Sacrificio

Notas previas del autor: y ahora viene el suspenso ¡prepárense!



DESTINO FINAL 6: EL FIN DEL BIG BANG

Capítulo 12: Sacrificio


La mañana era ventosa en el cementerio, sacudiendo las ramas de los árboles cercanos e incomodando a los asistentes al entierro de Amy Farrah Fowler.

―No entiendo que está pasando ―decía Stuart―, no va ni medio mes y ahora Amy también murió.

―¿Ella también iba a tu tienda? ―preguntaba nervioso Kripke.

―No, que va. Sólo vino una vez, ya sabes, las chicas no leen comics.

―...Al demonio con el rector yo me largo de aquí ―decía Kripke mientras se levantaba.

―¡Pero a dónde vas, ya va comenzar el entierro!

―Olvídalo, ese Sheldon atrae la mala suerte y como suelen decir: "si ves las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas a remojar", o lo que es mejor: "mejor decir aquí corrió que aquí quedó"

Kripke se alejaba asustado girando la cabeza hacia atrás y al final chocó contra un sujeto.

―¿Está usted bien? ―le decía un imponente sujeto afroamericano, de rostro misterioso y ofreciéndole la mano para que se levantase.

Kripke rechazó la ayuda y luego de incorporarse por su cuenta, siguió su rápida retirada. El forense, miraba preocupado el funeral.

―Vamos Penny ―decía Leonard, quien se había puesto detrás de la silla de ruedas de su novia.

La operación de Penny fue exitosa, dentro de unas semanas volvería a caminar con la ayuda de muletas y luego lo haría sin ayuda. Había dejado de ser bonita debido a su horrible rostro carcomido por los roedores.

―Sí... vamos Sheldon.

―Mami, ¿es el funeral de mi mima? ―decía Sheldon.

―Sí Sheldon ―decía Leonard―, mami y yo daremos unas palabras para despedirnos de la abuela.

―Papi, ¿no te irás, no papi?, ¿No me abandonarás, no abandonarás a mamá, verdad?

El cabello y las escasas cejas de Sheldon se habían vuelto de un blanco perlado. Fue él quien abrió la puerta y descubrió el esqueleto ensangrentado y devorado de su novia, con su fobia a la sangre, fue demasiado para él. Por fortuna, un guardia de seguridad oyó los gritos de Sheldon antes de que se desmayara y evitó que los monos se lo comiesen allí mismo, disparando a varios de ellos.

Terminado el funeral, los tres amigos se encontraron con el forense.

―¿Qué hace usted aquí? ―le preguntó Leonard.

―Les dije que ya había visto esto ―le contestó el sujeto con su profunda voz―, de hecho ya lo he visto numerosas veces... Ustedes son buenas personas, no se merecen esto.

―Nadie se las merece ―dijo Penny.

―Escuchen, tal vez haya una manera de engañar a la muerte, verán...

El sombrío personaje les dijo su teoría acerca de tomar la vida de alguien más, pero como Penny y Leonard desecharon ese plan, les indicó que la única manera seria recluirse de por vida en alguna institución mental.

―Eso fue lo que hizo una sobreviviente.

―¿Aún vive? ―quiso saber Leonard.

―No, murió cuando salió del psiquiátrico. Miren, tal vez se me ocurra algo, vengan esta tarde a la basílica del cementerio.

―Mami ―decía Sheldon cuando el forense se alejaba―, ese sujeto me da miedo.

El forense seguía alejándose cuando vio una escultura funeraria, consistía en un ataúd de exterior simple y ennegrecido, sobre este se hallaba la efigie de un gato negro. Una presencia extraña emanaba de la escultura y un fuerte viento amenazaba con romper las ramas de los arboles alrededor.

De pronto, un gato blanco dejó de ocultarse tras la efigie y avanzó hasta mostrar su torso.

El forense vio al gato pero concluyó que no había nada extraño en el animal, hasta que vio que el corto pelaje del felino permanecía inmóvil pese al fuerte vendaval. El majestuoso gato siguió avanzando y esta vez aparecieron las cuatro larguísimas colas que indicaban su naturaleza ultra terrena.

El hombre huyó despavorido hacia el crematorio del cementerio y se encerró en ese lugar. Afuera el viento azotaba los ventanales a ras del piso y lo que es peor, pareciera por el ruido que una gigantesca criatura arañaba la puerta como queriendo entrar.

―Sé que es lo que tengo que hacer ―dijo el hombre y a continuación escribió algo en un papel.

El forense encendió el crematorio y abrió la portezuela de este, luego colocó el banquillo para los cadáveres delante de la portezuela y se subió a esta.

―¡Ahhhg! ¡ughhh! ―gritaba mientras se introducía poco a poco dentro del crematorio.

.

.

Mary Cooper, la madre de Sheldon, acababa de llegar al departamento con lo que Leonard decidió ir a encontrarse con el forense. Penny, quien no quería quedarse sola pidió a su novio acompañarle con lo que este aceptó.

―Mamá ―dijo Sheldon, quien al parecer había recobrado la cordura―, ¿podemos rezar juntos?

―Claro que si bebe, pero antes deja esa efigie de locomotora que sujetas.

―¡No, no quiero!

La mujer cedió y ambos se arrodillaron.

―Mamá, ¿Jesús dio su vida por nosotros verdad?

―Por toda la humanidad bebe.

―¿Y si Jesús retornase y alguien quisiera hacerle daño, no sería nuestra labor sacrificarnos por él?

―...Eh, supongo que tienes razón mi amor.

―Sabía que lo entenderías mamá ―dijo Sheldon y de improviso golpeó la cabeza de su madre con la efigie de la locomotora.

Mary sangraba y quiso levantarse pero sintió como los dedos de su hijo se cerraban sobre su garganta.

―Yo soy el homo novus, no puedo morir, mi intelecto superior ayudará a las personas, salvará a las personas... ¡Yo soy el salvador, ahora tú debes sacrificarte por mí!, ¡tú lo dijiste madre!

Sheldon había asesinado a su madre y en eso reparó en la entrada del departamento, alguien había abierto la puerta.

De pie y con la boca abierta, estaba Beverly Hofstadter, la madre de Leonard.

La pedante mujer ahogó un grito y corrió hacia el ascensor sin recordar por el shock que este estaba descompuesto.

Las puertas del ascensor se abrieron pero sólo mostraron una caída hacia un oscuro fondo.

Beverly se dio vuelta para bajar por las escaleras pero en eso sintió como sus dientes eran rotos por la efigie de la locomotora de Sheldon.

―¡Ahhhggg! ―gritaba la odiosa mujer mientras su cuerpo se perdía en la oscuridad varios pisos más abajo.

Sheldon a continuación, arrojó el cadáver de su madre al fondo del ascensor.

―Nunca se molestaron en reparar el ascensor por años, la evidencia estará a salvo aquí hasta que se me ocurra algo.

El lunático fue al departamento de Penny y tomó las llaves de su auto.

Tal vez fuera por todo lo que tuvo que pasar Sheldon, pero fuera como fuere, ahora el hombre ya era capaz de conducir un automóvil y no lo hacía tan mal.

―No te preocupes mi bebe ―le decía el lunático a su efigie de locomotora―, no voy a dejarte solo. Ahora vamos donde Leonard.

.

.

Ya era de noche y los novios habían llegado a la basílica del ahora desierto cementerio pero no encontraron al forense por lo que decidieron salir después de un tiempo. A medio camino del campo santo se encontraron con Sheldon quien salía del auto de Penny.

―¡Sheldon qué haces aquí! ―decía extrañado Leonard―, ¿tú condujiste hasta acá el auto de Penny?

―Soy el homo novus Leonard, yo puedo hacer cualquier cosa que me proponga. Penny, tu auto es un desastre, el motor se sobrecalienta y ¡por todos los cielos mujer, cuando repararás esa luz roja del tablero! Bueno, ahora eso ya no importa.

―Sheldon... tu camiseta, ¿es eso sangre? ―dijo Penny.

―Sheldon... ―dijo Leonard y a continuación su amigo le contó lo que había hecho.

―...Sí, el negro tuvo razón, ahora el tiempo de vida de mi madre y la tuya se sumarán a los míos. La muerte no podrá tocarme hasta que esos años se cumplan.

Los novios estaban horrorizados ante las palabras de Sheldon.

―Maldito, estás loco ―dijo Leonard quien sostenía con fuerza la silla de ruedas de Penny.

―No estoy loco, mi mamá me mando a revisar. Veras Leonard, si estuviese loco mataría por matar, pero tengo un plan, necesito matarlos a ambos, así no sólo sus años de vida se sumaran a los míos, también la muerte estará complacida por mi ofrenda y me dejará en paz.

Penny quiso replicarle pero en eso Sheldon sacó una pistola.

―¡De donde sacaste eso! ―gritó Leonard.

―Por favor, mi madre es de Texas, allí hasta el florista tiene un arma.

A continuación, Sheldon disparó a los novios, sin embargo, su puntería dejaba mucho que desear y el culatazo del revolver empeoraba las cosas.

Leonard empujaba a toda velocidad la silla de ruedas de Penny mientras las balas le pasaban rozando por todo su cuerpo.

―¡Escóndete en este sitio! ―le decía Leonard a su novia cuando llegaron al crematorio del cementerio―, haré que me siga lejos, con suerte la policía lo detendrá.

―¡No vayas Leonard, está loco!

―¡Y que podemos hacer, los celulares no funcionan y no hay nadie por el cementerio, confía en mí!

Leonard escuchó el ruido del motor del auto de Penny y corrió rápido con la esperanza de servir de carnada.

El crematorio constaba de dos pisos, la planta baja y el subsuelo, en donde se cremaban los cadáveres. Por fortuna para Penny, no había gradas, sólo una rampa para el fácil transporte de los fallecidos.

Penny condujo su silla de ruedas hasta el subsuelo y allí encontró la nota del forense.

―"He visto cara a cara a la muerte, mi destino esta sellado. Espero que con mi partida la vida de al menos uno de ustedes quede perdonada, pero les recuerdo, sin importar si la muerte nos señale o no, al final todos sin excepción, debemos partir para encontrarnos con nuestro... destino final".

CONTINUARÁ...



Notas finales del autor: ¡no les dije al principio que ahora venía el suspenso!

Otro de los aspectos que más odio de la serie, son sus estúpidos clichés, para que lo sepan las chicas también van a la tienda de comics y compran estos, es más, muchas hacen sus propios comics que los encuentras en diversos sitios web de comics independientes.

No dejo títere con cabeza nya!

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