13.- Alguien que solo trajo dolor
El día del bendito viaje llegó y yo estoy más nervioso que de costumbre, mi mamá por supuesto no se creyó que el viaje era para unos inversionistas y se molestó aún más cuando le dije que papá se quedaría a cargo de la agencia y para que estuviera más cómodo y cerca le ofrecí quedarse en la casa, por supuesto que de inmediato me reprochó mis estrategias para juntarlos, me dijo que nunca van a funcionar y para cortar mis ilusiones de inmediato se comunicó con mi tía y ella también tomará unas vacaciones. Debo admitir que quería que por lo menos se pudieran ver a la cara.
Son indispensables en mi vida y papá pues es quien me ayuda con las finanzas en la empresa, yo tengo un setenta porciento de las acciones, papá y mamá un quince por ciento cada uno, este logro es de todos nosotros y se merecen la remuneración justa, cada sacrificio que hicieron por mi está valiendo la pena, me levanto todos los días muy temprano para que mi madre no tenga que preocuparse jamás por el dinero, para que mi hija crezca con todo lo que sea que quiera y para que un día la mujer que quiero se de cuenta de que tengo mucho que ofrecerle.
En la agencia ya me dijeron que está todo más que listo, pero Juan tampoco ha dado señal de vida desde que le dije yo mismo los llevaría y todo empeoró cuando Melissa apareció en mi puerta lista para llevarse a la niña.
—Lo siento se me hizo tarde, tenía que ir por unas cosas para el cuarto de la niña, quiero que esté cómoda —la hice pasar y a diferencia de mí parece que se acaba de ganar la lotería.
—No importa todavía voy a esperar a mi papá —al mencionar a mi padre ella se sorprendió mucho, seguro mamá ya le contó con santo y seña lo que pasó entre ellos. Por lo menos ella sabe.
—Ahora entiendo porque tu madre no se podía quedar con Vivianne —en efecto ella sabe más de la relación de mis padres que yo—. Pero mejor cuéntame, ¿quién es ese cliente tan importante para que lo lleves tú? —no esperaba que se pusiera a hacer preguntas pero es mejor contarle lo mismo que a mamá, que sus versiones coincidan y no se pongan a investigar más.
—Son unos amigos que quieren invertir y es mejor que todo salga bien —unos amigos sí como no, yo no tengo amigos.
—Te irás una semana, ¿no crees que es mucho tiempo? —eso me pasa por no decir la verdad, mis mentiras no me van llevar muy lejos, una vez que los lleve la bomba ni tardará en explotar.
—Es muy importante, además solo es de ida y vuelta, no será tanto trabajo y Juan va conmigo —si es que se aparece.
—Ya está lista esta princesita —dijo mamá saliendo con Vivianne de su cuarto.
—Melissa cuídala y si pasa algo llámame de inmediato y yo vendré enseguida. No importa la hora y no importa lo que sea —la tomé en mis brazos y la abracé un poco fuerte, es la primera vez que me separo de ella por tanto tiempo y eso no me gusta. Pero solo tengo una oportunidad y la tengo que usar toda. Es mi último acto de egoísmo.
—Sí yo la cuido, no te alarmes no le pasará nada —Melissa me la quito de los brazos y se alejó hasta la puerta—. Aunque lo dudes soy capaz de cuidarla.
—Bueno es hora de irnos —le dijo mi mamá a Melissa.
—¿Irnos? —pregunté a mi madre que ya tiene sus maletas y las de Vivianne en sus manos.
—Melissa me va a llevar hasta el aeropuerto ya que tú no me quieres decir a dónde vas, yo no tengo que decirte los detalles de mi viaje tampoco —soltó las maletas y me dio un rápido abrazo—. Solo cuídate mucho y no hagas alguna estupidez, piensa en tu hija.
Por supuesto que lo hago, no dejaré de pensar en ella y tengo que mantener la mente fría, tengo que confiar en Melissa por más que me cueste, por más que me duela Vivianne no me pertenece, Melissa también tiene derechos y tengo que hacerlos valer.
Cinco minutos después de que las vi alejarse papá ya está cruzando la puerta de la casa, se ve igual que siempre, sonriente, no importa lo difícil de la situación él no pierde la sonrisa, cuánto daría por ser un poco como él. Si fuera así tal vez Kate se hubiera quedado, si fuera como su padre tal vez otro son bailaríamos pero no, sólo soy yo y es algo que no puedo cambiar, no puedo imitarlos, no hay manera de que yo algún día pueda ser como esos grandes hombres.
—Gracias por ayudarme con la agencia —le doy un abrazo una vez que deja su maleta en la sala—. Solo tienes que mantener a todos en orden y ya. Janelle se encargará de los horarios de entrada y salida pero ya sabes que siempre hay que corregir y no creo que haya ningún inconveniente con los proveedores pero nunca está de más que alguien esté al pendiente, por favor también si puedes échale un ojo a Melissa, cualquier cosa urgente yo vendré de inmediato.
Vamos a Hidalgo, según me comenta Juan ya tienen todo el viaje planeado y no está lejos a máximo cuatro horas no será un viaje largo pero si cansado, ya sus quieren que pare en un restaurante que está en la carretera y eso definitivamente nos va a detener un buen rato.
—Jonathan todo estará bien con la niña y respecto a la agencia, ¿se te olvida que yo te ayude con toda la logística? Tú eras apenas un niño cuándo todo inició por un caprichito y me alegro que saliera bien y que todo prospere, por eso no entiendo para que necesitas más inversionistas, no te basta con Eduardo Alcántara —claro que me basta, se me olvida que ambos se mueven en el mismo círculo social y que a él nunca he podido mentirle—. No me digas que algo salió mal con él.
—Para nada, todo está bien —trato de sostener la ilusión, aunque ya todos me descubrieron— ¿Has escuchado algo?
—No pero a mis oídos llegó casualmente el nombre de su sobrina. Kate Bustamante, la misma chiquilla que te dejo hace años —claro que él tampoco la olvida, siempre la ha visto muy raro, como buscando algo—. Por tu cara sé que Juan hizo bien en llamarme.
—Sí ya hablaste con él supongo que ya te tiene al tanto de todo —asiente— ¿Te llamó para que me hagas arrepentirme?
—Él más que tu amigo es tu hermano y te ama como tal; Jonathan él no quiere que vayas, sabe perfectamente que vas a salir lastimado —se sentó y me hizo señas para que hiciera lo mismo—. Recuerda que Eduardo es su tío y tiene influencia sobre ti, si algo sale mal todo se irá por el caño y tus años de trabajo no valdrán para nada.
—La empresa ya se puede mantener sin su tío. Papá solo me estoy arriesgando yo, nada pondrá en peligro el patrimonio de mi hija. La amo papá, ¿puedes intentar entender eso? —abrió los ojos por la sorpresa, es la primera vez que admito frente a él mis sentimientos por Kate— Es lo último que hago y si no funciona la voy a dejar en paz, tú lo hiciste con mamá.
—Eso es distinto tu madre y yo nunca tuvimos nada demasiado fuerte, solo tú y cuando creciste no había nada más que hacer —estoy seguro que si pero son demasiado orgullosos para admitirlo—. Decidimos separarnos por el bien de ambos, tú quieres separarla de alguien que ama, ¿Por qué insistes tanto en quedarte ahí? Ya te he dicho que te mantengas alejado de esa familia pero te empeñas en quedarte ahí. Esa chica te está convirtiendo en algo que no eres, te escuchas igual que un psicópata. Piensa en tu hija —aclaro la voz—. Si pudieras considerar a Melissa…
—No, no, no y mil veces no —ya estoy harto de que intenten meterme a Melissa por los ojos—. Ni en mis sueños, en los tuyos o de mi madre lo voy a considerar porque no la amo, si deje que se quedará con la niña es porque Vivianne la necesita y yo no la puedo apartar de su madre pero ya es hora de que se hagan a la idea de que yo no quiero para nada a Melissa.
—Está bien pero cuando regreses y no sea con ella —habla como si estuviera muy seguro de que eso pasara—, tienes que prometerme que no la volverás a buscar. Ella me recuerda a alguien que solo trajo dolor, mucho dolor, tanto que prefieren ocultar lo que pasó con ella para no afrontar las consecuencias.
—¿De quién hablas? —negó con la cabeza sin mirarme en ningún momento— Papá no tengo la menor idea de a quién te refieras pero Kate no es así; si prometer que la dejaré en paz hará que me dejes ir te lo juro después de esto se acabó —de nuevo me dio un abrazo y me paso la pequeña maleta que había preparado.
Salgo de mi casa con un poco de angustia, papá y sus misterios acerca de la familia Kate me deja inquieto, sabe cosas y no me las quiere decir y dudo que Kate las sepa o de otra manera me hubiera contado el porque de la actitud de papá, ella también siente que hay algo raro, me lo dijo varias veces. Sólo porque es mi padre sé que no la ve como mujer, podría ser su hija y mi papá no es ese tipo de hombre, así que esa opción queda completamente descartada.
Llegó a la agencia aún con una angustia en el corazón y con los nervios a flor de piel, lo que pase aquí definirá mi futuro, el de Kate e inclusive el del niño bonito, todos aquí nos jugamos más de una cosa y Juan no aparece para ayudarme, él es mi hermano y estoy seguro de que me ayudará a calmarme y me ayudará en lo que necesito mientras estemos ahí.
—Ya era hora —le digo cuando está frente a mi.
—Lo siento estaba empacando mi traje de baño —le pedí que no trajera su uniforme porque yo no tengo uno y no quiero que por alguna razón comiencen a sospechar que yo no soy un chófer pero parece que ya está disfrutando de sus vacaciones, solo trae unos shorts y una camisa de floreada, se le perdió el sol— Entonces, ¿les vas a decir porque el jefe los va a llevar?
—Vamos a decir que mi papá es el jefe, es muy simple, creo que es mejor que crean que soy un junior —aunque lo que en realidad voy a necesitar es un bozal para que no me delate por accidente.
—Jonathan puedo hacer el viaje solo, por favor no vengas, no le arruines esto o ella si te va a odiar —al igual que mi padre suena bastante seguro—. Según sé, él ha estado enamorado de ella desde hace un tiempo y… —se detuvo un momento para respirar quizá ya le saco más información a Anna— ella también lo ama, solo que no lo acepto hasta que hablo contigo, creyó que ya habían acabado las cosas entre ustedes y por eso inicio una relación con él.
—Un día, veinticuatro malditas horas y ella hubiera sido mía, tengo una suerte de la chinga… —en ese momento un montón de chicos estaban entrando por la puerta y al final Kate abrazando a ese idiota. Anna saludo a Juan y luego se acercó a mí mirándome con rencor.
—Así que tú eres Jonathan —me miró de arriba abajo como si fuera una cucaracha que tuviera que aplastar—. No te ves tan malo pero las apariencias engañan.
—No sé que esperas que te responda a eso y no puedo evitar ser yo, aunque me preocupa cómo está llegando la información acerca de mi —si me mira así es porque algo malo ha escuchado.
—Al contrario, Kate no se atreve a decir algo malo de ti y si ella no lo hace menos Juan —bueno ya es algo— pero tus acciones dejan mucho que desear. Solo me queda desearte suerte porque cuando Kate se entere de que planeas venir te va a querer matar.
—¿Tu ya sabes que voy a ir? —maldito Juan ya me delato con medio mundo— Juan de camino te paras en una veterinaria que te voy a poner un bozal. También estoy considerando seriamente dejarte aquí a cuidar la agencia, mi papá estará encantado.
—Jonathan lo siento pero le prometí que nunca le mentiría —dijo agachando la cabeza, Anna ésta maravillada con sus palabras y yo solo quiero reventarle algo en la cabeza, pero alguien me interrumpió como siempre.
—Buenas noches, busco al señor Jonathan García —es Adam con Kate tomada de la mano, como me da rabia que él si pueda tocarla.
—Yo soy Jonathan García —me acerco ofreciéndole mi mano para saludarlo.
—¿Pero creí que era el dueño…? —dijo confundido— No entiendo bien que es lo que pasa.
—No te preocupes soy su hijo, nos llamamos igual yo te atendí ese día por teléfono y también te di la tarjeta —le sonreí a Kate que está furiosa, ya empezó a sacar sus propias conclusiones. Piensa mal y acertarás.
—Es cierto —dijo con su maldita sonrisa perfecta—, ¿en dónde puedo pagar?
—Quiere acompañarme señor Salvatierra —le suelta la mano a Kate y camina hasta donde me encuentro—. Juan por favor lleva a los demás al vehículo y acomoda su equipaje, cuidado con tu comportamiento también.
—Por supuesto Jonathan, señoritas ¿vienen? —Anna lo siguió de inmediato y Kate detrás de ellos.
—Señor Salvatierra por aquí —lo guío por el pasillo, quiero evitar verlo y hablar con él pero siempre tiene algo que decir.
—Señor García, no entiendo, si usted es el hijo del jefe ¿por qué también es chófer? Por cómo me habló el día que llamé, se ve que conoce la parte administrativa del negocio debería ser gerente —inocente pobre amigo.
—Dígame Jonathan —ni mis empleados me llaman señor—, me siento viejo cuando me dicen señor y ya hago muchas cosas, solo soy chófer para ocasiones especiales como está.
—Está bien yo también odió los formalismos, Jonathan. Entonces si conoces desde hace mucho a Kate, ¿por qué le dices señorita? —la conozco mejor que nadie y no me sirve de nada decirlo— No es necesario que la llames así, me dijo que Juan también la llama señorita a cada segundo e inclusive también a Anna, no es necesario.
—Políticas de la empresa, necesarias para el buen comportamiento y en cuanto a Kate la conozco pero no somos amigos —nunca amigos—, la he visto en algunas ocasiones y no hemos tenido la oportunidad de hablar mucho, la amistad de nuestros padres no trasciende a nosotros pero espero que eso cambie —llegamos a mi oficina en donde se encuentra mi secretaria, la cual tiene prohibido decir que yo soy el jefe—. Puede pagar con la señora, lo espero en unos minutos para irnos.
Para Kate será muy fácil seguirme la corriente, mentiras casi no he dicho, nuestros padres si son amigos, ambos son economistas y a ambos les tengo demasiado respeto, el papá de Kate me tiene en buena estima, e inclusive puedo decir que me quiere y mucho, a ver cómo supera eso este niño bonito.
—Gracias, Jonathan ninguno de nosotros somos señores y van más como nuestros amigos, no como nuestros empleados —es inexplicablemente una buena persona y no sé si eso es bueno o malo para mis intereses—. Un momento, ¿esta es la cuenta?
—¿Hay algo malo? —si es así tendremos un problema, uno muy grande.
—Es muy poco, no me quiero aprovechar de la amistad que tienen con Kate —la verdad el precio es en efecto demasiado bajo, solo se contempló el gasto del combustible y el sueldo de Juan—. Quiero que dejen de lado a Kate y me cobren lo que es justo. Es su trabajo y no lo pueden regatear.
—No te preocupes, es un regalo de mi padre para ustedes —puede que él necesite dinero para cuando Kate lo dejé, así podría ahogarse en alcohol o en cualquier cosa que le guste—. Te espero en la camioneta por favor confía en mí y créeme cuando te digo que es lo justo —no sé quién está más confundido si mi secretaria o Adam pero ella solo se mantiene callada, me alegra saber que en ella si puedo confiar.
Salí de la oficina para revisar por última vez la camioneta y apenas doy un paso afuera Kate me arrastra hacía una esquina, quizá quiera insultarme o quizá soltarme un golpe si le doy algún motivo, lo bueno que es Kate por más enojada que este recuerda sus modales, para mí buena suerte no es una salvaje si lo fuera yo ya estaría noqueado en el piso.
—¿Qué haces aquí? —me pregunto casi en un susurro para que nadie más la escuché.
—Soy su chófer, ustedes me contrataron —le sonrió para provocarla, si estalla la bomba aquí mucho mejor me ahorro literalmente el viaje— ¿Recuerdas que le di una tarjeta a tu niño bonito?
—Deja de llamarlo así, Jonathan sabes que vas para arruinar nuestro viaje —me acerque con mucho cuidado a ella lo suficiente para ponerla nerviosa—. Deja de mentir por lo menos, ¿cómo que eres hijo del jefe? Tu papá no se llama así.
—No creo que puedas contradecir esa versión de la historia frente a todos —levante un poco la voz para que se molestará un poco—. No quieres armar un espectáculo, no es tu estilo.
—Jonathan te suplico, por tu hija que no vengas —no me gusta que meta a mí niña en esto, pero como dije no quiero un espectáculo—. Al único que vas a torturar es a ti.
—Te equivocas es para ambos —se alejó de mi cuando vio que Adam estaba saliendo de la oficina—. Di la verdad y el viaje se convertirá en un infierno para todos, con su permiso señorita Bustamante.
Me alejo, por ahora me quedaré callado y ya veré la mejor manera de traerla de nuevo a mi, no dejaré que se me escape una segunda vez.
Gracias por seguir leyendo.
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