24.- Desvanecer entre sus brazos
Mamá siempre lo ha dicho, mi elección de parejas es desastrosa y está vez creo que me supere a mí misma. De verdad me permití creer que Juan es bueno, como me abrió su corazón anoche fue algo que nunca olvidaré, cada cosa que me conto se oía importante, su madre y como ha sufrido desde la muerte de su padre cuando era un niño, como conoció a Jonathan, su amistad de años, la muerte de su abuela y como no pudo estar con el cuando Kate lo dejo.
Todo eso me hizo creer que era diferente, que por fin había encontrado a alguien con quién empezar a cambiar, a quien aferrarme cuando todo se pusiera mal y me equivoqué, porque ahora estoy en una camioneta sin saber a dónde me va a lleva este loco, me queda el consuelo de que Kate y Marian no descansarán hasta encontrarme.
—No tengo la menor idea de lo que crees que te haya hecho pero te juro que si me dejas ir ahora no habrá problemas —su respiración está agitada pero aun así su agarre sobre el volante es firme, por lo menos en un accidente no voy a morir.
—Primero tenemos que ir a otro lugar —contesta sin quitar los ojos del camino—, no es nada de lo que tú crees, vas a estar bien.
—¡Déjame bajar! —le grito cuando empiezo a entrar en desesperación— Solo para, explícame y después podré decidir si quiero ir.
Con él ni a la esquina de ahora en adelante, como siempre me deje engatusar muy fácil y no me detuve a analizar si era sincero, si cada cosa que me decía era cierta, Kate me lo hubiera podido confirmar pero como anda tan ocupada cuidando que Jonathan y Adam no se maten no quise tampoco distraerla.
—No, Anna yo sé que quieres ir, tan solo deja que muestre algo —suena a súplica—, dame la oportunidad de explicar todo esto. Es por nuestro bien.
—¿Mi bien? ¿me estás secuestrando por mí bien? —a menos que unos asesinos seriales estén tras de mí entenderé que esto es para mí beneficio— ¿De verdad crees que me voy a tragar ese cuento? —bueno me he tragado unos peores.
—Anna no seas tan cruel —tengo que de alguna manera averiguar para que me quiere—. Prometo que te gustará.
—No me prometas nada —le contesto— ¿Por qué Adam le dijo a Kate que me llevará contigo?
—Entre más lo conozco mejor me cae —sonríe ampliamente—. Sí que sabe cómo leer a las mujeres, dijo que tú sabrías que él está detrás de esto —en Adam puedo confiar un poco pero eso ni significa que voy a confiarle mi vida—. Llegamos, Anna voy a quitar los seguros pero promete que no saldrás corriendo —asentí y abrió la puerta.
Bajo y corro lo más rápido que los pies me dan, el camino me es sumamente familiar, en si no nos encontramos muy lejos del hotel, si logro llegar será un milagro.
—¡Anna! ¡Regresa! —grita, viene justo a mí espalda, esto me pasa por no hacer ejercicio— Anna cuidado te vas a… —maldita voz de profeta, me caí en un charco de lodo— ¿Estás bien?
—¿Te parece que estar es estar tirada en un charco de lodo es estar bien? —se arrodilló a mi lado y después me levanto en brazos, debería resistirme pero me puede, me jode no ser capaz de creerlo malo por mucho tiempo.
—Anna no pienso hacerte daño —suena sincero y muy dentro mi tengo la certeza de que es así Adam no haría nada que dañe a Kate y a eso me voy a aferrar—, solo dame un minuto. Por favor y te juro que valdrá la pena, si no llega a ser así aceptaré que no quieras volver a verme o dirigirme la palabra. A diferencia de Jonathan yo sé cuándo retirarme.
—Está bien —tampoco tengo muchas opciones—, solo déjame en el piso, no me duele nada.
—¿Correrás de nuevo? —mi instinto me dice que si pero mi maldito corazón de pollo me lo impide.
—No —respondí simplemente y me bajo lentamente, quedamos cara a cara, podía sentir su aliento en mi rostro, cuan feliz sería poder quedarme un rato más así pero él ya me soltó y me hace señas para que lo siga.
Todo lo que está logrando solo por hacerme pasar la mejor noche de mi vida; y lo que me gustó de él no fue solo su linda cara sino que me encanta la manera en la que habla de su trabajo sin quejarse o el cariño profundo que tiene por Jonathan, gracias a él cambie un poco mi perspectiva, no es que lo considere malo pero Kate a sufrido por su causa y eso no tan fácil se lo perdonó. Sin embargo a Juan soy capaz de perdonarle por muchas cosas, solo necesito estar segura de que es lo que quiere de mí. Si quiere solo divertirse está bien, no me opongo, no es ni el primero, ni será el último en pedirme una relación abierta; tampoco me molestaría que terminara con lo que tenemos, una santa no soy y tal vez ya se enteró de lo que le hice a Marian.
—¿Qué es esto? —le pregunto cuando se detiene, al fin me ubico perfectamente, como lo creía anteriormente estamos a unos cuantos metros del hotel, lo único que hizo fue darme vueltas para despistarme, lo que ha cambiado en este espacio abierto con vista a la grutas, es sus ahora hay una caja enorme de lirios blancos, que son casualmente mis favoritos.
Me doy la vuelta y él está arrodillado, no puedo evitar recordar a Adam frente a Kate, ese día solo yo pude notar que ella estaba fascinada con ese gesto, aunque ella lo dejo de lado por el pánico que siente. Y la entiendo, para mí es un shock, yo esperaba que me mandará al diablo pero es totalmente diferente. Me pedirá que me quede a su lado.
—Anna por favor déjame hablar —dijo cuando yo iba a abrir la boca—. Eres la única chica que no me ha dejado después de la primera cita —sonríe al recordarla, la mejor de mi vida, en dónde ver una película fue suficiente para mantenerme feliz, sinceramente no recuerdo de que se trato la película—, y la primera que no me deja después de acostarse conmigo y aún más, eres la única chica con la que de verdad he hecho el amor. Eres maravillosa en todo el sentido de la palabra y por eso te quiero a mi lado. Quiero que me concedas la oportunidad de mostrarte todo mi cariño, quiero lograr que me quieras de la misma forma en la que yo te quiero a ti y poder llevar ese cariño hasta que se convierta en amor. ¿Quieres ser mi novia? —es tan sencillo decir que si y no hablar de la persona que en realidad soy pero si algo he aprendido de Kate esta semana, es que es mejor decir las cosas desde un inicio.
—Primero déjame contarte un par de cosas —suspiro y me arrodilló frente a él—. Tú solo conoces a la Anna que te mostré desde el primer día, no me has visto en una fiesta o en colegio, sabes de mi lo que yo quiero que sepas, aun así tengo que decirte esto antes de que escuches comentarios mal intencionados pero ciertos —no puedo esperar que alguien me delate y más con Marian aquí, ella no ha hecho nada que me pudiera perjudicar y no lo haría pero es mejor prevenir—. Sabes que las personas cercanas a mí me consideran una persona fácil y lo soy. No pienso negarlo.
—Eso no es para nada es cierto, te adoran —lo hacen, pero no puedo escapar de las personas que no—, tus amigos son incapaces, lo comprobé hoy cuando Kate les contó de Jonathan.
—Juan ellos no son el problema, yo si, o al menos lo era antes de conocerte —que no ha pasado nada de tiempo, las acciones de toda mi vida no se van a desvanecer solo porque en la última semana me he portado bien—. Soy de la opinión de que hay que buscar el amor en todos lados, muchas veces solo encontramos sexo y diversión, hace un tiempo buscando esa diversión yo estuve con alguien que ya tenía novia, y esa novia era Marian.
—¿La prima de Kate? —se encuentra sorprendido— Por eso casi no hablaste con Kate en estas horas.
—Sí, me acosté con su novio —directo al grano, si me va a querer es mejor que sepa todo—. Sabía que él tenía una novia pero no sabía que era Marian y cuando ella llegó a la fiesta nos vio besándonos, ella lo dejó y se alejó de mí. Nunca me ha reprochado nada y eso es lo que más me duele, justo ahora se está pasando de buena al dejarme quedar en su casa. Aún después de todo lo que le hice me protegió.
Alguien debería levantar un momento en su honor, se paso de buena al dejar que Kate se quedará a mi lado y me lo confirmó cuando ella detuvo todas las cosas que estaban diciendo de mi por todo el colegio, una deuda que no tengo la menor idea de cómo saldar, me llevará trabajo mucho trabajo pero ya no pienso separarme de ella, me ganaré su cariño una vez más, por Kate y por mí, la necesito en mi vida.
—¿Te arrepientes? —pregunta mirándome a los ojos.
—Si —de otra manera creo que Kate no sería mi amiga—, tengo que admitir que al principio me dio un poco de miedo, ella y Kate son personas con el potencial de arruinar tu vida si se lo proponen —para prueba está Jonathan—. Pero ella solo siguió adelante y nunca dejó de cuidar a Kate. La admiro y espero algún día perdone.
—Ya lo hizo —respondió—, nadie puede seguir adelante si no olvida y tú no lo has hecho —con su mano acarició mi mejilla—. Tienes que perdonarte primero —esta tan cerca de nuevo que mi cuerpo ya no reacciona de la manera correcta—. Tienes una obligación contigo porque tú eres la persona más importante de tú vida, solo tú puedes demostrar que vales mucho, pero para que los demás lo noten primero tienes que hacerlo tú —ahora lo quiero más que nunca, a él no le importa la persona que fui pero si le importa la persona que quiero ser, que puedo ser a su lado.
—¿Todavía me quieres? —pregunte muy bajito acercándome a sus labios.
—Nunca había querido más a nadie —me beso lento, sin prisas, con ternura.
El tiempo parecía desvanecer entre sus brazos y en el calor de su cuerpo sobre el mío. Así se siente amar y ser amada, el vacío en tu pecho se desvanece con cada beso, con cada caricia. Tu cuerpo se derrite al sentir el toque de la persona que amas; vuelas libremente por el mundo ya que tienes el conocimiento de que no puedes perderte si la otra persona te sostiene. Te lanzas al vacío sin miedo, ya que tienes la certeza de que esa persona está ahí para atraparte cuando caigas. Dejas el miedo de lado y abres tu corazón a posibilidades maravillosas, ya que ahora la valentía que tenías para proteger tu corazón la usas para experimentar, para aventurarte, para arriesgarte, para dar todo y vivir plenamente.
—¿Te encuentras bien? —me pregunta Jonathan sentándose a mi lado, llevamos una hora esperando a que Anna y Juan regresen.
—Si y no gracias a ti —me lastimó la muñeca en su intento de evitar que llamará a la policía.
No me gusta que me toquen, odio que personas que apenas conozco lo hagan y a Jonathan debí ponerle dos cachetadas por atrevido pero en lugar de eso me quedé paralizada y eso no me gusta, no me gusta la sensación que tengo cuando estoy cerca de él, es como si me sofocara, la respiración se me hace lenta y los latidos de mi corazón se aceleran de una manera que ya lleva tiempo preocupándome.
—Perdón, no fue mi intención lastimarte —me habla a mí pero está mirando a Kate que se encuentra recargada en el hombro de Adam—, tenía que asegurarme de que todo saliera bien para Juan.
—Entiendo —se ve muy triste—, pero para la próxima no hagan que sus propuestas parezcan secuestros, no es romántico —hizo una mueca que al parecer es un intento de sonrisa.
Cómo quisiera poder abrazarlo pero eso no es buena idea, de hecho sería muy incómodo pero es lo que probablemente necesita, alguien que reúna los pedazos de su corazón, ¿quién será la valiente que intente quitarle esos pedazos a Kate? Pobre del alma que lo intente, está tan clavada en su corazón que solo Dios podrá sacarla de ahí.
—Jonathan me dame mi teléfono —hablando del rey de Roma— quiero hablar con Anna —Kate extendió su mano y Jonathan le entrego su teléfono y después se levantó para irse—. Ya no recordaba que él lo tenía —comenzó a marcar y se sentó a mi lado.
—Kate —siempre tuvo la mala costumbre de tener el volumen muy alto así que puedo escuchar todo lo que dice Anna—, estoy bien no te preocupes ya vamos en camino.
—¿Qué quería? —pregunta Kate— Adam no me quiso decir para que armó todo este teatro.
—¡Me pidió que fuera su novia! —grita Anna por el teléfono, si que está emocionada— Fue muy hermoso, te cuento en un rato.
—¿Qué te parece? —sonríe animadamente— El amor está en el ambiente al parecer.
—Eso esperó —también sonreí, no quiero que piense que me molesta que Anna sea feliz.
No me molesta en lo más mínimo, aunque prefiero por el momento ignorar la presencia de Anna y me será más fácil ya que Jonathan y yo vamos a estar ocupados, eso es lo único que quiero en este momento, sacar adelante los proyectos que tanto he planificado. No puedo quedarme atrás viendo como Kate toma la delantera.
—Marian —me dice algo molesta— ¿Joanna sabe que estás aquí? Mando un mensaje diciendo que no busquemos muchos problemas ahora que estamos las tres juntas. Y solo se puede referir a nosotras.
—Joanna lo sabe todo —porque las dos se lo decimos y Kate se hubiera enterado si me contestará el teléfono, aunque esta vez tuvo una justificación en la carretera nunca hubo señal y después su teléfono no tuvo batería, le voy a creer—. Le pedí que viniera y se negó, le ofrecí pagar su viaje pero nunca quiere recibir ayuda.
—Lo sé —seguro le ofreció lo mismo, pero si Kate es terca Joanna le gana por mucho—, estoy a punto de cansarme, casi todas las veces que habíamos por teléfono le pido que regrese, la quiero cerca de mi, ustedes son mis hermanas —bueno por lo menos me sigue considerando su hermana, aún tenemos eso—. Me hacen falta.
—Te quiero Kate —eso salió de mi corazón—, mucho y juntas, algún día haremos que Joanna regrese.
Claro que lo hará el día que se sienta totalmente realizada, no por nada mis tíos querían que se quedará con ellos, encontraron a una niña que podía ser parte de nuestra familia, que encaja perfectamente; lamentablemente ella sigue teniendo una madre y aún la prefiere por sobre nosotras.
Gracias por seguir leyendo.
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