Parte 7
"¿Por qué no me lo dijiste antes?"
Había hecho la pregunta en tono neutro. No estaba molesto, solo confundido. No comprendía por qué Gunnie no le dijo desde el principio que eran aquellos primos que se separaron tiempo atrás, pero eso no cambiaría nada.
Familia o no, Off estaba seguro de que quería a Gunnie como su omega y haría lo que fuera por tenerlo.
Gunnie le confesó entonces, aquello que él no esperaba "No solo eras mi primo favorito, también fuiste mi primer amor" y entonces se preguntó ¿por qué se negaba a aceptarlo? Pero la respuesta "somos primos, no podemos". Le dio un golpe de realidad. Claro que Off lo sabía ¡Demonios que sí! Pero lo amaba por sobre todas las cosas, Gunnie también había sido su amor de niño. Al principio no lo sabía, pensó que era su favorito por ser tierno y lindo, pero el día que se despidió de él, el día que lo vio por última vez —diez años atrás— supo que era amor, porque le dolió dejarlo, incluso más de lo que le dolió la muerte de su padre y en medio del último abrazo, su instinto le pidió marcarlo con su aroma, sin saber realmente la razón, sin saber que estaba reclamando de una manera silenciosa al pequeño niño, a ese cuyo dulce aroma, solo él podía oler. Ese a quien en las tardes de juegos le cantaba suavemente hasta que llegaba la hora de irse a casa.
Marcharse fue difícil y para sobrellevarlo se ahogó entre libros, la universidad y ayudar a su madre, trabajando día y noche, para salir adelante. Con el pasar del tiempo el medio de auto conservación de su alfa interior, fue olvidar para no sufrir, para no desmoronarse.
Ahora que todo había vuelto al principio, que se había reunido con aquel pequeño que ya no era eso, sino un joven hermoso con todas las más bellas cualidades que pudo imaginar, supo, que era la oportunidad de cumplir su destino, porque para Off era inevitable amar a Gunnie, quererlo para él, como su compañero, su omega y ser familia no debería ser un impedimento.
» Cuando salieron del restaurante y terminaron en el callejón donde Off robó su primer beso, Gunnie no pudo resistirse más. El corazón y el instinto le pedían ser reclamado por el alfa y como en un salto de fe, una esperanza de ser feliz, al fin se dejó hacer.
En aquel oscuro callejón se entregó al alfa que estaba destinado para él.
Off besó su cuello desde su posición atrás de él, acorralándolo contra la pared y restregando su dura erección contra su cadera. Tocando y acariciando por donde le fuera posible, sobre la ropa y bajo ella en algún punto, hasta lograr bajar los pantalones de ambos y tomar entre sus dedos su miembro caliente de omega, torturándolo lentamente y deleitándose con los suaves gemidos que no eran más que la mejor melodía que podía haber salido de su boca y estaba seguro, Off, había escuchado jamás.
Frotarse contra la húmeda entrada del omega, era la gloria para el alfa. De no estar en ese lugar, de seguro habría saboreado cada gota de ese lubricante, que estaba seguro, era tan dulce como su aroma, el sabor de su piel y sus labios, pero no había más que el callejón, el deseo y el llamado a unirse.
Off daría lo que tenía —y lo que no— y tomaría lo que fuera por igual. Si su omega le estaba dando una única oportunidad, la aprovecharía al máximo.
Oyó suplicar por más a su compañero y le dio lo que pedía. Lo embistió duramente, llenándose del aroma a miel que caracterizaba al otro y marcándolo con el propio a la misma vez, una combinación extraña, pero correcta.
Dulce y fresca.
Off empujaba tan profundo como le era posible dentro de su omega y Gunnie se aferraba de la pared en un intento de estabilizar su cuerpo débil y tembloroso por el placer de estar siendo estimulado en el punto más sensible de su cuerpo. Se sentía lleno, en cuerpo y alma y una vez que hizo a un lado los obstáculos mentales la entrega fue total. Se sentía querido, como cuando era niño y no había nada más que pudiera pedir en el mundo.
En el punto más alto del placer Gun sentía el anhelo de ser mordido y marcado por su alfa, pero el desborde de sensaciones lo tenía demasiado ido para poder hablar, sin embargo, la conexión entre alfa y omega se había empezado a formar, no de ahora, sino desde hacía diez años, sin imaginarlo, sin esperarlo, sin poder evitarlo y el alfa tenía la necesidad de reclamar, como el omega de ser reclamado.
En el borde del éxtasis Off enterró sus dientes en el cuello de Gunnie, para lanzarse juntos al abismo de un orgasmo poderoso y sellar una unión que estaba escrita en algún lugar del vasto universo, quizás sobre la luna, que en ese momento alumbraba tenuemente y era fiel testigo de cómo se fortalecía un vínculo eterno que traspasaba cualquier barrera, incluso las que Gun pensaba, podrían separarlos.
Confesiones de amor, recitadas en medio de la bruma del placer, sellaron el pacto entre alfa y omega, quienes abrazados en la oscuridad semi iluminada por la luz de la luna, unidos por aquel nudo que se había formado y sosteniéndose el uno al otro a la espera de poder separarse y verse de frente. Se sumían en profunda dicha.
Off daba suaves lamidas sobre la marca recién hecha, estremeciendo el delicado cuerpo del omega, suspirando ambos al unísono, compartiendo emociones a través del vínculo. No había más que felicidad, mezclada con el amor y la devoción de ambos. No había ya nada que negar, nada más que rechazar y nada que evitar.
Estaban unidos para siempre, cumpliendo así el destino que les había tocado y que más que haberlo descartado, sólo se había aplazado, pero no más. El tiempo y lo dictado se había cumplido como debía de ser.
Salieron del callejón con el cuerpo liviano y el alma desbordante. Tomados de la mano como cuando eran niños y se sentaban bajo un árbol a ver pasar las nubes y dormir la siesta.
—¿A dónde vamos ahora hermoso? —cuestionó un feliz alfa.
—A donde tú quieras Papi pu... A donde mi alfa quiera —respondió un más feliz omega.
—A casa entonces. No voy a pasar un día más lejos de ti. No después de tantos años.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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