† 16 †

El sol lentamente empezó a iluminar el cielo, dando inicio a la mañana. La pista se veía solitaria, mejor para poder dormir en paz y tranquilidad. La casita, una de las pocas que se encontraban ahí, se encontraba cerrada, pero con se notaba que había alguien adentro . Dentro de ella, en lo más profundo del pasillo, se divisaba una habitación.  En la cama, dos personas dormían profundamente: un chico y una chica. El chico la tenía abrazada, mientras ella, se acurrucaba en su marcado pecho. Los rayos del sol traspasaron las ventanas, tocando el rostro de la chica. Sus ojos zafiros, con pereza, se fueron abriendo y rió al sentir cosquillas en su cuello.

-Buenos días, Mi Lady.- le dijo Hiccup dulcemente, mientras dejaba de depositar pequeños besitos en su cuello y ahora le daba un tierno beso en la frente.

-Buenos días, Babe.- le saludó con la misma ternura en su suave voz y sorprendiendo al castaño por su nuevo apodo.

-Mjm, me gusta.- comentó- ¿Cómo dormiste?- cuestionó.

-De hecho, al lado tuyo, muy bien.- admitió la joven con un ligero sonrojo en sus mejillas y tratando de ocultar su rostro en su pecho. Haddock no pudo evitar soltar una risita al verla tan tierna.

-Qué bueno oír eso; ¿he dicho que te amo?- terminó con voz suave.

-Sí.- habló juguetonamente, volviendo a mirarlo- Pero me gustaría escucharlo una y otra vez.- dijo con una gran sonrisa.

-Te amo, te amo, te amo.- repitió el ojiverde concediendo su deseo- No me cansaré de decirte que te amo.- dijo y luego observó la sonrisa pícara de la rubia.

-No solo quiero oír eso, prefiero otra cosa.- la ojiazul cambió su expresión a una más inocente.

-¿Ah, sí? ¿Y qué es esa otra cosa?- le preguntó Hiccup también juguetón, pero con el ceño fruncido.

-Un beso.- contestó rápidamente y su deseo se cumplió al sentir sus labios chocar con los de ella.

-Listo. ¿Algo más?- preguntó alzando una ceja.

-Creo que más besos no hacen daño.- pidió la ojiazul y él, todo obediente, hizo caso a sus peticiones, besándola en los labios dulcemente- ¡Hiccup! Me haces cosquillas.- se quejó ella entre risas cuando sintió que besaba su cuello.

-Entonces habrá más cosquillas.- murmuró antes de empezar a besarle el cuello nuevamente. Además, de usar sus dedos para empezar a hacerle cosquillas por todo el cuerpo, haciéndola retorcerse y reír.

-Jaja, ya para jaja… ¡Ya! Son muchas cosquillas.- decía ella en medio de sus risas, hasta que el ladrón se apiadó de ella y se detuvo.

-¿Feliz?- le preguntó rozando su nariz con la suya.

-Sabes que sí.- respondió y después le plantó un pequeño beso. Ambos rieron como tontos al separarse, pero Astrid cambió su rostro.

-¿Qué sucede?- Hiccup preguntó preocupado.

-La escuela.- soltó en un hilo de voz y, sin decir nada más, se levantó y se fue al baño para empezar a alistarse.

-Te llevaré.- dijo el chico, mientras se ponía de pie y tendía la cama; le tendría una sorpresa- Chimuelo, vamos a hacerle un delicioso desayuno.- le indicó al perrito, el cual estaba sentado sobre su cama al lado de la de Astrid; ladró y saltó de emoción.

† † †

-¿Hola?- habló Brutilda, quien lucía cansada cuando apenas despertaba y contestaba su teléfono.

-¡Estúpida revoltosa! ¡¿Dónde estás?!- la voz enojada y desesperada de su gemelo tras la línea terminó de despertarla- Te estuve marcando y no contestabas, me tenías preocupado-. agregó al no recibir ninguna respuesta.

-Oye, mamá...- lo llamó con sarcasmo- Estoy en mi cuarto.- pensaba ella, pensaba, puesto que aún no se percató de dónde esta en realidad.

-Estoy en tu habitación, no estás aquí. Mínimo me debiste avisar que ibas a dormir con Astrid. Tienes suerte de que mamá y papá no llegaron anoche.- ante las palabras del rubio, la ojiazul miró a su alrededor y era cierto, no estaba en su cuarto.

-Emm… ¡Sí! Me quedé a dormir con Ast.- mintió para evitar tener problemas, o más de los que había ganado- Lo siento por no decirte, se me olvidó. Nos vemos en la tarde. Si llegan mamá y papá antes que yo, te pido que me cubras.- más que pedirle, le rogó en su tono de voz.

-Y esta vez te saldrá caro.- dicho esto colgó.

-Vaya, veo que despertaste.- ahora la voz de Eret acercándose a ella la sobresaltó.

-¡Eret! Qué… ¿Qué hago aquí? Espera…¿Acaso tú…? No, no puede ser. ¡Yo apenas tengo 17!- se levantó histérica pensando que había cometido el peor error de su vida- Escucha, si quedo embarazada, tú también…- comenzó a condicionar, pero el ladrón la detuvo apenas supo por dónde iba.

-Hey, ¿qué hablas? No hemos hecho nada.- se defendió él con el ceño fruncido y alzando sus manos.

-¡¿Entonces qué hago aquí?!- exigió, pero habló cuando el intentó hacerlo- ¡No! No me digas... Me trajiste aquí, me tienes secuestrada, por eso ayer estuviste toda la tarde conmigo.- supuso con desconfianza y dando un paso hacia atrás, lo cual ofendió al pelinegro.

-¡No te he secuestrado! ¡Thor, ayúdame con esta loca!- pidió mirando al cielo con desesperación- Tuviste la gran idea de ir a un pub y tomar un trago. No te podía llevar a casa en esas condiciones, ni siquiera la conozco. Decidí traerte a la mía, no hicimos nada de lo que te arrepentirás.- relató brevemente observando a detalle cómo su expresión desconfiada cambiaba a una más avergonzada.

-¿En serio?- ella alzó sus hombros cuando se cruzó de brazos- Gracias, al menos, evitaré que me castiguen por tomar alcohol.- dijo con un tono de burla.

-¿Lo haces?- preguntó con curiosidad y relajando su postura y expresión facial.

-Desde que tengo 13.- contestó ella con naturalidad.

-¿Y tu amiga Astrid? No parece de las que toman.- mencionó sacándole una socarrona a la gemela.

-No ella no lo hace.- afirmó rodando los ojos, pero sin quitar su sonrisa, la cual contagió al ladrón.

-Hey, ¿qué no tienes que ir a la escuela?- recordó.

-Cierto, pero no sé por dónde estoy.- la rubia analizó los callejones que los rodeaban, pero no se ubicaba.

-Te llevo, conozco el camino.- dijo Eret con su típica sonrisa arrogante y luego ambos se encaminaron hacia la preparatoria.

† † †


-¿Qué es todo esto?- Hofferson se sorprendió cuando bajó de su habitación aún secándose su cabello mojado con su toalla y vió que la mesa estaba bien decorada, con varios platillos. Se podía ver: Huevos revueltos, omelette, jugo de naranja, queso fresco y miel.

-Es el desayuno.- apareció Hiccup colocando las servilletas- Comeremos juntos. Ven, siéntate.- se acercó a ella y caballerosamente la ayudó a sentarse.

-Gracias, Babe.- le agradeció tiernamente, se mordió el labio, antes de volver a hablar- Pero no puedo llegar tarde.- dijo en un lamento.

-Conozco un atajo.- aseguró el castaño con determinación en sus verdes ojos- Además, nos quedan 45 minutos hasta que toque la campana, ¿no?- agregó con una sonrisa de lado.

-En ese caso, buen provecho.- la rubia imitó su sonrisa. Ambos se dispusieron a comer, mientras que Chimuelo también disfrutaba de su desayuno en un platillo para perros- Hiccup...- lo llamó.

-¿Sí?- él la miró con intriga.

-¿Desde cuándo sabes cocinar?- se atrevió a preguntar.

-Veía todos los días a mi mamá, de ahí aprendí.- respondió desviando su mirada, mientras llevaba su mano derecha a su nuca para rascar con disimulo sus cabellos. Astrid se mordió la cara interna de su mejilla y decidió hablar para cambiar de tema.

-Muchas gracias. Jamás olvidaré este delicioso desayuno, mi estómago también te lo agradece.- dijo con gracia y el joven volvió a sonreír.

-Siempre te complaceré con algo delicioso.- prometió con un guiño.

-Con solo verte me complaces.- admitió tomando su mano sobre la mesa y con sus redondas mejillas sonrojadas.

-El sentimiento es mutuo, Mi Lady.- tras sus palabras, continuaron comiendo.

Minutos después, Astrid se fue a cepillar los dientes, mientras que Haddock lavaba los platos.

-La quiero demasiado, Chimuelo… ¿Chimuelo?- no había señal del canino, así que caminó hacia la sala, hasta que lo vió gruñendo en la ventana- ¿Qué te ocurre?- cuestionó extrañado.

† † †

Al frente de la casa de la rubia, había un gran árbol de mango. Con ramas gigantes que asustaban a los que pasaban por ahí, porque daban imagen de un monstruo. En una de esas gigantescas ramas, un chico pelirrojo estaba observando fijamente el comedor de aquella casa, donde se encontraba el Haddock, minutos antes con su novia.

-Vaya, Hiccup, ahora veo que tienes novia.- río Dagur, pero tratando de no moverse para no perder el equilibrio- A Drago le dará gusto saber esto.- murmuró con maldad marcando a su celular.

-¿Qué sucede, Berserker?- habló seriamente el mafioso al otro lado de la línea.

-¿Recuerda de la amiga de Haddock?- preguntó rápidamente sin mucha paciencia.

-Sí, como olvidar a mi futura olla de oro.- contestó el mayor en medio de una risa.

-Bueno, estará más cerca de ella. Ahora son novios.- el ladrón fue directo al punto.

-¡Excelentes noticias!- festejó- El plan se realizará en poco tiempo. Ahora que sabemos dónde queda la casa.- añadió antes de soltar otra cínica risa.

-Desearé ver la cara de Hiccup al saber.- comentó el fornido mirando al castaño a lo lejos.

-Tenemos que darle el crédito, si no fuera por él, no hubiésemos sabido de la existencia de la chica. Es muy bonita, nos servirá.- dijo Manodura.

-Esperemos, jefe.- murmuró Dagur. Sin embargo, cuando pensó cortar la comunicación, se acordó de otra cosa- Y sobre la mamá de ella, ¿planea quedarse con todo?- cuestionó curioso.

-Ahora tengo dos cosas: la fortuna y la chica. Me quedaré con ambas cosas.- el Berserker no podía verlo, pero el mafioso tenía una gran sonrisa victoriosa formada en sus labios.

-Usted es un genio. Cambio y fuera.- halagó y colgó- Ay, Hiccup, no sabes en cuántos problemas meterás a tu novia- sonrió malvadamente y se fue.















































































¡Hola hola, genteeeeeeee!

Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, lo hice con mucho cariño para ustedes. 🧡

¿Comentarios u opiniones del capítulo? ¿O tal vez de la historia en general?... ¡Oh! También déjenme avisarles que un personaje de la franquicia está por aparecer, pero será una versión diferente a la de mis otras historias, ya que quiero también probar cosas nuevas... ¿Adivinan quién es?

Bueno, eso es todo por hoy...

¡Nos leemos pronto! 💖




























































































A_Hiccstrid

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top