27

Le había mandado un mensaje a Laia con la dirección de Mariska indicándole que necesitábamos ir ella, Abdel y yo. Ella respondió pero no leí su mensaje, de hecho mandó varios mensajes porque el celular sonó varias veces pero lo apagué. Si veía que decía me sentiré peor.

Son las 6 de la tarde, tengo una hora.

Me duché y agarré ropa de Aina, escogí un pans gris y un suéter negro con mis zapatos que traje, no es la mejor combinación pero al menos estoy vestida. Me queda grande su ropa de Aina sin embargo no me quedó de otra más que usarla. Igual no es como si me quisiera ver bien, mucho dice mi apariencia de como me siento.

Me observé en el espejo.

Que curioso hace días atrás me observaba en el espejo y me miraba feliz, ahora me miró y es todo lo contrario.

Se nota la gran diferencia. Tengo los ojos hinchados, me veo pálida, me encuentro despeinada, estoy hecha un desastre, un asco. Esta vez mi reflejo no se ve nada bien.

Sonreí. La diferencia es que ahora mi sonrisa es triste, mi rostro se ve triste, y mis ojos se ven vacíos. Ya no tienen el brillo peculiar que poseían.

Ya no soy la misma de hace días atrás.

Si seguía analizando mi aspecto iba a entrar en depresión absoluta. Mejor caminé a la sala.

Me senté en el sofá y miré el vacío. Cuando reaccione decidí que le dejaré una nota a Aina. Busqué una hoja de libreta y un lapicero.

"Vuelvo en un rato. No te preocupes.

Gemma"

Sin nada más que hacer salí de ahí. Caminé y caminé hasta llegar a la casa de Mariska.

Tenía un mal presentimiento de todo esto.

Me empiezo a arrepentir de haber venido, es mejor que me vaya, si es lo mejor. Justo cuando iba a dar la vuelta e irme ella abrió la puerta.

—Gemma —dijo dulcemente.

¡Rayos!

—Hola —contesté apenada mientras me acerco a la puerta.

—Pasa, pasa —se hizo a un lado para que entrara.

—¿No vienen contigo los demás? —preguntó sutilmente.

—Ellos vendrán por su cuenta —respondí fría por la mención de ellos. ¿Por qué me los tiene que recordar?

—No falta mucho para que lleguen —habló para ella misma ¿cómo lo sabe?

Me senté en el sofá a esperar por la llegada de "mis grandes amores"

—¿Gustas algo? —ella me observa con detenimiento.

—Un vaso de agua por favor —respondí mirándola

—Claro —contestó sonriendo.

¿Por qué todo el tiempo sonríe? Porque ella si es feliz, susurró mi consciencia.

Ella caminó hasta desaparecer, supongo a la cocina.

Observé que tiene muchos objetos, dioses, y un lindo perrito peludo color blanco como la nieve. El cachorro se acercó a mi y gustosa lo acaricié, él empezó a ladrar de alegría es tan suave, su pelaje es tan blanco y al tocarlo parece que tocas algodón. En eso regresó Mariska y me dio el vaso de agua.

—¿Es lindo verdad? —preguntó cuando regresó, me tendió el vaso con agua.

—Mucho —respondí para después beber un poco de agua.

—Lo adopté porqué unas personas desalmadas mataron a su mamá cuando estaba recién nacido —miró al cachorro con amor.

—Oh pobre —contesté mirándolo con tristeza. Es muy bonito y es tan simpático.

Mariska iba a hablar cuando tocaron el timbre. Eran ellos.

Empecé a sudar de los nervios, no sabía que me encuentro muy nerviosa hasta que miré mis manos sudadas.

Escuche sus voces... Su voz diciendo su nombre, se están presentando.

Hasta sentí que fue en cámara lenta cuando los vi entrar. Él se ve guapo, lleva un pantalón de mezclilla y una playera negra solo que ésta vez va despeinado.

Viene con ella, ella trae un vestido negro con estampado de girasoles. Se ven bien, entraron agarrados de la mano, como una pareja. Una muy linda pareja.

Sentí esa opresión en mi pecho, otra vez.

Definitivamente, un golpe hubiera dolido menos y me hubiera gustado más.

Ellos se ven bien, no se ven demacrados como yo. Supongo que era de esperarse, que la única que está sufriendo soy yo.

Laia cuando me vio me sonrió débilmente y sus ojos se aguaron como si fuera a llorar. Fui ahí donde me di cuenta que tiene los ojos hinchados aunque ella aun así se ve bonita. No como yo.

En cambio él estaba normal, como si nada, no tiene ojeras, no tiene los ojos hinchados, está normal. Eso destrozó más mi corazón.

Mariska entró detrás de ellos.

—Bueno, antes de que empiecen a pelear o a gritar necesito que vengan conmigo y al terminar podrán hacer sus preguntas —habló Mariska tranquilamente. Igual no iba a hacer algún escándalo, no tengo ánimos para eso y sé perfectamente que él la defenderá a ella.

Todos asentimos. Ella empezó a caminar por un pasillo por lo que la seguimos, me apure para ir detrás de Mariska y que Abdel y Laia vengan detrás de mi porque sé que si los dejaba pasar primero me consumiría el dolor de verlos juntos.
Entramos a una habitación en donde solamente se encuentra una mesa redonda y cuatro sillas, y en la mesa se encuentran cartas, Mariska encendió la luz y me di cuenta que las cartas son cartas de Tarot.

—Tomen asiento por favor —ndicó mientras apunta a las sillas. Ella se sentó en una de las sillas.

Al caminar a la silla para sentarme la alejé de Laia para quedar cerca de Mariska. Se verá infantil pero no quiero estar cerca de ella. Si fuera posible no estaría aquí con ella pero realmente quiero respuestas.

—Gemma —habló haciendo que salga de mi mundo de pensamientos—. Necesito que agarres tres cartas —dijo mirándome. Se me hace absurdo estar aquí haciendo todo esto ¿en qué momento decidí hacer todo éste lío? En estos momentos estaría durmiendo o llorando tranquilamente y no viendo a Laia y Abdel en su nido de amor. Todo esto es absurdo.

Ella revolvió las cartas para cuando dejó de revolverlas me hizo una seña para que escoja las cartas.

—Gemma dame las cartas que agarraste —me miró seria, ¿hice algo mal?

Con cierto miedo se las devolví. Más bien con mucho miedo por su mirada intimidante.

—Escogiste —se quedó viendo fijamente las cartas—. El loco —me enseñó la carta sin embargo no la vi—. El colgado y —me mostró la segunda carta—. Diez de Espadas. —esa si la vi, solo hay espadas en ella y me reí internamente porque no sé que esperaba, si el nombre lo dice todo—. ¿Puedes agarrar un más? —tendió el resto de las cartas, elegí una y ella la agarró—. Muerte —me la enseñó pero tampoco le preste atención por el miedo del nombre. ¿Muerte? ¿Voy a morir?

Mi corazón latió con demasiada fuerza, el miedo está congelando mi ser.

—El Loco anuncia que se vienen importantes decisiones que pueden ser difíciles de tomar, y que pueden significar un riesgo para ti —me miró seria. No la puedo dejar de ver por el miedo de la ultima carta—. El Colgado indica un cambio en tu futuro que tal vez esté más allá de tu control, y que será una decisión de la cual, para bien o para mal, no podrás retractar te. También habla de un sacrificio —¿sacrificio? ¿Habla de lo de ahora? ¿Lo que está pasando es un sacrificio?—. Diez de Espadas representa... Desastre, pero es un desastre que no puede evitarse. Anuncia no sólo un fracaso total sino uno que es inevitable. Este destino no puede ser cambiado ni evitado, sólo soportado. Si te mantienes fuerte, nuevos sueños se pueden construir de las cenizas —me sonrió tristemente. Eso es lo que no quiero ver, esa mirada de lástima. Ahora no quiero, yo quiero apoyo—. Y La Muerte —me congele por completo, tengo un mal presentimiento—. Indica cambios en tu futuro. Este cambio se puede dar en casi cualquier aspecto de tu vida, pero de seguro será permanente, significativo y absoluto. Es una parte necesaria para seguir avanzando y verás que los cambios son más sencillos si los aceptas en vez de luchar en su contra —tomó un poco de agua. ¿En qué momento trajo agua?

—¿Y todo eso que quiere decir? —pregunté confundida por tantas palabras. Sigo aturdida por lo de la muerte.

¿Qué tiene que ver todo eso con lo que está pasando?

—Mira Gemma te explicaré todo para que puedas entender sé que tienes muchas dudas y quieres aclarar todo, ¿es así? —asentí lentamente. Ella suspiró como preparándose para hablar.

—En una de tus vidas pasadas fuiste el padre de Laia —la señaló. Seguí viéndola a ella—. Tu eras un rey y no querías que tu hija que era Laia estuviera con alguien de la clase baja quien era Abdel, entonces lo mataste frente a sus ojos —agachó la mirada unos segundos—. El destino hizo que reencarnaras en el cuerpo de una mujer para que sientas lo que es perder al amor de tu vida, el destino hizo justicia solo que de otra manera.

¡¿Qué?!

—¿Qué? —exclamé sorprendida.

—Ellos están destinados a estar juntos pero siempre has sido su obstáculo. Y como no han podido estar juntos lo seguirán intentando hasta poder estar juntos. Si prestas atención a los significados de las cartas te dicen que tienes que tomar la decisión de que ellos sean felices, está establecido. No puedes cambiarlo. Solo tienes que ser fuerte y podrás salir adelante.

—No, eso no puede ser posible. ¿Como sabe todo eso? —exclamé a la defensiva. Todo eso es absurdo. No puede tener razón.

—Los espíritus me lo contaron y las cartas lo confirmaron —hizo un movimiento raro con sus manos.

—¿Ahora también habla con fantasmas? —pregunté burlona. No creo que todo esto sea cierto.

—Si, Gemma aunque no lo creas. ¿Cómo crees que supe dónde estabas ayer y como supe tu nombre? —contestó seria, la ofendí.

Buen punto, ella supo mi nombre, en donde me encotraba y mencionó que no era culpa de ellos. ¿Y si ella dice la verdad?

 Además ¿Qué ganaría ella al mentirme? Nada. Ella no ganará nada.

Tal vez lo hace por dinero, si eso es más lógico que todo esto.

Pero ella supo donde me encontraba y mi nombre.

—Esto es demasiado para mi —dije después de unos minutos de silencio. Me empezó a doler la cabeza de tanto estar pensando en todo esto.

—Lo sé por eso los hice venir a los 3. Laia puedes decir lo que estás guardando —cuando miré a Laia me di cuenta de que ella se encuentra llorando. Eso me irrita demasiado.

—Gemma lo siento de verdad. Sabes que nunca haría nada para hacerte daño. No fue mi intención solo pasó y ya, te juro que si pudiera regresar el tiempo no hubiera pasado todo esto. Nunca quise nada de esto, sabes que te amo —se le quebró la voz

—Basta, por favor. No quiero escuchar más necesito pensar bien las cosas —corté su discurso.

—No quiero que me odies. Eres mi hermana, te necesito —susurro con dolor. Esas palabras hicieron que mi corazón duela más, ella es mi hermana. ¿Por qué tienen que estar pasando esto?

—No te puedo odiar Laia, solo den me tiempo para pensar bien las cosas —susurré con dolor.

Mariska iba a hablar. Me levanté de mi lugar de inmediato, no quiero seguir escuchando y si ella hace que Abdel hable me derrumbare por completo. Necesito pensar bien las cosas, ojalá pierda la memoria.
Salí de la casa con rapidez para que no me detengan, no quiero ver a nadie ni mucho menos oírlos. ¿Todo esto es por qué en una vida pasada fui mala?
Eso no es justo, yo ni siquiera sé que era en mi vida pasada. No he sido mala persona para que me hagan esto ¿por qué tengo que pagar que algo que no recuerdo?
¿Por qué tiene que ser éste mi destino?

Nota: ¡Hola! Quería dividir el capítulo en dos partes pero decidí que era mejor así. Lamento los errores ortográficos, ando trabajando en ello. En fin espero les guste:(
¿Alguien quiere llorar conmigo? Pa que me abracen fuerte.

¡Besos y amor para todos!

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