Todo va marchando de acuerdo al plan de Kate, salimos a tiempo de la agencia e inclusive gastamos menos dinero, porque por más que le suplique a la secretaria que me diera el presupuesto real, no me lo dio, por supuesto me dijo que no tenía autorizado cambiar el contrato. Pero fuera del hecho de no sentirme cómodo, todos los demás están disfrutando, claro de la única manera en la que saben hacerlo.
En el camino Francis nos hizo el gran favor le invitamos a cenar con una de sus tías que vive cerca del Parque Nacional Insurgente Miguel Hidalgo y Costilla conocido popularmente como La Marquesa, la verdad es que de noche da un poco de miedo pero de día es espectacular, me gusta mucho venir con mis amigos, andamos a caballo, nos lanzamos de la tirolesa, incluso hay gotcha, muchas cosas divertidas; Jonathan acepto esperarnos el tiempo necesario, solo que no quiso cenar con nosotros, dijo que se sentía indispuesto la verdad es que lo siento muy tenso y no me gusta que este así, tampoco me gusta verlo solo en la camioneta mirando al vacío, me siento mal y por eso le pedí algo para llevar, espero que más tarde tenga ánimos de comer, por lo menos el café que le lleve si se lo tomó.
Regresamos a la camioneta después de una muy agradable cena, estoy seguro que será de las cosas que más recuerde cuando mire hacía atrás y bueno las pláticas en la camioneta son muy comunes estamos a una hora más o menos de llegar y ya todo se me quedaron dormidos incluida Kate, parece un angelito, me alegra que se haya quedado dormida porque ha estado muy tensa, me ha prohibido hablar con Jonathan, dice que tiene miedo de que le diga algo a su padre o algo así. Es una paranoica incorregible.
—¿Ya se durmieron todos? —pregunto Jonathan, es la primera vez que habla con alguien que no sea Juan.
—Si —conteste en voz baja para evitar que Kate despierte y me vea hablando con él—, ¿Tú no tienes sueño?
—No, descanse muy bien y para eso viene Juan, si me canso el me releva. Así es más seguro para todos y también más rápido —aunque lo veo un poco difícil ya que Juan está profundamente dormido.
—Gracias por traernos tú mismo, no tenías por qué hacerlo —siento que le debo por lo menos agradecer ya que no acepta—. Pudiste mandar a cualquiera.
—Para mí es un placer y lo hago por Kate —lo dijo con un suspiro que no me gustó nada—. Me refiero a que su padre cree que estará más segura si yo la llevo, pero háblame de ustedes, supongo que ya llevan tiempo juntos y sé ve que la quieres mucho.
—A decir verdad solo llevamos una semana juntos pero la amo con todo mi corazón —Kate tiene un poco de razón, sí esta buscando información y si le dirá a su padre lo mejor es que quede bien claro que la amo—. Dicen que a nuestra edad no sabemos lo que es el amor; yo estoy seguro de lo que siento.
—Querer es poder. Cuando algo se desea no importa nada, mucho menos la edad —sigue suspirando—. En el momento en que ese tipo de amor se encuentra lo único que quieres es estar a su lado sin importar las consecuencias, claro que nadie te asegura que la otra persona también está dispuesta a correr todos los riesgos.
—Lo dices como si te hubiera pasado, pero supongo que no salió bien —tengo tantas ganas de verle la cara para saber si la tristeza de su voz coincide con su rostro.
Desde la primera vez que lo vi me pareció alguien muy fuerte, me parece que me produjo la misma sensación que Kate, me hace creer que todo lo tiene pero siempre ansía más; también hay algo que no puede ocultar por más que intente sonreír, hay enojo, nostalgia y anhelo, en su mirada, en su voz, en su manera de dirigirse a nosotros. Es como si todo el tiempo le clavaran una aguja y es por eso que ninguna de sus sonrisas son sinceras.
—No salió bien, como dije ella no estaba dispuesta a correr todos los riesgos —se detuvo un momento y creí que dejaría de contestar—. El miedo la detuvo, la sigue deteniendo y ahora que la tengo de vuelta, no tengo la menor idea de cómo hacer que sea valiente, que no sé de por vencida —y como me lo temía, tiene el corazón hecho pedacitos.
—El miedo es así, debes entender qué tal vez los riesgos son más grandes que las ganancias —espero no sonar como un chismoso pero ya me tiene muy intrigado—. Podría ayudarte si me dices cuáles son los riesgos.
—Ni yo mismo lo sé, tengo la hipótesis de… Mira hace años cuando todo acabo, ella dijo que quería algo diferente, se fue y yo estuve mucho tiempo trabajando en esto —supongo que se refiere a la agencia—. Quiero que ella vea que mi sueño no es inútil; iba muy bien pero una noche, salí a intentar divertirme y la tentación me gano, estuve con otra persona. Ahora tengo una hija —yo no lo consideró un riesgo, pero ahora la puedo entender a ella, un bebé es cosa seria y más cuando no es tuyo, no precisamente tiene que asumir la responsabilidad de ser la madre de la niña pero si tendrá que aceptarle y convivir con ella.
—Creo que si ella te ama al final va a regresar —no puedo decirle que su hija complica las cosas, más cuando no conozco la manera de pensar de la chica—. Por el momento tú no te des por vencido, lucha, muestra interés, eso siempre funciona.
—Eso estoy aquí por eso —me da miedo preguntar si es alguien que conozco—. Decidí darle un respiro de mi, una oportunidad de considerar todas sus posibilidades.
—Haces bien, pero también debes considerar las tuyas —hay que ser justos no solo estaba en ella la decisión, él también tiene que hacer elecciones para su bien—. Lucha por ella y si al final es para ti no tendrás que insistir ella vendrá a ti —nada de malo tendrá contarle nuestra historia, de todas maneras se va a enterar—. Kate al principio no me aceptó, me dijo que no, frente a todos ellos y al día siguiente ella vino a mí y me beso, fue algo muy simple, no hubo necesidad de palabras o súplicas, ella solo vino a mí. Cuando hay amor, aunque sea una pizca de él, se puede ablandar hasta al corazón más necio.
—Ella no es así —se escucha bastante confundido—. Es muy raro, normalmente controla muy bien sus impulsos. Ella siempre controla todo lo que pasa.
—¿Cómo? —yo también me siento confundido, se supone no se conocen tanto pero él parece saber más de lo que admite.
Esto está muy raro y voy a averiguar qué es lo que está pasando, yo sé que aún le falta confianza para hablarme más de las cosas que pasan en su vida, no quisiera pero tendré que averiguar el porque de las miradas de rencor que se dedican, de una o de otra manera debe acabar enterando de lo que quiera que pase entre estos dos.
—Bueno, la conozco poco, pero ella no haría eso, ella es más… —no supo cómo decirlo.
—Difícil, orgullosa, créeme lo sé —la conozco y el también aunque lo niegue, no sé si me ha estado mintiendo y si es así ya se le empieza a caer el teatrito—. Un año entero estuve buscando la oportunidad de hablar con ella y cuando lo hice me rechazo, me dijo que no podía y al día siguiente se veía más decidida, me dijo que después de hablar con un amigo cambio de opinión, si lo tuviera enfrente lo llenaría de besos.
—Él también debe estar feliz por ustedes —lo dijo con algo de ironía— ¿Te puedo hacer una pregunta?
—Claro después de todas la que yo he hecho —dando y dando—, todo tiene que ser recíproco.
—¿Qué harías si alguien intentará quitártela? —la pregunta más extraña y más difícil de contestar que me han hecho en la vida.
—Dejar que ella decida; no puedo obligarla a estar conmigo. Me rompería el corazón que se fuera pero prefiero eso, no me sirve de nada que este a mi lado por lastima, pero si me escoge a mí y esa persona no la deja, soy capaz de todo —al parecer hable un poco fuerte, Kate se empezó a mover en mis brazos—. ¿A qué viene esa pregunta?
—Yo no sé que hacer, es muy difícil solo esperar que ella tome una decisión —aclara la garganta—. Quedarme sentado a esperar me está matando, mientras que la otra persona puede tocarla, hacerla reír, yo solo le he provocado lágrimas y no eso lo que quiero. Sé que él otro no tiene nada en contra mía pero en ocasiones me da la sensación de que intenta quitarme la vida, todo lo que soy y mis años de trabajo. He llegado a pensar que nada valió la pena.
—Ha valido la pena, porque sigues intentando y si ella ya ama a otra persona significa que no te amo lo suficiente, o que te ama demasiado y sabe que no serás feliz a su lado.
—Ella dijo eso —esta riendo o eso me pareció escuchar—. Me dejo para que yo continuará con mis sueños pero esos sueños no valen nada si ella no está junto a mí. Yo los hubiera dejado, cualquier cosa por ella —lo dijo tan seguro que nadie se atrevería a dudar de él—. El precio que tenga que pagar valdrá la pena.
—¿Pero entonces después qué? Cuando el tiempo pasará y te empezarás a dar cuenta de que tal vez el precio no valió la pena —no quiero hacer menos a la chica pero simplemente puede que no sea lo que más le conviene—, porque uno si cumplió sus sueños y el otro no, al final eso también los habría separado.
—Tienes razón. Quizá no valga la pena —aumentó un poco la velocidad, provocando que algunos de despertarán—. En unos minutos vamos a parar para que puedan ir al baño —y con eso entendí que era hora de dejar de hablar.
Se detuvo, ya sin decir una palabra y después de despertar todos bajaron al baño, yo no tenía ganas de salir pero Kate prácticamente me arrastró fuera de la camioneta.
—¿Seguro que no quieres ir al baño? —me preguntó cuándo salió y la verdad es que los baños de carretera no me dan mucha confianza— Todavía nos falta aproximadamente una hora.
—No, no tengo ganas —me acerque a abrazarla—, lo que tengo es sueño, para eso me quería quedar en la camioneta.
—¿Por qué no has dormido? —se acercó más a mí, tiene un sutil olor a rosas y fresas, su perfume habitual.
—Estaba platicando con Jonathan, es un buen tipo —sentí como su cuerpo se tensó—. Muy interesante —muy atormentado también.
—¿De qué tanto hablaron? —me lo pregunta inquieta— ¿Qué de interesante tiene?
—Del amor, ¿tú la conoces? ¿no? —ella se apartó bruscamente de mí.
—¿A quién? —levantó la cara— Hay muchas personas que tenemos en común, dame más detalles —otra a la que poco a poco se le van viniendo para abajo las mentiras.
—A la chica que tanto ama y que creo le rompió el corazón —miró al piso—. Pensé que tal vez tú supieras más de ese tema, podrías ayudarlo. Creo que está sufriendo mucho.
—La conozco bien pero el quizá no —sigue sin mirarme a la cara y aún así puedo notar la irá en su tono de voz—. Adam ellos querían cosas diferentes y para no seguir dándole ilusiones ella se fue, ahora es muy feliz y Jonathan no ha podido resignarse a que ella ya ama a otra persona.
—Para no conocerse tanto, saben muchas cosas el uno del otro —la primera vez que lo vi se trataron como perfectos desconocidos.
—Nuestros padres son amigos, no soy una chismosa —dijo molesta—. Mi padre le aprecia y por su fuera poco mi tío es uno de los inversionistas de la agencia, es por eso que sabe y sé más cosas de las que quisiera.
—Tranquila —le acaricié una mejilla—, no lo dije para que molestaras, pero entonces también sabes de su hija —levantó la cara y está visiblemente sorprendida—. ¿Es por eso que no quiere regresar con él?
—También te contó de ella, ¿se volvieron confidentes o mejores amigos? —se cruzó de brazos y se alejó unos pasos.
—Solo estuvimos platicando un rato y tú deberías hacer lo mismo —ella de inmediato empezó a negar con la cabeza—, se nota que sabes lo que sentía ella, díselo. Tal vez así entre en razón.
—Es que ella ya se lo dijo —se detuvo un segundo, suena muy alterada—. No lo quiere, no como antes y no es por la niña; el tiempo que estuvieron separados daño las cosas, lo que los unía no es fuerte, nunca lo fue. En su mejor momento eran muy unidos, creyeron que era para siempre y entonces Jonathan hizo algo que… —trago saliva y cerró los ojos— de cualquier manera esa relación ya no tiene salvación y cuánto antes Jonathan lo entienda, más rápido podrá salir adelante.
—En ese caso será mejor que no lo hables con él, no lo ayudarás en nada —asiente y comienza a caminar hacia la camioneta—. Kate —la alcance y la tome del brazo obligándola a mirarme—. No quiero pelear por esto. Solo quería ayudar a Jonathan de alguna manera, pero si me traerá problemas, mejor no lo vuelvo a hacer.
—No fue una pelea —se soltó—, tu querías la historia completa pero yo no pienso contarla hoy, quizá nunca —tomo mi cara entre sus manos que están un poco frías—. Lo que te he dicho es la verdad, un día comprenderás porque tengo la certeza de todo lo que digo.
—Ese es el problema, siempre dices que tendré la certeza un día y sinceramente no lo veo cercano —cerró los ojos y me dio un beso en los labios y solo se quedó así unos segundos.
—Romeo, ya es hora —me gritó Raúl al parecer solo nos esperaban para poder entrar a la camioneta.
—Dame un segundo —le di otro beso a Kate y todos empezaron a aplaudir—, te quiero y confío en ti —ella sonrió y me miró con esos hermosos ojos que ahora están muy brillantes.
—Yo también —me volvió a besar y después alguien nos lanzó una piedra para que nos diéramos prisa.
El resto del camino fue agradable, por lo menos para mí, dormí solo unas dos horas, abrí los ojos y lo que vi me sorprendió tanto que preferí guardar silencio, Kate se encuentra mirando a Jonathan y en sus ojos hay un profundo dolor, no quiero hacerme suposiciones y llenarme de celos injustificados pero esa mirada no es de simple lastima, ahí hay más.
Mucho más.
Prefiero ver en sus ojos el resentimiento a ese dolor que me hace arder el pecho, que me está quemando y no puedo moverme, no quiero alertar a Kate, no quiero empezar aquí una pelea que puede provocar un accidente del cual probablemente no salgamos vivos, hasta el día en el que Kate confíe en mí me guardaré esto, aunque si sigo notando este tipo de miradas no me quedara otra más que enfrentarlo.
Mi viaje y mi oportunidad de alejarme de Jonathan se fueron a la basura. Adam sabe su historia y lo compadece, espero no sea tan curioso y no siga preguntando o no encontraré la manera de ocultar la verdad por mucho tiempo. Cada día me siento más débil, cada que lo veo me encuentro queriendo abrazarlo y al mismo tiempo quiero golpear su cara hasta que me sangren las manos.
Jonathan tiene el maldito poder de destruirme y solo bastará con decirle a Adam que soy la persona que tanto lo lastimo, que hasta la fecha lo sigue y seguirá haciendo si no se da por vencido. Las reglas del juego las pone él, yo estoy por completo atada de manos; hemos mentido tanto y esas mentiras no solo nos involucran a nosotros sino también a nuestros padres y a mis amigas. Ellas no dirán nada pero tampoco puedo dejar que no disfruten el viaje por guardar mi secreto.
Lo único que aún me ancla a la tierra es Adam siempre toma mi mano cuando estoy a punto de correr. Una parte de mí se aferra a él y es más grande que la sigue a Jonathan. Es mi soporte y también se está dejando influenciar por él. Tener a Jonathan cerca de mí es como darle a un alcohólico una botella de vodka, si Adam me suelta entonces todo acabo para nosotros.
—Kate… Kate… —balbuceó Jonathan, que se encuentra dormido en el asiento del copiloto, mi corazón se detuvo al imaginar que alguien lo pudo haber escuchado, al mirar hacia atrás mis amigos se encuentran igual que él, en un sueño profundo, al final solo Juan y yo lo escuchamos, su amigo desvía su vista del camino solo un momento para asegurarse de que no está teniendo una pesadilla, aunque lo más seguro es que sí.
Durante el trayecto restante no vuelve a decir nada, solo tiene la respiración algo acelerada. Creí que yo era la única que susurraba su nombre en sueños, Marian dice que lo hacía a menudo los primeros meses, cuando ella se quedaba cada fin de semana a dormir conmigo —hace casi un año que no lo hace—, espero ya no hacerlo.
Hay una fragilidad tan grande en el rostro de Jonathan que me hace querer acunarlo entre mis brazos, pero ya están ocupados; Adam está en ellos, me alegra que a diferencia de Jonathan se vea tranquilo, lleno de paz.
Espero siempre poder lejos de mis problemas, es lo menos que puedo hacer para compensarlo por mentirle.
Gracias por seguir leyendo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top