† 19 †

Veían el panorama, pareciera como si la tarde estuviera de acuerdo en ponerse al igual que sus estados: cien por ciento enamorados.

No era San Valentín, pero caminando por el parque veían como algunos le daban dulces o globos a sus parejas, varios chicos declarándose a las chicas, con suerte ellas aceptaban, en la otra mano, los chicos recibían buenas cachetadas por parte del género femenino. En fin, un escenario muy simpático de apreciar.

Hiccup observaba las formas de complacer a las chicas, como era su primera relación no tenía ni idea; dejó a Astrid sentada en un banco y fue a ver qué podía darle. Y en efecto, vió un florista en el parque y no dudó comprarle unas rosas, aún sin tener el suficiente dinero, se las había arreglado con el vendedor. Seguido compró un helado, pequeño, pero que de seguro disfrutaría. Ya una vez comprado todo, se fue a sentar junto a ella, quien le dió un beso y le agradeció.

Luego de disfrutar de su helado empezaron a jugar como unos niños, corriendo de un lado a otro y evitando que él o ella lo atrapara. Pero, en una de esas, Hofferson tocó una pequeña herida que tenía Haddock en el brazo, y este gimió del dolor, asustándola.

-¿Qué te paso ahí?- le preguntó con tono de preocupación.

-Esta mañana tuve una pelea.- murmuró resignado al ser descubierto, mientras tomaba su brazo herido.

-¿Por qué no me lo dijiste?- espetó ella frunciendo el ceño, se acercó para remangar su polera negra y así poder ver la herida- Aún sangra.- dijo analizándola.

-No quería preocuparte… Auch.- respondió con un quejido cuando ella rozó la herida con sus dedos al inspeccionarla.

-No creí que te pelearas.- confesó la rubia  abriendo uno de los bolsillos de su mochila, sacó un pequeño frasco y lo abrió.

-No lo hacía…¡Ouch!- el ojiverde volvió a gemir cuándo sintió que su novia le empezó a poner un poco de alcohol que tenía guardado en aquel frasco- ...Pero no podía dejar que le hicieran daño.- terminó su oración cuando el escozor pasó.

-¿A quién?- la ojiazul alzó su vista de la herida para conectar sus curiosos ojos con los de él.

-A mi mamá.- reveló con más seriedad.

-¿De qué hablas? ¿Viste a tu mama?- la muchacha no pudo evitar mostrar su asombro.

-Después de dejarte en la escuela , fui por uno de los callejones, solo estaba paseando...- gimió al sentir otra vez más dolor el alcohol pasar por la herida- Oí que una mujer gritaba, me escondí en un basurero y ví que Salvaje y otros dos estaban atacándola.- resumió, mientras ella lo escuchaba atentamente.

-¿Salvaje?- repitió extrañada por tal inusual nombre.

-Otro pandillero, así se le conoce por los callejones- le dijo ahora con rabia- Me acerqué y ví de quién se trataba, mi mamá. Pero eso no era lo peor, le habían robado, pero no les bastó, querían violarla.- añadió apretando sus puños con impotencia.

-Oh, por Thor. ¿Y qué sucedió?- la rubia se angustió de que hayan logrado su cometido.

-En ese momento me preocupé por ella, pero no tomaba una decisión: si ayudarla, o dejar que el rencor me sacara de allí sin hacer nada. Pero fui fuerte, me puse la capucha y me interpuse. Obviamente, no se iban a ir sin pelear, así que...- señaló con sus ojos y algo de gracia la herida en su brazo.

-¿Y ella te vió?- preguntó nuevamente guardando el alcohol.

-No. Salvaje mencionó mi apellido, pero lo asustada que estaba no le permitió escuchar con claridad. Me acerqué y le dí un poco de dinero que tenía, al menos para el taxi, la casa no quedaba tan lejos.- relató con una leve sonrisa, pues le enorgullecía saber que ayudó a su madre.

-¿Cómo sabes que siguen viviendo allí?- Astrid alzó una ceja.

-¿Recuerdas la primera vez que dije que te llevaría a casa?- cuestionó y ella asintió- Te dije esa vez que tenía que hacer cosas importantes, pues no era cierto. Paramos justo cerca de la casa de ellos, ví por la ventana como lloraba.- admitió desviando su mirada, mientras se tomaba la parte trasera de su cuello.

-Por eso me dejaste.- murmuró Hofferson, ahora le encontraba sentido.

-Lo siento, pero no podía arriesgarme a que me vean.- se disculpó apenado.

-No te disculpes, no estoy enojada.- la rubia le dedicó una sincera sonrisa, la cual fue correspondida por el castaño.

-Y bueno, también cambié en algo.- informó alzando sus hombros con algo de nerviosismo, pero ahora sin quitar la vista de ella.

-¿Qué cosa?- la chica tomó una postura más relajada en la banca.

-Me siento culpable al haberla abandonado a tan corta edad, cuando la ví ese día, sentí que sus lágrimas eran por mí: no volverme a ver. Fue un error culparla de aquella mentira, yo tengo la culpa de su sufrimiento desde hace 7 años, sufrimiento que ella no merece.- dijo con pesar y su novia tomó sus manos entre las suyas.

-¿Eso significa que la visitarás?- preguntó con sutileza.

-No. Sufrirá si sabe que vivo en las calles y soy un ladrón.- respondió inclinándose para apoyar su frente en el hombro de ella.

-De las dos formas sufre.- comentó.

-Y yo también lo hago, no verla todos los días es duro para mí. La extraño.- abrazó a Astrid, quien solo intentaba calmarlo, cuando pequeñas lágrimas empezaron a salir.

-Llora, Babe. Para mí también es duro saber que mi papa no está, hay que admitir que los extrañamos.- no tuvo que seguir hablando después de unos minutos, puesto que Hiccup dejó de sollozar y llorar.

Aquella culpabilidad que él sentía se fue cayendo en pequeñas gotas de agua, llamadas lágrimas, formando un llanto. Un desahogo después de tanto tiempo, un peso sacado de encima.

-¿Y tú papa?- volvió a preguntar ella con cautela cuando él se separó de ella.

-No, de él no me importa el sufrimiento.- el ojiverde recuperó la compostura, mientras cambiaba su expresión facial a una de desagrado.

-Sigue tu rencor hacia él, dioses, que más se puede hacer.- comentó su novia rodando los ojos.

-Seguir con la vida, es lo único que queda.- dijo él y ambos se acomodaron abrazados en la banca, contemplando la bella vista y a algunos los niños jugando con sus cometas, pelotas, sogas o entre ellos mismos.

Hasta que el teléfono de Astrid empezó a sonar.

-¿Hola?- contestó ella al ver que era su madre.

-Hija, ya llegué a la ciudad.- habló su madre desde la línea- ¿Estás en casa?- preguntó.

-No lo estoy, vine al parque.- contestó lazándole una mirada cómplice a Hiccup- Pero no te preocupes, me queda algo cerca del aeropuerto, voy allá para recojerte.- añadió.

-Ok, no tardes. Te amo- aceptó Lagertha.

-Yo también.- dicho esto, cortó la llamada- Era tu querida suegra, me tengo que ir.- le dijo a su novio con gracia.

-¿Quieres que te lleve?- se ofreció el chico con una gran sonrisa.

-Me encantaría, pero solo hasta una distancia, no puede verme contigo.- advirtió ella y él asintió.

-En ese caso, nos vamos.- la tomó de la mano y ambos se pusieron de pie para emprender su camino al aeropuerto.

† † †

-Mi vida, ¿pero estás bien? ¿No te golpearon o…?- Estoico se encontraba preocupado, su esposa le había contado sobre lo ocurrido.

-No, gracias a Odín, no lo lograron.- contestó Valka, pero su respuesta no logró calmar al policía.

-¿A qué te refieres? ¿Te quisieron…?- el abrió sus ojos de golpe al saberlo- No, yo los mató, ni los meto presos, ¡los mato!- exclamó furioso.

-Creo que no debiste decirle.- le susurró Bocón a la castaña.

-Sabes que le digo todo a mi esposo.- refutó ella cruzándose de brazos- Amor, tranquilo, lo importante es que no me hicieron nada.- le habló de nuevo al pelirrojo.

-Casi te violan, ¡¿Cómo quieres que me tranquilice?!...- gritó y los otros dos presents dieron un paso hacia atrás. Allí, Estoico, optó por respirar muy profundo y hablar con más calma esta vez- ¿Y cómo escapaste?- interrogó controlándose.

-Tuve algo de ayuda.- comentó la ojiverde con una sonrisa.

-¿Quién? Nombre, edad, algo para agradecerle.- pidió su esposo.

-No sé cómo se llama. Ni su edad.- lamentó Valka, ahora no tendrían cómo contactarlo para saber si está bien y agradecerle como es debido.

-¿Pero pudiste verlo?- cuestionó ahora su amigo rubio.

-Estaba cubierto. Solo les gritó y empezó una pelea, los tres contra él. Milagrosamente ganó, me dió dinero para el taxi, justo cuándo le iba a preguntar su nombre, como el humo, se esfumó.- contó la mujer alzando sus hombros.

-Qué raro…- el Haddock se llevó una mano a su mentón, estaba pensativo- ¿Recuerdas su atuendo?- volvió a preguntar y su esposa rodó los ojos.

-Estoico, creo que exageras, lo importante es que ya se encuentra bien.- habló Bocón observando a la ojiverde frustrada con las exigencias de su amigo.

-Pero podría pasarle algo por venganza, tal vez pueda ayudarlo. Así que repito... ¿Recuerdas su atuendo?- interrogó una vez más.

-Llevaba un pantalón rasgado, zapatillas viejas y... Su rostro estaba cubierto por una capucha negra, no se veía de sus ojos para arriba.- la última prenda que ella mencionó los dejó paralizados.

-¡¿Capucha negra?!- exclamaron Bocón y Estoico, mientras en su mente recordaban a aquel chico.












































¡Hola hola, genteeeeeeee!

Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, lo hice con mucho cariño para ustedes. 💙

Bien, aquí ya vieron cómo poco a poco Hiccup va abriendo su corazoncito y ojalá pronto se dé cuenta de sus errores que viene arrastrando desde el pasado. Y también cómo Estoico y Bocón ya están sospechando en tener a aquel ladrón cerca, pero también puede significar que Hiccup esté cerca de ellos también 👀...

Bueno, eso es todo por hoy...

¡Nos leemos pronto! 🤍





















































































A_Hiccstrid

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