Jimin me invita a entrar y me acompaña hasta el salón, todos los chicos se encuentran allí, incluso JungKook, todos mantienen una expresión de preocupación y tristeza y realmente soy yo quien se empieza a preocupar ¿Ha pasado algo?

Miro a Jimin, que aún permanece a mi lado, pero éste no me devuelve la mirada, tan solo Ansel me mira y le siento temblar contra mi cadera, apoyo mi mano sobre su oscura melena y le despeino un poco, no sé qué está pasando y me preocupa que todos tengan un aroma tan depresivo y confundido.

Mi loba cambia drásticamente de alegría a tristeza ¿Hemos sido muy crueles con los asesinatos? ¿Sanguinarias? ¿Me tienen miedo? ¿Soy una amenaza, piensan que puedo perder el control con ellos o cualquier otro de la manada? ¡Demonios!  ¡¿QUÉ?!

Las preguntas me llenan la cabeza al punto de sinceramente no saber nada.

—Aysel... — Jin me mira en primer lugar y corre a abrazarme, pero Namjoon le detiene sujetándole del brazo. —Suéltame Namjoon. —  le gruñe, pero éste niega y vuelve a sentarle en el sofá.

¿Porque no le deja acercarse?

Y-yo... No lo lastimare.

 —Jimin, ven aquí. — Jimin obedece ante la orden del líder y se queda de pie junto a HoSeok, tengo la sensación de que he hecho algo extremadamente malo, pero no sé qué puede ser. Porque a pesar de que me haga una idea, no lo entiendo.

Tal vez es porque ya se han enterado de la muerte que le he dado a Yoochun, tal vez es por haber estado a punto de perder el control el día anterior y no solo estar apunto de matar a uno de los Alfas, sino al líder y por supuesto, a mi pequeño sobrino... tal vez... tal vez...

Mis ojos se llenan de lágrimas que intento reprimir por todos los medios, no me han dicho nada como para provocarme el llanto que lucha por salir, pero es tal el rechazo que siento en este momento que me temo que no seré capaz de aguantar las lágrimas por mucho tiempo.

  — ¿Pod-Podéis al menos dec-decirme qué he hecho? —  pregunto y mi voz sale completamente rota y ahogada por culpa del llanto reprimido, me maldigo por eso, la irónia de parecer tan fuerte es realmente ser débil.

Ansel se abraza aún más fuerte a mí y ejerce demasiada fuerza en las heridas que, no sé por qué, aún no han sanado.

Ahogo el gemido de dolor para no asustar al pequeño.

El silencio de la habitación es demasiado intenso y doloroso para mí, no me quieren ahí, no hace falta que me lo digan, aunque sé que no lo van a hacer, agacho mi cabeza y cierro los ojos, mi cabello, ahora suelto, cubre mi rostro, que comienza a empaparse por culpa de las lágrimas.

  —No llores. —  es JungKook quien habla. —  Esto será más difícil de decir si lloras. —  alzo la cabeza y le miro, en su mirada hay tristeza. ¿Pero es eso la mejor consolación? ¿Al menos un intento de eso?

Niego con la cabeza y vuelvo a agacharla, me alejo un paso pequeño de Ansel y miro en su dirección, su rostro está bañado en lágrimas y no puede dejar de hipar, sus ojos oscuros están rojos y su cara hinchada por el llanto. No sé qué hacer.

  —Aysel. —  Namjoon se levanta del sofá en el que me daba la espalda y se gira en mi dirección. —No es necesario que te victimices. — aún con los ojos aguados los abro hasta que me duelen, abro mi boca e intento hablar, pero no me sale nada.

No me estoy victimizando, odio llorar y mucho más frente a la gente, parezco más débil de lo que soy ya de por sí, ni si quiera sé de qué están hablando y la sorpresa no hace más que aumentar cuando siento otras dos miradas sobre mí. Yoongi y Hoseok me miran de la misma forma que JungKook, con tristeza.

  —No... no sé de qué estás hablando. —  intento por todos los medios que mi voz no suene tan estrangulada ni tan rota. —¿Puede alguien explicarme qué está pasando?

—Hoy he estado con IU, como tú ya sabes. —dice JungKook y yo dirijo mi vista hacia él. —La sorpresa que me tenía era... bueno, quería que la marcase por fin. —  asiento y me duele escuchar aquello, pero ya no sé ni en qué centrarme. 

  —No te enrolles JungKook, ve directo al grano. — Namjoon le reprende y me siento cada vez peor. 

—Me dijo que tenía miedo de tí, me dijo que anoche entraste a su casa y la atacaste. — termina por decir y me sorprendo en una forma tan inexplicablemente, que estoy segura que no porque lo inventé, será totalmente coherente.

—No, yo... yo no la atacaría. —  el dolor comienza a mitigar igual que la tristeza. —Estoy intentando llevarme bien con ella, ¿Porqué la atacaría?

  —Es la pareja de JungKook. — responde Yoongi con obviedad. —Y no es un secreto para ninguno de los siete que ambos son mates.

  —Pero a mí eso me da igual, ¡Sé lo que implica emparejarse y no quiero hacerlo! —  grito completamente enfurecida. —¡Yo estoy haciendo mi puto mejor esfuerzo para encajar en la manada! ¿¡Entonces, por qué atacaría a la pareja de uno de los Alfas!? —  me desahogo y todos me miran serios.

—Ella se hizo fotos a sabiendas de que sus heridas sanarían. — Namjoon saca su teléfono y mientras busca algo yo miré a Jimin, a TaeHyung y a HoSeok, que me miraron con extremo pesar. —Toma y compruébalo por ti misma. —  Namjoon me entrega su móvil y veo algunas imágenes que le ha enviado IU, son heridas en sus brazos y piernas, no son muy profundas y veo algo que me deja en shock.

—En las piernas las garras comienzan desde las rodillas y suben hacia la cadera, si yo hubiese hecho esas heridas habrían bajado desde la cadera hasta las rodillas. — explico enseñándole la foto, mi voz es dura y no permite ninguna contradicción. —Si te fijas aquí al inicio el corte es menos profundo y va empeorando a más se acerca a la cadera.

  —Pudiste haberte puesto detrás de ella y hacerle las heridas. —  contradice el líder y yo le miro iracunda, solo a él se le ocurre que yo me ponga en la espalda de alguien para rasgar sus piernas.

 —Eso sería mucho más difícil y además, mis garras no hacen esas heridas. — declaro, remangandome el uniforme hasta el hombro, en mis manos aparecen mis garras y escucho a Ansel hablar.

—Noona. —  su voz aún está rota.

—Si no me creen lo pueden ver con sus propios ojos. —  clavo la punta de mis garras en mi brazo, empezando justo desde el hombro, pero no tiro, Ansel vuelve a hablar.

—Noona ya les he dicho que estabas conmigo, no te hagas daño. — solloza, pero no puedo hacerle caso, no esta vez.

Clavo mis uñas hasta que las puntas de mis dedos tocan mi piel y dejo escapar un pequeño suspiro de dolor, después tiro mi mano hacia abajo, cuando todo mi brazo está sangrando entro en la cocina y mojo mi brazo con agua fría, para quitar la sangre y que la hemorragia se detenga, los siete Alfas me siguen, al igual que el pequeño omega.

Los siete se sientan en los taburetes y Ansel se queda junto a mí, cuando ya no sale más sangre cojo un poco de papel de cocina y abro la cámara de mi móvil, se lo entrego al pequeño y le pido que le eche una foto.

—Así son las heridas de mis garras, profundas y sin cuidado de hacerlas rectas, solo de desgarrar y romper todo lo que pueda. — Yoongi se acerca a mí y coge mi brazo herido con sumo cuidado, le hecha un buen vistazo y mira a los demás antes de hablar.

—Su herida es más limpia y el corte de sus garras no tiene nada que ver con las de IU. — Namjoon me pide el móvil con la fotografía y yo se lo doy, las compara mientras YoonGi vuelve a revisar mi herida.—Siento mucho no haberte defendido. —  se disculpa y yo gruño por lo bajo cuando sopla sobre la herida. —Namjoon nos prohibió entrometernos en cuanto JungKook se lo contó.

—Lo que más me molesta no es eso YoonGi-Ssi. —  le susurro. —Lo que me molesta es que es la segunda vez que me acusa de algo sin preguntarme antes. —  Jin se levanta de su sitio y se acerca a mí, me abraza, pero yo me mantengo tensa ante su toque.

—Lo siento, cuando me he levantado quería comprobar como te encontrabas. —  se disculpa igual que YoonGi. —Acabas de acabar con la vida de dos cabrones y en vez de celebrarlo Namjoon te está regañando.

—Les oigo, Lo saben ¿NO? —  gruñe NamJoon mientras deja ambos móviles sobre la barra americana.

  —Pero estoy en lo cierto. IU nunca ha sido de mi agrado, siempre ha conseguido lo que quiere sin importarle cómo. —  Jin me defiende y me sorprende que JungKook no defienda a su pareja.  —Esa loba nunca me ha dado buena espina, te lo dije en su momento Namjoon. — y el nombrado palidece de golpe frente a los ojos de todos.

—Ella misma se lo ha hecho. — dice JungKook, para sorpresa de todos. —Ella me ha hecho heridas con sus garras antes y no se parecen en nada a las de Aysel, — comienza a explicar y mi loba se enfurece al escuchar que esa mujer le ha desgarrado en alguna ocasión. —nunca he podido verlas pues me las ha hecho en la espalda... — mi loba deja el enfado de lado y no es el único que se siente dolorido, yo también.

La idea de imaginarles en una misma habitación, desnudos y dándose algo más que besos me da más que repulsión, me hace daño y no quiero aceptar que, con tan solo un par de buenas conversaciones él esté comenzando a gustarme.  

—Pero si nunca las has visto... ¿Cómo puedes asegurar que se las ha hecho ella misma? — pregunta Namjoon, su tono de voz es frío y calculador, está pensando en algo o, tal vez, intenta atar cabos y sacar alguna explicación.

—Esto es sencillo Namjoon-Hyung. —  Jimin entra en la conversación, aun sentado en la silla. —La llamamos y junto a Aysel, que ambas desgarren un trozo de carne, tenemos las fotos de las dos marcas de garras, no será difícil averiguarlo. — su idea me parece la más aceptada y al parecer, Namjoon también lo cree así.

—JungKook-Ah, llama a IU y pídele que venga, —  ordena el líder y el nombrado asiente sacando su móvil. —TaeHyung-Ah ve a la carnicería y trae dos patas de cerdo, las más grandes que puedas. —  saca su cartera y le entrega una buena cantidad de billetes, después sale de la casa.

—Sí, necesito que vengas un momento... —  JungKook habla con su novia por teléfono y a pesar de mi buen oído no logro escuchar la respuesta de IU. —Namjoon-Hyung quiere hablar contigo sobre lo sucedido anoche... — pasan algunos segundos en silencio, uno hecho por todos. —Bien, llega cuanto antes, hasta ahora. — no se despide con ningún "te quiero" o alguna otra reacción o frase,  aunque, si consigo demostrar que eso no lo he hecho yo, no sé cual podría ser la reacción de los Alfas.

Hoseok se levanta de su silla y se acerca a mí, no sé si debo decirle algo o no, no sé si debo reaccionar. Mi brazo comienza a sanar y la herida poco a poco va desapareciendo sin dejar ningún tipo de marca, sin embargo las demás heridas aún no se cierran y eso me preocupa bastante.

Ansel se pone frente a los Alfas que están junto a mí y les gruñe, haciendo que los tres den un paso atrás y todos miremos en su dirección, no entiendo por qué de repente a gruñido a los Alfas cuando, según me ha dicho, le caen bien.

Me preocupa que haya olido mi dolor, provocado por el rechazo y el dolor de las heridas de mi cuerpo, que aún no sanan.

Pasan varios minutos en los que todos miran al pequeño, no sé si debo decirle algo, regañarle, agradecerle o el qué, pero me preocupa que se pueda meter en un lío con los Alfas. Podrá ser un cachorro, pero eso no le da derecho a desafiar, retar o faltarle el respeto a los Alfas, menos a los líderes de la aldea.

 —Ansel, no gruñas a ninguno de los Alfas. — dice JungKook, que se acerca y se pone a su altura, pero el nombrado le gruñe cuando está a punto de posar su mano en su cabeza.

 —No te acerques. — gruñe y JungKook da un paso hacia atrás. —Le habéis hecho daño y ella a salvado la aldea. No son justos con Noona. —  el pequeño da un paso hacia atrás y se pega a mí.

Sus palabras me conmueven, pero sé que no es buena idea poner al pequeño en contra de los Alfas, pongo mi mano sobre su cabeza y le despeino, él parece relajarse un poco, pero sigue evitando que alguno de los Alfas se acerque a mí, mi hombro duele y la sangre sigue saliendo, igual que en mi costado, pero no digo nada, no quiero dar más molestias de las que estoy dando.

TaeHyung entra en casa unos minutos después, con dos grandes bolsas en sus manos que deja sobre la encimera, después, mira cómo todos están sentados mirándonos fijamente a Ansel y a mí, él no me ha hecho nada, tampoco me ha apoyado, pero intento entenderlo, su Alfa le ha ordenado no defenderme y él debe obedecer sus órdenes.
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