† Epílogo †

18 Años después…

El sol apareció lento y radiante, por detrás de las montañas, dejando atrás la noche y comenzando el amanecer. Un barrio tranquilo y habitado por familias humildes con hermosas familias, una calle de ensueños, en una de esas casas, es donde se nota la ventana abierta, y las cortinas moviéndose por la acción del viento. Dentro se encontraba una cama, donde dos personas dormían pacíficamente abrazadas: un castaño y una rubia. Poco a poco, el sol iluminó la habitación, haciéndolos abrir perezosamente los ojos.

-Buenos días, amor. ¿Dormiste bien?- preguntó el ojiverde mientras le daba un dulce beso a su esposa, quien con una sonrisa soltó una risilla y abrió los ojos.

-Contigo siempre dormiré bien, Babe.- le respondió ella sonriente.

-¿He dicho que cada día te amo más y te ves más hermosa de lo que ya eres?- cuestionó con dulzura y los ojos azules de la chica brillaron con amor.

-Todos los días, y no me canso de oírlo de ti. Al igual que yo cada día te amo más y más.- correspondió encantada.

-Y así siempre seremos Hiccup y Astrid, Mi Lady.- le habló contra sus labios y ambos se fundieron en un beso un tanto subidito de tono, hasta que un golpe los hizo separarse por completo.

-¡Mamá, papá!- gritaron dos pequeños saltando a la cama de sus progenitores, quienes se quedaron atónitos y terminaron el beso inmediatamente.

-¡Papi, papi!- gritó la mayor de sus hijos, Zephyr, una hermosa niña de cabellos castaños y ojos azules- ¡Nos dijiste que iríamos dónde los abuelos!- la niña de 8 años de edad, se abalanzó donde su padre, quien la atrapó entre sus brazos.

-Cierto, papá, nos lo prometiste.- el menor de 5 años, rubio y de ojos verdes, llamado Nuffink; no se quedó atrás, pero el peso de los dos tumbó a Hiccup.

-Debí hacerme el dormido.- dijo su padre escondiendo su rostro en la almohada.

-¡Papá!- reclamaron enojados los menores; Hiccup con una gran sonrisa se sentó, mientras Astrid lo imitaba, y puso a los niños cómodos frente a ellos.

-Claro que cumpliré mi promesa, pero después de trabajar.- se levantó de la cama dispuesto a cambiarse, pero los berrinches de los niños y las jaladas lo detenían.

-Papá lo prometiste- repitió el rubio.

-Déjalo, promete, pero no cumple.- soltó la castaña con enojo y cruzando sus brazos, para Hiccup fue como verse de pequeño, en aquel mismo instante dónde veía con rencor a su padre.

-Zephyr, su padre tiene razón, recuerden que les dijo después del trabajo.- intervino Astrid mirando con regaño a su primogénita.

-Descuida, Ast, entiendo cómo se siente.- su esposo se acercó a su pequeña y la cargó, instintivamente, ella se aferró a su cuello- Zephyr Haddock Hofferson, me recuerdas a mí cuando más o menos tenía tu edad.- le confesó y la niña alzó una ceja.

-¿Por qué?- cuestionó.

-Esa es una larga historia, y fue parte fundamental de haber conocido a tu madre.- contestó y miró a Astrid, quien le dedicó una sonrisa cómplice.

-Ay, el amor.- suspiró Nuffink risueño.

-Iug, no entiendo cómo les puede agradar eso.- se quejó la pequeña ojiazul haciendo una mueca.

-Créeme, alguna vez dije eso.- rió Hiccup, la bajó y la colocó en el suelo- Te prometí que los llevaría donde los abuelos y así será, ¿entendido? Pero el trabajo espera y, a menos que no quieran vivir en la calle, será mejor irme.- les indicó.

Los niños asintieron y se acercaron a su madre, quien los recibió con gusto.

-Apuesto que los abuelos también se mueren por verlos.- comentó Astrid acariciando sus cabecitas.

-Adiós amor, los vendré a ver al mediodía.- dijo el Haddock mayor una vez que se lavó, vistió y estuvo listo para salir; luego besó los labios de su esposa- Sean pacientes, niños, regreso pronto.- les pidió a sus hijos.

-¡Adiós, papá!- se despidieron ellos,  mientras él se retiraba de la habitación.

† † †

El reloj ya marcaba las 12, lo que significaría que Hiccup estaría pronto en casa. Y así fue, unos segundos después, la puerta de la casa se abrió, mostrando al Haddock, quien se encaminaba a ellos con una sonrisa. Saludó a todos y luego partieron a la casa de sus padres.

Como la residencia de Estoico y Valka no quedaba tan lejos de su casa, lo mejor fue hacer unas paradas para que Zephyr y Nuffink se divirtieran, junto Chimuelo y Tormenta, perrita que adoptaron tiempo después de su boda. El ambiente se mostraba fresco aunque el sol lo volvía un tanto sofocante, pero aun así vislumbraba las montañas y los paisajes que se encontraban a sus alrededores. Y finalmente divisaron la casa de los padres de Hiccup, la cual seguía siendo la misma desde su infancia.

Sorpresivamente, no eran los únicos invitados.

-Papá, qué gusto verte de nuevo.- saludó el ojiverde abrazando a su progenitor.

-Igual, hijo, siempre es un gusto verte, al igual que tu familia. ¡Mis nietos! Vengan aquí con el abuelo.- el pelirrojo les abrió los brazos emocionado, los niños lo abrazaron y Nuffink se montó en su espalda- Nuff, estás que pesas, parece que has engordado.- le dijo en medio de una risa.

-¿Ves, Babe? Te dije que comprarle esas golosinas no era buena idea.- le reclamó Astrid riendo- ¿Y…?- alzó una ceja, mientras lo miraba expectante.

-Está bien, tú ganas, me lo dijiste.- todos rieron, mientras él sonreía apenado.

-¿Qué les parece si vamos a almorzar?- propuso Valka tomando de la mano a Zephyr- Bocón ha estado cocinando desde la mañana.- informó y así todos entraron.

-Gusto en verlos de nuevo, chicos.- saludó Eret levantándose del sofá y abrazando a todos.

-Parece que no hemos sido los únicos invitados.- comentó Hofferson.

-No, pero qué bueno que llegan, porque ya tengo hambre.- se quejó Patán dándose un golpe en el estómago- Hiccy, a los tiempos. ¿Cómo vas con las persecuciones?- cuestionó con diversión.

-Todo bien.- contestó en un suspiro.

-El grandioso y admirable Hiccup Haddock, mucho tiempo sin vernos, jefazo.- saludó Brutacio llegando del patio junto a su hermana- Junto a nuestra reina guerrera, Astrid Hofferson, y sus dos pequeños.- añadió abrazando a su mejor amiga y luego salir a corretear a sus sobrinos.

-¡Hermana!- exclamó Brutilda abrazando a Astrid- Te ves bien, muy radiante. Se nota que Hiccup está haciendo algo bien.- dijo dándole un codazo al aludido y haciendo sonrojar a la rubia.

-¡Tilda!- regañó ella.

-Oye, Estoico, ¿cuándo será el día que arregles la manija de la puerta del baño? Me cansa que se siga quedando trabada.- reclamó cierto adulto apareciendo en la sala.

-¡Tío Bocón!- los niños pasaron a ignorar a Brutacio y corrieron felices a montarse en él.

-Niños, cuidado que lo harán caer.- les dijo su madre para luego ver a Heather llegar con Patapez. Ingerman fue a saludar a su mejor amiga, mientras la pelinegra se acercó a Astrid- ¡Heather! Me alegro muchísimo de verte, lamento no haber llamado ahora último, pero el trabajo me tiene de locos.- se disculpó y la ojiverde negó divertida.

-Descuida; estoy bien, y además tengo que decirte algo.- indicó con una sonrisa de lado.

-¿Qué cosa?- cuestionó y Berserker se acercó a su oído y le susurró.

-Estoy embarazada.- confesó con alegría.

-¡¿Qué?! Oh, felicidades, qué lindo que por fin hayan podido tener uno.- la felicitó lo más bajo que pudo y se abrazaron como las amigas inseparables que han sido desde que se libraron del infierno en el que estuvieron- Bueno, pues yo tengo que confesar algo también...- le dijo mientras la guiaba a un sofá.

† † †

-Muy bien, aquí está su comida.- dijo Bocón sirviendo los platos. Habían decidido comer en la pequeña mesa de campo del patio, todos ya estaban allí, a excepción de Astrid y Heather, quienes salieron justo cuando comían.

-¿Podrían escucharnos?- pidió la rubia; todos se fijaron en ambas- Bien, tenemos que decirles algo.- añadió para su intriga.

-¿Tenía que ser justo cuando estamos comiendo?- se volvió a quejar Patán.

-Sí.- respondió Berserker con brusquedad.

-Bien, continúen.- les dijo Estoico.

-Patapez, ¿qué pensarías si te digo que vamos a tener un hijo?- le cuestionó con timidez a su esposo y todos se quedaron atónitos.

-¿No es una broma, cierto?- preguntó el mencionado levantándose temblorosamente y acercándose a ella.

-No lo es, serás papá.- anunció y apenas se dió cuenta que el ojiverde ya le estaba dando vueltas y el resto aplaudía y vitoreban- ¡Hey, hey! Pero yo no soy la única.- insinuó cuando estuvo de nuevo en el suelo, claramente, todos miraron a la ojiazul.

-Creo que sería mejor arreglar el nuevo cuarto.- le dijo Astrid a Hiccup, él en cambio, se quedó estático- ¿Hiccup?- por unos instantes, tuvo miedo a que su esposo no esté contento con otro hijo, pero luego lo vió ponerse de pie y sintió como un par de brazos la alzaban y unos labios tocaban los suyos.

-¡Otro más!- celebraba Haddock sobre sus labios y ella no se resistió a darle otro beso.

-¡Un hermanito!- gritaron sus hijos viéndose emocionados.

† † †

Luego de diversas pláticas entre amigos y familia, todos fueron al patio trasero en dónde la noche ya empezaba a aparecer, con una hermosa luna llena en el centro de la montaña frontal a la casa. Se sentaron en unas sillas y empezaron a ver el hermoso brillo del único satélite natural de la tierra.

-A veces ver la luna me hace recordar muchas cosas del pasado, ¿sabes?- le susurró Hiccup a Astrid, quien se estremeció al sentir los labios de él cerca a su oreja, pues ambos estaban en una misma silla, sentados muy juntos y él la envolvía con cariño entre sus brazos.

-¿Cómo cuáles?- susurró ella de vuelta.

-Cuando te conocí, la forma en que te conocí, los eventos que vinieron después, todo.- contestó antes de besar su cabello.

-¿Qué tanto hablan?- preguntaron al unísono sus hijos, quienes estaban sentados en el césped frente a ellos.

-Bueno, es que…- su madre iba a continuar, pero fue interrumpida por cierto gemelo.

-Espera, espera, deja que yo les cuente. ¿Puedo?- pidió Brutacio con cara de cachorrito colocándose de rodillas frente a la pareja y juntando sus manos.

-Hazlo.- respondió Hiccup en una risa.

-Gracias; empecemos, cuando su padre tenía 10 años de edad, escapó de casa…- y siguió, contando con lujo de detalles y algunas exageraciones, la vida de Hiccup y su vida en la calle, al igual del secuestro de Astrid y el reencuentro de Hiccup con sus padres. Ambos niños miraban asombrados y boquiabiertos el relato, mientras que Hiccup y Astrid se abrazaban- ...Y luego de que saliera de la cárcel, se reencontró con Valka y ya a la edad suficiente, le pidió matrimonio a su madre.- terminó en un suspiro risueño.

-¿Enserio, papi? Qué tierno.- comentó el pequeño ojiverde abrazando a su sonrojado padre.

-¿Estás diciendo que todo eso sucedió porque mi abuelo no cumplió su promesa?- preguntó Zephyr incrédula.

-Sí, cometí un error al mentirle, y gracias a eso aprendí a que no debo prometer cosas que no voy a cumplir.- le dijo su abuelo.

-Papá, lo siento por enojarme antes, pero en verdad pensé que no nos traerías.- se disculpó su hija avergonzada.

-Zeph, los Haddock si lo prometemos, lo cumplimos, nunca los dudes.- le recordó con dulzura antes de revolver sus cabellos.

Habían pasado ya 18 años desde aquel primer encuentro, aquel año donde Hiccup sintió el sentimiento del amor al encontrar a una rubia, la cual llegaría a ser su esposa. No podía estar más agradecido con los dioses, porque aunque fue un error haber escapado de casa, ellos tomaron la decisión de ponerla en su camino, siendo pieza clave para que entendiera muchas cosas que, posiblemente, no hubiese entendido no se hubiera reencontrado con sus padres.

Y ahora su presente con ella, sus hijos, y sus seres amados, era más que perfecto.



































































¡Hola hola, genteeeeeeee!

Espero que les haya gustado este Fanfic que hoy lo damos por finalizado, lo hice con mucho cariño para ustedes. ❣️

Simplemente me queda agradecerles por todo su apoyo a lo largo de las actualizaciones, agradezco de todo corazón a quienes estuvieron siguiendo la historia desde el prólogo y, por supuesto, también a los que se han ido sumando durante el camino.  🥰 Me alegra demasiado que uno de mis hobbies (los otros son leer y armar rompecabezas) llegue a varias personitas que disfrutan las ocurrencias que escribo utilizando personajes que amo tanto y así se puedan entretener y, ¿por qué no? Tal vez quedarse con algún mensaje o aprendizaje, porque creo firmemente que las historias no solo están para entretenernos, sino también para enseñarnos y hacernos sentir.

Bueno, eso es todo. Vamos cerrando este 2023 con la conclusión de esta historia y empezar el 2024 con otro Fanfic Hiccstrid que se estrena el 09 de Enero, por si les interesa 😉. ¡Desde ya les deseo un Feliz Año Nuevo! 🙌🏻

¡Hasta la próxima! 💖













































































A_Hiccstrid

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