† 20 †
-Espero que ya salgas de vacaciones rápido, quiero verte desde la mañana hasta la noche.- comentó Hiccup, mientras caminaba junto a su rubia.
-Eres todo un romántico, Babe.- la chica lo molestó con una sonrisa burlaba y él contestó con una risa sarcástica- Yo también quiero verte más tiempo, podremos salir más, pero sin hacer sospechar a mamá- le confesó ella y su teléfono empezó a sonar.
-Mmm, parece que los dioses nos quieren jugar una mala broma.- se burló ahora el ladrón pensando que se trataba de Lagertha.
-No lo creo, no es mi mamá.- apenas terminó, contestó- ¿Cómo conseguiste mi número?- arremetió disgustada contra la persona en línea sin siquiera saludar.
-Throk me lo dió.- habló Heather desde el otro lado de la línea- Es un buen chico.- añadió con ternura exagerada.
-Bien, ¿y qué quieres?- la ojiazul rodó los ojos frustrada, en verdad, Throk es un buen chico como para soportarla y darle lo que quiere.
-Te vengo a recordar la reunión que tenemos hoy en mi casa.- contestó la pelinegra con obviedad.
-No dejarás de llamarme hasta aceptar, ¿cierto?- dedujo llamando la atención y curiosidad de su chico.
-Creo que la inteligencia es lo tuyo, Ast. Te espero.- ni Hofferson ni Haddock tenían idea de la gran sonrisa victoriosa que la ojiverde formó al hablar- Ah, ¿y como está tu amigo imaginario?- se atrevió a preguntar con burla.
-Mi amigo está bien, te manda saludos.- contestó sarcástica.
-No me interesa, ¿aceptas?- Heather retomó su tema de importancia.
-Qué más me queda, adiós.- colgó de mala gana- Por Thor, mi vida será totalmente amargada.- comentó irritada guardando su celular.
-Hey, ¿por qué dices eso?- le preguntó el castaño tomando una de sus manos para entrelazarla con la suya.
-Heather, la rival de Brutilda, quiere que sea parte del grupo de las porristas para estas olimpiadas.- informó con una mueca de disgusto, pero para el joven fue tan adorable que tuvo que morder su labio inferior para no soltar una risa.
-¿Qué tiene de malo?- preguntó.
-Ella es la líder, así que manda y no puedes opinar. Además, eso no es lo mío.- resumió alzando sus hombros.
-¿Lo has intentado alguna vez?- insistió Haddock sonriendo imaginando a su linda rubia en uno de esos lindos uniformes.
-Nada que ver. Me voy a ver ridícula el día que me presente con esa ropa… Ahg, como la odio.- negó enojada.
-Para mí con cualquier ropa te verás linda. Tranquila, la podrás soportar.- le aseguró el ladrón dando un apretón en el agarre de sus manos y ella lo miró encantada.
-Odín te escuche.- pidió la joven en un suspiro dramático.
Caminaron entre risas imaginándose como se vería de porrista, ella diciendo que se vería ridícula y tonta, mientras él que se vería linda y grandiosa como ya lo era. Estaban un poco cerca de las calles del aeropuerto, cada vez tenían el deseo de dejar a la señora que vaya sola a su casa y estar todo el día juntos, cosa que de todas maneras no se podía por la reunión en casa de la Berserker. Finalmente, llegaron a una distancia considerable, allí en frente se encontraba la "suegra" del ojiverde.
-Me tengo que ir, gracias por traerme.- le dijo Astrid mirándolo a los ojos, esta vez sin sonrojos.
-Te extrañaré…- dramatizó Hiccup haciendo reír a su novia y recibiendo un amistoso, pero fuerte, puñetazo en el hombro- ¡Oye, sí que tienes fuerza!- se quejó adolorido y sobando la zona golpeada- ¿Cuándo nos volveremos a ver?- preguntó al recomponerse.
-Mañana, supongo.- contestó ella.
-Que te vaya bien en tu reunión.- le dijo y luego plantó un beso en los labios.
-Ni me lo recuerdes, adiós.- habló y como castigo por hacerla sentir tonta, no le dió un beso en los labios como se le estaba haciendo costumbre, solo en la mejilla. Y se alejó de ahí dejando a un desconcertado chico con un dulce puchero en sus labios.
† † †
La rubia estaba en una de las paradas de autobuses, mirando por todos lados en busca de su hija. No había rastros de ella, eso empezaba a ponerla preocupada. Entre la multitud no la hallaba, solo personas que no tenían importancia en su vida. Cogió su teléfono pensando en marcarle, pero una voz conocida impidió tal acto.
-¡Mamá!- gritó Astrid, mientras corría.
-Hija, qué bueno verte.- aun con tacones corrió, abrazando a su pequeña como le seguía llamando- Te extrañé mucho.- añadió separándose del efusivo abrazo.
-Yo también, perdón por la tardanza, pero es que tuve que hacer algunas cosas.- mintió la joven descaradamente.
-¿Qué cosas?- Lagertha la miró curiosa.
-Tareas, nada más.- volvió a mentir la menor jugando disimuladamente con sus dedos- ¿Qué te parece si vamos a casa?- añadió con rapidez.
-Ok.- aceptó su mamá en medio de una risa burlona. Sin embargo, cuando iban a coger un taxi, el teléfono de la mayor sonó.
-¿Quién es?- preguntó su hija con el ceño fruncido.
-No es nadie, solo un mensaje.- respondió con un notorio nerviosismo, suerte que el tono de llamadas era el mismo que de mensajes.
-Ajá.- Astrid la miró con extrañeza, pero después ambas subieron al taxi.
† † †
Eret se encontraba en una zona menos peligrosa del centro, por suerte no era tan buscado por la policía, no tendría muchos problemas en ser visto por alguno. Notó que había algo raro en él, tuvo la oportunidad de robar en más de una ocasión, pero no lo hizo. Era como si su mente no quisiera hacer nada, solo pensar en un nombre, una persona: Brutilda Thorton. Admitió que la primera vez que la vió no fue tan especial, pero desde el segundo encuentro todo cambió. Se seguía preguntando el por qué dijo que la quería acompañar aquella vez que Astrid se fue para hablar con Hiccup. Entendía perfectamente la situación, pero no quería aceptarlo: estaba enamorado de la muchacha. Se habían visto pocas veces, pero para él, solo su actitud hacía que su día se pusiera alegre y divertido. Encontró un jardín y delicadamente arrancó unas pequeñas rosas, no sabiendo la razón de su acto. Sorpresivamente, el destino le dió una de sus buenas jugadas, caminando por ahí, Brutilda se acercaba.
-¿Qué haces por aquí?- preguntó la gemela.
-Lo mismo pregunto.- él no pudo evitar molestarla con una sonrisa arrogante.
-Yo te pregunté primero.- refutó ella cruzándose de brazos, pero el ladrón ni se inmutó- Solo estaba caminando, ya que mi hermano Brut se encerró en su habitación como un maniático para "inspirarse" y crear diseños de moda para postular a la universidad de sus sueños.- reveló la rubia con movimientos exagerados de sus manos y una cara completamente de inconformidad.
-Vaya, eso debe ser una tragedia para ti.- dijo el pelinegro no muy seguro de lo que estaba diciendo, entender la relación de hermanos que ambos llevan aún era un terreno incierto para él.
-¿Y esas rosas? ¡Espera! Son para mí.- se contestó ella misma ahora siendo ella la que tenía una sonrisa arrogante- Aaww, gracias.- apurada cogió las flores y las abrazó, sintiendo lo mismo que el chico: amor.
-Te las iba a dar, pero ya las tomaste por tu cuenta.- confesó y un sonrojo se presentó en ambos.
-Gracias.- murmuró cambiando su postura a una más apenada- Creo que exagere en quitártelas así.- se disculpó desviando la mirada.
-Descuida, son todas tuyas.- él le sonrió para no hacerla sentir mal- ¿Deseas caminar juntos? Claro, si no tienes ningún problema.- preguntó ocultando sus manos en sus bolsillos.
-Neh, me agradas, a pesar de que me robaste.- concedió empezando a caminar.
-Pero terminé devolviendo el bolso.- recordó él rodando los ojos.
-Porque te obligaron, ¿o me equivoco?- contraatacó alzando una ceja.
-No lo haces.- señaló antes de suspirar profundamente y detuvo sus pasos- Ok, seré franco.- dijo tomando todo su valor, era ahora o nunca el momento que le diría sobre sus sentimientos.
-¿De qué hablas?- la gemela también detuvo su caminar y le prestó completa atención.
-Me gustas, Tilda.- confesó de golpe y ella retrocedió unos pasos por lo abrumada que se sintió ante un nuevo sentimiento.
-Esto es hipotéticamente hablando, ¿cierto?- fue lo único que se le ocurrió decir
-No.- respondió seriamente- La segunda vez que nos vimos, algo cambió en mí. Eres muy linda, Brutilda, a tu manera claro está. Yo jamás me había enamorado…- iba a decir todo un discurso sobre el remolino de sentimientos que sentía, pero Thorton lo interrumpió.
-Hey, ni que fueras Hiccup con todas las cursilerías.- la chica estaba emocionada, aceptaba que era lindo y le gustaba, algo rápido, ¿pero quién entiende al amor? Sólo no quería oír cursilerías, eso no funcionaba con ella.
-¿Quieres ser mi novia?- aquellas palabras fueron música para sus oídos.
-¡Claro que sí, idiota!- gritó lanzándose a sus brazos y con velocidad le dió un apasionado beso, el cual fue correspondido apenas por el shockeado muchacho- Tengo que admitirlo, te amo mucho.- admitió recuperando el aire, mientras sonreía por ese gran beso.
-Yo más.- murmuró él.
-¿Otra vez con las cursilerías?- ella alzó una ceja, pero sin borrar su sonrisa.
-Lo siento, ya no las hago, lo juro.- prometió entre risas al separarse, mientras ella también reía y entrelazaba sus manos para irse a pasear por ahí, sin rumbo en general.
Pues lo único que les bastaba, es que estaban juntos.
¡Hola hola, genteeeeeeee!
Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, lo hice con mucho cariño para ustedes. 🖤
¿Qué tal les pareció los divertidos y dulces momentos Hiccstrid? ¿O tal vez la oficialización del noviazgo entre Eret y Brutilda? Los estaré leyendo...
Bueno, eso es todo por hoy...
¡Nos leemos pronto! 💜
A_Hiccstrid
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