20. Celo

—¡Oh mierda! ¿Justo ahora? ¿Qué se supone que vamos a hacer? —Ohm estaba desconcertado.

—Primero ve por Chimon al campus. Si yo entré en celo de repente, lo harás tú también y es obvio que él lo hará.

—No te puedes quedar aquí sólo, así.

—Ve rápido. Voy a estar bien por un rato. Chimon está rodeado de personas y probablemente no tenga supresores. Debes llegar a él cuanto antes.

Ohm se apresuró a salir hacia la universidad. Estaba a media hora de camino desde la casa y él mismo ya se sentía afectado por el celo de Nanon. Marcó varias veces al teléfono de Chimon, pero no respondía. Estaba preocupado de que Chimon entrara en celo entre tantas personas y sobre todo de lo que harían una vez estuvieran los tres en las mismas condiciones.

No quería perder la razón en el calor del momento y lastimarlo, pero en este instante lo más importante era llegar a su omega y llevarlo a casa.

Todo el recorrido lo hizo lo más a prisa que pudo, irrespetando señales y rebasando autos en la carretera. Se vio en el espejo retrovisor y sus ojos ya tenían el característico tono dorado de los alfas en celo.

A poco más de diez minutos de llegar al campus, su teléfono sonó con una llamada. Del número de Chimon.

—¿Chimon?

—No señor Pawat, soy Bright. Tiene que venir ahora mismo.

—Estoy por llegar Bright ¿Dónde está Chimon?

—Está encerrado en el baño del ala este del campus. Está en celo.

—Bright ¿tienes un supresor?

—Le di uno hace un rato, pero no hace efecto. Está muy mal señor Pawat. Dese prisa.

Ohm cortó la llamada y aceleró el auto, llegando en sólo cinco minutos al edificio en el que se encontraba Chimon.

Lo buscó tan desesperadamente, que no se dio cuenta de que su propio celo había comenzado y tenía a más de un omega siguiéndole los pasos por los pasillos.

—¿Conoces a Chimon Wachirawit? —preguntó a una chica al azar dentro de las instalaciones.

—Sí, lo conozco. Somos compañeros de clase, pero ¿por qué lo buscas a él? Yo estoy aquí.

—No molestes. ¡Dime dónde está!

La chica era una omega que desprendía feromonas tratando de seducir al alfa, pero este no estaba interesado.

Repentinamente llegó a él, el dulce aroma a flores que tanto amaba y una voz ya conocida.

—Chimon, espera. No puedes salir así. —Bright trataba de detener a su amigo.

—Aléjate de él Lyn. Es mi alfa.

Chimon captó el aroma a cítricos desde donde estaba y cuando salió del baño vio que su compañera de clases estaba casi encima de Ohm. No pudo resistir el impulso y aún con el dolor y el calor en su cuerpo se lanzó a defender al que era su alfa.

—Chimon, tenemos que volver a casa. No es seguro para ti aquí.

Ohm tomó a Chimon en brazos y este hundió su rostro en el cuello del alfa para tomar de ese aroma tan penetrante en sus pulmones.

—Viniste por mí ¿Cómo supiste?

—Lo hice cariño. Nanon está en casa, también está en celo y creo que yo igual.

—Lo estás. Hueles muy bien Ohmie. Te necesito y necesito a Nanny. Llévame a casa con ustedes, por favor.

—Por supuesto que sí. Vamos.

Salieron lo más rápido posible, esquivando a todos los que quisieron acercarse a ellos. Ohm le gruñía a cualquier alfa que intentaba tocar a Chimon y Bright iba detrás de ellos hasta la entrada, apartando a los omegas.

A él, por cierto motivo, no le afectaba el celo de otro alfa.

El camino a casa no fue nada tranquilo. Chimon iba tan deseoso y adolorido que casi se subía encima de Ohm, quien hacía un esfuerzo demasiado grande por contenerse y llegar lo más pronto posible a su destino.

Una vez en la casa, Chimon fue llevado hasta la habitación y dejado sobre la cama.

—Nanon ¿Dónde estás?

No lo veía por ninguna parte y el llanto desesperado de Chimon comenzaba a frustrarlo. Quería consolarlo y ayudarle con su celo, lo deseaba, pero necesitaba encontrar a su otro compañero.

—Nanon, amor ¿Dónde estás?

Nanon salió del baño, empapado en agua fría y sin ropa. En cuanto vio a Ohm se abalanzó sobre él y este lo recibió.

—Espera ¿Estás bien? Chimon nos necesita.

El nombrado se retorcía ansioso en la cama y se quejaba sonoramente, mientras arrancaba su propia ropa que no hacía más que estorbarle.

Ohm siguió su ejemplo y también se deshizo de su ropa. Los alfas subieron a la cama y comenzaron a acariciar al omega.

Las pieles estaban calientes, pero el toque era gratificante. Los besos húmedos y salvajes.

Chimon estaba totalmente empapado en su propio lubricante natural y pedía por ser llenado en ese preciso momento, gimiendo bajito por la sensación de las manos que lo acariciaban y una boca que jugaba con sus pequeños y sensibles pezones.

—¿Quieres alivio Chimmie?

—Sí alfa, por favor.

Estando de rodillas en el centro de la cama Nanon atendía el pene de Chimon, mientras Ohm lentamente introducía uno de sus largos dedos en su entrada, preparándolo para lo siguiente.

Los alfas besaban por donde podían y lamian el cuello del omega. El instinto se estaba apoderando de ellos rápidamente, pero trataban de controlarse tanto como fuera posible. Aún en el calor del celo, no querían hacer algo que lastimara a su compañero.

Dos dedos jugaban ahora con el apretado, húmedo y caliente agujero de Chimon y la mano en su miembro aceleraba cada vez más, hasta que sin previo aviso se corrió, ahogando un gemido en los labios de Nanon.

—Eso es, lindo omega. Disfrútalo.

—Aún duele. Necesito más, por favor. Los necesito dentro de mí.

—Nos tendrás pequeño. Uno a la vez y gozarás de cada momento.

Los alfas se turnaron para tomar al omega. Lo jodieron tan fuerte y lo ayudaron tantas veces hasta que cayó inconsciente.

Con cada orgasmo Ohm y Nanon sentían que sus colmillos picaban por querer marcar al omega con ellos. Pero no podían, no solo uno de ellos y definitivamente no ambos a la vez.

Chimon podría estar muy sumido en el deseo y la necesidad del celo, hasta el punto de rogar por la marca cada vez que llegaba al clímax, pero eso no significaba que iba a ser incómodo, doloroso y hasta perjudicial.

¿Qué tal si provocaban un daño permanente? No podían tomar el riesgo.

Distrajeron todo lo posible al omega hasta que cayó rendido por esa noche y durmió plácidamente por unas horas, en las que los alfas se dedicaron a complacerse entre ellos. Seguían en celo y se deseaban igual que siempre.

Pero no era suficiente, el instinto y la presencia del omega les exigía más. Un anhelo de algo más íntimo entre los tres. Un lazo que por temor se negaban a formar.

» Llegó la mañana y un omega necesitado, despertó restregando su cuerpo contra los dos que le rodeaban.

Inmediatamente fue atendido. Nuevamente acariciado, besado y amado, hasta que...

—Alfas, por favor.

—Si cariño. Dinos lo que necesitas.

—Los necesito, a ambos dentro de mí. Que me tomen y me muerdan. Por favor.

—No sabes lo que dices Chimon. Estás nublado por el celo.

—No lo estoy. Estoy lúcido en este momento y quiero que mis dos alfas entren en mí, me anuden y me marquen.

Chimon si estaba consciente de lo que decía y empezaba a frustrarse por no tener lo que quería. Necesitaba alivio, pero tener a uno de ellos a la vez no era suficiente, su cuerpo, su omega pedían por los dos. Ser follado y anudado, no importaba que tan doloroso fuera. Lo soportaría, con tal de sentirse satisfecho, aliviado y amado.

Pero si sus compañeros se negaban, era porque realmente no lo querían ¿cierto?

—No quieren esto conmigo. Es porque no me aman ¿verdad? No les interesa enlazarse a un omega tonto, cuando siempre se han tenido entre ustedes dos. No debí siquiera haber llegado a pedir trabajo con ustedes. Estaría mejor si no hubiese conocido nunca a mis destinados, unos que no desean unirse conmigo.

Chimon salió de la cama oliendo a tristeza por sentirse rechazado y llorando corrió a encerrarse en el baño.

Su cuerpo aún dolía y quemaba por el celo, pero su corazón se sentía destrozado. Si no querían marcarlo, era porque realmente nunca lo habían querido y él solo fue un tonto iluso que además de sentir la atracción de sus almas, se había enamorado de dos alfas que, según él, no lo querían. 

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top