12.- No salió el arcoiris

El viernes llega más pronto de lo que esperaba, en unas horas estaré lejos de todos mis problemas. Por las clases no tuve que preocuparme, tal y como había asegurado Adam, todo salió de maravilla cada examen lo aprobé con una calificación excelente por eso al salir solo me despido de él y voy con mis amigas a un día de compras, vamos todas juntas en el transporte que pidió Anna y casualmente es Juan, eso no me extraña, por cómo van las cosas estoy segura que él nos llevará al viaje. Jonathan querrá tenerme vigilada y quién mejor que Juan, que inclusive se va a divertir haciéndolo.

—Señorita Kate, que gusto verla de nuevo —ese fue su categórico saludo mientras nos abría la puerta, las demás entran y yo me quedo un momento más para ver si hay alguna novedad de su adorado jefe. 

—Ya lo había hablado contigo, solo dime Kate —es muy extraño que me diga señorita, me hace querer verlo como un señor de cincuenta años.

—Mientras me encuentre en horas de trabajo le tengo que decir así, me lo manda mi jefe —su jefe debería ser más flexible. No está en el alma de Juan la seriedad y por lo tanto no se le debería exigir. 

—Pero él no está aquí, así que solo dime Kate —no es conveniente preguntar directamente por Jonathan ya que dentro de la camioneta se encuentran tres viboritas a las cuales les encantaría tener este tipo de información en mi contra—. ¿Cómo van las cosas con Anna?

—Tan bien como se puede con ella —y por la carita que tiene es completamente sincero.

—Si estaban hablando de mí, espero que sean cosas buenas —dice mi mejor amiga acercándose para darle un beso. 

Como era de esperarse ella se acomodó en el asiento del copiloto y a mí me espera un largo camino, tengo que intentar convivir con las amigas de Adam, así como él lo hace con mis amigos. Nunca las he soportado es un gran sacrificio para mí pero Adam lo vale.

—¿Así que cómo vas con Adam? —pregunto Alicia sonriendo.

—Muy bien, nos llevamos perfecto —no sé qué esperan que les cuente si solo llevábamos tres días de relación—, lo quiero mucho.

—Suenas muy convincente —dijo Danny—. Por eso todos te creen, ¿no te han dicho que deberías ser actriz?

—Danny no empieces una pelea —le pide Anna desde el asiento del copiloto—. No está diciendo ninguna mentira, es más que obvio que no has visto a Adam en los últimos tres días parece que flota a donde quiera que va y Kate sonríe más seguido.

—No tienes de que preocuparte Danny —intente ser cordial e incluso le sonreí pero ella no quita la cara de mierda que tiene, se vería mucho más bonita de no tener esa cara de desagrado todo el tiempo—. Entiendo que para ti suene ridículo pero yo lo quiero, no tienes que desconfiar de mí.

—Señoritas está todo bien o prefieren que… —Juan comenzó a hablar pero Anna le puso la mano en la boca.

—El plan sigue en pie —le respondió Anna—. Danny deja a Kate tranquila, ahora todas vamos a comprar cosas para vernos espectaculares y ni una palabra más de esto.

Ella es muy convincente porque todas hicieron lo que ella dijo y cuándo llegamos entraron sin decir una palabra más acerca del tema, todas pedían opiniones acerca de qué color se veía mejor y cuantos cambios de ropa debían llevar; Anna aprovecho que las demás estaban ocupadas y me llevo a una parte de lencería demasiado atrevida para mí gusto, me sugirió que comprara algo para el momento en el que Adam y yo tuviéramos intimidad, saco un montón de lencería transparente esperando que yo aceptará llevarme todo lo que ella ponía frente a mis ojos, solo me lleve uno de los conjuntos de los que ella me escogió y yo elegí uno un poco menos provocador. Claro que ella no perdió tiempo y escogió algunos modelitos para Juan.

Mi amiga y sus enamoramientos en ocasiones me preocupa, nunca acaban bien, ella sigue adelante se enamora una y otra vez, bueno la verdad es que lo creo que se haya enamorado alguna vez realmente, no como yo. En ocasiones creo que hace bien porque hasta ahora mi amor por Jonathan solo me trae angustias y muchas lágrimas, aunque no todo es fatalidad. Las cosas con Adam son mucho más sencillas, con el no siento esa necesidad de competir por saber quién de los dos es mejor; esa es la verdadera razón por la cual me es muy fácil estar con el, no existe competencia de ningún tipo, me facilita las cosas no saber qué es lo que en realidad quiere de su vida, al no saber nada no puedo buscarle algún pero.

Más adelante y una vez que todo se calme, cuando por fin este segura de que Jonathan dejara de figurar en nuestra vida le contaré la historia de mi vida, le hablaré de mi familia y de Joanna, le daré las por las cuales soy como soy. 

Seguimos comprando y después de unas cuatro horas ya tenemos más cosas de las que seguro vamos a necesitar pero sé que nos veremos espectaculares. Al salir Juan ya está esperándonos con otro chófer, así que los dos grupos de amigas nos iremos por separado.

—Gracias, eres muy inteligente —dijo Anna dándole un beso.

—Últimamente me lo han dicho mucho, así que yo las llevaré a casa por supuesto y mi compañero llevara a las demás sin costó adicional —después de sonreírme llevo a Danny y a las demás al otro auto, a ellas tampoco les molesto la idea. Supongo que en ese asunto Jonathan tiene mucho que ver, le estoy agradecida pero no me siento muy cómoda aceptando cosas de él.

—Eres muy amable cariño, ahora llevemos a las chicas a su casa y después vamos a tu apartamento, te quiero mostrar lo que compre.

—Dejemos los detalles para otra ocasión —les sugerí y está vez el camino si fue divertido, aunque yo evite hablar, no quiero que juan tenga información para darle a Jonathan.

Llegué a casa y tenía un mensaje de Adam, creí que me llamaría por teléfono y eso me tiene intranquila, en la mañana me pidió que en el momento que ya no estuviera segura de mi cariño por él lo dejara y eso me puso en alerta, entre en pánico al pensar que ya sabía lo de Jonathan, pero después solo me beso y me pidió perdón por ser tan raro y estúpido a lo cual no supe cómo responder.

Hola amor, ¿ya estás en casa?
Llámame cuando puedas.
Con amor, Adam.

No perdí tiempo y en cuanto cerré la puerta de mi habitación lo llamé. 

—Hola Adam, ¿estás bien? ¿necesitas algo? —dije mientras sacó de las bolsas todo lo que compre para empezar a organizar la maleta.

—Tranquila, solo quería saber cómo te había ido de compras —no puedo decirle que cada día odió más a Danny.

—De maravilla encontré todo lo que quería y estoy segura de que te va gustar lo que compre —voy a provocarlo un poquito para saber hasta dónde podemos llegar—. Lástima que no estás aquí para que digas que se me ve mejor.

—No vuelvas a hablar de trajes de baño porque juro que salgo de inmediato para tu casa y no respondo de mis actos —definitivamente vamos a llegar lejos.

—Tienes razón, no se vería bien que conozcas a mis padres cuando intentes meterte por la ventana de mi habitación —esta riendo muy fuerte—. Es bueno que también que te advierta que mis vecinas son muy chismosas. Imagina como estará de manchado mi nombre cuando te vean trepando por uno de los árboles.

—Entonces es mejor que entre por la puerta principal para evitar que tú nombre se manche. Me quedaré con las ganas de mirarte pero estoy seguro de que te verás hermosa, te pongas lo que te pongas —quería reír, pero eso arruinará la atmósfera que estoy creando—, yo también compré unas cuantas cosas que te gustarán.

—¿Cuándo? —no es que quiera seguir cada paso que da pero no me dijo nada y en ese caso yo pude haberlo acompañado.

—En la mañana no tuve tiempo de platicarte que ayer fui de compras con tus amigos —eso si me alegra, mis amigos son todos para mí y que se lleven bien me evitará tener más problemas como los que tengo con Danny, lo intento pero ella jamás me ha caído bien y no empezará a caerme mejor ahora que estoy con Adam, lo quiero pero no me puede imponer a nadie—. Quiero verme deslumbrante para ti.

—Bueno cariño, tú ya eres deslumbrante. Eres mi sol —un pequeño halago no le hará daño.

Estuve hablando con por veinte minutos, mi relación es actualmente lo que se espera de un amor de preparatoria un poco tarde pero viviré la experiencia de enamorarme como una típica adolescente, ya que cuando probé enamorarme como una adulta fallé terriblemente.

Entregué todo de principio, le dejé creer que era muy fácil, seguí mis instintos y me equivoqué, con Adam pretendía ir más despacio pero me terminó mordiendo la lengua ya que lo primero que empaque en la maleta es la lencería para el momento que estamos juntos, está vez quiero ir preparada, está vez el momento no me tomara por sorpresa, está vez ya no me podrá arrebatar el corazón.

Tres años antes.

—No vamos a llegar al cine jamás y cuando pare de llover mi papá me va a querer en casa —no porque Jonathan sea el favorito de mi padre lo dejara hacer lo que se le de la gana conmigo.

Los días pasan y me ha llevado por toda la ciudad, museos, teatros, parques, ya vimos tres películas —e íbamos por la cuarta—, yo le he leído, le he mostrado mi corazón y nada, me dice que me quiere pero no se anima a dar el siguiente paso; hoy que pensé que al fin me diría lo que estaba esperando el clima se puso en mi contra.

La lluvia es tan intensa que prefirió desviarse a su casa para evitar tener un accidente pero solo del auto a la entrada de su casa termine por completo empapada, mi vestido nuevo arruinado y las horas que pase frente al espejo no sirvieron para nada. 

—Veremos una película aquí —dijo saliendo de una habitación con una toalla, me hundí tanto en mi miseria que no había notado que está igual de mojado—. Lo que importa es que estamos juntos, ¿qué película quieres ver?

—La que sea, me da igual —intente secarme el cabello pero la toalla es demasiado pequeña— ¿Y tú mamá en dónde está?

—No tengo idea, pero como veo las cosas ella tampoco se va arriesgar a venir, le da miedo tener un accidente y como puedes ver me pego ese miedo —bueno ya es un avance que por lo menos en nuestra “cita” no estará su madre—. Tú vestido está muy mojado, sino te lo quitas pronto te vas a resfriar, ven algo debe tener mi madre que te sirva —y así termine sentada en la cama de su madre mientras él revisaba su clóset.

—Esto te servirá es un pijama —me dio un camisón de seda blanco que apenas llegará a la rodilla, supongo que él no tomo en cuenta eso—. Te dejo para que te cambies si necesitas algo más estoy en la habitación de al lado —solo pasaron un par de minutos cuándo entró a la habitación, apenas me había quitado el vestido. Nunca fue mi intención que me viera medio desnuda antes de que fuera algo mío pero las cosas nunca suceden como yo quiero.

—Jonathan sé que es tu casa pero se acostumbra tocar la puerta —se queda paralizado en la puerta y sus mejillas se colorean con un violento tono carmesí—. Para ser un caballero te faltan algunos modales básicos. 

—Lo siento quería saber si ya habías terminado —entro y tomo el vestido que estaba sobre el tocador—. Llevaré a lavar esto entre más rápido se seque mejor —salió de la habitación a toda prisa y es hora de seguirlo. Si él no está dispuesto a dar el primer paso yo si.

—Jonathan —se encuentra en su habitación y también está en el proceso de quitarse la ropa—, solo quería asegurarme de que no vas a arruinar mi vestido.

—Kate no te preocupes, te aseguro que puedo poner a lavar la ropa sin dañarla —se quedó quieto y solamente dirige su mirada al suelo—. Lo que si me preocupa es que vayas a terminar resfriada, ¿por qué no te has puesto la ropa? —me acerque e hice que levantará la cara para que me mirará, baje una mano por su brazo, al sentir mi toque en su brazo se tenso y trago saliva, aproveché para besar su cuello un suspiro salió de sus labios y retrocedió dos pasos— Por favor no hagas eso, para o no podré… —no terminó está bastante nervioso.

—¿No podrás qué Jonathan? —me acerqué de nuevo rodeando su cuello con mis brazos, beso si mejilla y el me levanto la cara tomándome por la barbilla para besarme, lento, suave y con mucha ternura.

—Eres perfecta, pero… —me miró de pies a cabeza y después solo miró mis ojos— no quiero que te arrepientas de… —le puse la mano en la boca.

—Quiero esto Jonathan, lo quiero como te quiero a ti —de nuevo cubrió sus labios con los míos, su piel está muy caliente a pesar del frío que hace afuera—. Jon… —dije, pero las demás palabras se perdieron entre los besos que cada vez son más hambrientos, su lengua recorre toda mi boca y sus manos que ya adquirieron confianza me acarician la parte baja de la cintura y momento a otro me levanta y mientras que enredo mis piernas a sus caderas se sienta sobre la cama y a mi sobre él, puedo notar la erección que aún está dentro de su pantalón. Separa su rostro del mío para mirarme.

—Está es tu última oportunidad… —dice con la voz ronca.

—Esta es mi oportunidad —desabroché mi sostén y lo dejo caer mientras él baja su boca por mi cuello presionando suavemente sus labios contra mí clavícula y lentamente acaricia mi espalda. 

La temperatura de su cuerpo me proporciona el calor que necesito para no morirme de frío, poco a poco subió sus manos hacia mi pecho y acarició uno. Por un momento creí que solo iba a mirarme, pero no llevo su boca a mí pecho desnudo y comenzó a besarme, pequeños gemidos salían de mi boca, mientras que él estaba totalmente concentrado en besarme, es la primera vez que me tocan de esta manera, con nadie más me hubiera atrevido a esto y ya no hay marcha atrás.

De nuevo me levanta y está vez me recuesta en la cama, termina de quitarse la ropa y si él quedó deslumbrado conmigo yo quedé el doble de conmocionada que él, apenas noto que se inclina sobre mí para quitarme la última pieza de ropa que me queda.

—Quiero, necesito que seas mía —una parte de mi dice que no tengo un dueño, me pertenezco y eso no va a cambiar solo por lo que estamos haciendo, sin embargo dejaré que interprete mi silencio, que por una vez sea él quien lleve el control. 

—Te necesito —le susurré al oído y después lo bese, con sus manos separo mis piernas y se metió entre ellas, con mucho cuidado y muy despacio se introdujo dentro de mí, sentí un poco de dolor la primera vez pero a cada segundo el dolor era reemplazado por un inmenso placer que se apoderó de mí.

Cada beso y cada caricia son completamente desesperados, buscando llegar por primera vez al clímax, Jonathan sabe lo que hace y eso me facilita bastante las cosas.

—Te amo —susurra en mi odió— Kate, te amo más que a nada en este mundo.

—Yo también —dije entre gemidos, me aferró con mis uñas a su espalda mientras que el besa mi cuello, muerde y chupa dejándome con ganas de más se levanta para colocarme sobre él dejándome el trabajo a mí, me agarró de la cabecera de su cama y como puedo sigo con lo que estamos. Supongo que lo hago bien porque nuestros jadeos llenan la habitación y eso solo hace que la temperatura en el ambiente suba cada vez más.

Cuando llegamos al cielo veo las estrellas y todo el universo en sus ojos que me miran como si fuera la cosa más bella que ha existido, me recuesto en su pecho y aún con la respiración acelerada me dice que me ama una vez más.  

Actualmente

«Kate, te amo más que a nada en este mundo.»

Escucho sus palabras como si estuviera detrás de mi, me hace estremecer y darme la vuelta para comprobar que no está. Que sigo sola con mis recuerdos. 

Ese día el tiempo se desvaneció a su lado. Solo éramos él y yo en aquella pequeña habitación, dos adolescentes declarándose su amor, entregándose, perdiéndose el uno en el otro, sin saber que sería la primera y la última vez que serían completamente felices juntos.

Por unos instantes si fui suya. En ese momento creí que le pertenecería para toda la vida. No sabía que el viaje de regreso sería el último viaje en auto normal, sin discusiones, sin peleas, sin gritos de súplica. No imaginaba que nuestros últimos momentos de felicidad fueron en la puerta de mi casa, donde se podría decir que estábamos en una nube de algodón flotando por encima del mundo. En donde los problemas no existían y en donde nuestro último beso fue tan rápido ya que creímos que habría más el día de mañana. En donde una tormenta termino y no salió el arcoíris. En donde no sabíamos que sería el último momento feliz antes que nuestras vidas comenzarán a desmoronarse

Las cosas cambian y ya no soy esa niña que deseaba experimentar, me convertí fue en alguien que si quiere algo lo toma y aún así no quiero tomar a Adam y deformarlo a mi antojo, así como es me parece perfecto, hecho a la medida y desde que lo conozco los recuerdos no me abruman hasta provocarme lágrimas, o me dejan de mal humor. Esta vez es diferente, ya no hay nostalgia, ahora solo existe una profunda necesidad de reemplazar esos recuerdos y el único que lo hará será Adam, nadie más que él.

El viaje definitivamente llega en el mejor momento, en solo unas horas y estaré lejos de él. Por más que me duela Jonathan y yo tenemos que poner distancia.

Gracias por seguir leyendo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top