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"El tiempo pasa volando."

La frase típica del mundo cuando crecemos. Esa fue la frase que Valka y Estoico pensaron al observar a su hijo, sin poder creer ver a su pequeño Hiccup ahora con 5 años de edad jugando en su sala. 

Sin saber quién le había enseñado, él ya jugaba con una pequeña pelotita de futbol; regalo por parte del tío Bocón al tercer año de vida. Con resbalones y caídas, aprendió a mantener el equilibrio poco a poco. A pesar de eso, no era tanta la felicidad que rodeaba el hogar, los kilómetros aparecían para separarlos, a madre e hijo, de esposo y padre. Su trabajo como policía no los dejaba estar mucho tiempo juntos, aún así, Estoico decidió que nunca los abandonaría, los protegería a toda costa.

-¡Papá!- la sonrisa se formó en el rostro del pequeño de 5 añitos. Con lágrimas por la felicidad, corrió donde su padre, quien lo recibió de brazos abiertos apenas cerró la puerta tras de sí- Te extrañe, mucho.- cualquiera que no esté en los zapatos de alguien, pensaría que no sufría, no todo es lo que uno piensa.  Será pequeño, pero sufría al no tenerlo cerca todos los días.

-Yo también te extrañé muchísimo, hijo.- con dulzura, le dió un beso en la mejilla, y seco sus pequeñas lágrimas. Pocas veces verlo al menos era algo, no lo que quería, pero aprovechaba cada momento para estar con él y con su esposa; salían y pasaban el día juntos, sin ninguna interrupción. Su otro motivo de felicidad lo esperaba detrás suyo, lentamente, se fue acercando y la abrazó- Mi vida…- ahora él lloraba, sintió cómo los cálidos brazos de su amada rodeaban su cuello, con un beso incluído.

-Estoico…- su rostro decía todo, cuánto lo había extrañado- Te extrañé, mucho.- aún llorando, no paraba de besar a su esposo, provocando una cara de asco por parte de su hijo.

-Yo igual, a ambos. No soportaba estar sin ustedes, necesitaba verlos.- el policía rogó que el abrazo jamás se acabara, estaban tan unidos, como una familia. Todas las veces que el Haddock salía del trabajo, la castaña y el ojiverde esperaban tan ansiosos de que llegara y abrazarse- ¡Auch! - un grito de dolor hizo que se terminen separando, esta vez, Hiccup se pasó a los brazos de su madre.

-¿Qué sucede, cariño?- le preguntó preocupada ella. Él, aunque no quería que se enteren, no tuvo más remedio, alzó con lentitud la manga de su camisa, dejando a la vista una venda con una gran mancha roja en medio de esta- ¿Qué le ocurrió a tu brazo?- sacó la venda con sumo cuidado, dejando ver un hoyo profundo, del tamaño de una bala.

-Una persecución policia.l- gimió del dolor al sentir el aire tocar la herida- Hubo muchos disparos, balas por doquier.- dejó de hablar, porque no quería preocuparla. Se sentó en el sofá evitando tocar la herida- Perdóname por no decirles, no quería hacerlos sufrir. Menos a ti, hijo.- tanto como Valka, el pequeño castaño también estaba asustado.

Era feo ver a su padre lastimado, le dolía verlo así. También sufría, y estaba consciente de los peligros a los que su progenitor estaba expuesto.

-Papá...- le llamó el pequeño entre lágrimas que ahora demostraban tristeza. Estoico solo sonrió aclarándole que estaba bien- Ya no quiero que sigas trabajando como policía. Por favor, no quiero perderte.- pidió abrazándolo y apretó duro el pecho de su padre, quien al oír esas palabras se le partió el corazón en mil.

-Yo…- aún con vacilación y con el dolor de su alma tenía que tomar una decisión. Dejar lo que estuvo preparándose durante años para convertirse en el gran policía que era hoy en día. Entre su trabajo y su familia, estaba todo claro. A pesar de amar ambas cosas, la familia es lo primero- Por ustedes, prometo ya no seguir trabajando en la policía.- una gran falsedad en sus palabras.

Sonrieron y se abrazaron con fuerza, esperando sentir su nueva vida.

† † †

Otra vez el dicho se recalca.

Estaba grande, cerca de terminar la primaria y seguir creciendo. Los adultos no podían dejar de darles gracias a la vida, por darle a ese hijo. Tenerlo sano, fuerte, y con actitud decidida como la de su padre. De ambos habían sacado de todo un poco; en lo físico era parecido a su madre y con el gran corazón de ella, pero de su padre sacó la determinación y autosuficiencia. Eran una familia excelente, y todo lo que un niño de ahora 10 años pediría. Metas y sueños por hacer realidad. Sorpresivamente, no amaba la profesión o, "mejor dicho", "ex profesión" de su padre; la gran mayoría de los niños siguen los mismos pasos de sus padres. Sin embargo, Hiccup odiaba recordar cuando era más pequeño, cuando su padre llegaba todo lastimado y herido. La promesa de su padre hizo que se sintiera mejor, pero desvanecía de todas formas por las "reuniones de trabajo"

-Mamá…- llamó Hiccup a su mamá, quien estaba preparando el almuerzo, por el olor, sabía que sería delicioso, cosa que no pasaba muy seguido. Con su mirada le hizo saber que lo escuchaba- ¿Dónde está papá?- esa pregunta la dejo sin palabras. Sabía que Estoico no había cumplido su palabra, le mintió a su hijo estos últimos 5 años. Su corazón quería de una vez sacar ese peso de encima, consciente de que mentirle estaba mal, pero temía que los odiara.

-Él está…- le tocaba volver a mentir, pero el teléfono de la cocina sonó- Buenas tardes... Sí, soy yo.- su rostro cambio a uno preocupante- ¡¿Qué!? ¡¿En dónde está?!- la desesperación de ella asustó al niño, imaginándose lo peor- Voy para allá. Por favor, sálvenlo.- una vez que colgó, disparada cogió su bolso y se dirigió a su hijo- Hiccup, llamaré al tío Bocón para que venga a cuidarte hasta que yo vuelva, pórtate bien.- antes del interrogatorio que seguramente le haría su hijo, le dió un beso y se fue, dejándolo confundido.

Después de unos 20 minutos de espera angustiosa, la puerta se abrió dejando ver a Bocón, él lucía preocupó. Hiccup no dijo nada, corrió a abrazarlo y empezó a llorar, temía que algo malo haya pasado, principalmente a su papá.

Las horas pasaron y pasaron, sin llamada alguna de su madre. Trataba de distraerse jugando con su pelota de fútbol, ​​mas no servía de nada, los pensamientos seguían ahí y no se iban, a pesar de los intentos de borrarlos. Bocón lo vió, sabía que esto no podía seguir siendo una mentira; les gustara o no, tienen que admitirle que todos estos años Estoico le estaba mintiendo para que no sufra, que seguía siendo policía, por eso los largos días fuera de casa. Lo llamó, ambos se sentaron y le contó todo; el ojiverde no dijo nada, estaba tan resentido con su papá y su mamá, por mentirle. Dos horas después, las puertas de la entrada se abrieron.

-Llegamos.- la voz de Valka causa un pequeño susto en ambos.

Hiccup se levantó con un semblante serio, mientras que Bocón ya estaba llegando hacia donde estaban ellos.

-Gracias por cuidarlo, Bocón- dijo el pelirrojo en voz tenue y su mejor amigo asintió con una expresión triste, y peor aún, cuando lo vió al ver a su compadre en una silla de ruedas, sonriente y con una venda en el abdomen.

-¿Cómo te pasó eso?- preguntó asustado.

-Un enfrentamiento con una banda de sicarios. Me dispararon cerca del estómago.- respondió sin imaginarse que Hiccup se encontraba presente en ese momento- Gracias a Thor puede sacar la bala y tengo que estar un mes en reposo. Te agradezco por cuidar a Hiccup- le sonrió y el rubio se agachó para abrazarlo- Vamos, tengo que saludar a…- sin imaginárselo, el susodicho lo interrumpió antes de empezar a rodar las ruedas de su silla.

-No tienes que buscarme, aquí estoy, papá.- le dijo su hijo en lágrimas, pero aún con expresión seria. Estoico pensó hablarle para explicarle, pero él no le dejó- El tío Bocón me lo contó todo.- el niño trataba de que su voz no se quebrara.

-Te lo puedo explicar, hijo.- su arrepentimiento era muy notorio, pero nada de eso cambiaría la decisión que Hiccup ya había tomado- Sabía que sufrías, pero no podía dejarlo simplemente de lado. Es lo que me he dedicado toda mi vida- su rostro también se llenó de lágrimas al verlo así.

-¡Me mentiste!- gritó apretando sus manos en puños y los ojos llorosos poco a poco fueron desapareciendo, ahora mostraron rencor y furia- Tú, mamá y el tío Bocón. ¡Todos ustedes me mintieron!- cegado por la ira, tiró el mantel de la mesa, el jarrón que la decoraba se rompió, asustando a todos- ¡LOS ODIO!- soltó lo más alto que pudo. Sin perder tiempo y aprovechando el estado en que estaba su familia, corrió fuera de su casa, alejándose cada vez, mientras oía los gritos desesperados de su madre.

-¡HICCUP!- fue lo último que oyó de ella.




















































¡Hola hola, genteeeeeeee!

Espero que les haya gustado el primer capítulo oficial de esta historia, lo hice con mucho cariño para ustedes. 💚

Mmmm... ¿Qué les pareció la última parte? ¿Un poquito exagerada, no? ¡Pues, lo siento, todo es para la trama y el desarrollo de la historia! 🙈

Ojalá puedan dejarme sus comentarios u opiniones acerca de este inicio, estaré muy contenta de leerlos.

Bueno, eso es todo por hoy...

¡Nos leemos pronto! 💘













































































































A_Hiccstrid

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