† 22 †

El sol empezó a brillar, haciendo saber que comenzaba un nuevo y largo día.

Astrid aún con cara de sueño, salió de su habitación al baño. Lo primero que hizo fue tomar una ducha, salió con una toalla en la cabeza y la bata que cubría su desnudez. Y cuando se encerró en su cuarto, soltó un largo suspiro. Mientras se cambiaba vió en el fondo de su escritorio una foto: Hiccup junto con ella. La había tomado hace no mucho y, con todas sus ansias, deseaba volver a verlo, no lo había hecho después del incidente con Dagur, osea, hace 1 semana. Guardó la foto en el mismo lugar, sabiendo que su mamá no la encontraría, caso contrario se llevaría un enorme castigo, puesto que en la foto se estaban besando. Luego peinó su hermosa cabellera rubia y, con cabeza en alto, bajó a desayunar.

-Buenos días, ¿cómo dormiste?- preguntó su mamá mientras servía el desayuno.

-Acostada, supongo.- murmuró la menor con un porque de sarcasmo

-Que chistosita.- le regañó Lagertha- Ven a comer, luego te lavas los dientes y…- la mayor ni siquiera pudo acabar de hablar cuando ella la interrumpió.

-Voy a la escuela.- concluyó la ojiazul frunciendo el entrecejo- Lo sé, dioses, ya no soy una niña pequeña para que me lo recuerdes.- le reclamó tomando asiento en la mesa.

-Para mí lo sigues siendo.- refutó la adulta y ella solo rodó los ojos y ambas empezaron a comer. Hasta que un celular sonó y no era precisamente el de Astrid.

-¿No vas a contestar?- le preguntó alzando una ceja.

-Emm… Creo que sí, espera.- contestó y con nerviosismo salió del comedor, hacia un lugar dónde su hija no la escuchara- No me llames cuando estoy con mi hija.- fue lo primero que dijo a la persona que estaba en la línea.

-Lo siento, no sabía que estabas con ella…- oyó la voz de un hombre- ¿Cómo estas, amor?- el tono de su voz era algo frío y tétrico.

-Bien, Astrid ya se irá a la escuela, así que de ahí puedes venir. Pensará que fui a trabajar.- contestó Hofferson, antes de morder su labio inferior con atrevimiento.

-Tengo unas ganas de verte, tendremos la casa para nosotros solos.- aquel hombre no se molestó en ocultar en doble sentido de sus palabras.

-Por Thor, Drago, me harás sonrojar.- y Hofferson no mentía, su cara ya estaba roja- Bien, te espero, ahora debo regresar con Astrid. Adiós.- colgó rápidamente y esperando a que su sonrojo desaparezca, volvió luego de unos minutos a la mesa.

-¿Quién era?- preguntó directamente su hija.

-Mi jefe, quiere que le haga un informe.- mintió tomando otra vez asiento.

-Cuando vea a ese señor le diré que, al menos, te dé vacaciones los fines de semana.- se quejó la menor arrugando su nariz.

-No te escuchará, es terco.- Lagertha otra vez se puso nerviosa, no quería mentirle a su hija, pero tenía que hacerlo, no podía decepcionarla.

Hace poco tiempo, antes de que Hiccup y Astrid sean novios, ya se conocían, sin ella saberlo, conoció a un hombre. Se impresionó desde el primer momento en que lo vió, tal vez para la gente no era la octava maravilla del mundo, pero para ella sí. Solo lo había visto, no se hablaron, hasta se encontraron en un centro comercial y comieron juntos aquella vez, conversando de algunos temas, ella le mencionaba que no trabajaba y él le dijo que podía ayudarla, pensando en lo mejor, aceptó.

No todo era color rosa, aquel hombre era Drago Manodura, el mafioso más peligroso alrededor del mundo. Pero ella no sabía en realidad quién era, la ignorancia estaba en su mente y se imaginaba que era un regalo de los dioses, por lo tan bueno que se comportaba con ella; se hicieron novios así de repente, él con algunos planes ocultos, pero jamás le mencionó tales. El día en el cual "por asuntos de trabajo", la mamá de la rubia tuvo que irse, no era cierto, casi del todo. Drago le había hablado sobre un lugar dónde podía trabajar, fue con él y se llevó una gran sorpresa: Un prostíbulo.

Quiso irse y dejarlo, pero sus "encantos" no la dejaban, la convencían, hasta que finalmente aceptó el terrible trabajo. Al principio se sentía mal, aunque sólo baila, siempre pensaba en que diría su hija si supiera, no pensaba decírselo. En 3 días ya se fue acostumbrando, y hasta le encantaba, pero más cuando estaba con Drago con él era el único con el que había hecho mucho más que bailar. Ese señor había ganado y engañado el corazón de aquella mujer que sufría. El mafioso tenía conocimiento de una fortuna que le había dejado su anterior marido a la ahora viuda, todo era un plan. Poco tiempo después se enteró de Astrid, de ahí el acercamiento se fue incrementando. Todo estaba planeado, encantarla a ella para llegar a su hija y a su fortuna.

-Muy bien, me tengo que ir. Adiós, mamá.- con un beso en la mejilla y una sonrisa, la ojiazul dió la vuelta y se fue.

-¡Cuídate!- gritó mientras se alejaba.

† † †

El autobús la dejó no muy lejos de la escuela, era el único transporte que la dejaba cerca, puesto que estaban haciendo reparaciones en aquella avenida.

Por dentro moría de ganas en ver a Haddock, no quería estar ni una otra hora más lejos de él. Vió durante su camino que una limosina se estaba acercando a ella, más bien, la seguía. El miedo se apoderó de ella, logró ver a un hombre alto y robusto, su apariencia y esa sonrisa cínica en su rostro no le daban una buena sensación . Para su suerte, solo pasó mirándola de reojo; no le tomó más importancia y se fue, pero con un gigante escalofrío recorriendo su cuerpo, algo no estaba nada bien.

-Mi Lady, qué bueno verte.- todos sus pensamientos desaparecieron al oír la voz de su novio.

-¡Babe! Te extrañé mucho.- exclamó contenta girándose para abrazarmk y el castaño le dió un suave beso en los labios.

-¿Vas a la escuela?- le preguntó al separarse.

-Sí, ¿me acompañas?- le pidió entrelazando sus manos.

-Claro.- felices, ambos continuaron el rumbo, sin saber que, detrás de una esquina de un callejón, alguien los estaba espiando.

-Astrid, si no quieres ser mi amiga, asume las consecuencias.- dijo Heather con una sonrisa de lado. Mientras ella iba camino a la escuela, vió que ambos se habían encontrado, decidió grabarlo. Odiaba cuando la rechazaban y cuando las cosas no salían como quería- Tu mamá no estará contenta con lo que verá, pero no te preocupes, tu amiga Brutilda se encargará de enseñárselo, o mejor dicho, su celular.- un sufrimiento para la Thorton tenía planeado, ansiaba poderla verla destrozada al saber que Astrid jamás le hablaría de nuevo.

† † †

-Al fin llegaste, ¿ahora qué te hizo tardar?- preguntó Brutacio, apenas la vió entrar.

-Hiccup. Me lo encontré en el camino.- contestó sin molestarse en ocultar su brillo en los ojos al mencionarlo.

-¿Le dijiste lo de Dagur?- volvió a preguntar el rubio. Adtrid les había contado aquel incidente, e insistían que tenía que decírselo para que le diera una buena lección. Ella no se negaba, pero no lo había visto, hasta ahora.

-Lo olvidé, en la salida se lo digo.- respondió alzando sus hombros y los gemelos fruncieron sus ceños.

-Mejor vayamos al curso.- el timbre tocó justo después de las palabras de Tilda, y se dirigieron a su clase.

† † †

Luego de dejar a su novia en la escuela, el ojiverde se dispuso a descansar un poco, no tenía ganas de enfrentarse con la policía por ese día. Fue a su callejón, esperando ver a sus amigos ahí como siempre. Su sorpresa fue que precisamente no eran sus amigos quienes se encontraban allí, sino su jefe.

-Hiccup, qué bueno verte por aquí.- habló Drago con mucha calma.

-Hola, señor Manodura.- lo saludó tratando de no sonar tan asombrado- ¿Cómo así viene por estos lugares?- de atrevió a preguntar para aligerar el ambiente.

-Quería charlar un poco.- contestó mostrándole una leve sonrisa.

-¿Sobre…?- cuestionó ladeando su cabeza y alzando una ceja. Algo no le parecía encajar y, la extremada calma de aquel pelinegro, lo ponía más nervioso.

-Tu actitud.- contestó con velocidad y mirándolo fijamente- Muchacho, has estado muy distraído estas últimas semanas. ¿Sucede algo?- interrogó fingiendo interés por su bajo rendimiento.

-Nada, solo que no he podido… Emm…¿Dormir?- buscó mentir, pero se regañó mentalmente al saber que no había logrado engañarlo.

-No será que estás…- empezó a hablar Drago con una sonrisa sorna- ¿Enamorado?- insinuó.

-¿Yo?- el ladrón llevó una mano a su pecho, pero su jefe dejó su expresión burlona para verlo con más seriedad- Bueno, hace poco acabé de conocer a una chica.- confesó, él no sabía sobre el inesperado interrogatorio, pero no había problemas, no creía que Manodura le haga daño a su chica.

-¿Y cuál es su nombre?- volvió a fingir interés.

-Astrid, señor.- respondió ahora él también con un tono más serio- Sé que no me puedo enamorar ni tener novia, pero créame cuando le digo que la amo.- admitió y Drago sonrió.

-Descuida, te la dejaré pasar por ser uno de los mejores aquí, solo quería saber eso.- le dió una última "amigable" sonrisa y se fue, dejando una cara de confusión en el castaño.

† † †

-Señor, ¿por qué las preguntas?- habló Johann, apenas su jefe salió del callejón.

-Tal vez no pueda hacer sufrir directamente a Estoico Haddock, pero sí a su hijo. Quiero ver la cara de ese chico al saber lo que le tengo preparado a su novia, antes de su muerte.- contestó fríamente subiendo a su limosina.

-¿Lo planea matar?- preguntó el castaño algo asombrado subiendo también al vehículo.

-Me ha servido y lo admito, pero es un Haddock, ni aunque trabaje para mí le tendré piedad.- respondió prendiendo uno de sus ansiados cigarros.

-¿Y que pasará con Estoico?- su secuaz tenía ahora curiosidad.

-Le enviaré a su hijo: Muerto. Creo que con eso será suficiente sufrimiento, saber que su hijo murió en mis manos, luego de 7 largos años de su busqué.- informó sin ningún remordimiento, justo antes de dar la primera calada.

-¿Y a dónde vamos ahora?- cuestionó Johann al ver que se desviaban del camino.

-Yo tengo que ir dónde mi "amada".- hizo comillas con sus dedos- Hoy la encantaré, así mi plan estará más cerca de dar resultados.- agregó soltando una macabra risa.

-¿Qué le hará?- se atrevió a preguntar el castaño.

-El mismo destino que sufrirá Haddock: Morir. Y a su hija le tengo preparado otra cosa.- Drago lo tenía todo planeado.

-Mucha suerte, señor.- le deseó el otro hombre.

-No creo que la necesite.- Manodura sonrió con arrogancia, antes de soltar nuevamente el humo de su cigarro.

Sí o sí, cumpliría con sus planes.



















































































¡Hola hola, genteeeeeeee!

Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, lo hice con mucho cariño para ustedes. 💕

Hemos tenido un capítulo el día de hoy que está que quema, y no de una forma sensual, sino por la acción, el enojo y el drama que se viene. ¿Teorías? ¿Están preparados para lo que se viene? Yo sólo espero que lo disfruten.

Bueno, eso es todo por hoy...

¡Nos leemos pronto! ♡⁠(⁠>⁠ ⁠ਊ⁠ ⁠<⁠)⁠♡










































































































A_Hiccstrid

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