Estabilidad mental: Inestable

Fuutarou Uesugi, mi crush cuando era niña, pero que con el tiempo se convirtió en mi mejor amigo.

Siempre me pareció alguien extraño, un chico que ha sufrido muchas pérdidas en su vida... me sorprendió en gran manera como a pesar de cualquier problema, su hermosa sonrisa siempre se mantenía presente.

Y ahora aparece para pedirme ayuda. ¿Qué tan descarado puede ser? Ah, no importa. Tu onee-chan Takebayashi se encargará de ayudarte. Más te vale recompensarme aunque sea con un helado maldito tacaño.

-Takebayashi.

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-Me sorprende eso viniendo de tu parte Fuutarou, ¿qué hiciste ahora?- mencionó la chica.

-No he hecho nada... verás, hay una chica que se llama Itsuki Nakano, ella creo que podría ser la chica que te conté hace tiempo.- respondió el chico.

-¿La del viaje? Ya veo, ¿cuál es el problema con eso?- mencionó ella.

-Verás, dejando a un lado que sea ella o no, primero que nada su inseguridad me asusta a veces, pero no es algo de lo que pueda hablar justo ahora. Dime, ¿crees que exista una razón por la que ocultarías que tienes hermanos? Para ser precisos, ¿cuatro hermanas y que resultan ser quintillizas?- preguntó el chico.

-Inseguridad... interesante. ¿Quintillizas? ¿Eso siquiera es posible? Pff... Bueno, la única razón que se me ocurre es que es alguien muy reservada, que quiere mantener su vida personal totalmente en privado.- respondió ella.

El peliazul se llevó la mano libre al mentón y respondió:

-No, ella me ha hablado de algunas cosas que yo creo que no revelaría si fuera como tú dices. Es distinto... y quiero saber porque me preocupa un poco, cuando su hermana reveló que eran quintillizas la noté algo nerviosa, precisamente porque su pequeña farsa había sido descubierta. Y para empeorarlo todo, esa chica que se llama Miku me pidió quedarme a dormir en su casa...- respondió el chico.

-Me sorprende que un genio como tú no se dé cuenta. Con lo que dices me ha quedado más que claro. No quería que las conocieras... debe haber alguna clase de problema entre ellas que radica en algo más grande de lo que creemos. Por esa razón lo ocultó... y en cuanto a eso que te pidieron... ¿en serio Fuutarou? ¿Te vas a quedar? Sabía que eras tonto... pero no tanto.- dijo la chica.

-Ya le dije que sí... un Uesugi no se retracta a algo ya pactado.- mencionó el chico.

-Eres un tonto... diablos, te deseo mucha suerte... y una cosa más, llámame de vez en cuando. Te olvidas de la existencia de tu mejor amiga y eso me duele.- mencionó la chica.

-Lo sé... maldita sea. Y lo siento... las cosas han estado complicadas últimamente, he estado en todo ese problema de mi hermana y así... pero te lo prometo, te llamaré más seguido y cuando vuelvas de tu viaje, iremos al cine o algo así.- respondió el chico.

-Bueno bueno, eso me deja más tranquila. Solo... ten cuidado con ese problema y no te metas en más problemas de los que puedes manejar... en fin, ya falta poco para que regrese, dile al idiota de Takeda que también me llame, me hace falta.- dijo la chica.

-Gracias por el consejo. Yo se lo diré. Te quiero idiota.- dijo el chico con una sonrisa.

-Cuando quieras. Yo igual tonto. Adiós.- dijo para después colgar.

Fuutarou y Takebayashi fueron amigos desde una edad muy corta, prácticamente crecieron juntos, de ahí deriva la confianza que se tienen. Ella estudiaba en la misma escuela que Fuutarou hasta el año pasado, ahí fue donde conoció a Takeda también.

Sus padres debían viajar por negocios durante un año a los Estados Unidos, por esa razón la chica no ha estado presente desde el inico de esta historia. Los problemas del chico por otro lado... creo que en otro momento se podrá hablar de eso.

Volviendo a lo importante, el peliazul decidió entrar al lujoso apartamento y en la entrada vio que Itsuki estaba sentada en el suelo, era claro que lo estaba esperando.

-Uesugi-kun, vaya que te tomaste tu tiempo, por un momento pensé que te habías ido.- dijo la chica.

-De ser así te lo hubiera dicho, le dije a tu hermana que me quedaría y un Uesugi nunca se retracta.- mencionó mientras inflaba el pecho en señal de orgullo.

-Bueno... solo procura no estar muy cerca de mis hermanas, son... extrañas... y también malas...- dijo la chica.

-¿Qué dijiste de último? No te entendí bien...- preguntó el chico.

-¡Oh! No-no es nada. En fin, será mejor que vayamos ya.- respondió ella.

El peliazul, con algunas dudas, decidió entrar al elevador. Ambos permanecieron en silencio hasta llegar a la puerta de la chica.

Cuando estaba a punto de abrir, la pelirroja suspiró y tensó levemente los puños, cosa que fue notada por el chico, pero decidió no decir nada.

-Hola... llegué. O bueno, llegamos.- dijo la chica.

-Permiso...- mencionó tímidamente el chico.

La primera que salió a su encuentro fue Yotsuba, quien tenía una sonrisa inocente, una sonrisa que ocultaba perfectamente la clase de persona que era.

-¡Hola! Tú debes ser Uesugi-san, un placer conocerte. Soy Yotsuba.- dijo mientras le sonreía al chico y extendía su mano.

El peliazul, algo extrañado por la actitud de la chica, extendió la mano para corresponderle el saludo. Ante el contacto, la chica sonrió y vio de reojo a la pelirroja

-Y ahora lo traes a nosotras para que te hagamos sufrir. Gracias Itsuki, al menos hiciste algo útil en tu triste vida.- pensó la pelinaranja.

-¿Có-cómo es que sabes mi apellido?- preguntó el chico.

-Simplemente lo sé. Nah es broma, Miku me dijo.- respondió ella.

-¿Desde cuando Yotsuba es tan sonriente y risueña con alguien? Siempre trata a todos de menos apenas los conoce...- pensó Itsuki mientras miraba a la pelinaranja.

El rostro de Itsuki reflejó una preocupación a un punto en el que Ichika se dio cuenta y por eso mismo, decidió actuar también contra su hermanita.

-Vaya vaya, así que tú eres el chico del que Miku nos contó. Gracias por ser amigo de Itsuki.- mencionó mientras le guiñaba el ojo, aunque claramente sus pensamientos eran otra cosa.

-No-no es nada, realmente me agrada Itsuki.- dijo el chico con nervios.

-Sí, gracias por acercarte a ella solo para hacerla sufrir más.- pensó la pelirrosa.

En cambio, Nino fue la única que no quiso colaborar con el plan de las chicas, ella de primeras rechazó al peliazul, no quería tener cerca a un chico como él.

-No entiendo por qué te dejan entrar. Ni siquiera estás a nuestro nivel, vete, ahora.- dijo Nino con firmeza.

-Esto...- intentó decir, pero Miku lo interrumpió.

-Yo le pedí que se quedara y eso va a hacer. No lo juzgues si no lo conoces.- dijo la pelicastaña.

Narra Itsuki
¿Por qué se comportan así? Jamás un chico había sido recibido de esta manera aquí. La única vez que un chico entró a esta casa, terminó huyendo debido a los malos tratos.

¿Qué pretenden? Me preocupa que Uesugi-kun se asuste y deje de ser mi amigo.

-Ni-Nino...- dije, intentando defenderlo, pero simplemente las palabras no me salían. ¿Por qué no puedo decir algo para defenderlo?

-¿Qué quieres Itsuki? No quiero que ese idiota se quede aquí. Me importa una mierda si es tu amigo o no, quiero que se vaya.- dijo ella. ¿Cómo puedo plantarle cara a eso?

-¿Saben? Gracias por la invitación, pero creo que es mejor que me vaya.- dijo él con una sonrisa.

¿Cómo puede sonreír aún siendo tratado así?

Intenté detenerlo... y no pude hacerlo, solo pude observar cómo él comenzaba a alejarse. ¿Por qué no tengo fuerzas para decir algo? ¿Soy tan patética como para ver a mi único amigo irse así?

-Maldita sea Nino. Arruinaste todo el plan.- dijo ella. ¿De qué plan habla?

-Desde el inicio dije que no iba a colaborar, jódanse.- dijo mientras se retiraba a su cuarto.

Luego de eso, escuché el sonido de la lluvia. Dios, de la nada arreció, ¡Uesugi-kun se va a enfermar!

Sin importarme lo que Nino dijera, yo corrí hacia la entrada, si tenía suerte él aun estaría ahí.

Por primera vez en mi vida, la suerte me sonrió. Él estaba ahí, al parecer entre pensando si correr hacia afuera o no.

-¡Uesugi-kun!- grité, solo espero que no me odie o algo así por culpa de mis hermanas.

Al escucharme, él volteó a verme y me sonrió. Dios... este chico es increíble.

-Lamento irme aunque dijera que me iba a quedar, es solo que quiero evitarte problemas con tu hermana. Dijiste que no se llevan muy bien y no quiero que eso empeore por mi culpa. No te preocupes por mí, te veo mañana en la escuela.- me dijo mientras mantenía esa sonrisa.

-Me importa una mierda eso. No te puedes ir, te vas a enfermar, debes quedarte Uesugi-kun.- le dije con algo de molestia.

-Que lenguaje, ja... aunque me quede, seguro tu hermana me hace algo mientras duermo o así... y prefiero seguir vivo y completo.- me respondió, ¿es que no se cansa?

-No, te quedarás. Te dejaré incluso mi cuarto, de esa manera no molestarás a Nino, de hecho ya se fue a encerrar a su habitación, es muy probable que ni siquiera se dé cuenta que estás aquí.- le dije en un intento desesperado por hacer que se quede.

¿Por qué me esfuerzo tanto? Porque es el único que me ha extendido su mano sin pedirme nada a cambio... dejar que se vaya luego de que Nino le haya hablado así es algo que no voy a permitir, bajo ninguna circunstancia. Puede que no sea capaz de plantarle cara, pero puedo actuar de esta manera.

-Si tanto querías que me quedara, solo lo hubieras dicho.- mencionó mientras reía, dicho comentario causó que me sonrojara un poco... porque tal vez tenía razón.

-Es broma. Pero... está bien, me quedaré porque tú me lo pides, espero no causar molestias.- me dijo.

-Ven... vamos juntos, así ninguna de las chicas podrá objetar algo.- dije mientras tomaba su mano, hacer eso causó que me sonrojara levemente. Lo llevé hacia el elevador y ambos entramos. Al llegar al apartamento, pude ver que en la sala no estaba nadie, de hecho parecía que todas se habían esfumado... o así era hasta que escuché ruidos que provenían de la cocina.

Al ver, noté que era Miku... cierto, siempre intentaba cocinar cuando quedaba sola porque detestaba que se burlaran de que no podía hacerlo.

Ella al parecer nos escuchó entrar, porque volteó a vernos.

-Que bueno que-que te quedaste... Fuutarou. ¿Pu-puedo llamarte así ver-verdad?- dijo ella de manera tímida. ¿Desde cuando es así? ¿Qué les pasa a todas hoy?

Uesugi-kun se sorprendió por eso, no miento al decir que hasta yo me sorprendí por ese repentino cambio de actitud.

-Claro... no hay problema.- dijo él.

-Me alegra eso... pasa... sientete co-como en tu casa.- dijo ella mientras sonreía levemente.

El chico pasó de largo y se acomodó en el sillón.

-Es más cómodo de lo que esperaba... incluso más que mi cama.- dijo él, ¿después de lo que le dije piensa quedarse ahí? ¿Es idiota?

-Ni pienses que te vas a dormir ahí, ya te dije que te daré mi habitación.- le dije con molestia.

-No sería un caballero si aceptara eso, cariño. Estaré bien aquí, has hecho hasta demasiado por mí en estos momentos, prometo que algún día te lo pagaré.- me respondió él.

Si supiera que el hecho de que sea mi amigo es más que suficiente...

-Pff, eres tan terco como yo. Está bien, si eso es lo que quieres, te dejaré aquí. ¿Quieres ver algo en la tele antes de dormir? Aún es un poco temprano.- dije con nervios... ¿habrá sido inadecuado preguntarle eso? ¿Y si piensa que soy irresponsable por querer quedarme viendo películas en lugar de dormir? ¿Y si...?

-Claro, ¿por qué no? Veamos qué hay de bueno.- dijo, interrumpiendo así mis pensamientos.

Inconscientemente, sonreí y me senté junto a él para poder poner la televisión... hacía años que no podía hacer esto tan tranquilamente, siempre tenia que ponerla cuando estaba sola porque mis hermanas no me dejaban...

Sí... creo que nunca me había sentido tan bien... tan segura...

Solo quisiera que esto durara para siempre...

Narración normal
El tiempo pasó y milagrosamente, los chicos no fueron interrumpidos por las demás Nakano, cosa que sorprendió ligeramente a Itsuki, aunque su preocupación nunca desapareció.

La hora de dormir llegó ya que por más que quisieran seguir pasando el tiempo juntos, debían madrugar para la escuela, Fuutarou incluso más para poder pasar a su casa a recoger una mudada limpia y unos libros.

Al final, el chico había decidido dormir en el sofá, por más que la pelirroja le dijo que se quedara en su cuarto, mientras ella dormía en el sofá, no logró convencerlo.

-Bueno... feliz noche Uesugi-kun, te veo mañana en la escuela.- dijo mientras subía las gradas.

-Claro, intentaré salir sin hacer mucho ruido, feliz noche Itsuki.- respondió él con una sonrisa que sonrojó a la pelirroja.

Luego de eso, la chica se encerró en su cuarto y el peliazul por su parte, se envolvió en un poncho bastante masculino. Uno rosado que tenía figuritas de unicornios.

¿Hay algo más masculino que eso? No lo creo.

La noche transcurrió sin ninguna novedad, al menos hasta eso de las 2 de la mañana.

El chico estaba despierto, tenía el sueño muy ligero y apenas había dormido unas pocas horas.

Sin embargo, un sonido de un golpe lo sorprendió. El chico apenas y podía ver algo por la oscuridad, pero lo que vio fue algo muy fácil de distinguir.

Una figura femenina se estaba acercando a él, al parecer había chocado contra uno de los muebles, probablemente debido a la oscuridad.

-Esta noche serás mío...- le susurró la chica al peliazul mientras se colocaba encima de él, por más que intentó, le fue imposible distinguir quién era, apenas si las había escuchado una vez.

-Es-espera... ¿quién eres? Por favor... quítate de encima...- mencionó con nervios el peliazul.

En un "descuido" de la chica, el peliazul alcanzó a ver algo resplandeciente en el pelo, un adorno que para ser específicos, se trataba de una estrella.

Aunque haya pasado algo de tiempo con Itsuki, no había puesto atención a ese detalle debido a que no lo creía "necesario" porque no tenia que estar diferenciando a su amiga entre otras 4 chicas más.

Sin esperarlo, la chica besó al peliazul. Un beso lujurioso en todo su esplendor. El chico queria apartar a la chica, pero no podía, la posición en la que estaban no era nada ventajosa para él.

La chica incluso llegó a manosearle la zona íntima de su cuerpo y le rasgó ligeramente la camisa.

La frustración se apoderó del chico, ¿por qué diablos no podía defenderse de eso? ¿Tan patético era?

La chica se separó de él y estando "excitada" le susurró:

-Tus labios son tan dulces y puros... muy pronto tú serás solo para mi...-

Luego de eso, la chica se levantó, le tiró una cobija en el rostro y salió corriendo.
Para cuando el chico se había arreglado, ella se había esfumado y no tenía idea de quien era, ni en qué habitación se había encerrado.

Sobra decir, que no pudo dormir el resto de la noche.

Al siguiente día, cuando aún era temprano, el chico ordenó la sala de las chicas y tomó sus cosas para poder salir.
En la salida se topó con Ichika, pero él no sabía bien quien era.

-¿Dormiste bien querido? Al final Itsuki te convenció de quedarte, fue lo mejor.- mencionó la chica mientras sonreía.

-¿Eh? Sí-sí... dormí bien. Gracias por la hospitalidad... adiós.- dijo mientras salía corriendo de ahí.

-Parece que no volverá nunca más. Deseo ver la reacción de esa tonta cuando se entere...- dijo mientras reía.

Regresando con Fuutarou, él estaba muy nervioso. Desde cierto punto de vista... eso había sido un intento de... bueno, creo que no es necesario aclararlo.

Rápidamente sacudió su cabeza para sacarse esa idea de la cabeza, pero su cerebro hizo clic. Solo tenía que descubrir quién era la chica de adornos de estrellas y dejarle en claro la gravedad de lo que había hecho.

Se va a llevar una gran sorpresa.

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Estando en la escuela, el chico estaba esperando a Itsuki, estaba muy nervioso y eso había sido notado por su mejor amigo, Takeda.

-Cálmate, ya va a venir.- mencionó con preocupación el chico.

Dicho y hecho, a los pocos segundos, la pelirroja entró al salón. Fuutarou se acercó a ella estando bastante nervioso y le tocó el hombro. Cuando ella volteó a verlo... sobra decir que se llevó una decepción.

-¡Oh! ¡Buenos días Uesugi-kun! ¿Cómo dormiste?- dijo la chica mientras sonreía.

Pero la expresión del chico era todo menos una sonrisa. Su expresión cambió a una de temor, no quería creerlo... pero era tan obvio.

Haciendo memoria, él no recordaba que hubieran 2 hermanas que llevaran ese accesorio.

-No pudo haber sido ella... ¿verdad? Itsuki nunca haría eso... pero apenas la conozco... tal vez...- pensó el peliazul, pero la pelirroja se dio cuenta de su temor y preguntó:

-¿Uesugi-kun? ¿Qué pasa? Parece que algo te preocupa. Sabes que no soy buena hablando, pero creo que puedo escuchar y aconsejarte bien. Solo déjalo en mis manos.- dijo mientras alzaba un pulgar.

Por más que quiso evitarlo, al peliazul solo le llegaban a la mente las escenas de la madrugada y esas estrellas resplandecientes.

-Solo... aléjate de mí.- mencionó el chico mientras mantenía una mirada de temor.

-¿Eh? Hoy andas muy raro Uesugi-kun. ¿Qué te pasa?- preguntó ella mientras una expresión de preocupación se adueñaba de su rostro.

-Como escuchaste, aléjate de mí... solo... haz eso.- dijo mientras se alejaba de ella.

El peliazul se comenzó a alejar, pero eso no fue lo que más impactó a la chica, lo que más la impactó fue ver a ese chico amable y risueño con esa mueca de terror.

Ella intentó seguirlo, aún sin haber terminado de procesar lo que estaba pasando, pero antes de que se diera cuenta, él ya estaba junto a su grupo de amigos.

-Le-le hablaré en el des-descanso... tiene que haber un malentendido. Sí... eso debe ser, algo lo debió molestar, pero se le pasará... sí, se le tiene que pasar.- dijo un poco nerviosa la chica, tratando de mantener la cordura en todo momento.

El tiempo pasó y todos los intentos que la chica tuvo para poder hablar con él fueron en vano, él la ignoraba olímpicamente.

El descanso llegó y él desapareció al momento de que la campana sonó. Ella se apresuró a ir a la cafetería y comenzó a buscarlo, ni siquiera el hambre que tenía la iba a distraer.

Finalmente lo vio, estaba en un lugar lejano, como si no pensara en ir a comer siquiera, él estaba junto a ese chico Takeda. Rápidamente se acercó y le tocó el hombro, provocando que se sobresaltara ligeramente.

-Uesugi-kun, ¿podemos hablar?- preguntó de la manera más seria posible.

-Esto...- intentó decir, pero las palabras no le salían, así que Takeda intervino.

-No creo que él esté en condiciones de hablar contigo ahorita... ni nunca. Vete.- dijo mientras la miraba mal.

-¿No lo entiendes? Me... intentaste... solo por favor... no te vuelvas a acercar a mí. Yo confiaba en ti... y... dios, no puedo seguir.- dijo el peliazul antes de echarse a correr.

-¡Fuutarou!- gritó Takeda, aunque luego volteó a ver con ira a la pelirroja. -Aléjate para siempre de él, maldita zorra.- dijo mientras comenzaba a correr detras de él.

En ese instante, la pelirroja cayó de rodillas, mientras varias lágrimas descendían por su rostro. Su sonrisa nerviosa había desaparecido y ella sentía como si la destrozaban lentamente desde el interior.

¿Qué fue lo que hice mal?
¿En qué me equivoqué?

Estabilidad mental, estado: Inestable.

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Próximo capítulo: Mi soporte emocional

Y bien, esta vez me tardé muchísimo menos que para el capítulo anterior.

Esta vez volví con algo más potente, ¿qué les pareció?

Espero que les haya gustado, saben que aprecio sus votos y comentarios.

Fin de la transmisión.

-Writer_Bryan

(Jodeeeeer, que hermosa.)

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