V

 Arabella iba tan rápido como sus zapatos de tacón le permitían. Ella tenia la intención de hacer un tranquilo recorrido por la ciudad mas que correr por esta. Pero ahora se encontraba buscando a una mensajera que le facilitara el trabajo para ir a Inglaterra. 

Al menos el jean azul le era cómodo, dejando de lado el calor de la ciudad.

 Quienes de verdad estaban emocionado eran Jackson junto con Nari. La semidiosa iba en los hombros  del adolescentes. Y este, como si de una niña pequeña se tratara, relinchaba como caballo haciendo que riera.

 Cada tanto Arabella volteaba a causa de las risas, y se encontraba con esa escena. Ahora si ese niño no lucia para nada como su madre. Quizás Zoe le enseño a ser alguien desafiante, y plantarse frente a lo que no le cerraba, pero veía la crianza de alguien más. Se alegraba que la bruja no lo haya criado en la soledad, porque ahí podía imaginar que Jackson seria como su madre. 

 Se freno, y con eso los demás también.

—Maldición ¿Dónde demonios hay una estúpida mensajera?— exclamo agotada. 

No encontraba ningún símbolo de estas por ninguna parte.

—Esos son muchos insultos.— dijo Nari, cubriendo sus oídos. 

 Jackson contuvo la risa, y le ayudo a bajar de sus hombros. 

—La ciudad es grande y ellas son cada vez menos.— respondió el muchacho.

—No ayudas Jackie.— dijo entre dientes la rubia.—Lo haremos a la antigua, a mi modo. 

—Hace minutos que lo hacemos a tu modo.— dijo White, y salto a su hombro.—No te va hacer mal seguir buscando. 

 Arabella la vio con intriga. White estaba siendo cuidadosa después de cientos de años donde una tomaba a la otra para saltar por un acantilado. Le acaricio detrás de su oreja y dio una pequeña sonrisa. 

—No, vieja amiga.— dijo.—Lo haremos a mi modo.— insistió.

—Si que eres terca.— exclamo. 

 Salto al suelo y se acerco a los otros dos. Les indico que se hicieran a un lado mientras Arabella se concentraba para hacer su próxima jugada.  

  —¿No deberíamos ocultarnos?— pregunto Jackson. 

—No amigo, a ella le gusta hacer esto con publico.— respondió White. 

 Luego de unos minutos en donde Arabella se encontraba con los ojos cerrados, un aura rosa cubrió sus manos. Pronto ese color se oscureció hasta tornarse violáceo. Llevo las manos al frente, y de estas se formo un portal. 

—Eso, a mi modo.— jadeo Arabella.—Adentro, esto no durada para siempre. 

 Jackson tomo la mano de Nari, y se metieron. Luego White y tras ella fue la bruja. Pero antes que se cerrara saludo a los espectadores, siendo sus aplausos lo ultimo en escuchar. 

Llegaron a una zona que la bruja no recordaba. Estaban en Lydford George, Inglaterra. Ahí realmente costaba ver la luz del sol, o a esas horas la de la luna.

Un inmenso bosque se alzaba sobre ellos. La energía que emanaba era pesada, y si prestaban atención se podía oír las voces de los seres que allí vivían. El lugar ideal para ella. La neblina cubría la tierra, lo que no les dejaba ver sus pies.

Arabella odiaba ese tipo de lugares. Le era difícil visualizar lo que sea, y solo le causaba escalofríos.

Tomo la mano de Jackson, y este le hizo señas a Nari para que subiera a sus hombros. Algo que no dudó en hacer. Mientras que White hizo lo mismo, pero como una pequeña mantis religiosa.

—¿Cómo se llama este lugar?— preguntó Jackson.

—Es el peculiar Witches Wood.— respondió Arabella.

Jackson trago saliva. Había escuchado ese nombre antes, y no esperaba ir sin Zoe. Junto valor, y camino más rápido hasta quedar de lado de Arabella. Ella sonrió al verlo, era valiente pese a tener el espíritu de un niño.

—¿Cuántos años tienes?— preguntó.

No lucía tan mayor que Arabella. Era más alto, mas un tanto delgado. Y su piel pálida al igual que el cabello oscuro le daba un aspecto lúgubre. Sin mencionar las leves ojeras naturales que descansaban bajo su mirada azul. Pero su sonrisa brillante, hasta su risa desentonaban con su aspecto.

—Tengo dieciséis.— respondió.—¿Tienes la misma edad que mí mamá?

Arabella adoraba escucharlo llamar así a Zoe. No pudo evitar sonreír.

—Soy un poco más joven.

—¿Cuando? ¿Cien, doscientos años?

—No niño.— rió.—Un par de años en el lenguaje de bruja inmortal es lo mismo que para cualquier humano. Solo tres años.

Jackson rió nervioso.

—No le digas a mí mamá que pensé que tenía cien años menos.

—Esta bien, no le diré a tu mamá.— sonrió.

Siguieron caminando por el oscuro sendero, pero algo los hizo detenerse. Primero fue un leve temblor. Algunos bichos volaron de sus escondites. Cuando quisieron continuar, una réplica aún más fuerte sacudió con violencia los árboles, obligando a aves y otros animales a abandonar sus refugios naturales.

—¿ Qué ocurre?— pregunto Jackson preocupado.

Arabella tomo a Jackson, y cubrió su cabeza. Pese a ser un lugar abierto no dejaba de ser peligroso. La manera en que los árboles se movían junto con la tierra no era de una terremoto natural cualquiera.

—Esto no es bueno.— dijo Arabella.

Tomó la mano de Jackson y juntos corrieron. Lo que más le importaba, al menos en ese momento, era que el pequeño hijo de su amiga no terminará aplastado por un árbol.

No sabía bien donde estaba esa antigua chosa pero se dejó guiar por un pobre hilo mágico. Aquello ataba sus sentires a algo muy antiguo. Solo esperaba que fuera el diario, y que no haya nadie más.

Por dentro rezaba no estar lista si se encontraba con algo más que no sea ese antiguo diario.

Llegaron a una vieja estructura de madera. Tantos recuerdos abordaron su mente. Ahora sí era clara la imagen de su infancia.

El paso del tiempo también jugó con la pequeña casa de sus recuerdos. Estaba cubierta de plantas, y alguna manchas de humedad. El musgo trepaba por la parte inferior, y se perdía a medida que iba escalando. Pero había algunas zonas, como la puerta y unas marchas en el suelo, que indicaba que ese lugar no estaba abandonado.

Arabella tomo aire muy profundo, y soltó la mano de Jackson. Les indico que no avanzarán hasta que ella le dijera.

Se acercó a la puerta, y quiso abrirla. Sin embargo, se detuvo antes de tocar la perilla planteada resplandeciente.

—Por favor.— murmuró.

La puerta se abrió ante ella, como si lo hubiese deseado con la mente.

Sus ojos se colmaron de agua. Apretó el entrecejo, y la mandíbula para evitar que sus rostro sea bañado con sus lágrimas. Podía sentir las fuertes palpitaciones de su corazón, y como no podía coordinar la respiración. Su mente se blanqueó, impidiéndole formular lo que sea. Sus piernas temblaron, y sus manos sudaban.

Todo su cuerpo se había descontrolado, y esperaba ser lo suficientemente fuerte para mantener de pie frente a ella.

—Tu, esto no es cierto.— balbuceó.

Negó un par de veces, y tomo su pecho. Sentía que en cualquier momento su corazón saldría disparado.

—No es cierto.— insistió.

Dio un paso atrás pero algo la detuvo para salir huyendo de ahí.

La mujer que tenía en frente dio una fresca sonrisa y extendió los brazos al frente.

—¿No saludarlas a tu madre?— pregunto sonriente.

—Morgana.— susurró.

★★★

Holis ¿Cómo les va? Espero que bien.

Este capítulo es corto, si, pero bueno revela revelaciones 👀

Y porque es corto también voy a compartir la otra parte.

Nos vemos más tarde en el otro capítulo.

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