca hemos amado

Anna me insistió mucho para que le diera más detalles y ella ahora lo sabe absolutamente todo. Y dado que no me juzgaron ya me siento mejor, al llegar a mi casa mamá no estaba y yo me di tiempo para estudiar un poco más y cuando ella llegó estaba de un humor excelente al igual que yo, la cena fue muy agradable, hace tiempo que no me sentía tan bien. Al subir a mi habitación de nuevo recibí una llamada de Anna, me llamo para informarme de la última travesura de Jonathan y la respuesta que ella le dio.

La insistencia de este hombre ahora me parece absurda, después de tantos años, ¿ya para qué? ¿por qué ahora que por fin tomé la decisión de seguir adelante? Lo hice porque poco a poco me voy dando cuenta de lo que en realidad siento, de lo que Adam me hace sentir, me doy la oportunidad con alguien que me ha enamorado, con alguien que siempre estuvo para mí a pesar de que no sabía que me estaba ayudando a superar algo. 

—¡¿Qué hiciste qué?! —cerré la puerta de mi habitación para que mis padres no escuchen mis gritos, no quiero que hagan preguntas que en este instante no quiero resolver, no sé cómo resolver. 

—Solo hice que se alejara de ti —sus intenciones tal vez eran buenas pero hizo todo lo contrario—. Y no te siento nada agradecida.

—Hiciste que se interese por Adam, Jonathan es una buena persona pero él me dijo una vez si alguien es una amenaza no va a dudar en quitarlo de su camino —y pensar que en ese momento me parecía algo tan romántico y valeroso—. Si algo le llegará a pasar a Adam me muero —es literalmente, jamás me lo perdonaría.

—¿Será eso amor? —lo dijo con unas risitas al final, ¿acaso no escucho lo demás?

—Tú sentirías lo mismo si algo me pasará —aún es muy rápido para declarar mi amor por Adam, no es que sea malo, pero siento que se vería como una debilidad y odio que me vean vulnerable—. Eso es a lo que me refiero.

—No, tú si estás enamorada de Adam —sigue riendo como tonta—. Por terca no lo quieres admitir pero ya lo has dicho, te mueres por él.

¿En realidad es así? Es que es demasiado pronto, y esa es una frase hecha que tendemos a utilizar sin saber si algún día llegará el momento en el que tengamos que hacer ese sacrificio, si llega espero poder sostener mis palabras.

—Pero ese no es el punto, solo espero que con lo que le mande a decir y con lo que tú le dijiste se aleje de nosotros —al parecer ya terminó de burlarse de mi—. Te quiero, nos vemos mañana.

—Yo también te quiero, adiós —colgué el teléfono y me tomé una efectiva aspirina para el dolor de cabeza. Últimamente tomo muchas y mamá no querrá comprar más si me las acabo demasiado pronto. 

Tengo otras maneras de liberarme un poco de tensión pero estoy en mi casa y en realidad no puedo hacerlo aquí, mis papás saben que bebo, no les molesta mientras tenga cuidado pero si me ven fumando seguro no les gustará; al final decido tomarme la pastilla y me acuesto, me meto entre mis sábanas y me pongo a imaginar cómo será un encuentro entre esos dos; Jonathan no se aprovecharía de la situación pero yo sí lo haré. Adam no tiene porqué enterarse de lo que hubo entre nosotros. Yo no pienso soltar una bomba si puedo evitarlo pero ahora solo depende de Jonathan, tiene que alejarse. Mi presente y tal vez mi futuro está al lado de Adam así lo decidí y así tiene que ser.


Al llegar al colegio Adam ya me esta esperando en la entrada, se siente bien tener a alguien que me esperé y se preocupe por mí, pero entonces llega el momento incómodo cuando me pidió que lo presentará con mis padres. Anoche no quise decirles que tenía novio, no quiero que pasen por lo mismo otra vez más porque Adam es tan encantador que lo van a querer de inmediato y yo me prometí no presentarles a nadie hasta que de verdad fuera serio y bueno Jonathan, a él prácticamente le cambiaron los pañales así que si papá ya lo quería se terminó por enamorar de él, y eso solo hizo mucho más difícil la decisión de dejarlo, tengo fe en sus fue lo correcto ya que no podía llenar a Jonathan de promesas vacías que no merecía.

Después de negarme en repetidas ocasiones a su idea la dejó de lado, pero me dejó claro que seguirá insistiendo; entramos a nuestros exámenes uno tras otro, seis horas me queme el cerebro pero el resultado final será bueno, o al menos eso espero. Durante el único receso que tuvimos nos propuso como organizadores del viaje que será la próxima semana, convenció a sus amigos y a los míos para que nos hiciéramos un solo grupo, así que al terminar el examen todos nuestros amigos fueron a comprar cosas para la interminable fiesta que tendremos y solo nos dejaron a nosotros para organizar el hospedaje, la comida y el transporte.

Llevo casi veinte minutos esperando a que salga, el examen estuvo un poco uso y aunque Adam es inteligente parece que se le está complicando un poco más de lo normal, cinco minutos después lo veo saliendo con cara de susto del salón, espero que le vaya bien, no quisiera irme a ese viaje sin él. 

—¿Ya estás lista? ¿en dónde están las chicas? —pregunta como cortesía solamente, él sabe perfectamente a donde irán

—Se fueron con Raúl, Bryan, Manu y Francis —me tomo de la mano y caminamos hacia la entrada del colegio.

—Imagino que van a comprar —y en su mente y la mía estaba la misma imagen, litros y litros de bebidas—, pero tú y yo tenemos una cita.

—Nuestra primera cita —le sonrió, es increíble que ni una cita tuvimos y ya somos novios—, aunque tenemos que hacer un presupuesto, también buscar un hotel y el transporte —no todo será romántico—. Por cierto, cuando tengas tiempo les puedes decir a tus amigas que en unos días iremos a comprar cosas un poco más personales, trajes de baño, sandalias, bronceador. Nos gustaría que nos acompañarán.

La verdad es que no pero se vería muy mal no invitarlas, además conviviremos con ellas una semana, tenemos que acostumbrarnos a su presencia, si vamos de compras tal vez hasta limemos asperezas. 

—¿Te puedo acompañar yo? —me dice sonriendo.

—Claro que no, es privado y quiero que todo lo que use sea una sorpresa para ti —no es correcto por una sola razón, él sólo me tiene que ver a mí.

Justo en ese momento antes que pueda responder, como si fuera un sueño recurrente, el auto de los últimos tres días se vuelve a estacionar frente a mí y esta vez no es mi chófer designado, en esta ocasión es el mismísimo jefe, Jonathan y ya se bajo del auto.

—Señorita Bustamante —dijo mirándome con una sonrisa, mi pulso se acelera, las piernas apenas me sostienen.

—¿Quién la busca? —responde Adam inmediatamente, como si supiera que es una amenaza.

—Soy su chófer, el Señor Bustamante contrato a la empresa para llevar a la señorita a su casa —le dedica una sonrisa totalmente falsa y no puede ser más mentira que fuera chófer.

Para empezar no trae un uniforme como Juan y tampoco se vistió como uno, aunque el informe es muy sencillo —solo una camiseta blanca con el logotipo de su empresa y pantalones de vestir negros—, pero Jonathan ni siquiera se preocupó por eso, viene vestido como para ir a comer con sus amigos, una chaqueta de piel, una playera blanca y pantalones de mezclilla. El look de motociclista no le va mal pero no sirve para fingir algo que no es. Es como si yo fuera a fingir que soy una señorita de sociedad, yo soy de clase media y bueno este colegio es de los más caros e importantes de la cuidad de México pero se ve inmediatamente la diferencia entre clases sociales, sin duda podría permitirme comprar ropa para parecer una de ellas pero no va con mi estilo aparentar, ya llegará el día en el que yo esté en sus lugares y será porque me lo gane.

—¿Eso es cierto Kate? —pregunta Adam mirándome con curiosidad, lo bueno que él no nota su ropa.

—Sí —evite mirarle la cara para que no note mi nerviosismo—. Solo lo había olvidado, hoy no voy directo a mi casa —conteste para ver si entiende la indirecta.

—No importa, puedo llevarla a donde quiera —respondió Jonathan con tono de voz servicial.

—Kate, que nos lleve al centro comercial y después que te lleve a casa, así me quedo más tranquilo —pidió Adam.

—No creo que sea buena idea, el señor tiene más clientes no podemos hacerle perder el tiempo —respondí esperando que Jonathan se vaya, pero claro no lo hizo.

—No tiene que preocuparse por eso, los puedo llevar y cuando terminen me llaman y yo voy por usted. Su padre nos contrato para estar a su completa disposición —en sus ojos puedo ver que está furioso, Adam no lo notara porque Jonathan mantiene impecable su actuación.

—Vamos Kate, tenemos mucho que planear —esta vez me obliga a levantar la vista—. Te ves un poco pálida, ¿quieres ir a la enfermería? —lo último que quiero es estar encerrada con ellos en un auto pero no necesito problemas con Adam.

—No, no te preocupes estoy bien vamos —respondí algo insegura—. Entre más rápido lleguemos estaré mejor.

El trayecto fue bastante corto gracias al cielo, no hubo tráfico y llegamos en diez minutos que nunca voy a olvidar, se sentía horrible tener que torturar a Jonathan con la visión de Adam y yo abrazándonos y besándonos, pero Adam es mi novio y no puedo negarme a besarlo, Jonathan no ayuda mucho, cuando nos veía cerca frenaba para separarnos. Al llegar Adam como buen caballero se ofreció a pagar el viaje del colegio al centro comercial.

—No se me permite recibir pagos —contesto Jonathan sin mirarlo—, el servicio fue contratado por el señor Bustamante y en el convenio de pago está estipulado que tengo que llevar a la señorita a donde ella quisiera y las facturas le llegarán a él. Políticas de la empresa.

—Está bien, puedes venir en dos horas por Kate, no creo que tardemos más que eso —respondió Adam sin entender mucho acerca del convenio de pago— ¿Entramos? —asentí y tomo mi mano. 

—En dos horas vengo por la señorita —que gran actor, solo una persona que lo conoce sabrá que está fingiendo tanta amabilidad.

—¿Segura que te sientes bien? Todavía se te ve un poco pálida —me toma la cara entre sus manos.

—Sí, estoy bien, es solo que freno varias veces y me mareo con facilidad —intentó sonar convincente, ni entiendo cómo lo hace Jonathan. 

—Sí, debe ser nuevo —respondió con una sonrisa, si supiera que es el dueño de la compañía— ¿Por qué tu padre te contrato un servicio de transporte? —cómo decirle que papá jamás haría eso, prefiere llevarme y traerme que contratar a alguien para hacerlo.

—Ya sabes la inseguridad, no quiere que me asalten o que me pase algo, además es amigo del dueño —conteste esperando que deje el tema de lado.

—Vamos a comer —dijo y me llevo a un restaurante de comida rápida, la comida fue muy amena mientras comíamos hacíamos también planes, hasta que se le ocurrió una pésima idea— ¿Crees que la empresa de transporte que te contrató tu papá nos pueda llevar al lago? —sé lo que esta pensando y tengo que evitarlo.

—Sí podría, pero pensé que iríamos todos en un camión o algo así con todos los demás —dije sin darle importancia—, me sentiría más cómoda así.

—No lo creo; somos las suficientes personas para contratar una camioneta. Incluso podríamos irnos el sábado en la noche llegaríamos el domingo en la madrugada, piénsalo en un transporte privado iríamos mucho mejor más rápido y será mucho más seguro —vale madres como refutó sus argumentos, maldito Jonathan aún sin decir quién es me causa problemas—, llegaríamos un día antes y el lago sería para nosotros solos el domingo, ya que todos los demás llegan el lunes.

—Es una buena idea, hay que decirles a los demás mañana pero... —tome una larga respiración para que no me falle la voz— ¿Podemos contratar otra empresa de transporte? Ya te dije que mi papá es amigo del dueño y no quiero que le diga todo lo que llevamos para las fiestas, sabes a qué me refiero.

—¡Oh! si eso, lo podemos meter en una maleta, no se dará cuenta —me aprieta la mano y eso me transmite un poco de paz.

—Eso espero, que nunca se entere —y no lo digo por mi padre, él estaría más que feliz con la idea de Jonathan y yo de viaje. 

—Cambiando de tema, ¿ya decidiste que vas a estudiar? —dejó de lado los folletos de los hoteles que nos dieron en el colegio

—Claro ya llevo tiempo pensándolo pero ahora estoy segura, voy a estudiar derecho —eso ya antes lo habíamos conversado, aunque nuestras platicas eran frecuentemente de la tarea o de alguna fiesta—. ¿Y tú? ¿qué carrera quieres?

—Aún no lo decido pero esperaba que me ayudarás a decidir. Me interesa mucho tu opinión —eso más bien quiere decir: escoge la carrera por mí.

—De ninguna manera, esa es una decisión solamente tuya y lo que tú y yo tenemos no puede influir en lo que quieres —parezco su mamá regañándolo pero es su futuro el que pone en mis manos y es algo a lo que yo le temo, por una simple razón, si algo sale mal nunca me lo perdonaré.

—Yo quiero compartir todo contigo —se cambia de lugar para estar junto a mí—. De eso se trata ser una pareja.

—Pues te lo agradezco pero hay decisiones que son individuales y no puedes poner mi futuro por encima del tuyo, no es justo y tampoco es amor, sería algo más parecido a la dependencia u obsesión —no puedo permitir que haga planes alrededor de mí.

La idea sin embargo es muy tentadora, si le digo que es lo que tiene que hacer con su vida se ajustará a la medida de mis planes, pero no puedo ser tan egoísta. Lo que quiero es alguien que esté a mi lado sin cuestionarme cada paso que doy. Quiero que me amen sin importar lo que haga. Quiero que no me impongan sus ideales, que respeten mis opiniones y que den las suyas. Quiero a alguien me diga la verdad por sobre todas las cosas y que entienda que no me puede tener en una caja de cristal para que no me rompa. Tampoco estoy buscando a alguien sin voluntad, no necesito un títere que solo diga si a todo lo que quiero, yo quiero a alguien que me marque mis errores y me diga cómo mejorar, así no me guste mucho lo que me tenga que decir. Solo quiero a alguien que esté dispuesto a ir tomado de mi mano hasta donde el destino nos quiera llevar. 

—Tienes razón, es solo que a veces me dejó llevar solo por mis sentimientos y por lo que siento por ti —tomé su mano y la apreté con fuerza.

—Está bien pensar con el corazón pero el que tienes que utilizar es el cerebro, el corazón solo puedes utilizarlo cuando estés conmigo —le sonreí.

—Será un placer hacerlo —se acercó más a mí cara y me miró a los ojos—. Te amo y no te preocupes no tienes que contestar.

—Sí tengo pero no lo haré con palabras, sino con hechos —lo bese y en aquel beso le di cada pedazo de mi alma y ser, en este momento también le hago una promesa, la de esforzarme cada día para llegar amarlo completamente y seguramente no será difícil de conseguir, de hecho ya lo amo.

—Sí, definitivamente tú también me amas —se ve tan radiante y tan lleno de luz, me hace muy feliz verlo tan contento a mi lado. 

—Recuerdas la canción que tuvimos que cantar en la clase de francés —asiente—. Así quiero amarte; Je vais t'aimer comme on ne t'a jamais aimée. Je vais t'aimer plus loin que tes rêves ont imaginé. Je vais t'aimer —sigue mirándome a los ojos.

—Te amaré como nunca hemos amado —comenzó a traducir la canción—. Te amaré más de lo que tus sueños han imaginado. Te voy a amar —me dio un pequeño beso y me dedico la más hermosa de las sonrisas—. Me alegra tanto haber memorizado la canción. En eso también me ayudaste.

Nuestro profesor de francés era muy excéntrico a la hora de enseñarnos la materia, él no dejaba exámenes y mucho menos tarea, sus clases siempre fueron muy didácticas y por eso me gustaban. Nunca me aburrí en clase y debo admitir que casi siempre entre porque sabía que Adam se sentaría a mi lado. Me gusta que las personas se queden, que sean constantes y él lo fue por algún tiempo, siempre a mi lado. Una mañana el profesor entró y nos pidió hacer equipos para aprender una canción, Je vais t'aimer de Louane Emera, tuve que aprender la canción junto con Adam y Francis. Adam siempre cooperó, pero Francis nunca quería ponerme atención, la canción me la aprendí de inmediato y se las cante una y otra vez, yo no canto y ellos lo pueden confirmar. Cada que la canción terminaba Adam decía mi voz era hermosa, Francis ya estaba harto, me llevo horas pero la aprendieron. Sacamos la mejor nota. Quiero creer que a pesar de que no sabemos cantar nuestro profesor notó que cantamos con amor. Desde ese día nuestro... ¿amor? fue un secreto a voces. Todos lo veían menos yo. Me arrepiento tanto, pero no es tiempo de lamentos, es hora de recuperar estos meses.

Dejamos de lado todo lo relacionado al viaje y a la escuela, me habla de sus viajes por todos lados y también de lo triste que está porque sus padres están lejos. Yo le hablo de mis padres y lo mucho que deseo hacerme independiente, me vi tentada a hablarle de Joanna, pero por ahora no me siento del todo segura. Disfruto lo más posible porque una vez que salgamos Jonathan estará afuera.

Me espera un largo camino a casa. 

Gracias por seguir leyendo. 

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