58.- Mi hermosa

—Jonathan me vas a dejar hablar a mi y solo a mi, en ningún momento abras la boca, no debes perder la calma y sobre todo no te dejes llevar por sus palabras, no dejes que entre a tu cabeza —demasiado tarde las palabras y amenazas de Melissa no abandonan mi mente.

Estamos fuera de su departamento y después de estos consejos toca el timbre. No entiendo cómo mantiene la calma, si desde que salimos de esa casa todo está bastante raro, Marian y Adam vienen con nosotros, Joanna fue a su casa, ella al igual que Marian y Kate se veía agotada, y por si fuera poco Marian hizo un berrinche cuando Kate le pidió que se quedara en la camioneta, es mi culpa por no ponerle límites a la niña y a Marian, las deje hacer cosas a espaldas de Melissa y ahora vamos a pagar las consecuencias. Vine directo con Kate ya que ella me es la única capaz de darme soluciones sin llegar hasta un juzgado, mi abogado es muy radical y solo me dio esa opción y Kate me dijo que tal vez haya una pequeña posibilidad de que Melissa acepte un trato. 

Melissa abre la puerta y al igual que cuándo hable con ella en la tarde me mira enojada y después a Kate. Por supuesto Kate sigue siendo ella y le dirige una sonrisa que se ve malvada desde mi perspectiva.

—Buenas noches Melissa, ya sabes porque estamos aquí, ¿podemos pasar? —dijo sin dejar de sonreír.

—Adelanté —se hace a un lado y ahí vamos, directo a la boca del lobo—. Pueden sentarse, creo que será una plática un poco larga y nada amistosa.

—Te equivocas, solo venimos a pedirte que desistas de ir a juicio, no vas a ganar. Quiero ofrecerte una ofrecerte una conciliación —nos quedamos en medio de la sala, yo sólo la sigo, confío en ella—. Olvídate tu absurda idea, todo funciona a la perfección; ves a tu hija cada que quieres, puedes ir y venir con ella, no le veo el caso iniciar un proceso que solo será cansado, costoso y lo peor que solo va a lastimar a Vivianne.

—No me importa el tiempo que se lleve, mucho menos el dinero —no sus padres pagarán por el si es necesario pero a mí el dinero tampoco me importa, así pierda todo la niña se queda conmigo—. Solo quiero a mi hija a mi lado, Jonathan se aprovecho de mi debilidad para quitármela y yo por más estúpida me deje, ahora ya no soy la misma jovencita ingenua y con miedo. Voy a luchar con uñas y dientes por ella.

—Solo vas a perder todos los derechos sobre ella, si nos vamos a juicio te juro que te la van a quitar y no la volverás a ver —habla moderadamente sin levantar la voz y sin alterarse—. Melissa sinceramente tu estilo de vida no es el adecuado para criarla, no tienes tiempo, tu trabajo es muy demandante, tu casa no es un lugar apropiado. Además nunca te has hecho cargo de ella por más de una semana y siempre que está contigo solo la llenas de mimos y regalos, tu no tienes ninguna disciplina, en cambio Jonathan conoce sus horarios y límites. Si sigues adelante nos veremos en la obligación de mostrar un vídeo que le encantará al juez. 

Mi padre lo tiene listo, hace un rato le mandé una copia a Kate, quizá hice mal en enseñarle pero las ideas se me agotaron, además tengo que agotar mis recursos.

—Puedo cambiar mi estilo de vida, eso no es difícil —se movió hasta donde me encuentro parado como una estatua—. De ella creo posible cualquier cosa, ¿pero de ti? Te juro no lo vi venir, ¿te vas a atrever a usar ese vídeo? ¿vas a caer tan bajo?

—Jonathan no va a responderte, así que evita dirigirle la palabra —Kate interpone entre nosotros, parece que quiere protegerme—. Pero respondiendo, si, vamos a usar ese vídeo y lo que haga falta. No queremos hacerlo, Vivianne no debería de enterarse y no lo sabrá si das por terminado esto.

—No crean que son los únicos que tienen pruebas que afectarán a la niña. Si quieren jugar sucio —Melissa nos mira roja de coraje, va a hasta un cajón y saca una carpeta que viene y estrella la carpeta en el pecho de Kate—. Esto son pruebas de la falta de moral de Jonathan y la tuya, ¿qué dirá un juez al ver esas fotografías? Recuerda que también sé de tu pequeño problemita —abre la carpeta y hay varias fotos de nosotros en la fiesta de compromiso y unas más de esta mañana saliendo de la cita con el médico, esta maldita loca me mandó seguir—, atrévete a ventilar ese vídeo y yo difundo esas fotos por todos lados, sobre todo está —señala la más comprometedora, es de la fiesta de compromiso y en ella estamos bailando demasiado cerca, parece que estoy por darle un beso—, se ven muy bonitos bailando y tú Jonathan te ves muy dulce susurrándole cosas a la prima de tu prometida, imagina la cara de Marian al ver estas fotos, perdonen mi curiosidad pero ¿qué hacían en un ginecólogo juntos? —esto sólo significa que lleva tiempo planeando esto, Kate tiene que admitir que mandarnos a seguir fue muy hábil de su parte. 

—Nada que te importe y esto no son pruebas —le devuelve la fotos con mucha tranquilidad, hasta parece indiferente—. Ninguno de nosotros esta casado aún, y perdón por arruinar tus planes pero yo no voy a representar a Jonathan en los juzgados, así que con esto a lo mucho vas a lograr que Marian y Adam nos dejen pero no te equivoques eso no me va a amedrentar para que deje de meterme en este caso. 

—¿No te da miedo perder a la única persona que te ama y que te apoya a pesar de la mierda que eres? —no sabe con quién se mete y eso sin duda me preocupa más, una demanda por difamación y la carrera de Melissa se acaba, ya que ella podrá tener muchos conocidos en su ambiente laboral pero Kate tiene poder en otros lugares de mucho más renombre, aliados que son mucho más poderosos que un puñado de reporteros amateur— Porque sino es así en este mismo momento podemos llamarlo.

—Está afuera —le respondió Kate mirándola desafiante— ¿Quieres que yo lo llamé? Melissa no voy a dejar que una niña sufra para no dañar mi imagen, que es lo que menos importa; en este tiempo aprendí que hay cosas más importantes y déjame decirte que estar en un juzgado no es agradable. No tienes la menor idea de lo que es estar con una niña tomando como único apoyo tu mano mientras identifica a su violador, que para hacer más horrible la situación es uno de sus familiares. No sabes lo difícil que fue cuando me pidió que la acompañara a todas sus diligencias, desde su declaración, hasta su prueba en ginecología. Hay momentos en los que no sabes si debes tocar a una mujer recién golpeada que tiembla de puro miedo en un ministerio público lleno de gente que observa su rostro destrozado. Nada te prepara para que una mujer con el brazo roto y el rostro destrozado le firme el perdón a tu contrario —la voz de Kate suena muy seca, suena tan sincera y dolida que Melissa no se atreve a mirarle la cara—. Nunca vas a soportar ver eso y te lo quiero evitar. Quiero evitar que Vivianne vea a sus padres destrozándose en los juzgados. Quiero evitar que veas cómo un perito en psicología interroga a tu hija y ella no diga lo que tú quieres. Quiero evitar que no la vuelvas a ver, o en el raro caso de que ganes, quiero evitar que vea las lágrimas de su padre al ver cómo la apartan de su lado. Piénsalo un poco, ella no se merece eso solo porque tienes miedo.

Melissa no levanta la mirada, toma la carpeta y va a ponerla en el mismo lugar de donde la saco, Kate se encuentra apretando mi mano discretamente, dándome esperanzas, mi Kate se ve mal y agotada, Melissa no lo nota y por eso tal vez podamos ganar sin llegar más lejos, porque no deseo que Vivianne crezca lejos de su madre y menos que ella la aparté de mi lado.

—¿Qué sugieres entonces? —esta abatida, tal parece que la hemos derrotado— Dime qué es lo mejor para mi niña. Dime cómo evito que alguien me desplace en la vida de mi hija.

—Primero hay que evitar llevar las cosas más lejos, la niña viene contigo cada fin de semana, y como te dije, en ocasiones no tienes tiempo pero es tu hija y no porque Marian la vea todos los días va a cambiar algo —suelta mi mano para ir por la de ella—. Es normal que creas que te va a desplazar pero te aseguro que no es así, la niña está en las manos correctas. Mientras que sea seguro que este con su padre yo lo apoyaré a él, pero si es al contrario, tendrás a alguien que te apoye.

—Está bien, no haré nada; pero una cosa si debe quedar bien clara Jonathan, es mi hija y tu esposa tendrá que tenerlo claro, entiendo que la quiera —es imposible que no sea así— pero no debe tomarse atribuciones que no le corresponden. Esto paso porque me enteré que amablemente me está sustituyendo en el colegio pero por más trabajo que tenga no voy a faltar con mis obligaciones.

—Yo lo hablaré personalmente con Marian —responde soltando su mano—. Melissa todo estará bien. Confía en mí.

Tenemos una nueva plática en la que se me permitió hablar y acordar con Melissa más horarios de visita, también tuve que darle todos los teléfonos de la escuela, ella tiene todo el derecho a conocer todas los por menores de las actividades que llevan a cabo cada semana, me disculpó por creerla incapaz, todo lo que pasó fue mi culpa y ya aprendí la lección.

Al salir del departamento miro a todas direcciones y una vez que estoy un poco seguro de que nadie nos está vigilando abrazo a Kate lo más fuerte que puedo, ella reacciona y también me rodea con sus brazos, la sostengo lo más fuerte que puedo, para mí es una manera silenciosa de agradecerle que haya evitado una tragedia pero también por más que quisiera no puedo quedarme así con ella tengo que decirle algo que no le gustará. 

—Kate, le diré la verdad a Marian, sobre lo que paso ese fin de semana —se revuelve en mis brazos pero no la dejo ir—. No quiero que se entere por alguien más y nos odie. Por un momento creíste estar embarazada y Melissa tiene esas fotos, en cualquier momento puede decidir difundirlas, no controlamos nada de lo que pasa a nuestro alrededor.

—Nos va a odiar —susurró asustada—, si le dices lo que pasó esa noche jamás me volverá a dirigir la palabra, la matarás de dolor y de paso a mi.

—No pienso mentirle —todo es demasiado frágil y si ella llega a enterarse por alguien que no sea yo solo va a desconfiar más y prefiero ser mil veces yo quien pagué las consecuencias—. No voy a llevar esa carga a mi espalda el día de mi boda, se lo diré.

—Entonces se hará realidad, ella nos traerá el infierno a la tierra —murmuró y la suelto, ella levantó la mirada, está muy ansiosa tanto que empieza a retorcer la cadena del medallón que trae puesto— y no sólo ella; si Adam llega a saberlo entonces te juro que… sabes no vale la pena, a los dos nos llegará la hora.

Camina de prisa de regreso a la camioneta, una vez ahí me arrepiento de enterarla de mi decisión; Adam me cuenta un poco de la historia detrás de su familia, la historia detrás de porque mi padre la mira como si fuera un fantasma, mejor dicho, como algo casi divino. 


—¿Por qué tenemos que quedarnos en esta casa para hablar con sus padres? —pregunta Jonathan después de escuchar la historia completa— ¿No es escalofriante para ustedes? Nada miren ese retrato, es… no horrible pero si algo perturbador. 

—Jonathan está es la casa de Kate, aquí es en donde quiere verlos —le contesta Marian, ella tampoco está feliz pero los tres sabemos que así es mejor, se tienen que hacer a la idea, después de todo es parte de su familia, no pueden cambiar nada—. Por favor cuando mi hermana baje no quiero que menciones las palabras escalofriante y perturbador, es evidente que es así.

—Iré a ver a Kate —les digo y los dejo para que hagan lo que sea que no hacen porque yo me encuentro presente.

Kate subió para seguir mirando las cosas de su tía, sospecho que fue para no tener que escuchar de nuevo la historia solo nos dijo que sus padres y tíos están en camino para terminar justo con esto. 

Al llegar al segundo piso la puerta de una de las habitaciones se encuentra abierta y supongo que es ahí en donde se encuentra, lo compruebo al mirar dentro. Está sentada frente al tocador mirándose, hay varias lágrimas cayendo por su cara, me acerco a ella y la abrazo sin decirle una sola palabra, ella se levanta de ahí me rodea el cuello con sus brazos, esconde su cara en mi pecho, no sé que es lo que le pasa o el motivo exacto de su llanto pero es mejor dejar que ella lloré y lloré si es lo que desea, me parte el alma ver qué le duele algo en lo que ella no tuvo elección.

—Perdóname —musita entre gimoteos—. Hazlo, di que me perdonas, no soporto saber que te falle.

—¿De qué hablas? —levanto su rostro para que mire a los ojos— Kate mi amor, habla, no hay nada que yo no te pueda perdonar… —alguien da unos toques muy suaves en la puerta, ahora no me dirá nada.

—Lo siento —es Jonathan—. No quería interrumpir pero tus padres están…, tu madre y tía están… ¿cómo te digo? Ellas acaban de… tu mamá quiere arrancar el retrato de la pared y se lo quiere llevar, tu tía también lo quiere, si siguen así lo van a rasgar por la mitad.

Kate se limpia las lágrimas y baja corriendo a la sala en donde efectivamente y de alguna manera han bajado el retrato, ahora lo tiene la madre de Marian, es demasiado grande para que lo pueda cargar pero lo rodea con sus brazos y se niega a soltarlo.

—Nadie dijo que ustedes podían tomar algo de mi casa y pelearse por ello —les responde Kate sin amabilidad—, así que hagan el favor de subir ese cuadro a su lugar.

—Kate es una falta de respeto que nos hables así… —comienza a hablar su tía pero Marian la detiene.

—No mamá, falta de respeto es venir a la casa de alguien a quien le ocultaron toda su vida que era dueña de la misma, ustedes simplemente vienen aquí y se lo quieren llevar, ¿no tienen vergüenza? —la madre de Kate si se ve un poco apenada— Mi tía debe estar revolcándose en su tumba ahora mismo viendo como se pelean por algo que por años no les importó y ahora lo quieren, solo porque la otra lo quiere, no puede ser posible. Te creía madura mamá.

—No te permito que le hables a tu madre en ese tono Marian, le mereces respeto —le ordena su padre furioso—. No importa que esté mal, siempre debes hablarle de la mejor manera.

—Tiene razón —responde Kate—, no es correcto que nos estemos peleando de esta manera y menos porque cuadro se va a quedar en esta casa al igual que yo. Les llamé para decirles que me mudo mañana, ahora les tengo que pedir que me den la dirección de dónde está enterrada mi tía Pilar, necesito ver en que condiciones está su tumba. De ahora en adelante yo me haré cargo de lo que a ustedes tanto les incómoda.

Les está reprochando y con justo derecho, le negaron la oportunidad de elegir, le impusieron un estilo de vida que quizá no hubiera escogido, el pasado es muy importante para algunas personas, para Kate parece que es así.

—Por eso no te preocupes, la tumba de tu tía Pilar está en perfectas condiciones —musita mi suegro acercándose a Kate, levanta su mano y toma el medallón que trae puesto—, yo me encargo de ello personalmente. ¿Puedes quitarte esto del cuello? Por favor.

—No papá —le aparta la mano y después se pone detrás de mí, como si quisiera protegerse de él—. No me lo voy a quitar así que tendrás que acostumbrarte a verme con el, es el único detalle que tengo de mi tía —los padres de Kate se miran por un instante, la señora Mariana lo ve con tanto resentimiento que hasta a mí me duele—. Otra cosa, adelantaremos la boda, nos casamos en seis meses.

Justo como lo imaginé, ya encontró la manera de evitar su realidad, de distraerse, pero por más que quisiera no puedo negarme y menos frente a sus padres, tampoco puedo negarme a vivir en esta casa que es más que hermosa.

—Seis meses —suspira mi suegra, se escucha realmente cansada—. Kate es muy apresurado, no nos va a dar tiempo de tener todos los preparativos listos y el lugar que quieres para tu boda no estará disponible.

—De eso me encargo yo —nuestra boda será su válvula de escape y por ello tiene que ser perfecta—. Lo único que quiero saber es si papá podrá entregarme en el altar, si no será así necesito pedírselo a otra persona. Jonathan ¿estás disponible?

—¿Yo?... —todos nos quedamos con la boca abierta y Jonathan solo puede balbucear— pues… es no creo que sea buena idea… no creo que yo…

—¡Basta! —gritó mi suegro—. Kate eres mi hija y por supuesto que lo haré —yo sólo espero que ella quiera que lo haga—. Ahora creo que tenemos que terminar de hablar de Pilar.

—En eso tienes razón —saca un sobre de la bolsa de su saco—, me dejó un mensaje para ustedes pero quiero dárselos a solas, primero tú papá, llévame a su estudio, tú debes saber perfectamente en dónde está.

Van juntos hasta una puerta en donde se encierran, los demás no tenemos nada que decir, este asunto es muy íntimo, sólo ellos como familia lo resolverán mientras tanto solo puedo enfocarme en Kate, me preocupa mucho, la conozco algo anda mal y no es lo de esta mañana, tampoco creo que sea por adelantar la boda sin preguntarme o por tomar la decisión de mudarnos sin avisarme tampoco

Lo que sea ya lo hablaremos, lo único que ahora me apetece es ir a dormir pero primero tengo un cuadro que colocar en su lugar.


«Javier aunque lo dudes, te amo, más de lo que imaginas, más de lo que yo imaginé. Mi amor por ti es tan fuerte que siempre me alegraré, porque conseguiste la felicidad.»

Mi papá acaba de leer la carta y sigue llorando, lo cual solo me confirma lo que ya era evidente.

—Te amaba papá, de eso no me queda duda —le digo intentando no gritar—. Lo que no me queda claro es que papel jugabas en esto, ¿tuvieron algo que ver? No creo que solo estuviera tan enamorada porque si, ¿qué hay detrás de todo esto? —se toca levemente el brazo, está enfermo del corazón y no puedo alterarlo pero necesito respuestas, me las debe—. Tú eras mi súper héroe, siempre he hecho todo para ganarme tu aprobación y la de mi familia pero ustedes… nos engañaron, nos ocultaron todo esto, y no creas que me importa esta casa o el maldito dinero, yo cambiaría todo esto por regresar el tiempo, porque me hubieran dicho la verdad.

—Te la dije, sólo que tú no sabías que era mi verdad —me contesta con la voz ronca—. Entiende que les ocultamos la verdad para que no sufrieran, para que no vivieran con nuestro pasado a cuestas porque si, amaba a Pilar, la ame como no tienes una idea pero cuando conocí a tu madre… —ahora si me mira a la cara— Ustedes son mi vida, no hay más; sin embargo trate de salvarla, le rogué por meses que regresará, que intentamos ser una familia pero el día que venía a hablar con ella… cuando llegue aquí ella lo había hecho, por eso no quería que estuvieras aquí, esto que vez a tu alrededor es un momento a su vanidad, es un recuerdo de lo poderosa e inalcanzable que fue, no me gusta que estemos aquí y no soporto que te veas igual que ella, esa ropa no es tuya. 

—No entiendo porque te quejas de la ropa cuando todo lo que me has enseñado en la vida es para… tú me hiciste igual a ella, deseabas a alguien de igual de inalcanzable, poderosa —sus lágrimas me duelen y hablarle así no es algo que merezca pero no puedo evitarlo—. Felicidades han creado una copia de ella, parece que mi destino es vivir por ella, podrán decir que no lo querían pero sabemos que no es así, ahora todos vamos a asumir las consecuencias. Tu más que nadie tendrás la certeza de esto, a ti más que a nadie le dolerá.

—Esa es mi penitencia desde el día que te vi por primera vez, lo he pagado desde el día que naciste —se levanta y viene hacía mi, no le tengo miedo, es mi padre y más daño no me puede hacer—. Pero no tienes que vivir como nosotros; hija todo esto, todo lo que sale de tu boca solo es una manera de expresar cuánto te duele, esto te lastima por una simple razón y es la misma por la cual adelantas tu boda.

—¿Mi boda? ¿qué tiene que ver mi boda con todo esto? —sus juegos mentales no me gustan, si con alguien puedo perder es con él— Mi historia no tendrá el mismo final, no dejaré morir a nadie, mi conciencia estará muy sucia pero no viviré atormentada por siempre.

—Ya vives así y es mi culpa —toma mi rostro entre sus manos obligándome a mirarlo a los ojos—. Mi hermosa por favor aprende de lo que vivimos, no dejes ir al verdadero amor. Jonathan, está afuera, siempre ha estado velando por ti, por tu seguridad y tu familia —eso no significa que yo pueda destruir la vida de Marian, que me enseñarán a hacerlo, que me de permiso no quita que sea algo malo, algo que va a matar a más de una persona—. En la carta lo dice, deja de tener miedo, no importa lo que pasé y las bombas que estallen las vamos a afrontar juntos. No permitiré que se pierda un amor igual que el mío. No si está en mis manos evitarlo —se dirige a la puerta dejándome por completo muda, me volteo la jugada y no tuve ni oportunidad de meter las manos—. Cuatro meses Kate, les quedan cuatro meses para decidirse. 

Ya no hay nada que decidir, todo está hecho, tomamos un camino y no nos pesan esas decisiones, nos pesan los errores que cometimos, yo le hice daño a todos el día que le falte al respeto a mi prometido y a mí prima, eso me va a consumir, lo hará y terminara por destruirme pero solo a mí.

Pero por ahora quiero remediar el dolor de mi madre y de mi tía, tengo que dar dos mensajes más, los daré pero esto no va a terminar aquí, nadie la olvidará nunca, aunque hiciéramos como si nada hubiera pasado la seguirán recordando, sólo podrían olvidarlo si mi rostro fuera otro.


—Esto es algo tétrico, ¿no te parece? —le digo a Kate antes de acostarme— Estamos a punto de dormir en la misma cama en donde tu tía se quitó la vida.

Por esta noche nos vamos a quedar aquí solos en esta gran casa. Miedo si tengo, nunca creí en fantasmas pero si he aprendido algo al lado de Kate es que todo puede ser posible.

—Tenemos que acostumbrarnos, ya me comprometí a quedarme aquí y no pienso darle el gusto a mis padres de arrepentirme —pudimos dejarlos ir y después regresar a nuestro departamento, no se iban a dar cuenta—. No es ningún sacrificio tampoco, la casa es hermosa y creo que a tus papás les encantará, mejor que un hotel.

A mis padres jamás les va a gustar estar en una sola casa pero es mejor no comentarlo, quiero que ocupe su mente.

—Kate sé que estás agotada y te ves muy cansada, sé todo el día fue una mierda y muchas cosas más pero me preocupo —se sienta conmigo y se recarga en mi hombro—, hace un rato me desgarro el corazón verte llorar tan intensamente y me pediste perdón, pero no me has dicho que hay que perdonar.

—Muchas cosas Adam —suspira con tanto pesar que me rompe el corazón—, para empezar no decirte de la boda y tampoco de la improvisada mudanza pero… en la mañana fui al médico, no quería preocuparte más, me encuentro bien, sólo me dieron vitaminas y me recomendaron ir a un nutriólogo, ya hice una cita —esa es la respuesta que esperaba, todo la agota y si seguimos así va a terminar por colapsar y ni todas las vitaminas del mundo podrán ayudarla—. Mañana hablaremos de todo esto, ahora lo quiero dormir, ¿podemos?

—Claro —le doy un beso en la frente y la ayudo a acostarse, me aseguro de taparla bien y me recuesto a su lado—. Descansa mi amor.

—Hablando de eso, mi tía creo que me decía mi hermosa, y sé que es algo infantil pero, ¿crees que puedas decirme igual? —no quiero revivir aún más el pasado pero tampoco puedo negarme a sus deseos— Me gustó mucho, ya sabes mi vanidad me lo pide.

—En ese caso —busco su rostro para darle un beso en los labios, sólo un roce—. Descansa mi hermosa. Mañana será un mejor día.


Gracias por seguir leyendo.

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