55.- Arderemos juntos
Él tiene razón para mí es una especie de Déjà vu doble, primero, el recuerdo de Jonathan hablándome de querer casarse conmigo y después el recuerdo de Adam arrodillado frente a una clase pidiéndome que fuera su novia.
Doy dos pasos atrás asustada y al levantar la vista primero mire a Jonathan y él también tiene fija la vista en mi pero toma fuertemente la mano de Marian, al seguir recorriendo la mesa con la mirada todos sin excepción me miran suplicantes, ellos también quieren lo mismo que Adam, ¿pero qué quiero yo? Sin duda alguna es la pregunta del millón, ¿es difícil de contestar? No, amo con locura a Adam e imaginaba una vida a su lado, sin embargo no esperaba que fuera tan pronto, por esa razón el pánico me impide hablar y tengo que hacerlo, su cara a cada segundo va perdiendo la sonrisa pero él sigue ahí arrodillado con esa con esa cajita entre sus manos con un anillo que a mis ojos es perfecto y las palabras, simplemente con eso hubiese tenido suficiente, nunca creí que fuera capaz de aprender un fragmento entero de mi libro favorito, uno que he leído tantas veces y que me ha hecho llorar un par, en ese libro hay muchos momentos especiales que me encantan pero escogiera ese en específico demuestra que me conoce, y no solo él, alguien más sabe que justo esas palabras van a tirar abajo mis defensas.
-Yo... Adam -le salió una lágrima, agacha la cabeza y comienza a levantarse-, espera... es... yo...
-Kate si necesitas más tiempo yo entenderé -al igual que hace años no sé que decir-, solo sigamos con la cena como si esto no hubiera pasado.
-No, Adam si paso, y yo... Adam yo -debo de dejar de titubear porque me conozco y conozco la respuesta, pero lo haré al mismo modo de Jane Eyre- Pues bien señor, me quedaré con usted, ya lo he dicho. Te amo y nada me hará más feliz que ser tu esposa.
Él me levanta por la cintura dejando caer la caja y una vez que me devuelve al suelo, a nuestro lado ya se encuentran nuestros amigos, Jonathan le da la caja mirándome, se ve feliz y supongo que es natural, una vez más Adam toma mi mano y me coloca el anillo, me da un rápido besó antes de que Anna, Marian y Joanna tomen mi mano, empiezan a gritar de emoción y yo con ellas, nunca espere que este momento llegará, no ahora.
Casarme con Adam si es un sueño, no es uno que tenga en mi mente todo el tiempo, solo lo pensé dos veces, cuando preparaba la fiesta de compromiso de Marian y otra hace muchos años mientras estábamos de viaje con sus padres. Nunca me imaginé que el momento de unir mi vida de una manera permanentemente a la de él llegase tan pronto, me imagino que se animó a hacerlo después de ver a Jonathan con Marian.
-Kate, me parece que es hora de empezar la cena -susurra Joanna en mi oído para sacarme de mis pensamientos-, esto es por ti muñequita.
-Gracias, Joanna, muchas gracias, yo solo contaba con cualquier cena, no creo poder comer de la emoción, de hecho no sé ni cómo soy capaz de articular palabra -le contesta Adam totalmente frenético-. Fue un gran detalle.
-Nada de gracias y no fue gran trabajo solo puse la mesa, la cena la trajeron -responde Joanna-, además Adam yo hago cualquier cosa por mis muñequitas.
Me queda claro que es así y por eso le extrañaba tanto, la necesitaba tanto, con ella pueda ser libre aún más que con Anna, más que con Marian, que con cualquiera, es lamentable que tuviera que permanecer tantos años lejos de nosotras que somos su verdadera familia, su madre, aunque Joanna jure que es buena yo sé que no es así, yo la observé cuando era una niña y nunca ví en sus ojos el amor de una madre, nunca la vio con cariño pero ella si la amaba, sólo por el hecho de darle la vida.
-Es hora del brindis -llega Marian con un montón de copas-, hermanita un día juraste que no te ibas a amarrar tan rápido y como dice mi papá, más rápido cae un hablador que un cojo. La felicidad llega en el momento menos esperado, te lo diré yo -Jonathan se acerca a besar su cabeza-, te espera una gran vida, Adam es increíble y lo más importante te ama. Yo brindó por ustedes y porque siempre sean felices.
-Yo brindó por mi mejor amor, la mejor persona del mundo. Él es... mi alma gemela. Lo mejor de mi vida y si sigo voy a llorar así que, ¡Salud! -la verdad es las lágrimas ya están en mis ojos, listas para salir y las de Adam ya están por todo su rostro.
Pasamos a la mesa y Marian no deja de ver mi mano, de tocarla, en un momento quiso quitarme el anillo para ver cómo se le veía, incluso me ofreció cambiar de anillos, a lo cual me negué rotundamente, no puedo ponerme ese anillo y no sentirme mal, Jonathan lo escogió especialmente para ella, así como Adam escogió el mío que es tan hermoso, tan sencillo y al mismo tiempo tan especial, yo simplemente me hubiera conformado con alguna argolla pero se tomó el tiempo de escoger un anillo que tiene nada menos que un ópalo rodeado de unos cuantos cristales, al moverlo mi mano puedo ver los colores del arcoíris. En mi vida he visto algo más perfecto que este anillo y ni la joya más costosa podrá igualar este magnífico detalle.
-Puedo notar que te encanta tu anillo -me susurra Adam en una de las tantas ocasiones que miró mi mano-. Danny va a estar muy feliz de saber que te gustó -debo admitir que eso estuvo a punto de arruinar mi opinión del anillo, pero alguien más se encargó que arruinar las cosas y de peor manera de lo que yo lo hubiese hecho. Fue solo una pregunta inocente, lo sé porque no creo que Vivianne tengo algo en contra mía.
-Papi, ¿por qué la hermana de Marian se parece tanto a mamá? -Jonathan me mira y luego a Adam totalmente sonrojado, mientras que Marian y Melissa no despegan la vista de la niña- Es algo raro, ¿ellas también son hermanas? -Dios me libre de ser pariente de Melissa.
-Jonathan tu hija está esperando una respuesta -musita Marian-, creo que deberás ser muy hábil para explicarle.
-Pues yo... ummm... escucha, Vivianne -se pasa el pañuelo por la frente, está sudando mucho-, princesa creo que no es momento, esto es una celebración, más tarde te explico ¿si?
-¿Me permites hacerlo a mi? -le interrumpe Adam- Será algo sencillo y creo que por un rato nos evitará incomodidades.
-Adelante Adam -dice Melissa, mientras que Jonathan asiente-, y una disculpa.
-No hay porque -Adam se levanta de mi lado y va hasta donde se encuentra Vivianne, se arrodilla frente a ella-, es una niña y es evidente que no fue su intención, solamente tiene curiosidad. Todos aquí debimos tenerla en algún momento de la vida. Ahora Vivianne te voy a contar una historia, hace algunos años un fotógrafo canadiense llamado François Brunuelle se dedicó a reunir a sosias, princesa las sosias son personas que no tienen ningún tipo de lazo familiar entre sí pero que son prácticamente idénticas, tú papá sin quererlo encontró un raro caso de sosias, tuvo mucha suerte al encontrarlas y si tú también tienes la misma suerte puede que algún día tu también encuentres a un par, o encuentres a tu sosia, dejémoslo al destino -le da un pequeño toque con un dedo en la punta de la nariz- ¿Tienes alguna otra duda que quieras resolver? -la niña niega y le sonríe a Adam, se ve satisfecho por haber recuperado la cena- Muy bien, recuerda que aquí estoy para resolver todas las preguntas que esta preciosa cabecita quiera saber.
Después de eso Marian se anima de nuevo y empieza a explicar todos y cada uno de los preparativos para su gran día, solo seis meses y ya se encuentra vuelta loca con todo lo que tiene que hacer, mientras que su prometido solo la ve de vez en cuando asintiendo, a él solo le importa que llegue el día.
La cena termina y por supuesto las chicas me mandan a mí habitación con Adam para que podamos celebrar a nuestra manera.
-¿Ahora señorita que es lo que quiere hacer? -dice mientras me apretaba contra su cuerpo.
-Lo que quiera señor, estoy a su merced -sonrío maliciosamente subiendo mi vestido.
-Demasiadas cosas -susurra antes de dejarme caer en la cama.
Una vez más Adam supera mis expectativas en nuestra habitación y ahora se encuentra profundamente dormido, es momento de hacer algo que está mal pero tengo que hacerlo, mi fuerza de voluntad en este momento está por los suelos, a Adam le haría daño saber que estoy haciendo esto pero por ahora mi adicción es más fuerte que yo.
Salgo de la casa y me siento en una de las jardineras más alejadas y ahí me quedo quieta, unos minutos disfrutando de la calma y el silencio de la madrugada, de la bolsa de mi pantalón saco un cigarro y un encendedor que tome de la cocina cuando nadie me veía. Me siento una criminal haciendo esto y estoy cayendo demasiado bajo pero las adicciones no se pueden dejar de un día a otro, llevan su tiempo y por ahora uno no me hará tanto daño, o por lo menos me engañó así.
Al encenderlo el humo entra por mis pulmones y me siento más tranquila, relajada, menos tensa, lo hago una y otra vez, todo sigue en calma.
Puedo recordar cómo empezó todo esto de una manera más intensa, un día después de entrar a ayudar a un caso de violencia intrafamiliar, creí saber lo que hacía y que sería fácil al ya haber conocido a alguien en esa situación, pero fui muy inocente, creí que la justicia llegaría en un dos por tres. Un caso que era fácil según mi maestro, todo a nuestro favor pero nunca podré olvidar a esa familia que se encontraba mucho peor que Joanna, por mucho, los niños desnutridos y la pobre madre en una cama de hospital con la cara llena de moretones y cicatrices, mientras que el infeliz del padre negaba todo. Ahí fue cuando comprendí que no todo son cosas buenas y que muchas veces no basta con una denuncia, lleva un proceso largo y cansado, lleno de presiones para ambas partes, mi único consuelo es que la justicia si llego, un poco tarde pero segura, los implicados se encuentran a salvo pero me dejó un pequeño problemita, cada día al salir de la facultad o los juzgados, corría directamente a una tienda y lo primero que hacía era comprar una cajetilla de cigarros, entre más casos asistía yo comenzaba a fumar más y más hasta llegar a fumar una cajetilla diaria, un día simplemente se me hizo fácil encender uno en la casa y ese uno se convirtió en dos cajetillas, Adam llegó como mi súper héroe a quitarme a tiempo lo que me puede llegar a matarme.
-Kate apaga eso y entra inmediatamente -hablando de súper héroes, Jonathan acaba de verme pero poco me importa y además odio que me dé órdenes-. Kate, ¿no me escuchaste? Vamos a dentro.
-Claro que te escuché pero no me apetece acompañarte, quiero quedarme aquí -aún me encuentro bastante enojada con lo que hizo ayer, me dolió que me usará-. Solo quiero eso que me dejes sola.
-No mientras te estás matando -se para frente a mí y se inclina para quitarme el cigarro de la mano-. Kate basta, no dependes de esto, me tienes a mi para superarlo.
-¿A ti? -justamente al escuchar esto ya no pude contener mi enojo y le empuje por los hombros- Tú le perteneces a ella. Marian es tu prometida, el amor de tu vida, la mujer ideal y no sé que tanta cosa más le has dicho, deberías cuidar de ella. Yo tengo quien me cuide a mi.
-¿Entonces le llamo? ¿quieres que Adam vea cómo te destruyes? -no respondo ya que los dos sabemos la respuesta- Eso creí, Kate yo... yo te quiero... siempre te voy a querer y por esa razón me siento con el derecho de cuidarte, tengo que asegurarme que vas a estar bien.
-No -tampoco entiendo que ganó yo reviviendo esto, con sus palabras solo está abriendo mis heridas-, perdiste derecho sobre mi en el momento que decidiste iniciar una relación con Marian, debiste esperar, solo un poco y quizá yo...
-¿Qué Kate? No me digas que lo hubieses dejado porque ambos sabemos que no es así -de eso nadie puede estar seguro-. Siempre tuviste la elección hecha, nunca me tomaste en cuenta y el hubiera no existe Kate -su voz suena muy débil pero con sus siguientes palabras se termina de romper-. Pero no toda la culpa y las decisiones fueron tuyas. De la muerte de nuestro amor, nos culpo a los dos. Fuimos unos malditos cobardes que dejaron ir un gran amor, por miedo, por orgullo, por dejar pasar el tiempo, por creer que no nos merecíamos. Pero al final, me terminó maldiciendo una y otra vez porque... -suspira y una lágrima recorre su mejilla- Te amo Kate y siempre te voy a amar. Tú eres el amor de mi vida.
-Tu el mío Jonathan, y tu el mío -me encuentro muy débil para intentar mentir-, siempre, pase lo que pase, no importa cuánto quiera dejar de amarte no me es posible -no es buena idea pero si quiero dejarlo atrás tengo que hacer esto, recordar las palabras de mi papá-. La vida es así ¿no? Te lleva a conocer a una persona que te llena de tal manera que a la hora de perderla buscas y buscas en vano, jamás encontraré a alguien como tú, Adam es muy diferente a ti y por eso me complementa, por eso lo amo, nunca me pidas decirte a quien de los dos amo más porque simplemente no es posible que lo diga, sin embargo los dos conocemos la respuesta y no la quiero decir porque es demasiado cruel. La vida es cruel y lamentablemente se redujo a una elección y la tome en el momento en el que te vi con Marian, en el instante que vi que te hacia y la hacías feliz y lo mismo has hecho tú. Tomamos nuestras decisiones y no hay vuelta atrás -me acerco para intentar quitarle mi cigarro que aún tiene en la manos-. Estaré bien solo devuélveme esto y me iré por ahí a terminar de matarme como dices, puedo controlarlo.
-No, no puedes y solo estás buscando la manera de evadir todo lo que nos acabamos de decir. ¿Cómo es que solo con esto puedes sentirte tan tranquila o supuestamente más relajada? -avienta lo que quedaba de mi cigarro lo más lejos que puede- No entiendo esa capacidad tuya de irte sin sentir ningún remordimiento, aún cuándo todo está cayéndose a pedazos por tu culpa.
-¿Mi culpa? Yo solo quería un momento a solas, tú eres el que siempre se aparece en mi vida, yo te dejé Jonathan, me aleje de mi familia -crei que eso ya lo había entendido-, de todos para no tener que ver contigo y encontraste una maldita manera quedarte y está vez para siempre, nunca la vas a dejar y ella siempre te quiso, los dos tienen lo que querían ¿no? Disfrútenlo, que yo lo hago todos los días.
-¿A qué te refieres? -me toma del brazo y me lleva un poco más lejos de la casa.
-¿No te lo dijo? -niega y apretó más mi brazo- Al parecer eras su pequeño sueño frustrado. Esto nunca se trato de dinero o de tu empresa, siempre fue por ti, ella no te apoyo por mi, lo hizo porque te quería, no sé hasta que punto, si era amor o simple curiosidad pero te quería y tú te vendiste en bandeja de plata. Cuando hice un último esfuerzo por alejarte de ella, aquella noche que te dije que leyeras con mucho cuidado el contrato con el cual te entregaste, tú simplemente hiciste caso omiso y ahora aquí estamos, cinco años después, mira mi mano y mira tú muñeca los dos tenemos compromisos y ninguno está dispuesto a dejarlos por lo que quiera que quede entre nosotros.
Suelta mi brazo y se da la vuelta, camina en círculos girando sobre sus pasos y jalando su cabello, camina más adentro del bosque, tengo que seguirlo, ya que no me puedo no puedo engañarme, si algo le pasa me vuelvo loca. Camina y camina sin rumbo, solo con las manos apretadas en un puño a su costado.
-¿Ahora que vamos a hacer? -pregunta cuando se detiene.
-Nada. Lo mismo que los últimos años, ignorar nuestra presencia al máximo. En frente de las personas que nos quieren hay que fingir que somos amigos. Jonathan está conversación nunca ocurrió, para mí no. Omite está noche -me acerco hasta quedar frente a él y llevo una de mis manos a su pecho-, que esto siga siendo un secreto, uno que solo conozcamos nosotros, uno que se quede justo aquí, en tu corazón y de vez en cuando en tu cabeza, amas a Marian ella será tu esposa. Yo amo a Adam y el será mi esposo, pronto te darás cuenta de que todos tenemos un destino y el de nosotros será encontrarnos pero jamás quedar juntos. Nuestro amor Jonathan, luce fuerte pero en realidad se rompe con bastante facilidad; los martillos que lo destruyeron se encuentran a nuestra espera, en nuestras camas, listos para repararnos. Recuerda los martillos también son herramientas, así como destruyen, construyen.
Respira y me mira a los ojos, están muy rojos y llenos de lágrimas, toma mi mano, la aparta de su pecho y la besa lentamente, dejando caer una lágrima sobre ella, después de eso se queda mirando mis labios, se lo que quiere, conozco a la perfección cada uno de sus movimientos y miradas, inclina ligeramente a su cara y roza su nariz con mi mejilla, siento su aliento en mi rostro, el viento sopla levemente y el aroma de su ropa llega hasta mis fosas nasales y es su olor, el olor de Marian, le quitó hasta la esencia.
Ya no me queda nada de él y no puedo ir a recuperarlo, solo el brillo de mi anillo me devuelve a la realidad.
Cuándo intento dar dos pasos hacia atrás, él los da conmigo, sigue tomando mi mano y finalmente me besa, uno mis labios a los suyos y no tengo ganas de apartarme, así como de vez en cuando me dejo llevar por mi vicio y fumo a escondidas, es lo mismo con Jonathan.
No me sorprende la necesidad que tengo de que sus labios no dejen los míos nunca y tampoco me sorprende que él me tomé de las caderas y me apriete fuertemente contra él, si de mi dependiera me metería en su piel en este momento y solo así quizá podría saciarme de la ganas que tengo, este deseo tan abrumador que hace que en este momento solo exista él y nadie más. Sus manos levantan un poco mi blusa y con la yema de sus dedos acaricia lentamente mi abdomen, una corriente eléctrica recorre mi piel y de mi garganta sale un gemido, sonríe contra mi boca y sin despegarse de mis labios sube más las manos hasta llegar a mi pecho, toma uno entre sus manos y lo aprieta causando que mis piernas se hagan gelatina.
Llega el momento que tengo que elegir, me toca con ganas de más y yo por ahora tengo ganas de él y de saber que se siente ser amada por él de nuevo, él me desea y así sea por calentura, voy a cumplir mi antojo. Lo quiero, lo tengo.
-Jonathan estás jugando con fuego -logro decir entre besos-, y yo estoy a punto de arder en llamas.
-Solo pide que pare, por favor -esta vez se aleja de mi rostro y saca sus manos de debajo de mi blusa-. Pídeme que pare, ayúdame, repite que soy el pecado que no deseas cometer, o ambos vamos a arder en el infierno.
-Entonces arderemos juntos -respondo quitándome la blusa, no llevó ropa interior solo me puse lo primero que encontré para salir.
Lo piensa solo dos segundos y de nuevo se lanza a mis labios y sin ternura está vez, solo queremos saciar las ganas y lo hacemos, muerde mis labios y sus manos recorren mi cuerpo libremente, yo solo trató de que este lo suficientemente cerca de mi, solo quiero sentir su presencia y que vuelva a ser el mío, juró que por lo menos está noche encontraré la manera de lograr quitar el olor de Marian.
Esta noche será mío, y solo mío. Como siempre debió ser.
Aprovecho que se aparta de mi para poder despojarlo de su ropa, de toda ella, y una vez que está listo se agacha para bajar lentamente el pantalón de mi pijama, nos miramos unos segundos y a los dos nos queda más que claro que ya no somos niños que están conociendo su sexualidad, somos adultos con experiencia y con compromisos, antes de dar un paso hacia él debo de estar consciente del daño que voy a hacer y maldita sea mi cerebro me grita que haga lo que tenga que hacer.
Solo se vive una vez y nosotros no tendremos más oportunidades.
Se sienta sobre el suelo y yo sobre él; antes de empezar a invadir mi cuerpo me da un último beso, lento y tan caliente que no entiendo porque sigo en una sola pieza, y el verdadero placer empieza cuando entra en mí, cada fibra de mi ser se estremece al sentir como se apodera de mi cuerpo, me abrazó a él tratando de no dejar marcas en su espalda, pero me es casi imposible, me muero por dejar marca y que nunca olvide está noche, pero la que al parecer no podrá olvidarla soy yo, son tantas y tan potentes las sensaciones que recorren mi cuerpo, cada que mueve sus caderas contra las mías, embistiendo mi cuerpo con mucha fuerza, el gime y gime en mi oído, es tan delicioso ver su cara de satisfacción y también me encanta la manera salvaje en la que me besa y me toca, y de un momento a otro llegamos al punto de máximo placer, los dos gritamos tan fuerte que alguien pudo habernos escuchado, pero nada me quita el placer que amenaza con hacerme llorar, nadie me quita la satisfacción de ser suya esta noche.
-Kate -me rodea por completo mientras que yo sigo con la cara escondida en su cuello, aprovechando la oportunidad de probar su piel-, ¿es que nunca vamos a poder escapar de esto? En qué momento podremos olvidar que no nos pertenecemos y que a pasar de amar a otras personas, nuestro amor es eterno. Nos van a tirar de locos.
-Nadie lo va entender nunca Jonathan -ni siquiera nosotros lo entendemos-. Nadie más que nosotros sabemos el alcance de esto. Nadie más que yo te hará sentir así.
Nadie más que yo.
Gracias por seguir leyendo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top