Una vida juntos

Cuando estoy contigo, cualquier rincón de la tierra es el cielo. Tú eres quien me ha librado de todas mis inseguridades, tú eres la persona que se encargó de ayudarme a salir adelante.

Realmente no sé qué haría sin ti. Ya no me importa nada, no me importa lo que digan de mí o lo que intenten hacerme, nunca te dejaré ir.

Nunca más.

Porque tú... eres el chico del que me enamoré profundamente.

-Itsuki Nakano.

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Estar junto a la persona que amas... es algo que no tiene comparación. Es donde te sientes seguro, donde sabes que no importa lo que pase, la sonrisa de tonto no desaparecerá de tu cara el resto del día, es simplemente un sentimiento indescriptible.

Y eso era lo que Itsuki y Fuutarou sentían en ese momento. No les importaba nada de lo que había pasado, no les importaba nada de lo que estaba a su alrededor, solo le importaba uno al otro.

-Uesugi-kun... yo también te amo.- dijo ella mientras una gran sonrisa se formaba en su bello rostro.

Las chicas por supuesto, estaban histéricas, su último plan había fallado, ellas estaban seguras de que Fuutarou iba a fallar e Itsuki al sentirse más inútil por no relucir, entonces terminaría de romper la estabilidad emocional que la chica tenía.

Sin embargo, para Fuutarou solo existía Itsuki en ese momento.

-Yo... quiero que vengas conmigo.- dijo el chico.

-¿Eh-eh?- dijo la pelirroja sorprendida.

-¿Aceptas?- preguntó.

Ella sonrió, pues entendió a qué se refería, le estaba pidiendo que fuera con él... a su hogar.

-No dejaré que estés junto a ellas más tiempo, solo te lastimarán.- dijo el chico, ganándose así miradas molestas de parte de las Nakano.

-No puedes llevarte a Itsuki así, papá no dejará que eso pase.- dijo Ichika con tono nervioso, pues aunque intentó sonar firme, no pudo.

-Pues que venga a dar la maldita cara. Desde que conozco a Itsuki él ni se ha aparecido, eso demuestra lo mucho que le importa su hija.- dijo el chico mientras miraba fijamente a la pelirrosa.

-A papá nunca le importó cómo estaba yo... ¿en serio crees que se preocuparía por eso? Al contrario, al igual que ustedes, se va a alegrar al ver que ya no le molestaré.- dijo ella con un tono triste, pues aunque la hubieran dañado, seguían siendo su familia.

-¿Nos vas a abandonar entonces?- dijo Yotsuba.

-En serio... que descaro el que hayas dicho eso... en serio...- dijo el peliazul de manera molesta.

-No es así... saben que siempre quise arreglar las cosas con ustedes, pero sus actitudes solo me hicieron... abandonar el nido antes de tiempo. Realmente hubiera deseado que todas fueramos buenas hermanas... pero en eso quedó, en un deseo. Un efímero deseo. Yo... acepto ir contigo, Taro-kun- dijo ella con una ligera sonrisa.

-Ve por tus cosas Itsuki, te esperaré aquí.- dijo Fuutarou mientras miraba fijamente a las hermanas.

Ella asintió y rápidamente se metió en su cuarto para poder ordenar y tomar lo más importante.

-Bien, espero que aunque sea tengan algo de dignidad y cumplan su parte del trato.- dijo Fuutarou.

-¿En serio piensas que...?- dijo Nino, pero Miku le tapó la boca.

-Entendido, cumpliremos nuestra parte del trato.- dijo Miku con serenidad

-No confío en ustedes y nunca lo haré. Realmente no sé quién fue la que lo intentó... hacerme eso aquella noche... pero no me importa, finalmente puedo dejar eso detrás.- dijo el chico mientras soltaba un gran suspiro.

-Eres un...- intentó decir Yotsuba, pero la interrumpió Itsuki.

-¡Lista!- dijo con alegría.

-Bien... ¿estás segura de esto?- preguntó, pues si bien le parecía algo apresurado pedirle algo como eso, sabía que dejarla a merced de sus hermanas no terminaría bien, más ahora que ella por fin podría estar feliz.

-Una parte de mi corazón está triste, pues dejo este lugar. Sé bien que tal vez no fueron los mejores recuerdos los que se formaron aquí, pero aún así, lo voy a echar mucho de menos. Pero... estoy lista, estoy segura de que esta es la decisión correcta.- dijo Itsuki mientras sonreía.

-Itsuki...- dijo el chico.

El peliazul se volteó rápidamente hacia el resto de las Nakano y con un aura tenebrosa habló:

-Escuchen bien porque va a ser una advertencia de una sola maldita vez. Si alguna de ustedes se vuelve a acercar a Itsuki y le hace daño, tengan por seguro que encontraré la manera de hacer sus vidas miserables. Ella sufrió años estando con ustedes, no dejaré que vuelva a pasar por eso.- dijo el peliazul.

-¿Nos vas a dejar por él?- dijo Nino, que estaba muy molesta.

-A decir verdad... eso es algo que no tengo que pensar Nino. Si tú... hubieras sido diferente, creo que me lo hubiera pensado, pero... si soy sincera, con Taro-kun me siento feliz... segura... por eso elijo ir con él, porque sé que estaré bien.- dijo ella.

-Itsuki, vamos.- dijo el chico mientras miraba de manera molesta a Nino.

Ambos chicos se retiraron rápidamente del lugar, dejando atrás un aura bastante pesada.

-¿Te atreves... a amenazarnos? Verás lo que pasa cuando alguien hace eso...- dijo mientras sacaba su celular.

Y realmente ya habían usado su última carta, su último movimiento se había puesto sobre la mesa y habían perdido.

Lo que estaban por hacer ya no era parte de sus planes, radicaba más allá de la última carta, era un acto de cobardía y desesperación pura.

La pelirrosa abrió la aplicación de contactos y buscó hasta encontrar a quien buscaba.

-Necesito que vengas, lamento llamarte así, pero es urgente, es sobre Itsuki. Necesitamos que la traigas de vuelta, papá.- dijo la chica.

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Fuutarou e Itsuki caminaban en silencio, pues realmente se sentían muy nerviosos por todo lo que había pasado.

El silencio era realmente incómodo, pues aunque Fuutarou tratara de decir o hacer algo, sus nervios estaban muy elevados y no se le ocurría nada.

-Taro-kun... puedo volver a llamarte así, ¿verdad?- preguntó la pelirroja tímidamente, sacando al chico de sus pensamientos.

-¿Eh? Ah sí, claro. Llámame como gustes, Itsuki.- dijo el chico.

-Oye... Taro-kun... es-espera...- dijo mientras dejaba de avanzar, provocando confusión en el chico.

-¿Pasa algo?- preguntó el peliazul.

-Es solo que... gracias. Por... cumplir tu promesa y no darte por vencido conmigo. Yo... siento mucho todo lo que causé hace años... esto...-

-No tienes que agradecerme nada, mucho menos pedirme perdón. Sé que lo hiciste... para protegerme, y yo hice todo eso... porque te amo.- dijo el chico mientras sentía cómo su rostro hervía.

-Yo... yo-yo....- intentó decir, pero las palabras no le salían.

-Eres linda cuando te pones nerviosa, ¿lo sabías?- dijo mientras colocaba su mano en la cabeza de la chica.

Esto solo causó que el ya sonrojado rostro de Itsuki comenzara a calentarse incluso más.

Y no terminó ahí, pues el peliazul luego tomó su mano. El corazón de la chica latía a mil por hora, su rostro estaba rojo y sentía que iba a estallar de felicidad en cualquier momento.

-Va-vamos... se hace tarde.- dijo el chico mientras evitaba el contacto visual con la chica, pues estaba igual o más nervioso y sonrojado que ella.

Así en silencio nuevamente, pero tomados de la mano, siguieron caminando hasta llegar al apartamento de Fuutarou. El chico estaba nervioso, pues estaba a punto de pasar a vivir con una chica...
Ambos entraron al apartamento e Itsuki miraba nostálgica el lugar, pues había pasado muchísimo tiempo desde la última vez que estuvo alli.

-Sé... sé que tal vez no se compara a cómo era tu hogar allá... pero...- dijo con nervios el chico, pues había malinterpretado la mirada nostálgica de la chica por una de mal augurio.

-Taro-kun... mientras esté contigo, no me importa nada más.- dijo mientras se le tiraba encima y abrazaba al chico.

Esto provocó que la libreta que el chico siempre llevaba consigo se cayera de su chaqueta. La libreta cayó de tal modo que se abrió, dejando a la vista una foto... una que Itsuki reconoció al instante.

Porque... la chica de esa foto era ella.

-Taro-kun...-

En ese instante los ojos de la pelirroja se llenaron de lágrimas, pues se sentía muy feliz por eso. El chico que la había inspirado cuando era más pequeña estaba frente a ella y ahora por fin podía decirle lo que sentía, porque había cumplido su promesa.

-Es bueno volver a verte, Itsuki.- dijo el chico, haciendo alusión a la foto.

-Taro-kun... Taro-kun... yo... yo sabía... mi corazón sabía que eras tú.- dijo mientras derramaba muchas lágrimas, lágrimas de felicidad.

-He cambiado un poco, por eso no me reconociste.- dijo el chico mientras ponía su mano en la cabeza de Itsuki.

-Sí... pero hay algo que cambió sobre todo. Me alegra que hayas cumplido tu promesa.- dijo la chica.

-Y es por eso... que ahora siento libertad de poder hacer esto.-

Sin más advertencias, el peliazul cortó distancia con la chica y la besó. Un beso que contenía todos esos recuerdos y que también se convertía en un sello. Un sello que indicaba que la promesa había sido cumplida.

-Te amo, Itsuki. Y no me cansaré de decírtelo.- dijo mientras sonreía.

-Y yo a ti... también te amo.- dijo ella mientras sonreía.

-Ara-ara, así que conseguiste novia y no me dijiste nada.- dijo Raiha, quien había presenciado la escena del beso.

-Es-esto... ¿hola?- dijo el peliazul nervioso.

-Eres un...- dijo mientras se acercaba y le jalaba la oreja.

-¡Du-duele! Auch, súeltame Raiha.- dijo el chico con dificultad.

En eso, Raiha volteó a ver a Itsuki mientras aún sostenía la oreja de Fuutarou.

-Antes de cualquier cosa, me gustaría hablar contigo. Y tranquilízate, no es nada malo.- dijo mientras sonreía, pero esa sonrisa desapareció cuando volteó a ver a su hermano. -Y tú, onii-chan, tienes muchísimas cosas que explicarme. No creas que te vas a salvar de esto.- dijo mientras sonreía de manera macabra.

-Si-si...- dijo el chico con temor.

-¿Puedes hablar ahora? Te prometo que solo te robaré unos minutos a lo mucho.- dijo la peliazul mientras miraba a Itsuki.

-Claro...- dijo algo confundida, pues no estaba segura de qué estaba pasando en ese momento.

La peliazul dejó de tomar la oreja de Fuutarou y salió de su hogar. Itsuki vio de reojo a Fuutarou y este solo le asintió, así que ella siguió a Raiha.

Al salir, Itsuki cerró la puerta tras de sí y vio que Raiha estaba apoyada sobre un barandal que estaba ahí.

-El color que se forma en el cielo cuando el atardecer termina es hermoso, ¿no es así?- dijo mientras miraba hacia arriba.

-Realmente... sí lo es.- dijo Itsuki mientras miraba hacia arriba también.

-Quiero... quiero darte las gracias, Itsuki Nakano. Realmente te agradezco mucho por haber elegido a mi hermano. Él es un chico que aunque parece sociable, es bastante desconfiado, es un chico al cual no le importaba nada en el ámbito sentimental, incluso unas veces llegué a pensar que era un robot.- dijo mientras reía ligeramente.

-¿Eh? Pero... yo...- dijo, pero Raiha la interrumpió.

-Incluso hiciste lo que yo no pude, le diste esperanza en medio de la oscuridad. Tú eres quien lo hace feliz... así que por favor...- dijo mientras bajaba su cabeza.

-¿Qué-qué estás haciendo?- preguntó Itsuki con nervios.

-Por favor... cuídalo mucho, hazlo feliz... y por sobre todo, sé feliz también.- dijo la peliazul con el rostro abajo.

-Yo... nunca fui la mejor opción para él, nunca fui la chica más bonita ni la más inteligente... y a pesar de todo él me eligió... No tienes que pedirme todo eso, Raiha-chan... yo pensaba hacer eso desde el principio. Él es quien me hace feliz, mi objetivo es hacerlo feliz también.- dijo mientras sonreía.

La peliazul menor levantó la cabeza, se acercó a la pelirroja y la abrazó. Esto sorprendió a Itsuki, sin embargo, ella le devolvió el abrazo. Sabía que la chica solo estaba protegiendo a su hermano mayor.

Tras eso, Raiha entró e Itsuki se quedó viendo el cielo, para todo ese rato ya había oscurecido, si bien aún no se miraban las estrellas y la luna, el sol ya había desaparecido.

-Mamá... me pregunto qué piensas de todo esto..., espero que no estés decepcionada de mí por haber elegido esto... pero ya me cansé. Puede que suene egoísta... o tal vez no, pero dejaré de intentar arreglar todo con mis hermanas. Buscaré mi propia felicidad... al lado del chico que amo.- dijo mientras sonreía.

-Ella no está decepcionada de ti. Estoy seguro de que ella estaría orgullosa de ver la mujer en la que te convertiste.- dijo Fuutarou, quien había llegado donde estaba la chica. -Ten, aunque sea en la espalda ponte esto, te puedes resfriar.- dijo mientras le ponía un suéter.

-Gracias...- dijo mientras se colocaba el suéter. -¿Cómo puedes estar seguro de eso?- preguntó ella.

-Es... una simple corazonada. Estoy seguro de que ella solo desea que seas feliz. Diste tu primer paso para alcanzar tu sueño y no dudo de que vayas a cumplirlo. Eres una chica bondadosa, a pesar de todo lo que ha pasado, tienes un corazón hermoso y puro. Nunca dejaste que nada te cambiara, a pesar de todo el dolor por el que pasaste.- dijo el chico mientras abrazaba a la chica por detrás.

-Mamá...- dijo mientras miraba el cielo.

Pero luego de eso se volteó y le dio un beso al chico, quien se quedó estático, pues no se esperaba eso.

-¿Y eso por qué fue?- preguntó el chico al separarse de la pelirroja.

-Si no quieres, ya no te doy otro.- dijo la pelirroja con un puchero.

-Nunca dije que no quisiera otro. Es solo... que realmente me sorprendiste.- dijo mientras reía ligeramente.

-Tonto...- dijo ella.

-¿Hasta ahorita te das cuenta de eso? Parece que la tonta es otra.- dijo el chico.

-Eres un...- dijo, pero no pudo terminar puesto que el chico le dio un beso en la frente.

-Eres linda cuando te molestas, pero eres más linda cuando te sonrojas. Ven... vamos adentro, hace mucho frío.- dijo el chico mientras se separaba de ella.

La pelirroja, que estaba igual de roja que un tomate, sonrió y dijo:

-¿En serio hace frío?-

Luego de eso, ambos entraron a la casa. Raiha estaba en la cocina preparando la cena, mientras que Fuutarou dirigió a Itsuki al lugar donde iba a estar durmiendo.

-Sé... que no es mucho, pero... intentaré que eso cambie. Puede que ahora porque soy un chico que acaba de graduarse no me creas... pero, prometo que me esforzaré.- dijo el chico.

-No tienes que preocuparte por eso... yo también me esforzaré para ayudarte. Como dije antes, mientras esté contigo... todo estará bien.- dijo ella mientras le sonreía.

La pareja luego de eso se dirigió a la cocina. Los chicos ayudaron a Raiha a terminar de preparar todo y luego de eso todos se sentaron a comer.

La cena pasó con normalidad, Raiha e Itsuki se estaban conociendo más y esto alegraba a Fuutarou, pues era bueno que su hermana y su... amiga/casi novia/ lo que sea, se lleven bien.

La pesadilla de Itsuki estaba a punto de terminar, solo quedaba un último obstáculo, uno que surgió del odio y desesperación de la familia Nakano.

Era un duelo en el que no existirían los golpes, ni siquiera las amenazas, iba a ser un duelo de palabras, una última confrontación.

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Al día siguiente Fuutarou abrió los ojos solo para darse cuenta que su brazo pesaba, esto se debe a que Itsuki estaba sobre su brazo. El pobre chico sentía que se le había caído el brazo por el peso de la chica, pero a pesar de eso, no hizo nada para despertarla. Ese día tenía trabajo hasta en la tarde, así que no había prisa.

-¿En qué momento terminaste aquí...?- se preguntó el chico mientras veía a la pelirroja, la cual tenía una gran sonrisa.

Unos minutos pasaron y la chica sintió un poco de la luz del sol y reaccionó. Lo primero que hizo fue estirarse un poco y bostezar.

-Buenos días dormilona. Sabes Itsuki... te quiero y todo... pero, ¿podrías moverte un poco? Siento que se me va a caer el brazo.- dijo de manera nerviosa el chico.

La pelirroja se sonrojó ligeramente por eso y se movió lo suficiente para que el chico quitara su brazo.

-Uff... mucho mejor.- dijo él mientras movía su brazo.

-Lo siento... ¿cuanto tiempo estuviste así? Me hubieras despertado antes.- dijo ella con algo de pena.

-Nah, no fue para tanto.- dijo el chico. -Casi siento que perdía mi brazo, pero no es necesario que sepa eso.- pensó el chico.

El peliazul luego sintió algo húmedo en su mejilla, al notarlo vio que la chica le estaba dando un beso en la mejilla.

-Bue-nos dí-as Taro-kun.- dijo la chica de manera divertida.

-Buenos días Itsuki.- dijo el chico.

Tras ese tierno momento, ambos decidieron levantarse. Fuutarou salió del cuarto para realizar el desayuno mientras que la pelirroja se quedó ordenando el cuarto del chico.

No había pasado ni un día siquiera, pero Itsuki ya se sentía más a gusto que nunca, realmente parecían una familia feliz.

La mañana transcurrió con normalidad, Raiha se retiró pues fue a visitar a su mejor amigo, así que ambos chicos se quedaron solos.

-Oye Taro-kun, voy a salir a comprar unas cosas en la tienda, quiero hacer algo de yakisoba.- dijo la chica con emoción.

-Claro, ¿quieres que te acompañe?- preguntó el chico.

-No no... es que me voy a tardar mucho, así que mejor voy sola.- dijo mientras sonreía.

El chico negó con la cabeza y luego le dio un beso en la frente a la pelirroja.

-Ve con cuidado entonces, si ya no estoy cuando regreses, es porque ya estoy en el trabajo.- dijo el chico.

Ella se retiró y el peliazul decidió ir a terminar de ordenar, pues la llegada de la chica había puesto todo de cabeza en su hogar.

Él estuvo entretenido en eso un buen tiempo, hasta que escuchó que tocaron la puerta. El chico se sorprendió, pues aunque ya llevaba un rato solo, era demasiado temprano como para que Itsuki ya hubiera vuelto y Raiha mucho menos.

Aún así, él se acercó y abrió. Frente a él vio a un hombre de mirada fría, pelo y ojos negros.

-¿Tú eres Fuutarou Uesugi? No... definitivamente tienes que serlo.- dijo el hombre de manera seria.

-¿Cómo lo sabe? ¿Quién es usted?- preguntó el chico.

-Soy Maruo Nakano, padrastro de las quintillizas Nakano. Y sé que tú eres un Uesugi porque solo verte me produce molestia, al igual que con tu difunto padre.- dijo el hombre.

-Ah... ¿esas cinco chicas tienen padrastro? Dios, como nadie parece preocuparse por ellas pensé que las habían abandonado.- dijo el peliazul de forma sarcástica.

-Te seré sincero, no vengo a pelear. Solo vengo a llevarme a Itsuki de vuelta a casa.-

-Sabe que eso no va a pasar, ni en un millón de años. Ella no volverá a ese maldito lugar que llaman "casa". Si es en contra de su voluntad, entonces nunca la dejaré ir.- dijo de manera seria el chico.

-Veo que heredaste la terquedad de tu padre. Eso es muy molesto, pensé que me había librado de Isanari, pero tú eres su viva imagen, es repulsivo.-

-No me importa lo que digas de mí o de mis padres, yo sé bien cómo eran y eso me es suficiente. No me vas a hacer caer con unos insultos tan banales como esos.- dijo el chico.

-No es mi intención ofender, solo dije la verdad. Pero en fin, ¿donde está mi hija?-

-¿En serio... tiene el descaro de llamarla su hija? ¿Después de que la dejó a su suerte con esas cuatro... malditas? Sí... creo que no va a ver a Itsuki.- dijo de manera seria.

-Yo no la dejé, ella quiso quedarse ahí, nunca buscó salir de donde estaba. Oportunidades habían.- dijo el hombre. -No estoy para juegos niño, ¿donde está?- preguntó.

-Itsuki es... una chica especial para mí, nunca la dejaré ir así de fácil. Y no me importa que me amenace o intente hacerme algo, encontraré la manera de sobreponerme y darle lo mejor a esa chica... porque eso es lo que ella merece, no el falso amor que recibía con sus hermanas y un padrastro que no se preocupaba por sus hijas.-

-Siempre me he preocupado por...-

-¡Eso es mentira! Usted no sabe nada de lo que ella pasa ahí.-

-Y justo ahí es donde te equivocas, yo sé bien todo lo que pasa en ese lugar. Yo siempre las vigilo.- dijo de manera seria.

-Está diciendo... que usted vio todo... ¿y no hizo nada? No... imposible, no debería existir una persona tan vil...- dijo el chico.

-Itsuki siempre fue la más extraña de todas. Al principio era igual que sus hermanas, hasta... que el día en que se perdió en Kioto, comenzó a cambiar. Realmente nunca entenderé qué fue lo que Rena vio en ella... siempre se la pasaban juntas...- dijo de manera "nostálgica".

-Lo que yo nunca entenderé... es que una mujer tan amable y comprensiva como Rena haya elegido casarse con alguien tan despreciable como usted.-

-Esto no tiene sentido. Dime dónde está o usaré otros métodos para hacerte sacar la información.

-¡Aquí estoy!- gritó Itsuki quien apenas había llegado.

-Ah, hija mía, es bueno volver a verte. Dile a tu amigo que ya debes irte.- dijo el hombre mientras miraba fijamente a la pelirroja.

-Yo... lamento decirte que no padre. No regresaré contigo.- dijo ella.

-Itsuki... yo...- intentó decir Fuutarou, pero ella negó con la cabeza.

-Gracias porque hasta hoy has peleado por mí... pero... ahora es el momento en el que yo pelee por mí misma.- dijo ella mientras le sonreía al chico.

Ella pasó al lado y tomó de la mano a Fuutarou, todo esto ante la mirada de un molesto Maruo.

-¿Desde cuando eres así?- preguntó el pelinegro.

-Desde que entendí que... debo ser egoísta, que debo buscar mi felicidad y no la de otras personas. Ser cobarde y huir de los problemas... era algo que yo solía hacer, pero ya no más.- dijo ella.

-¿Comprendes que dejaré de darte dinero si te vas de la casa? Este chico apenas y puede mantenerse, seguro que la deuda que sus padres tenían aún sigue vigente, no va a poder siquiera comer tranquilo.-

-¡No me importa tu estúpido dinero! Tanto tiempo y no has cambiado nada... nunca me entendiste... yo lo único que quise de ti fue que me quisieras...- dijo ella con un poco de tristeza.

-Yo te quiero Itsuki, al igual que a tus hermanas.-

-¡Mientes! Nunca lo hiciste... siempre me has visto como un estorbo... como la chica indeseada. Yo solo quería... quería tener un padre...- dijo ella mientras apretaba la mano con la que sostenía a Fuutarou.

-Yo...- dijo el hombre con duda, pero no pudo terminar.

-Y aún así... no soy capaz de odiarte. No puedo hacerlo...- dijo la chica mientras bajaba la mirada.

-Eso es lo que te hace mejor que cualquiera de tus hermanas, Itsuki.- dijo Fuutarou mientras miraba a la pelirroja.

-Esta es mi decisión final padre. No voy a volver, nunca más. Incluso si algo llegara a pasar con Taro-kun... ya no volveré.- dijo ella mientras volvía a alzar la mirada.

-El camino que estás por recorrer... es uno muy espinoso. Vas a terminar herida si lo decides seguir...- dijo el pelinegro.

-No padre, te equivocas. Ese camino ya lo recorrí... ahora puede que todo se vuelva más complicado, puede que muchas veces sienta que ya no vaya a poder..., pero algo me dice que este es mi destino. Seguir este camino es lo que debo hacer.- dijo ella.

-Bueno... parece que no podré convencerte. Ahora entiendo bien qué es lo que veía Rena en ti...- dijo el pelinegro mientras se daba la vuelta.

-¿Qué cosa?-

-Así como Fuutarou Uesugi es el reflejo de su padre, tú eres el completo reflejo de tu mamá Itsuki.- dijo mientras comenzaba a alejarse.

El pelinegro se alejó de la casa del peliazul ante la confundida mirada de la joven pareja.

-A pesar de todo lo malo que dijo... tiene razón en lo último, verte a ti es como ver a tu mamá.- dijo el peliazul.

-¿Cómo podrías decir eso?- preguntó la chica.

-Algún día te lo contaré...- dijo el chico. -Ven, entremos.- dijo el peliazul.

Ella dio un último vistazo hacia afuera, pudo ver cómo el carro donde había llegado su padre se comenzaba a alejar.

-Adiós padre...- dijo para finalmente entrar con el peliazul.

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Dejar ir el pasado es una de las cosas más difíciles que puedes hacer.
Pero aquellos que son capaces de hacer eso, se vuelven las personas más fuertes que existen.

Itsuki Nakano por fin había sido liberada.
Fuutarou Uesugi cumplió su cometido, logró salvar a Itsuki.

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Próximo episodio: Una cita inolvidable.

Lamento la tardanza, estoy cerca de parciales en la universidad y apenas he tenido tiempo para escribir.

Sumando que no me he sentido muy bien emocionalmente, pero eso no les importa xd.

Volviendo a esto, debo decir que me da algo de tristeza y felicidad a la vez llegar hasta aquí, pues a este libro le quedan 3 capítulos. Que rápido, ¿no?

Pero por ahora, aún no es momento de despedirse, así que solo puedo decirles que espero que les haya gustado este capítulo.

Sin más que decir, nos vemos en otro episodio.

Fin de la transmisión.

-Writer_Bryan.

(Es demasiado bella).

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