45.- Las consecuencias de tus actos

Cuando supe que Melissa estaba a punto de abortar tuve está misma sensación el en pecho, tenía mucho miedo, en aquella ocasión pude evitarlo, además que ella se arrepintió, tuve la oportunidad de salvar a mi hija pero ahora llegué demasiado tarde, no pude intervenir y Marian perdió a nuestro hijo.

-¿Por qué lo perdió? -el médico sólo baja la mirada ante la pregunta de mi suegro.

Debería ser yo quien haga las preguntas pero ahora me cuesta respirar, apenas se cómo sigo en pie.

-Puede ser difícil llegar a saber exactamente por qué se produjo un aborto espontáneo -le pongo atención, necesito respuestas para no irme por la más lógica-, y bueno ya que no lo sabían las causas más frecuentes entre parejas jóvenes son el consumo de alcohol, tabaco, eventos traumáticos, mal desarrollo en los cromosomas, estrés y el caso de la señorita fue un aborto inevitable, no hubiésemos podido hacer nada para salvar al bebé.

Marian solo bebe cuando vamos de fiesta, hace más de dos meses que no lo hace, odia el olor del tabaco así que eso tampoco fue y en cuanto a las causas genéticas no tengo la menor idea de que pensar, tienen antecedentes.

-¿Ya lo sabe? -todos me voltean a mirar, sabemos que esa es la parte difícil, de ninguna manera lo va a tomar con calma.

-No, tuvimos que practicarle un legrado así que sigue anestesiada pero nosotros podemos decirle si lo prefiere -eso sería muy frío, todavía más desgarrador-. Será más fácil para todos.

Sé que quizá él ha visto muchas personas salir de esto, quizá a algunas personas les de igual pero ese no es nuestro caso, entiendo que lo mejor es que él le expliqué porque pasó lo que pasó pero no se lo dirá de primera mano, él no sabría cómo tratarla, como sostenerla para que no se haga pedazos.

-Yo lo haré, esa es mi obligación -se quedan callados y que bueno, no quiero discutir con nadie.

-Es su decisión, les avisaré cuando pasen a la señorita a una habitación -asentimos y hasta que está lo suficientemente lejos es cuando alguien decide que es buena idea regañarme.

-Jonathan, ¿lo sabías? -me pregunta mi suegro totalmente fuera de control- Un simple dolor estomacal, ¿de verdad? Ya no son unos niños, debiste estar más al pendiente, ¿cómo es posible que no se dieran cuenta? Conociendo los antecedentes de Marissa.

-No lo sabía -pero la dejé que se quedará con el dolor, debí obligarla a venir antes al hospital-. Es algo que no... nosotros... nos vamos a casar, saben perfectamente cuánto trabajo tenemos, yo... nunca nos cruzó por la mente la idea de tener un hijo, no ahora pero esto me está causando un dolor muy grande, y tiene razón no somos unos niños por eso asumo mi responsabilidad, afrontaré las consecuencias solo quiero que me den la oportunidad de decírselo a Marian.

-Lo siento mucho -me dice el señor Eduardo poniendo una mano sobre mí hombro dándome a entender que si me dará el espacio que necesito-, no puedo imaginar lo que sientes.

Yo tampoco puedo entenderlo, no doy crédito a este dolor sordo, nada a mi alrededor parece ser real, desde la mañana todo da vueltas, me encuentro en el ojo de un huracán, muy lejos de la calma.

-Esto no es algo nuevo así que no deben culparse -musita mi suegra-, creí que mi hija se salvaría de los problemas de fertilidad que yo tuve.

Nosotros tampoco lo habíamos considerado y tampoco le di ninguna importancia después de todo Marian solo tiene veintidós años, es muy joven, a esta edad todo nos parece eterno, no nos preocupamos por nuestra salud o la posibilidad de morir.

-Marissa eso ya lo vamos a averiguar tarde o temprano por ahora... -mi suegro dirige la mirada a su sobrina, creyendo que quizá la pueda intimidar pero no, ya no se hace pequeña ante nadie- ¿Qué haces aquí Kate? ¿Qué hacías en su casa a esas horas de la mañana? -ella intenta hablar pero su tío tampoco se dejara de ella- Llevamos mucho tiempo sin saber de ti, Marian estaba muy molesta con tu actitud por eso dudo que te haya invitado a desayunar, así que contéstame con la verdad hija, ¿qué hacías en su casa?

Se agacha para tomar su bolso y de ahí saca una revista, va directo con su tío y se la entrega.

-Esto es tuyo -lo está desafiando, eso no sólo nos va a traer más problemas-. Me diste la noticia de la manera menos delicada, lo único que se me ocurrió en ese instante fue correr a averiguar, si lo que quieres saber es si le di un golpe en el vientre para que perdiera al bebé te equivocas, cuando llegue ya se sentía mal.

Pero la alteró, discutieron y no sé si aquello influya en lo que pasó pero tampoco quiero averiguarlo, no quiero odiarla, aunque quizá debería, todo sería más fácil así.

-Nadie sugirió eso, sé que no le harías daño físico pero le has dañado de otras formas, dime porque no has contestado a sus llamadas -suspira exasperada, como si su tío ya supiera toda la verdad de sus maravillosos planes-. No te da pena enterarte del compromiso de Marian por una revista. Hija no te educamos de esta manera. Nunca te enseñamos a abandonar a tu familia, tus padres no se atreven a decirte que has hecho mal pero yo sí. Espero que con lo que acaba de pasar entiendas el daño que te haces y a los demás.

El color se le sube al rostro, está muerta de coraje pero ¿Qué es lo que esperaba? Que la recibieran con los brazos abiertos, en otras circunstancias, después de una plática para arreglar nuestros problemas lo hubiéramos hecho sin pensarlo dos veces, en nuestra familia siempre va a tener un lugar, siempre y cuando no intenté mandar sobre nosotros.

-Tío yo tenía que alejarme por el bien de Marian -ojala eso fuera cierto-. Entiendan que no fue por mi, yo no quería esto.

-¿Entender? -voltea a mirarme con los ojos desorbitados por la rabia- Kate tú no has hecho nada por el bien de Marian, todo lo que haces es por ti, por tu ego inmenso. Hace mucho sabemos que según tú te alejaste para que yo pudiera amar a Marian pero eso no te correspondía, no fuiste capaz de ver que yo siempre la he amando porque estabas más ocupada pensando en ti y en como te afectaban nuestros sentimientos.

Enterarnos de eso fue difícil, no lo quería creer pero tampoco fue algo que nos tomara por sorpresa, ella empezó a aislarse del mundo, nos dejó fuera de todo y no fue de un día para otro, lo planeo muy bien, logro que Marian no quisiera verla.

-¿Quién se los dijo? -por fin se deja ver humana, está herida porque alguien la traicionó.

-Anna -ella también se sentía herida, un día no pudo soportado más y sólo habló, se desahogo pero con eso sólo dejo una grave herida en nosotros-, por eso Marian dejo de intentar hablar contigo, no pudo soportar que tú pensarás que era tan poca cosa para que yo la amara. Le partiste el alma más de lo que cualquier otra persona lo hubiera hecho.

-No es cierto -responde con firmeza-, esa nunca fue mi intención, deben creerme.

-Nadie más que tú debe convencerse, nosotros sabemos cómo eres y ya nos hemos acostumbrado -suspira pero su expresión ha cambiado, se ve tan déspota y soberbia que no lo soporto- ¿No te cansas Kate? Solo apareces en nuestra vida para causar dolor, me cuesta mucho trabajo entender como es que llegue amarte, eres pura destrucción, a pesar de lo que digan todos, tú eres una persona egoísta, aseguras hacer las cosas por el bien de los demás pero solo lo haces por ti.

Volteó a ver a sus padres que nos miran sin dar crédito, me concentró en su padre, en su mirada puedo ver qué entiende lo que ha hecho, esto es lo que el quería, después de todo logro que si hija se convirtiera en una caótica tormenta en altamar, un huracán, una bomba atómica que arrasa con todo lo que hay a su paso, todo lo que intente detenerla terminara muerto.

-No te des tanta importancia, y tampoco me la des a mi -se acerca unos pasos, quiere descolocarme con su presencia pero no puede hacerlo en público, tomo fuerza de los demás a mi alrededor- Ellos siempre van a ser lo más importante, jamás haría algo para dañarlos.

-Lamento decirte que has hecho todo lo contrario, acaso no te das cuenta estamos en un hospital porque fuiste a mi casa a discutir con mi prometida -no quiero llenarme la cabeza con este pensamiento pero si ella no se hubiera presentado quizá mi bebé hubiera tenido una oportunidad-. Si querías información entonces hubieras esperado a que ella te llamará -guarda silencio-, perdón se me olvidaba que ella jamás te iba a llamar, no pensaba rogarte y humillarse más.

-No tienes la menor idea de cómo es nuestra relación, tarde o temprano me lo hubiera dicho -es inútil que trate de defenderse con eso-. Soy su familia, solo nos tenemos a nosotras.

-No nadie puede tenerte y no me hables de compromisos morales, no intentes esconderte tras de ellos si eres la primera en faltar a tus promesas -yo mismo fui testigo de como no le prometió no dejarla pero al final fallo, siempre termina por faltarle a las personas que ama-. Estamos hartos de tu maldita actitud, Marian está harta de ti, de tus intentos por ser perfecta y dejarla en ridículo.

-Deténganse -nos grita su tío-. Ustedes están muy mal, a ambos se les ha olvidado la razón por la cual estamos aquí y por ella es que tienen que detener está riña de aman... -que bueno que se detiene antes de decir algo de lo que se va a arrepentir- Escúchenme muy bien, los pleitos que tengan me valen madres siempre y cuando no tengan que ver con mi hija, ¿me entienden? Si van a seguir haciéndose dañó no los quiero cerca de Marian.

Él tiene toda la razón, aún tenemos un montón de cosas que gritarnos, vamos a tirarnos a matar pero no hoy, no hasta que Marian este bien, después vamos a arreglar esto, veremos si seguimos peleando todo el tiempo o si de una vez por todas nos perdonamos.

-Familiares de Marian Alcántara -nos llama una enfermera-, ¿quién entrará primero?

-Yo lo haré -le respondo pero antes de poder seguirla la madre de Marian me regresa.

-Es mejor si te acompañamos -no, primero tengo que asegurarme de que ella esté bien, siento que sus padres solo lograrán alterarla más.

-Esto me corresponde a mi -era nuestro hijo, no quiero que nadie mas se acerque, es mi deber y mi derecho estar a solas con ella para darle la noticia-. Yo era el padre de ese bebé, ella es mi prometida, también soy parte de su familia, sólo déjeme hacer esto, sabemos que la va a necesitar pero primero tengo que decírselo.

-Está bien, en cuanto me necesite llámanos -eso haré, son el único apoyo sincero que tiene además de mi-. Se fuerte.

Asiento y después me retiro a cumplir con mi deber, el camino a la habitación es corto, la enfermera me deja en la puerta y después se retira.

Cuando miro dentro siento un escalofrío que me eriza la piel, Marian está recostada sobre su cama, tiene los ojos cerrados pero apenas doy un paso dentro abre los ojos, intenta sonreír pero está cansada, física y espiritualmente, ver a Kate la agotó, ahora vengo yo solo para terminar de romperla; siempre me ha parecido como una muñequita de porcelana frágil y hermosa, es fuerte pero nunca se ha enfrentado al miedo de perder un hijo, a la realidad de perderlo, esto es algo demasiado violento para que salga ilesa, se va astillar o también puede hacerse añicos, sólo espero que si es así sean los pedazos de su alma sean lo bastante grandes para poderla reconstruir.

Voy con ella y se sienta para hacerme espació, me coloco a su lado y la abrazo muy fuerte, ella suspira, siento que la tensión de su cuerpo disminuye, quisiera quedarme así para siempre pero es imposible, no podemos huir de nuestro destino, de la dolorosa y cruel verdad del mismo.

-Jonathan -musita-, ¿qué pasó? Nadie me ha dicho nada, ¿es muy grave lo que tengo? -sin soltarla hago que me mire a la cara, tomo sus manos entre las mías, está muy fría- Dime, tengo derecho a saber que es lo que pasa conmigo.

-Mi amor... tú... sufriste un aborto -se lleva una mano al vientre y después me hace a un lado para levantarse, se desconecta la intravenosa, antes de poder dar si quiera un paso termina en el suelo, mientras que nuestro alrededor las máquinas suenan sin control.

Me arrodillo a su lado y la rodeo con los brazos, la sostengo lo más que puedo antes de que empiece a luchar conmigo, me empuja y su rostro está surcado por un montón de gruesas lágrimas, gimotea, chilla, siento como se desgarra su corazón.

-¡Mate a mi bebé! -grita y es cuando reaccionó, la levanto para dejarla sobre la cama, a los dos segundos entran mis suegros, ellos me quitan de su lado para ver qué sucede.

-No mataste a nadie -le digo cuando logro acercarme a ella-. Fue algo inevitable, nadie podía hacer nada.

-No es cierto, yo lo mate -llora débilmente-. Perdóname, lo siento mucho, soy una estúpida, debes odiarme porque mate a tu hijo, ¿qué haces aquí intentando consolarme?

-Porque te amo -mas lágrimas caen y me quedo mirándola mientras su madre toma fuerzas para ayudarla.

-Marian cálmate mi amor -su madre le aparta el cabello del rostro para que pueda verla mejor-. No pasa nada, todo va a estar bien, eres joven y tendrás la oportunidad de poder tener muchos hijos, piensa en que quizá este no era el momento, no te destruyas por la culpa. Es parte de la vida y nadie pudo haberlo evitado.

-Yo pude -le grita-, yo podía si tan solo hubiese venido al hospital en cuanto me empecé a sentir mal, quizá me hubiera enterado, pude haber buscado ayuda.

-No hijita tú no tuviste nada que ver -le dice sosteniendo sus manos para que se quede quieta, está temblando mucho, tengo miedo de que sufra un ataque de nervios-. La próxima vez estarás más preparada y tendrás más precauciones.

-Quiero ir a casa, por favor llévame lejos de este hospital -con los puños toma el saco de su padre para acercarlo más a ella-, también... sácalo de aquí.

Sus padres la miran sin palabras, solo se quedan estáticos esperando mi reacción, esperando a que Marian les diga que no es lo que quiere.

Es que no puede quererlo, estamos juntos en esto, llevamos cinco años juntos y no puede querer apartarme, no debe, me necesita tanto como yo a ella y esto solo lo hace porque cree que la odio pero no es así, yo jamás podría odiarla, los accidentes pasan, nadie tiene la culpa de eso y aunque fuera culpa suya nunca se lo reprocharía, nunca haría nada para dañarme, para lastimar algo que los dos amamos.

-Marian, no te voy a dejar sola -le digo balbuceando-. Yo soy tu familia, nos vamos a casar. No nos hagas esto, no me lo hagas, solo te tengo a ti.

-¡Vete! -se cubre la cara con las manos- Largo de aquí, desaparece de mi vista. Entiende que ahora no soporto verte.

-Marian yo también estoy sufriendo, todo esto será más llevadero si estamos juntos -intento acercarme más pero su padre me jala por el brazo para llevarme hasta la puerta.

-Jonathan debes darle su espacio -no entiendo cómo es capaz de pedirme eso, yo se lo pedí y mi lo hizo-. Tu presencia ahora solo la está alterando y por su bien te pido por las buenas que te retires, antes de que algo peor ocurra.

-Está bien -susurro, asiente y después cierra la puerta de la habitación en mi cara.

Cierro los ojos, me quedo unos minutos en la puerta esperando que vuelvan a llamarme pero no lo hacen, una enfermera me dice que lo mejor es que vaya a la sala de espera, que cualquier cosa me avisarán de inmediato, no me queda de otra más que retirarme, un escándalo solo va a empeorar las cosas, además de que podrían no dejarme entrar después y yo de aquí no pienso irme sin Marian.

Cuando llegó ahí veo que la peor de mis pesadillas sigue aquí, tan altanera e indiferente como siempre, sólo me ve y hace una mueca de desprecio que le correspondo.

En la mañana cuando la vi parada en mi puerta los años que han pasado se desvanecieron, se hicieron polvo y solo regrese al momento en el que la amaba, al verla quise sonreír pero lamentablemente aún no supero que se haya ido. No supero que dejara a Marian sola y a la deriva. No supero que me odie tanto para que prefiera irse. Podrán pasar mil años y jamás soportaré que me odie.

Justo ahora tengo demasiados sentimientos encontrados, quiero hablar con ella y decirle que todo está atrás, que ya no tiene importancia lo que tuvimos, sin embargo también quiero que desaparezca y está vez para siempre. Me conformaría con hacerle entender que por ahora su presencia solo complica todo y no puedo simplemente sacarla de aquí, pase lo que pase con ella será decisión de Marian, si decide perdonarla es cosa suya.

Ese escenario es el más probable, no cabe duda de que la perdonará, Kate va a lograr que regrese a su lado muy fácil, y es que Marian la ama como a nadie en el mundo y me duele admitirlo pero creo que sí la pone a elegir, evidentemente escogerá a Kate, ahora que la he visto creo que es muy capaz de aprovecharse de ese amor y del dolor que siente para apartarla de mi lado.

¿En qué momento el destino decidió que mi felicidad siempre tiene que estar en sus manos? Desde que somos unos niños ha sido así y ya no lo soporto, ya no quiero que ella siga teniendo el control.

-¿Cómo está? -me pregunta la señora Mariana al verme entrar de nuevo a la sala de espera.

-Destrozada -se levanta para darme un abrazo-. Mi suegro me tuvo que sacar de la habitación, dice que no soporta verme.

-¿Y tú cómo estás? -está vez es Adam quien habla- Jonathan tú también tienes que cuidarte, tampoco la estás pasando nada bien.

-Me encuentro de la misma manera que ella, es tan duro tener que verla llorar y culparse por lo que pasó -de nuevo batallo para contener las lágrimas-. Ella no se merece nada de esto, solo quiero volver a casa con ella y olvidar que todo esto sucedió.

-Nosotros también la vamos a ayudar -me dice Kate-. No puedo mantener más la distancia, me necesita.

-Lo único que queremos de ti es que sigas lejos -no es correcto que le hable de esta manera y menos frente a sus padres pero tiene sus entender que no puede irse y después aparecer como si nada-. No entiendo que es lo que pasa por tu cabeza, lo último que necesita ahora es lidiar contigo.

-Jonathan no pienso permitir que me hables así, estoy intentando ayudar -se lleva las manos al rostro y después de jalar su cabello hacia atrás vuelve a mirarme-. Eso es lo que necesita, ayuda y consuelo, no sentirse abandonada una vez más, yo...

Al fin su padre se levanta, ya era hora de que intentará contener a si hija, esto debió hacerlo desde un inicio, obligarla a sentarse y cerrarle la boca, sus opiniones ahora no me importan, hace años que no ve a su prima, no sabe cómo ha cambiado, puede que en el pasado fuera ella quien todo lo resolvía pero eso ya cambio.

-Kate tú no entiendes lo que es tener un hijo y perderlo, trata de comprender a Jonathan -la toma por los brazos y la obliga a sentarse-. Asume las consecuencias de tus actos, de todo lo que tú indiferencia e inmadurez han provocado, se te da bien juzgar a los demás pero ya es hora de que reflexiones tus actitudes, piensa en todo lo que has perdido, y no olvides que ya pasaron muchos años.

-Javier déjala -le dice su esposa, ella no está pasándola mucho mejor que yo-, este no es el lugar ni el momento para que reprendas a la niña, no cuando sabemos porque es así.

Se dedican una larga mirada de reproche el uno al otro, su hija esta en medio de los dos e intenta entender porque de pronto sus padres se miran así, como si el amor que sienten el uno por el otro se hubiera esfumado, no es la primera vez que pasa, me ha tocado ver a lo largo de los años que sucede, más cuando Kate sale en alguna discusión.

-Señores, por favor -le dice Adam llamando la atención de ambos-. Tengo que decirles algo, es sólo una sugerencia, en este hospital es en donde he hecho algunas prácticas y conozco a un psicólogo muy bueno, creo que sí Marian lo desea podría pedirle que venga, él puede ayudarle con la perdida de su bebé.

-¿Adam lo crees necesario? -le pregunta Kate al mismo tiempo que saca del bolsillo de su saco un paquete de lo que parecen chicles.

-Kate no hagas eso ahora por favor, estamos en un hospital -le arrebata el paquete de las manos, no me gusta la manera en la que Adam le hablo, fue demasiada duro y tampoco entiendo que de malo tiene mascar chicle en un hospital-. Mira esto es un evento traumático, puede caer en una severa depresión y después hacerse daño.

-Entonces tráelo de inmediato -le responde la señora Mariana algo nerviosa- yo lo hablo más tarde con mi hermana.

-Adam primero hay que comentárselo a Marian -agradezco que su tía se preocupe pero ella no lo va a decidir-, por ahora solo necesita recuperar fuerzas.

-Es por su bien -ahí viene Kate de nuevo-. ¿Qué parte de nosotros somos su familia no has podido entender?

-Cálmense los dos -genial ahora Adam también empezará a meterse-. Jonathan vamos a la cafetería para que puedas comer algo, o en cualquier momento te vas a desmayar.

Después de dirigirme una mirada más de desprecio me doy la vuelta y sigo a Adam, espero que sus padres la hagan entrar en razón sin matarse en el intento.

-Dile que se vaya -le pido a Adam una vez que nos sentamos en una de las mesas de la cafetería-, ahora no quiero que Marian la vea, no quiero que se altere más, mis suegros estarán de acuerdo también.

-No lo va a hacer, lo sabes, tú conoces mejor a Kate de lo que yo lo hago -dice sin mirarme a la cara-. Ustedes, tú, Marian y Joanna -creo que debo avisarle a ella también lo que pasó, seguro me ayudara con Kate - la conocen en cada aspecto, yo conozco la versión de la que me enamoré, en estos cinco años nunca me ha demostrado que sea mala.

Me imagino que con él todo son flores y corazones, con él no tiene que portarse mal porque el nunca le ha dañado y a juzgar por lo que he visto es él único que puede ejercer poder sobre ella, por lo tanto es él único al que puedo recurrir en busca de ayuda.

-Nunca dije que lo fuera pero Adam no hace las cosas bien, yo no puedo apartarla de Marian pero tampoco pienso permitir que le haga daño -ya ha hecho el suficiente, la próxima vez quizá alguien termine realmente herido-. Hay que hacer algo antes de que sea demasiado tarde para todos, ¿qué va a pasar si llega a cambiar contigo? ¿Qué harás si un día se levanta y decide que estás mejor sin ella? Eres la única persona con el poder para hacer que ella entre en razón, eres el único que puede sacarla del hoyo de frialdad y egocentrismo en el que se está hundiendo.

Se levanta a pedir algo de comer, se aleja para pensar las cosas, sabe que tengo un poco de razón, que no solo es mi dolor el que había por mi.

En momentos como este es cuando agradezco no estar en su lugar y a pesar de no estarlo me cuesta mucho trabajo ser indiferente, Kate me preocupa, después de todo yo la ame, yo la quiero y eso jamás lo voy a olvidar. Así como tampoco lo harán las personas a nuestro alrededor.

Gracias por seguir leyendo.

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