38.- Cuando yo quiera
Cuidar de una niña de dos años es considerablemente más agotador de lo que imagine. Sin duda no me molesta pero creo que necesito tener más condición física para correr tras de ella como Jonathan.
—Será mejor que te vayas a sentar o puede darte un infarto —me dice cuando la niña pasa corriendo frente a mi—. Vivianne, cielo detente un momento.
Claro que la niña no le hizo ningún caso y continua corriendo por todo el parque, Jonathan la sigue sin perder la sonrisa y por fin, después de lo que parecía una eternidad, aquí está, lo encontré. El Jonathan que tanto se me prometió se encuentra frente a mis ojos, me siento eufórica por poder presenciar a esta maravillosa persona pero no todo es miel sobre hojuelas.
Solo con verlo me embarga una extraña sensación de felicidad y al mismo tiempo miedo. Un terror profundo, estoy yendo derechito a un precipicio y lo peor de todo es que me está gustando, no tengo la maldita fuerza para rechazarlo, cualquiera que nos observé dirá que estamos locos de amor, corriendo tras nuestra hermosa y pequeña hija, cuando no hay nada más alejado de la realidad.
Después de pensarlo un momento más también me da la sensación de que busca controlarme, que la cara que me muestra ahora no es la misma que me mostrará el día de mañana, me da miedo ser su juguete y me da miedo enamorarme tan rápido.
Aunque tal vez no deba preocuparme demasiado. Entre nosotros no hay amor, solo una gran atracción, por suerte no es solo física, nos llevamos bien, los dos nos sentimos cómodos al lado del otro. Eso es lo único que nos va a mantener unidos un buen rato.
Así como el amor no desaparece de un día para otro tampoco aparecerá por arte de magia.
Sí, ambos estamos fingiendo que nos vamos a enamorar en cualquier momento pero lo dudo mucho, para mí no existe el amor a primera vista, si fuera así hace años se hubiera enamorado de mí y no de Kate, cuando ellos dos se reencontraron él me vio primero a mi pero como siempre Kate lo deslumbró más.
Precisamente estábamos en este mismo lugar, en el centro de la primera sección del bosque de Chapultepec se encuentra la fuente del Quijote, cuándo éramos niñas nuestros padres nos traían aquí para leer, después de eso nos dejaban correr a nuestras anchas, dos niñas que apenas levantaban la cabeza de sus escritorios se sentían libres solo por correr en un parque pero para es mucho más que un parque o una fuente.
Este lugar tiene un significado mayor, aquí conocimos a Joanna, aquí las tres juramos que nunca íbamos a dejarnos solas, que pasará lo que pasará siempre estaríamos juntas.
Claro que teníamos diez años, Joanna doce pero igual no sabíamos que la vida era tan dura, que íbamos a enfrentarnos a cosas que nuestro amor quizá no iba ser capaz de soportar. Estoy segura de que las tres aún queremos cumplir, lo deseamos con todo nuestro corazón pero las batallas que enfrentamos son duras y no tan fáciles de librar, lo más difícil para les tres de vencer es el orgullo, esa es la principal causa de nuestra distancia, el maldito orgullo, las tres lo tenemos muy herido y nos sentimos en la necesidad de cuidarlo, aunque constantemente me preguntó si no será mejor que se rompa de una vez, así por lo menos no seguirá entre nosotras como una pared.
No debo sentirme así aquí, es como faltarle el respeto a este lugar, está limpio y no voy a ensuciar con esto, mejor me apuro para alcanzar a Vivianne, es muy fácil perderse aquí y con ella quizá pueda recordar cuando era una niña.
—Vamos Marian siéntate yo me quedo con la niña —me insiste Jonathan—, no estás acostumbrada a correr y menos con esos zapatos.
Anna nos hizo un gran favor al prestarnos ropa pero al parecer a Kate se le olvidó mencionar que no íbamos a salir a ningún lado, me gusta su ropa pero definitivamente una falda de mezclilla y unas sandalias de plataforma no son lo más apropiado para correr detrás de una niña.
También es cierto no tengo ningún tipo de condición física, mi cerebro está bien entrenado pero mi cuerpo deja mucho que desear, solo me mantengo en forma porque me alimento adecuadamente y de vez en cuando también olvidó que debo alimentarme.
—No puedo perder el glamour —respondo tratando de levantar a la niña para que por lo menos se detenga un momento—, además yo no escogí mi atuendo de hoy.
—Anna cree que seguimos de vacaciones —me quita a la niña de los brazos, no quiere ponerme una carga tan grande como esa encima pero no me pesa, lo acepte así y voy a cambiar de opinión—. Aunque no puedo negar que sabe justo lo que te queda de maravilla —me rehusó a dejarle ver qué me he sonrojado, así que lo mejor es fingir que me encanta el pasto.
Cuando siento que mi rostro ya perdió el color de la vergüenza levantó la vista y él solo está parado sonriéndole a su hija.
—Anna siempre tuvo buen gusto, me encantaba salir de compras con ella solita le pongo limón a mi herida—. Kate nos acompañaba, ella también tiene muy buen gusto, es la más prudente y nos detiene cuando queremos comprar cosas demasiado sugerentes.
—¿Cómo vas con eso? —me toma de la mano, me encantaría que nos tomaran una foto, debemos de vernos increíbles— ¿ya no tienes problemas con Anna?
—Nunca… —iba a mentir pero de una o de otra manera se va a enterar, Juan no es el más discreto y Anna seguro no le oculta nada—. Creo que los resolví, el tiempo me ayudó, también fue incómodo con Kate pero ahora que dejé todo atrás puedo volver a la normalidad.
Ya no voy a desconfiar de ella, no tengo porque es evidente que no me va a hacer lo mismo y la primera vez tampoco quería hacerlo, las cosas se dieron, el único culpable ya está lejos de mi y así se va a quedar.
—¿Normalidad? Eso lo dudo de ahora en adelante te dedicaras a dirigir la empresa a mi lado y por si fuera poco tú y yo tenemos que dedicarle tiempo a esto —me hace sentir mal ya que todo el tiempo me está recordando que tenemos que intentarlo—. Nuestra vida ya cambio.
—Pues tendremos que adquirir una rutina —una sonrisita sale de sus labios, no entiendo porque si estoy hablando muy enserio—. Por más risa que te dé así funciono, es la única manera que conozco para vivir. Toda la vida he tenido mi tiempo bien organizado, mis clases por la mañana, en la tarde mis tareas y la lectura, en la noche y los fines de semana puedo hacer lo que quiera, mientras descanse para iniciar el día siguiente sin contratiempos.
—¿Y cómo entro yo en esa agotadora rutina? —supongo que mi plan para olvide que existo se acaba de arruinar con su pregunta— Marian, creo que ya es hora de que te empieces a independizar.
—Llevo años intentándolo —mas adelante veré si él está dispuesto a ayudarme de alguna manera para salir de casa—. Jonathan mis padres son demasiado absorbentes, espero que tú no seas así o las cosas van a salir mal.
—Marian ya te lo dije si quieres que esto funcione necesitamos vernos y conocernos —la niña solo se ríe, por lo menos alguien se está divirtiendo.
—Yo te conozco, no necesito estar sobre ti todo el día —baja a la niña y de nuevo la deja correr—. Las relaciones a distancia también pueden ser exitosas.
—Marian nosotros vivimos a máximo veinte minutos de distancia, además tu solo conoces lo que los demás te dicen —pues si, en la semana solo hablamos de trabajo—. Me da gusto que en su mayoría sean cosas buenas o de otra manera no me hubieras aceptado.
—Como no van a ser cosas buenas si te conozco a través de los ojos de Kate —su semblante de inmediato se vuelve triste y con eso también se encoge mi corazón—, y ella siempre tuvo una maravillosa visión de ti.
—Marian sé que es tu familia pero no quiero hablar de ella a menos que sea estrictamente necesario —lo sé pero ella siempre sale a relucir en cualquier momento—, mientras su sombra este entré nosotros no vamos a llegar a ningún lado.
—Jonathan mientras el mundo gire alrededor del sol su sombra estará sobre nosotros —triste pero cierto—. Creo que hasta ahora me voy dando cuenta de que esto no están buena idea como lo prometiste. Nunca consideramos que mis tíos te tuvieran en un pedestal, tampoco contábamos con que mi mamá se iba a poner histérica.
Tampoco considere que la madre de su hija fuera una perra pero no creo que sea buena idea decírselo y menos con la niña presente. Nunca haré nada que me haga ganarme el odió de esa muñequita.
—No, nunca lo considere pero tampoco es mi culpa —claro que es su culpa, si hace años no se hubiese ganado a mi tío todo sería más fácil ahora—. Sabía que me tenía aprecio pero jamás imaginé que de verdad me tuviera como tú dices en un pedestal. De la manera que sea entre su hija y yo todo acabo. Esta muerto.
—¿Seguro? —ya que decirlo le costó demasiado— Porqué creo que aún estamos a tiempo de acabar con esto, podemos alegar que era una broma ya que de todas maneras creen que estamos jugando.
—Muerto —sentencia— ¡Vivianne ven aquí! —le grita cuando ve que se esta alejando más de la cuenta, no sé quién de las dos se asusto más por su tono de voz, supongo que la niña que no tarda nada en obedecer a su padre— Si es lo que quieres adelante pero déjame decirte que si sigues viviendo como un hámster en su rueda solo por miedo a dejar tu maldita rutina no vas a llegar a ningún sitio. Sé que tienes una gran vida social pero no te llena y eso es lo más triste porque a donde vas alegras la vida de los demás pero la tuya está vacía, piedrita de rio, no disfrutas ni las fiestas, ni la compañía y no lo haces porque no necesitas que las personas que te ven te consideren una deidad, solo quieres que alguien te ame sinceramente, sin hipocresías.
—Jonathan… es… yo… —intento decir algo pero el maldito nudo en mi garganta no me permite hablar.
—Yo también quiero eso, quiero que quien esté a mi lado este porque le nace del corazón, me has dejado muy claro que te he presionado y es cierto, por eso ahora te dejo decidir. ¿Quieres terminar? Adelante. Pero antes de tu respuesta déjame decirte mi último argumento —da un gran suspiro antes de empezar a hablar—. Sabía que eras perfecta para mi porque aquella noche que te bese por primera vez olvide que era lo que entre a hacer, horas más tarde mientras pensaba en lo miserable que era recordé una frase, “Aléjate de las personas que tratan de menospreciar tus ambiciones. Las personas pequeñas hacen esto, mientras los grandes te hacen creer que tú también puedes ser grande”.
—Mark Twain —susurré, cuando reconocí la frase que no solo yo conozco de memoria—. Kate te la dijo.
—Así es, la primera vez que la mencionó creí que me estaba llamando mediocre pero no fue así, después de hablar contigo esa noche todo empezó a cobrar sentido, era una lección y la entendí, por eso me aferro a que tú estés a mi lado porque eres la única que de verdad me ha apoyado, al principio fue por Kate y ahora es porque admiras mi trabajo y eso me halaga —no entiendo porque, yo apenas entiendo lo que estoy haciendo—. Nunca imagine que una chica tan brillante llegará a admirar el trabajo de este pobre idiota.
—Tienes mucha razón, te admiro, pero yo… Tengo miedo y ese es el problema, tengo una maldita obsesión por proteger a mi corazón, solo tengo miedo del dolor —tengo que bajar la voz porque varias personas observando—. Hay una historia sobre mi que no conoces, una que Anna o Juan si es que la sabe te pueden contar, sinceramente yo no puedo. El día que la sepas entenderás mi actitud.
—Yo también tengo miedo —puedo escucharlo en la debilidad de su voz—pero no has respondido, ¿quieres seguir con esto?
Una vez más estoy mirándolo a los ojos, pienso una y otra vez que hizo conmigo para que no me quiera alejar. Jure que la siguiente vez que me diera una oportunidad tendría cuidado y me iría con calma, me daría tiempo.
Solo me he dado un año para sanar y no lo he hecho por completo. Ricardo me pesa demasiado, quien iba a decir que ese imbécil me iba a desarmar de esa manera, años de solo coquetear con uno y con otro para llegará un patán de cara bonita a bajarme el cielo y las estrellas. Aún no me creo como caí tan fácil y no una si no dos veces, quizá sí lo amaba pero una liga tiene un límite para estirarse y si la llegas a estirar de más se romperá.
Anna fue mi punto de quiebre, la primera vez que me engañó lo deje pasar, me engañe diciendo que solo fue un pequeño desliz pero la segunda vez no pude seguir omitiendo la verdad del hombre que amaba.
Verlo besar a mi amiga me destruyó, no les di el gusto de verme llorar pero una vez que salí de esa maldita fiesta me deje caer, llore por varias horas, quería ir con Kate pero ella se encontraba con Anna, me sentí tan sola.
Mi vida se redujo en los siguientes meses en ignorar a Kate y Anna en el colegio, también tuve muchas discusiones para que dejarán de hablar de Anna, llene mi vacío con amigos falsos y romances de unas cuantas horas. Seguí el ejemplo de Kate, me lave la cara y me olvidé de mis sentimientos, el día que todo el colegio se enteró me encargue de sonreír, levantar la cabeza, todos aseguraban que Marian Alcántara nunca había estado tan radiante, tan hermosa, tan fuerte, todos decían que Ricardo estaba retorciéndose de coraje. No he querido averiguar si es así, cada que lo veo dibujo una sonrisa en mi rostro y lo miro como la basura que es.
Entonces un día me encontraba tranquila intentando disfrutar ir de compras sola, bien pude haber ido acompañada de uno de los tantos amigos que me rodeaban pero su compañía me cansaba. Sonreír para ellos me cansaba mucho. Así que mejor sola que mal acompañada y justo cuando pasaba por enfrente de una tienda de juguetes lo vi, lo reconocí porque unos días antes me había dedicado a investigar en que momento había tenido un bebé, algo me decía que debía entrar y despejar mis dudas, pero mi lado racional me detuvo. Desde ahí me causaba intriga y necesitaba saber que había sido de él. Mis recursos eran limitados, Jonathan no tenía muchos amigos a los que les pudiera preguntar y entonces recurrí a la única persona que nunca me niega nada, mi padre.
Pensé mucho como iba a preguntarle, fue muy difícil ya que no quería que pensara que era por Kate, mi plan era simple, me senté a su lado fingiendo que mi libro me interesaba y comencé a hablarle de los negocios, primero le pregunte que como marchaban las cosas a lo que respondió que todo era excelente y que cada uno funcionaba de maravilla, ¿Qué tal van las cosas con Jonathan García? Pregunté, dejo los papeles que tenía en sus manos y me miro muy curioso, nunca me dejó meterme en ese asunto para no afectar las relaciones de trabajo con él por Kate. Al principio se mostró muy reacio al decirme pero al final acepto. Desde ahí no he parado de trabajar, mi padre accedió a que empezara un plan de trabajo para comprar la empresa de Jonathan.
Viéndolo en retrospectiva yo busqué esto, no entiendo porque, solo sabía que tenía que trabajar con él, solo quería llegar hasta él, me engañe diciendo que era por Kate, me sigo engañando, estoy aquí porque quiero.
Seguiré aquí porque quiero.
Y se terminará cuando yo quiera.
—Jonathan —mi voz aún no suena segura—, quiero hacerlo, quiero… —no, aún no puedo decirle te quiero, es demasiado pronto.
—Gracias, de verdad, si me dejas en este momento no se cómo voy a superarlo —me parte el alma que de verdad suene agradecido—. Te juro que ya no te voy a presionar y tampoco voy a intentar nada físico.
Pero yo sí quiero que lo intenté, ya que al igual que el también olvidó que es lo que pasa a mi alrededor cuando lo besó, anoche dormí de maravilla entre sus brazos.
—Que te parece si por el momento solo prometemos que no vamos a tener más peleas —no quiero, pero es totalmente necesario nombrarlas—, ni por Melissa y menos por Kate.
Mis dos fotocopias. La vida si debe odiarme demasiado para hacerlas tan parecidas.
—¿Quiénes son ellas dos? —pregunta sin dejar de mirarme y ya basta de resistirme, sé de sobra cuándo quiero besar a alguien y desde que empecé a pelear con él quiero hacerlo.
Él también conoce mis intenciones y se acerca más a mi, toma mi cintura y me besa lento, con ternura, sube sus manos hasta mi cuello y después se aleja de mí y al abrir mis ojos está sonriéndome, me encanta.
—Papá —reclama Vivianne la atención de su padre jalando su pantalón—, helado.
—Me encantaría seguir en lo que estábamos pero mi hija es igual de absorbente que yo —le tomo la mano a la niña mientras que él me ofrece su brazo—. Por ahora solo demos un simple paseo por el parque, ¿te parece bien?
—Me parece pero yo me llevo a esta muñequita —camino por delante de él con la niña—. No estoy haciendo bromas respecto a la familia.
Lo poco o lo mucho que dure voy a intentarlo, voy a dejar todo para que esto funcione porque quiero que lo haga. Quiero que alguien me ame sinceramente. Quiero amarlo sinceramente. Así que no importa si no podemos simplemente pasear por el parque sin discutir, de igual manera se que nos vamos a reconciliar y vamos a seguir intentando.
Esta liga sin duda es más resistente.
Gracias por seguir leyendo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top