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Termino de hacer el último filete de los nueve que me ha tocado hacer, Ansel termina también de ayudar a JungKook con los fideos, sujetando el colador mientras el peli-negro deja caer el agua caliente y los fideos de la olla con cuidado de no salpicar al pequeño con agua caliente, Namjoon está cortando algo de fruta pues las verduras ya están listas.
Comenzamos a servir la mesa cuando la puerta principal se abre, el olor a avellanas invade mi sentido del olfato, me asomo por la puerta y veo a TaeHyung dejando sus llaves en el recibidor, en cuanto me ve, viene corriendo hacia mí.
Me regala uno de sus mejores abrazos donde me deja oler a la perfección ese olor a roscado de almendras, nueces y algo de maní, me daban unas ganas inmediatas de comerlos y no darle a nadie. Más no dejo que su abrazo cálido pase a segundo plano porque me siento realmente agradecida con él por ello, las emociones aún vuelan sin orden por mi mente y realmente necesito el abrazo de un buen amigo.
— Huele delicioso, ¿Has hecho la cena?— me sonríe mientras mantiene sus brazos enrollados en mis hombros.
— Sí, aunque no la he hecho sola. — le sonrío y me alejo un poco.— Mira. — le pido que me siga y cuando ambos entramos de nuevo a la cocina Ansel está hablando con JungKook tranquilamente de a saber qué, mientras Namjoon hace un baile que no logro comprender.
— Wow, ¿Namjoon-Hyung los ha ayudado? — asiento divertida por el extraño baile que hace el líder. — ¿Y no ha quemado la cocina?
—No ¿ves? No soy un Hyung tan negado en la cocina. — responde Namjoon que ha dejado de hacer ese baile tan extraño, intento contener una risa pues no le he permitido acercarse a la vitrocerámica en ningún momento.
—Yah Hyung, si no has tocado el fuego, solo el cuchillo y por poco te cortas por cogerlo del revés. — se burla JungKook, provocando una fuerte carcajada en todos los presentes menos en Namjoon, que se ha sonrojado.
— ¡Ya llegué! — esa voz es acompañada del sonido de la puerta al cerrarse y un agradable aroma a Gardenia y algo de lavanda, unos segundos después soy capaz de ver a Jimin con una preciosa sonrisa saludando con mucho cariño a Ansel, quien le devuelve sin problema el afectuoso abrazo.
— Hola Jimin-Ah. — saludo, recibiendo otro cariñoso abrazo, noto la pesada mirada de dos personas y sé perfectamente a quienes le pertenecen, Ansel me mira con un puchero adorable en su rostro mientas que JungKook parece querer acribillar a Jimin con la mirada.
— JungKook-Ssi hoy a venido IU a mi tienda, quería darte una sorpresa. — comenta Jimin sentándose junto a mí en la mesa puesto que el cansancio por estar de pie comenzaba a provocar un pequeño dolor en mis gemelos.
—Oh. — es lo único que dice JungKook.— Mañana salgo temprano así que iré a su casa a verla.
— Aún me sorprende que a pesar de llevar casi seis años juntos sigan sin vivir juntos. — comenta Jimin sin maldad alguna, pero por desgracia, provoca un intenso dolor en mi pecho y la tristeza de mi loba.
—Sí y que, además, aún no la hayas marcado es aún más raro. — añade Namjoon.
— No veo la necesidad de hacerlo. — JungKook se encoje de hombros con una mueca desinteresada y su respuesta no sé si me alegra o me duele.
Uno a uno van llegando los Alfas, aunque Jin ha llamado hace unas horas para avisar de que llegaría tarde por lo que somos ocho sentado en la mesa cenando.
La mayoría miran a Namjoon, creo que se preguntan algo, pero no quieren decirlo en voz alta al estar yo aquí, les entiendo, pero también me molesta pues, a pesar de no ser realmente de esta aldea, me importan los sucesos que hay en ella y sobre todo las siete personas que me han acogido.
YoonGi es el único que aparta la mirada de Namjoon para mirarme a mí, su ceño está un poco fruncido y me preocupa que pueda estar cabreado conmigo.
Además de ponerme mucho más inquieta, no se que podré haber hecho mal.
(...)
A la mañana siguiente dejo a Ansel con Jimin, quien me ha avisado que YoonSeok y Lia deben ya de venir en camino junto a mis padres y quizás MinHo, que quizás se han encontrado en el camino, pues hasta donde se, había salido de la aldea.
La emoción me llena de la cabeza a los pies, pronto veré a mis padres, al menos eso espero y saber que todos están muy bien, me alegra.
También me siento un poco más calmada al saber que Jimin se ha ofrecido a ayudarme a cuidar del pequeño mientras me encuentro en el trabajo, me quedan unas semanas para decirle a sus padres para ver si le inscriben en esa escuela que es lo correcto y aunque sé que su educación es importante me preocupa que algún Alfa o beta se meta con él y le dañe.
Me despido del Alfa y el omega, que me pide ir con él, tiene miedo de que no vuelva a por él, pero eso es imposible para mí, no he tenido manada desde hace muchos años, pero soy claramente consciente de que nunca se abandona a nadie. A mi familia, a nadie y hasta el día de hoy me lamento haber abandonado a mi manada, sus gritos, aún los escucho, ellos pedían mi ayuda y yo como cobarde huí.
Camino con prisa hacia la comisaría, conseguir calmar a Ansel se ha llevado bastante tiempo por lo que voy algo retrasada, decido tomar mi forma animal y me alegro de que al transformarme la ropa no se rompa como en los libros o películas.
Corro lo más rápido que puedo hasta que llego a la puerta, he tardado la mitad de lo que habría tardado si hubiese venido corriendo en mi forma humana.
Al entrar me encuentro con los cinco chicos que me han ayudado desde el principio que llegue a la estación y todos me sonríen, al igual que yo y no tardan en felicitarme por mi aprobado y yo soy incapaz de ocultar mi sonrisa.
Unos minutos después me encuentro sentada frente a un ordenador, T.O.P me está mostrando imágenes y datos de todos los lobos que hay que intentar arrestar para la seguridad de la aldea, son muchas personas, pero soy buena recordando caras.
Me levanto de la silla y me acerco a por un café, me alegra que tengan una máquina porque creo que la voy a necesitar en más de una ocasión.
Esa sensación de excitación vuelve a invadirme, aunque cada vez es más soportable, a mi lado veo a JungKook, que se acerca para servirse un café al igual que yo.
—Hola, — me saluda, a lo que yo le respondo de igual manera. —el uniforme te queda muy bien. — alaga y yo noto como la sangre corre hacia mis mejillas.
—Gracias. — no sé cómo lo he hecho, pero he conseguido que no me tiemble la voz por la vergüenza.
—¿Ya te han asignado algo? — niego con la cabeza mientras sirvo el café recién hecho en dos tazas, la mía la lleno hasta arriba y la de JungKook un poco menos de la mitad, después le hecho leche y algo de azúcar. —Gracias. — le miro y él me sonríe, muestra todos sus dientes, son tan blancos como la nieve recién caída, en sus ojos se crean una pequeñas arrugas que le hacen aún más tierno y su nariz se frunce un poco. —No creo que tarden en asignarte a alguien, eres buena deteniendo a los más peligrosos.
—Eso espero, no me gusta estar encerrada, — suspiro y le doy un pequeño trago al café, que está completamente amargo. —quiero moverme y ayudarlos en lo máximo que pueda.
—Eso está bien, si en una hora no te han asignado nada ven a hablar conmigo, ya sabes dónde está mi despacho. — asiento y le da un trago al café, para después hacer un ruidito demasiado tierno y excitante al mismo tiempo. —Sí que aprendes rápido Aysel, que yo sepa solo he bebido café una vez frente a ti.
—Me gusta observar las manías y gustos de las personas, es curioso ver cómo dos personas pueden ser tan diferentes. — respondo sin pensar en mis palabras. —Por ejemplo, a ti te gustan las cosas dulces mientras que, a mí, me encantan las cosas amargas y picantes.
—Mhm, la verdad nunca me había parado a pensarlo. — su mirada conecta con la mía, sus profundos orbes oscuros emiten un poderoso resplandor ámbar que alegra a mi loba.
"Ahí está, él me está buscando."
Le escucho hablar y siento como se remueve dentro de mí, completamente alegre.
—Es algo interesante de ver, supongo que de esa forma aprendes mucho más de la gente. — asiento y sonrío para mis adentros, él se pone celoso cada vez que tengo demasiado contacto con alguno de los Alfas o incluso de Ansel. —¿Puedes decirme alguna manía mía? — dudo unos instantes, no estoy segura de sí es bueno continuar con la conversación.
—Cuando...cuando sonríes arrugas la nariz. — abre bastante los ojos mientras nuestras miradas vuelven a conectarse.
—Sigue, me gustaría saber mis manías. — me pide y aunque no entiendo por qué quiere saber esas cosas asiento y decido continuar.
—Cuando estás nervioso tocas tu nariz, — JungKook asiente, dándome la razón. —También cuando algo te parece raro o incómodo hinchas tus mofletes y... — JungKook alza sus cejas, incitándome a continuar. — cuando te pones celoso... golpeas la lengua contra tu mejilla. — señalo mi mejilla mientras él se sonroja un poco. —o, también, gruñes. — ahora es él quien tiene sus mejillas completamente rojas.
—Oh... — no dice nada más, solo aparta la mirada y se toca un poco la nariz, no consigo ocultar mi risa, acaba de hacer el mismo gesto que le he dicho hace unos segundos, él me mira y quita la mano de su nariz. —¿Por qué te ríes?
—Tú... acabas de hacerlo. — intento ocultar mi risa lo mejor que puedo, pero me es imposible.
—¿El qué?
—Has tocado tu nariz, te has puesto nervioso. — ahora hincha sus mofletes y se me hace imposible ocultar más la risa y él levanta la ceja, aún con los mofletes inflados. —Estás hinchando tus mofletes.
—Dios, esto es incómodo, ¿Por qué te he preguntado qué manías mías conoces? — se tapa los ojos, pero no me preocupo, la risa que se le escapa me dice que no está cabreado.
—Será mejor que vuelva, debo terminar de aprenderme los datos de algunos lobos, nos vemos después. — me despido y entro a la sala en la que me encontraba hace unos minutos, aún con mi taza de café y con ayuda de una libreta y un bolígrafo comienzo a tomar apuntes de todos aquellos que deben ser detenidos cuanto antes.
(...)
Tengo mi libreta con todos los nombres y la información necesaria sobre cada uno de los lobos que son buscados, incluso e impreso algunas imágenes que he pegado bajo la información de cada uno.
Han pasado dos horas y a pesar de que JungKook me dijo que al pasar una hora le avisase si aún no me habían asignado nada quería terminar de completar toda la información que creo que necesitaré en un futuro.
Me levanto de la cómoda silla y camino a paso acelerado hasta el despacho de JungKook, cuando llego a la puerta puedo escucharle suspirar por algo, pero prefiero no inmiscuirme y centrarme en lo que he venido a pedir.
Llamo a la puerta y la invitación para que entre no tarda en llegar, cuando me sitúo frente a él alza una ceja y sonrío abochornada.
—Te dije una hora... — mi sonrisa se vuelve algo más incómoda.
—Lo lamento, quería terminar de copiar toda la información de los lobos que me ha dicho T.O.P. — explico y rasco mi nuca, el peli-negro frente a mí niega con su cabeza y sonríe de lado.
—Podrías haberla impreso. — niego con la cabeza ante su segunda opción.
—Si lo hubiese hecho me hubiese quedado releyendo una y otra vez los datos de cada uno durante los cincuenta minutos que quedaban, además, me es más cómodo llevarlo en mi libreta. — JungKook asiente y acaba por dejar escapar una carcajada alegre.
—Da igual, me iré en un rato, así que te dejo a cargo de... — no puede continuar, la puerta se ha abierto de golpe y un Alfa aparece, sudoroso y desesperado.
—Alfa, tenemos un problema, Park YooChun está atacando la aldea, no damos abasto. — no entiendo por qué no dan abasto con un solo lobo siendo tantos policías.
—Aysel, confío en que tú puedas con él. — me dice JungKook, que me entrega un arma.
—¿Pero si sólo es uno porqué no le pilláis entre varios? —pregunto guardando el arma en el cinturón.
—No está solo, está atacando junto a su primo, ya han agredido, violado y asesinado a cinco omegas y betas y han acabado con la vida de quince oficiales. — explica y me sorprendo, eso es mucha gente. —Además, JungKook, no creo que la nueva deba ir, mucho menos sola. — JungKook me mira de reojo mientras se sitúa junto a mí.
—Confío en que ella podrá con esto. — se gira hacia mí y coloca un aparato extraño en mi oreja, su rostro a quedado demasiado cerca del mío y no solo es mi loba la que salta de alegría dentro de mi pecho, también lo hace mi corazón.
Quiero probar sus labios.
—Pero JungKook... esos dos son demasiado bestias y agresivos, si usan su voz de mando acabarán con ella en un santiamén.
—Ve. — JungKook me señala la puerta. —Si en algún momento necesitas ayuda presiona tu oído y habla, — él también se coloca el mismo aparato en su oreja. —si te pasa algo o necesitas ayuda seré el primero en escucharlo. — asiento y me pongo en camino a la salida.
No me esperaba que mi primer día de trabajo fuese a pasar de ser aburrido a ser extremadamente peligroso.
Miro rápidamente mi libreta, busco el nombre de Yoochun y leo hasta que encuentro su aroma.
Pimienta.
Tomo mi forma animal y me concentro todo lo que puedo para captar ese aroma, tardo unos minutos, pero lo consigo.
Abro mis ojos y emprendo mi camino hacia esos dos lobos desquiciados, solo espero que no se monte una matanza, pero es la única solución que creo que funcionará para detenerles.
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