† 31 †
-No puede ser.- murmuró él pelirrojo anonadado- Eres tú.- dijo más alto y esbozando una gran sonrisa de alivio.
La alegría y la tranquilidad invadieron el cuerpo de Estoico Haddock; tantos años de búsqueda y, al fin, lo veía, cuando ya tenía pocas esperanzas. Le sorprendía el hecho de que lo había visto casi todos los días, persiguiéndolo. ¡Tratando de arrestarlo! Por otro lado, tuvo que admitir que su hijo era muy astuto; con capucha puesta no se lo reconocía.
-Tantos años, tanto tiempo sin vernos.- volvió a hablar con voz entrecortada, lágrimas de felicidad empezaron a escurrir por sus ojos, cubrieron su rostro.
Poco a poco, se fue acercando, llevándose una desagradable sorpresa.
-No te acerques, no pienso en ningún abrazo ahora.- retrocedió Hiccup un paso, mientras le hablaba con dureza; su objetivo era hacer un trato y, después de rescatar a Astrid, tomar rumbos diferentes- Te traje aquí solo para que me ayudes, no para sentimentalismos.- aclaró.
-Pero, hijo…- el mayor sintió que su corazón se estaba rompiendo, aún su hijo seguía rechazándolo por culpa de ese rencor- Me arrepiento de haberte mentido, quiero que nuestra familia se vuelva a unir, que vuelva a estar completa: Tu madre, tú y yo.- dijo sonando la nariz para después secar sus lágrimas.
-Te agradeceré por toda la vida al cuidar de mi mamá, pero no pienso volver a casa.- negó el castaño para irritación de sus amigos y de Bocón, claro, y para desgracia de su padre.
-Hey, yo ya te he visto.- habló el rubio mayor para salir de esa situación.
-Dos veces, padrino, y aun así, no te percataste de quién era el chico con capucha.- afirmó el ladrón con una sonrisa divertida de lado.
-Tú andas con mi alumna: Astrid Hofferson- le recordó.
-Tienes razón, es mi novia.- volvió a afirmar Hiccup sorprendiendo a los adultos- Y es por eso que necesito su ayuda.- habló ahora con más seriedad.
-Hijo. ¿Qué sucedió?- cuestionó el pelirrojo.
-No me digas hijo, no tienes ese derecho desde que me enteré que me engañabas y mentías en la cara.- bramó cerrando sus manos en puños.
-Para mí lo sigues siendo, espero que alguna vez me puedas perdonar y entender.- se dependió Estoico también usando una voz más gutural, recobrando su imponente postura. Hiccup, sin embargo, suspiró exasperado y rodando los ojos.
-Ok, Astrid fue secuestrada por Drago Manodura, nuestro ex jefe.- reveló ignorando las palabras de su padre y centrándose en lo que, ahora, más le importa.
-¡¿Trabajabas para Drago?! ¡Hiccup, él es un mafioso!- al oír el nombre del jefe de su hijo, sintió un apretón en el corazón, esto no podía ser cierto.
-No lo sabía, yo solo robaba. Me enteré que trabajaba en la mafia ésta noche, pero fue demasiado tarde. Se la llevaron.- explicó desesperado y terminó por pasarse las manos por sus rebeldes cabellos.
-Te ayudaremos.- aceptó su padre- Pero tú no puedes estar en ningún plan, aunque seas mi hijo, no puedo dejar pasar los delitos que has cometido.- lamentó Estoico, por más doloroso que sea, si tú escuadrón encuentra a su hija, tendría que arrestarlo; lo tenía jurado por su código de policía y ética moral.
-Por eso quiero hacer un trato.- señaló el Haddock menor.
-¿Qué trato?- a Bocón le ganó la curiosidad.
-Nos uniremos para ayudar a salvar a Astrid, mis amigos y ustedes dos, y algunos policías más. Si aceptan, prometo que apenas termine todo este infierno, yo personalmente me entrego a la justicia.- decretó con inquietante calma.
-¿Realmente estás dispuesto a sufrir en la cárcel?- preguntó su padre desconcertado.
-Todo por ella, es una promesa.- contestó él inmediatamente y determinado.
Estoico deseaba con todo el corazón y el alma que este momento fuera solo un sueño, que su hijo jamás hubiese escapado de casa y vivieran tranquilamente como una familia más en Berk. No obstante, esto no era un sueño, todo era una pésima y terrible realidad. Ahora su hijo era diferente; aquel niño alegre que amaba a sus padres, se convirtió en un pandillero hundido por el rencor. El lado positivo de la historia era que al menos a pesar de ser un rebelde, amaba con sentimiento, y su sentido de lucha y sin rendición era algo de admirar, algo que el pelirrojo estaría orgulloso de por vida.
Ya tocaba el momento de tomar una decisión, con el dolor en su alma, tenía que llevarlo a pagar su condena, a su propio hijo. La oferta era buena y, si su hijo era capaz de salvar a alguien, estaba seguro de que cumpliría su promesa.
-Tenemos un trato.- decidió finalmente.
-En ese caso, tenemos que empezar ahora.- apuró el ojiverde mientras estrechaba la mano con ambos policías- Y, Estoico, un favor.- volvió a decir.
-¿Qué cosa?- preguntó el aludido con el corazón estrujado, claramente, se negaba a llamarlo como de niño solía hacerlo.
-Que mi mamá no se entere de esto.- pidió.
-Tiene que saberlo, está acabada por el dolor que has causado.- refutó frunciendo el entrecejo.
-Te dije que no volvería a casa, si sabe que me encontraste, estará con la ilusión de que la familia se volverá a unir, algo que no pasará. Sólo no quiero que sufra más.- insistió el ladrón.
-Yo..- el Jefe de Policía titubeó ligeramente- No le diré nada.- concordó resignado, su hijo tenía buenos argumentos, si le decía, la pondría peor de lo que ya estaba.
-Tenemos información sobre a dónde irá Drago.- intervino un nervioso Patapez, levantando levemente uno de sus índices- Necesitaremos ayuda de varios policías que sean de confianza.- añadió jugando con sus dedos.
-Mi padre puede ayudar.- otra voz masculina los hizo sobresaltar y miraron hacia la entrada del callejón- Cooperará con el rescate.- vieron a Brutacio entrando con un adulto alto, rubio, musculoso, pero no tan fornido como los policías presentes.
-Floki.- musitó Bocón asombrado- Años sin vernos.- dijo acercándose al ya retirado policía.
-Mi hijo me contó sobre lo que ocurrió, mientras ustedes ejecutaban todo este plan, claro que ayudaré.- hablo Floki, mientras abrazaba a Tacio. Luego un taxi se estacionó algo cerca del lugar y, de este, bajó su otra hija, quien pagó y corrió hacia ellos.
-¡Papá!- exclamó Brutilda asombrada de verlo, pero era una oportunidad que no podía desaprovechar- Te quisiera presentar a mi novio.- tomó la mano de Eret nerviosamente.
-Gusto en conocerlo, señor Floki. Soy Eret, hijo de Eret.- se presentó el pelinegro lo más cordial posible.
-¿Puedes aceptarlo? ¿Siiiiii?- rogó la rubia, comportándose como una niña de 5 años pidiendo que le compren un nuevo jueguete. Su padre sabía de su relación, pero le costaba aceptar que sea de la calle, osea, ¿a qué padre le gustaría que su hija sea novia de un ladrón?
-Depende de cómo te trate.- aceptó a regañadientes- Más te vale no hacerle daño- amenazó al muchacho.
-Muy bien, basta de sentimentalismo y celos, quiero empezar esto rápido.- intervino Hiccup irritado y preocupado.
No tenían más tiempo que perder.
† † †
-¿A dónde me llevan?- preguntó Hofferson, mientras era llevada por un pasillo oscuro; habían llegado a la capital de Noruega.
-Por el momento, irás a un cuarto de encierro junto a otras chicas, después te llevaremos a vestir y arreglarte para que estés presentable en tu primera noche de trabajo.- dictó Manodura caminando tranquilo a su lado.
-No quiero, no me puedes obligar.- bramó la ojiazul con valentía.
-Tú, de todas formas, seguirás mis órdenes, no me complico.- le habló manteniendo la calma y sonriendo en burla, porque sabía que así sería- ¡Láncenla!- le ordenó a sus hombres, quienes la empujaron con fuerza hacia un cuarto lleno de otra mujeres.
-¡Nooo! ¡Sáquenme de aquí!- cuando ella iba a correr hacia la salida era tarde, ya estaba encerrada con todas las demás adolescentes- ¡Auxilio, por favor!- gritó desesperada golpeando constantemente la puerta.
-¿Astrid?- habló una chica que estaba acostada en uno de los colchones del suelo- ¿Eres tú?- cuestionó mirándola fijamente.
-¿Heather?- la rubia volteó hacia ella al reconocer su voz- Sí, soy yo.- confirmó e inmediatamente corrió hacia la pelimorada.
-¿También a ti?- preguntó la pelinegra aterrada- Tengo miedo de los que nos puedan hacer, Astrid.- le dijo una vez que la aludida se sentó a su lado, ella también se sentó.
-Yo también tengo miedo, quisiera que Hiccup estuviese conmigo.- confesó lamentándose. Luego ambas se abrazaron, en estos momentos, la envidia y demás defectos que las mantenían a distancia, se olvidaban; lo que tenían que hacer era cuidarse y estar juntas.
-¿Qué piensas que nos harán?- se atrevió a preguntar Heather.
-No lo sé, pero sea lo que sea, no será nada bueno.- contestó cerrando los ojos, apoyando su cabeza sobre la suya y frotando su espalda.
† † †
-Entonces, están en la capital- dijo Estoico pensativo. Todos se habían dirigido a su comisaría y, aprovechando que ya era demasiado tarde, cerraron una sala de recepción sólo para ellos.
-Hace tiempo fui por allí, en los lugares menos peligrosos esconden a chicas, para que no sospechen.- informó Eret cruzando sus brazos.
-¿Eras cómplice?- preguntó Brutilda desconcertada.
-Un amigo me contó.- negó el de inmediato- Puede ser que ella y muchas más estén allí.- añadió.
-Eso espero.- concordó Hiccup con seriedad- Drago habló sobre un yate y muchos empresarios- agregó haciendo memoria.
-El puerto.- murmuró el pelirrojo para sí mismo- ¡Eso es! Mañana, por la noche, habrá una reunión de empresarios en alta mar.- dijo uniendo los cabos en su cabeza.
-Esa reunión parece más bien una fiesta.- comentó Patán con sarcasmo.
-Lo es.- gruñó su amigo castaño- Drago tiene a más chicas junto con Heather y Astrid, creo que la reunión, más bien, será de placeres.- opinó con amargura apretando hasta más ni poder sus puños.
-Entonces mañana tendremos que viajar apenas amanezca, allí también tenemos nuestras patrullas.- habló el Haddock mayor.
-¿Mañana? ¿Por qué no ahora? ¡Debemos hacerlo rápido!- exclamó el Haddock menor indignado.
-Por desgracia, necesitaremos una orden para allanar el puerto, eso demorará toda la noche, muchacho.- le informó su padrino.
-¡No podemos esperar!- siguió refutando exasperado- ¡Será tarde! No quiero que nada le pase a Astrid.- siguió gritando, la preocupación y el miedo lo estaban alterando; quería verla ya, sentirla a su lado y abrazarla y besarla para jamás volver a soltarla.
-Hiccup, sabemos que estás desesperado, pero tendrás que esperar.- lo consolaba Patapez.
-¡No puedo hacerlo! ¡No quiero esperar! ¡Quiero que sea ya!- gritaba el ojiverde.
-Amigo, creo que es el momento de que tengas una conversación a solas con tu hijo.- le susurró Bocón y el Haddock mayor solo asintió- Vámonos, nosotros empezaremos a pedir el permiso de una vez.- todos los demás presentes le hicieron caso.
Hasta los ladrones entendían que Hiccup necesitaba una charla íntima, claramente, a solas con su padre.
¡Hola hola, genteeeeeeee!
Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, lo hice con mucho cariño para ustedes. 💗
Vaya, vaya. Aún Hiccup está reacio en acercarse con amabilidad a su padre, aún contiene algo de rencor. Sin embargo, Estoico accedió a ayudarlo y está dispuesto a conseguir una vez más el afecto de su hijo y tendrá una charla con él y se revelarán ciertas cosas del pasado de su familia que Hiccup no sabía. Todo esto mientras que Astrid aún se mantiene fuerte en contra de sus secuestradores.
¡Se viene mucho drama y mucha acción! 🔥 Estén muy atentos.
Bueno, eso es todo por hoy...
¡Nos leemos pronto! 💕
A_Hiccstrid
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